martes, 29 de octubre de 2013

Historia de la "Campana Gorda" del campanario de la Catedral

Una curiosidad de Toledo: La "Campana Gorda" del campanario de la Catedral

Fundida por Alejandro Gargallo en 1755, fue puesta allí por orden del infante D. Luis Antonio de Borbón y el canónigo obrero Andrés de Munárriz.

Medidas: 2,29 metros de altura, 9,17 de circunferencia, diámetro de 2,93 metros. Peso aproximado: unos 7.500 kilos.

La muy noble torre que acompaña a la Catedral Primada en su parte izquierda segÚn se mira frontalmente, oculta en sus alturas un "tesoro" que, en los Últimos años no se permite visitar: la "Campana Gorda".

Palabras de E. de Mariategui, en 1866, que describe la Campana Gorda:

"Justo es que demos noticia de la célebre campana grande, consagrada a San Eugenio, fundida a mediados del siglo pasado para sustituir a otra también grande y de la cual o de alguna de las anteriores consagradas al mismo santo, se cantaría en España la siguiente copla: Campana la de Toledo, Iglesia la de León, Reloj el de Benavente, Rollos los de Villalón.



Hállase suspendida en el centro de la Última bóveda del primer cuerpo de la torre y tiene 35 pies de circunferencia, algo más de 12 de alto y unas 11 pulgadas de grueso, pesando 1.543 arrobas; está abierta a lima cerca de la parte inferior, y en el suelo se halla el badajo primitivo de muy bonita hechura, y a pesar de esta falta de continuidad produce al tocarla una vibración que atruena los contornos.

Resultado de imagen de Campana Gorda" del campanario de la CatedraEn el costado que mira al Norte tiene una cruz con una Virgen del Sagrario encima y una inicial del nombre de María en la peana; en el Occidente la efigie de San Eugenio, y en el Oriente un escudo grande con las armas de la Catedral y otros dos mas pequeños; tiene además cinco largas inscripciones latinas, siendo esta campana la que mas se usa de las doce que hay en la torre"

También se nos cuenta cómo se subió esta mole a la torre de la catedral; D. Luis Moreno Nieto lo relata en su libro "Toledo: sucesos, anécdotas y curiosidades":

"Es cierto aquello de que para campana gorda la de Toledo aunque no lo sea tanto lo de que "caben siete sastres y un zapatero, también la campanera y el campanero". Circulan en torno a la campana gorda de la catedral afirmaciones que están muy lejos de ser ciertas. Un folletito impreso hace ciento treinta años en la Imprenta Cea, situada en la calle de la Trinidad y que se vendía también en la desaparecida librería de Villatoro en la calle de Hombre de Palo al precio de medio real nos da referencias curiosas y sobre todo verdaderas acerca de su fabricación y colocación. 

Helas aquí: Se fundió por orden del cardenal Borbón y pesa 1.543 arrobas; para pesar el mental empleado en su fundición se mandó hacer una romana capaz de pesar hasta 141 arrobas. Fue bendecida por el obispo auxiliar Andrés NÚñez que renunció a cobrar el estipendio que le correspondía por oficiar en la ceremonia; en vista de ello el cabildo le obsequió con un bote de tabaco y seis pañuelos.

Para subirla a la torre un vecino de Toledo llamado Manuel Maldonado hizo cuatro maromas y dos cuerdas de cáñamo que pesaron cerca de dos mil kilos. La operación de subida al campanario entre la natural expectación de los toledanos congregados en la plaza del Ayuntamiento se hizo de la siguiente manera: desde la casa nÚmero 5 de la cuesta de San Justo donde la había fundido el maestro Gargollo - por eso se llamó desde entonces la "casa de la campana"- fue arrastrada al pie de la torre junto a la puerta de las Palmas: "el día 30 de septiembre de 1755 - dice el narrador que firma su trabajo con las iniciales C.F.- después de siete días invertidos en el arrastre desde la cuesta de San Justo a la plazuela del Ayuntamiento, se subió y fue convenientemente dispuesta tal y como ahora se encuentra y con tanta seguridad y lucimiento dirigió estas operaciones el alférez de fragata don Manuel Pérez que con esta comisión vino a Toledo acompañado de tres guardianes de navío y veintidós marineros que fueron espléndidamente regalados con un refresco y ricos presentes, cada uno según su categoría.

 Para subir la campana a la torre hubo de construirse una gran rampa y sobre ella algo así como una vía con dos carriles sobre la que deslizaba una plataforma sobre la que se montó la campana; mediante una garrucha o polipasto subía lentamente arrastrada por varias parejas de bueyes. Para que pudiese entrar en el campanario hubo que deshacer el muro que separa dos de las rejas laterales después reconstruido.

Dos meses después la campana se quebró cuando anunciaba la fiesta patronal de Santa Leocadia.



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