sábado, 18 de julio de 2015

Arquitectura del Agua: Brocales de Aljibes y Pozos de Toledo

Las casas toledanas, de clara tradición islámica, presentan gran cantidad de elementos singulares que las caracteriza en general y las singulariza en particular. Junto a los característicos aljibes que todas las casas tienen -por lo menos uno- a la par con ellos se conservan los conocidos “brocales de pozo”.

Estos elementos comunes en todas las casas toledanas darían para hablar largo y tendido, pero únicamente haremos un pequeño repaso sobre algunos de ellos, sobre los más comunes. 

Brocal de San Miguel, 2

El material que se emplea en su ejecución también es muy variopinto, siendo los más comunes los de granito y caliza; aunque también se han conservado brocales de mármol (de diferentes calidades) y de barro cocido, estos últimos de tradición mudéjar y adscritos aproximadamente a los S. XIV y XV.

Tanto la decoración como la tipología siempre van a gusto del propietario, pero sí podemos trazar unas líneas generales que nos ayudará a marcas un “time line” que, evidentemente, siempre tendrá sus acepciones.

En época medieval, tanto el mundo islámico como el mudéjar y parte del espíritu gótico (entre los siglos X-XV), gustan por el empleo, los primeros de calizas marmóreas y mármoles, utilizando escasamente el granito. 

Brocal de Colegio Infantes, 13

Las formas tienden más a la circunferencia y a lo hexagonal, como es el caso del brocal conservado en el inmueble Nº 2 del Cobertizo de San Miguel el Alto, junto a la iglesia del mismo nombre, en el inmueble de la Pza. del Colegio Infantes 13 o en el de la Calle Santo Tomé, 21.



Brocal en hornacina de calle Santo Tomé, 21 (Siglo XIV-XV)


Brocal en hornacina de calle de la Plata, 3 (Siglo XV)

Los mudéjares siguen utilizando los mismos materiales que en los siglos anteriores, incorporando al repertorio los brocales de barro cocido. Suelen estar vidriados y presentan una riqueza decorativa con motivos florales, geométricos y epigráficos, tanto en cúfico como en letras góticas, como los ejemplares conservados en el Museo de Santa Cruz.

También contamos con un singular ejemplar en pizarra, situado a ras de suelo, proveniente del Callejón del Alcahoz.

Brocal de Cjón. del Alcahoz

De estilo gótico, concretamente ya en lo que sería el S. XV, los hay de múltiples formas, con o sin decoración. 

 Por ejemplo, el conservado en el inmueble Nº 21 de la Calle de las Bulas, es de granito con tendencia hexagonal y, a media altura, está decorado con las características “perlas isabelinas”, esferas que van desarrollándose a lo largo del perímetro de la pieza.



Brocal de calle de las Bulas, 21

También tenemos un ejemplar de finales de la Edad Media en calle Alfileritos en el que se grabó, aunque actualmente sea inidentificable, el escudo de la familia nobiliaria que edificó el inmueble.


Brocal con heráldica de la calle Alfileritos, 3

Con el Renacimiento, también los brocales de los aljibes y pozos son reflejo de las tendencias del momento. Predominan prácticamente en su totalidad los perímetros circulares, quedando ya para el olvido la ejecución de piezas hexagonales, heptagonales u octogonales. 

De estas tendencias serían los dos brocales localizados en el inmueble nº 1 de la Plaza de las Fuentes, sencillos en su factura, sin ningún tipo de decoración, salvo el borde del mismo que está algo marcado.


Plaza de las Fuentes, 1
También pueden contar con inscripciones, como éste otro ejemplar de la calle Santo Tomé nº 21.

Brocal de calle Santo Tomé nº21 con la inscripción "IHS" (símbolo de Jesucristo)

Los ejemplares del S. XVI y primera mitad del S. XVII presentan unas decoraciones que cada vez van siendo más variadas,.

Así tenemos por ejemplo, que el brocal conservado en el Callejón de Esquivias, presenta una decoración de franjas longitudinales imitando lo que serían las estrías de las columnas greco-romanas. 

La época barroca conlleva en la ciudad de Toledo una gran actividad constructiva y de reforma de edificios medievales y espacios urbanos. 

Callejón de Esquivias, 1

Junto a ejemplares austeros sin ningún tipo de decoración, como el ejemplar de la vivienda Nº 17 de la Calle de la Plata, conviven ejemplares de decoraciones algo más elaboradas, como por ejemplo el conservado en la casa de San Ginés, Nº 2, los del inmueble de la Pza. de Santo Domingo "El Antiguo" nº 4 o uno de los dos conservados en el inmueble del Callejón de Agustín Moreto, Nº 2. 

En estos casos las decoraciones son franjas longitudinales o de imitación de sillares almohadillados. 



Calle de la Plata, 17


Callejón de San Ginés, 2


Brocales en hornacina de Pza. de Santo Domingo "El Antiguo" nº 4 (actual sede de El Consorcio de Toledo)


Brocales en hornacinas en calle Agustín Moreto, 2

Desde el S. XVI, el material preferido por los tallistas será el granito, dándose casos aislados de utilización de mármol.

Para terminar, el hecho en sí de que el brocal pueda ser de una época u otra no implica en absoluto que tanto el aljibe como el pozo sean de la misma época. Muchos de los brocales se elaboran nuevamente para estructuras antiguas; y en otros casos, en aljibes de nueva planta también lo que se hace es reutilizar viejos brocales.

Fuente: http://arqueologiatoledo.blogspot.com.es/2013/12/arquitectura-del-agua-brocales-de.html

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