jueves, 2 de enero de 2014

El Pueblo abandonado de Oreja,Toledo

En época prerromana fue un asentamiento relativamente importante, sobre el que posteriormente los romanos levantaron una ciudad a la que llamaron Aureliae, antecedente latino de su nombre actual.

Siglos después, los musulmanes construyeron un castillo que formaba parte de la marca defensiva del reino de Toledo.

Su posición estratégica, permitía controlar el vado del río Tajo desde su orilla sur.

Pasó a manos cristianas en 1085 y posteriormente volvió a ser recuperado por los musulmanes, que 1113 lo utilizaron como punto de ataque contra las tropas castellanas que intentaban cruzar el Tajo. Éstas recibieron una gran derrota en sus proximidades el año de 1132.

En septiembre de 1139, Alfonso VII, tras un asedio de seis meses, consigue rendir la plaza fuerte e inmediatamente repuebla la villa de Oreja con cristianos, a quienes otorga un fuero de gran importancia histórica que comprende un amplio territorio.

En 1171, después de ejecutadas algunas obras de restauración, el viejo castillo y su villa fueron cedidos en encomienda por Alfonso VIII a la Orden de Santiago, que emprende la repoblación de la vega del Tajo.

Los bosques de encinas y enebros, que entonces eran muy espesos, proporcionaban abundante caza y leña. Las tierras de labor se dedicaban fundamentalmente al cultivo de olivos, viñas y cereales. Se establecieron también molinos en la ribera del Tajo

Resultado de imagen de Pueblo abandonado de Oreja,ToledoCon el paso del tiempo la encomienda de Oreja quedó dividida en otras más pequeñas.

En el siglo XV se cedió a Gutierre de Cárdenas y luego pasó sucesivamente a manos de los Condes de Colmenar y a los Duques de Frías. Entre 1534 y 1543 se agregan a Aranjuez las encomiendas circundantes de Otos, Oreja, Aceca y Alpajés.

En los siglos posteriores la población de Oreja fue disminuyendo en favor de núcleos más pujantes como Colmenar, Aranjuez u Ontígola, actual cabecera del municipio al que pertenece.

En 1795 el Diccionario Geográfico Universal de Laurence decía que Oreja tenía Alcaldes Ordinarios, que era pueblo de las Órdenes Militares, que perttenecía a la de Santiago y su Encomienda valía 8120 reales anuales.

Unas décadas después, el Diccionario de Miñano y López de Vargas de 1827 lo describía generosamente:

“V. Ord. De España, provincia y arzobispado de Toledo, partido de Ocaña. A.O., 10 vecinos, 45 habitantes, 1 parroquia. Tiene una encomienda aneja a la orden de Santiago que vale 8120 reales anuales. Situada sobre la ribera del río Tajo, en un elevado risco. Dividida su corta población en dos porciones por un grande barranco.

 Tuvo en lo antiguo un castillo, situado sobre un elevado risco, y cortado en toda su circunferencia. Produce trigo cebada, vino, aceite esparto, sal, y tiene un gran soto sobre la ribera del Tajo; y canteras de yeso. Dista una legua de Ocaña, una de Aranjuez, y otra de Colmenar de Oreja. Contr. 929 rs. 10 maravedíes.”

Situación actual

El despoblado se sitúa en la margen izquierda del río Tajo, en lo alto de un cortado. El casco urbano está dividido en dos partes. El núcleo principal tiene forma de U y está compuesto por dos líneas de edificaciones adosadas con una calle central sin salida. Cada hilera de casas es a su vez doble, de modo que las viviendas tienen fachadas por ambos lados.

En lo que vendría a ser la abertura de la U se encuentra una pequeña ermita encalada recientemente y construida en ladrillo con cubierta de teja árabe y estuco. Es el único edificio que está en buen estado.

Los demás están en ruina total o parcial. En algunos de ellos hay huellas de algún intento de mejora en épocas recientes, como portones de chapa o paredes de ladrillo hueco que desentonan bastante con el resto de las edificaciones, todas ellas levantadas en mampostería de piedra o adobe, y gruesas vigas de madera.

A pesar de su valor histórico, el despoblado se ha transformado en un vertedero. Aquí y allá encontramos montones de latas, botellas y bolsas de plástico que le quitan todo el encanto. En su página web, elAyuntamiento de Ontígola describe el lugar como un atractivo turístico de la comarca: “De especial interés a los visitantes resulta el popular Castillo de Oreja (siglo X), de origen musulmán situado en la villa romana de Aurelia.”

Lo mínimo que debería hacer el ayuntamiento es mantenerlo limpio. Aunque más triste y desalentador es ver este video publicado en YouTube, donde tres descerebrados se dedican a tirar maquinaria agrícola por la ladera.

El segundo núcleo se sitúa muy cerca del castillo y sus edificaciones están en peor estado. Llama la atención la cantidad de cuevas excavadas en la roca que se parecen más a búnkers que a despensas. Esta parte del pueblo parece más antigua que la primera, aunque da la sensación de haber sido acondicionada con fines militares durante la Guerra Civil.

Un poco más allá se encuentra el castillo de Oreja. Lo más destacable es su sólida torre de planta cuadrada, cercada por una muralla irregular que bordea el peñón donde se asienta. Conserva algunas saeteras y grandes almenas rematan la torre.

Según el catastro, el primer conjunto se asienta en una única finca rústica de 5000 m2 incluida la iglesia y el segundo conjunto con el castillo, sobre otra de unas 25 Ha., que también abarca un tercer grupo de edificaciones que parecen ser cobertizos para el ganado. Éstos últimos se encuentran en la parte baja del gran barranco que asoma al Tajo.

Al parecer, el castillo pertenece al Ayuntamiento de Ontígola. Es de suponer que la gran propiedad de 25 Ha. que lo rodea, también. El primer núcleo, en cambio, es un raro caso de pueblo abandonado englobado en una sola propiedad.

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