domingo, 18 de mayo de 2014

Himno de Toledo

Escudo de Toledo.

Historia del Himno

El himno de la Ciudad de Toledo, cuyo nombre es "Himno a Toledo", fue compuesto por Emilio Cebrián Ruiz con letra de Federico Mendizábal y García Lavín.

Dicho himno fue estrenado el 6 de abril de 1934.



¡Levantad los corazones 
que nacimos castellanos; 
por más gloria, toledanos 
bajo el éxtasis del sol! 
¡Coronemos a Toledo 
con laureles de Victoria; 
que en el templo de la Historia 
fue el espíritu español! 

Cuando brilló 
tu noche de ofrenda, 
te iluminó 
la maga leyenda; 
¡Salve, ciudad; 
que el arte y la gloria, 
bajo la cruz 
son rosas de luz! 
Hizo tu sol, 
un temple de acero; 
y águilas fué 
tu escudo altanero. 
¡En imperial 
grandeza tu Alcázar, 
supo elevar 
a España un altar! 

¡Gloriosa Toledo 
de las artes tesoro: 
tu nombre de oro 
es nimbo universal! 
¡Gloriosa Toledo 
del Greco y de Cervantes: 
tres razas gigantes 
te hicieron inmortal!


El maestro Cebrián

El día 30 de mayo de 1988, el Ayuntamiento rindió un homenaje, en la «Sala Capitular», al maestro Cebrián. 

El académico Rafael Sancho de San Román pronunció entonces una conferencia titulada «Emilio Cebrián, un toledano para la música». También se descubrió una lápida conmemorativa en la casa donde nació el compositor, situada en la calle del Cristo.

A los dieciocho años, Emilio Cebrián ya era subdirector de la orquesta que actuaba en el Teatro de Rojas. Dirigió después las bandas municipales de Talavera de la Reina y de Jaén. Su producción musical superó el centenar de composiciones, que abarcan desde música sinfónica a pasodobles, marchas militares y música ligera.

Entre las marchas que compuso destacan «La Macarena» y «El Cristo de la Sangre». La Banda Municipal de Madrid popularizó su pasacalles «Chumbelerías», que luego pasó al repertorio de todas las bandas de España.

Un íntimo amigo suyo, maestro de los periodistas toledanos de antaño, el inolvidable Adoración Gómez Camarero dijo de él que se había hecho una carrera de la nada, es decir, sin otra base que su vocación.

Se hizo clarinete de la banda de la Academia de Infantería y, alternando la práctica de este instrumento con los estudios del Conservatorio de Madrid, se preparó para la dirección de bandas. Desde Andalucía su fama se extendió a Levante, tierra de apasionada aficción a la música y de brillantes bandas rivales. Organizaba concursos,dirigía coros, pero su afanoso quehacer no le distraía de su labor creadora.

Perteneció el maestro Emilio Cebrián a aquella promoción de músicos toledanos a la que perteneció tanbién Andrés Chiquito García, culminante en el ilustre Jacinto Guerrero, que de orígenes familiares bien humildes 

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