lunes, 13 de julio de 2015

Primeras labras de vellón acuñadas en Toledo S. XI y XII ( I )

Grabado medieval de una ceca.

Una ceca es un lugar donde se fabrica o emite moneda. También se conoce como Casa de Moneda o Casa de la Moneda.

l famoso numismático Basilio Sebastiau Castellanos nos dice:

ZECA. Llamábase así en España, y particularmente en Cataluña, a las casas de moneda. La palabra zeca se deriva de una palabra árabe, que en castellanoquiere decir Casa de Purificación. Las casas de moneda se han llamado también Ingenio1

La palabra ceca es una voz árabe sikka (en árabe سكّة), que significa moneda y troquel. La voz árabe forma parte también de la frase dar al-sikka (en árabe دار السكّة) cuyo significado es literalmente «casa de la moneda».

Un troquel es una pieza frecuentemente cilíndrica hecha de metal duro con los mismos detalles y forma que aparecerán en la moneda, pero en el troquel están incisos o en negativo. El troquel se emplea en la acuñación de la moneda siendo golpeado por un martillo y golpeando, a su vez, al cospel, que es la pieza metálica, generalmente cilíndrica, que tiene dos caras y ambas son diferentes. Acuñar significa batir, troquelar, imprimir por medio de cuño o troquel, es decir, darle forma y relieve, por medio de un golpe o de presión, al trozo de metal que se pone entre la sufridera y el troquel.

Acuñación y evolución

Relieve medieval alemán que representa una acuñación mediante martilleo.

La fabricación de moneda, desde los inicios de su aparición como medio de pago, fue un proceso artesanal, en medios apropiados en cada momento y lugar. Con los griegos y romanos evolucionó en alguna forma, pero hasta el siglo XVI, la llamada acuñación se vino haciendo sin cambios más destacables que los de anteriores épocas.

La acuñación de moneda durante toda la Edad Media era facultad especial del monarca en funciones. La Casa Real poseía su propia ceca, que consistía en pequeños talleres de herreros y grabadores, talleres ambulantes, que viajaban con la corte.

Los musulmanes de la península Ibérica estaban más adelantados que los reinos hispanos en cuestiones de sistema monetario y de cecas, por lo tanto estos monarcas aprendieron de ellos y supieron ponerse al día en una cuestión tan importante.

El monarca español Alfonso VI dio el primer paso en la modernización del proceso de acuñación pues fue el primero en acuñar moneda propia y crear dos casas de moneda estables en las ciudades españolas de Toledo y León. Las monedas que salían de estos establecimientos se llamaban moneda regis o denarios regis y se fabricaron con una aleación de plata y cobre, denominada vellón, que es una palabra del idioma francés billon que significa, lingote. Con los años, la plata fue sustituida por acero o latón.

Las cecas eran pocas y, aunque estables, seguían pareciéndose más a un pequeño taller artesanal que a una fábrica importante de hacer dinero. Hasta que en1553, un ingeniero alemán llamado Brücher diseñó dos máquinas que vinieron a revolucionar el proceso de acuñación. Una de ellas era el Laminador, máquina accionada por un molino que conseguía láminas de metal de un espesor constante cuando hacía pasar el lingote repetidas veces entre dos cilindros o rodillos de metal duro. La otra era la Prensa de volante que conseguía la fuerza necesaria para la estampación gracias a la inercia de un gran volante.

Toledo, en la Alta Edad Media, fue considerado como el núcleo clave del poder hispano. Quien lo poseía era el verdadero dueño de la península ibérica, como capitalidad que fue del reino visigodo: Toleto Pivs. 

Para al Islam también fue una provincia clave: Tolaytola, igual que al-Ándalus o el califato de Córdoba. Necesariamente, Toletvm, al ser reconquistada por Alfonso VI el 25 de mayo de 1085, cumplió las mismas funciones como herencia del cristianismo visigótico que era, no teniendo más opciones que mostrarse respetuoso con los mudayyanes y los mozárabes, situación ésta que le dio pie a intitularse Imbaratur du-´l-Millatayn, Emperador de las dos religiones. De antaño venía la existencia de un taller monetario en la ciudad, que el rey Alfonso siguió utilizando para sus primeras labras cristianas castellanas.

Primeramente lo hizo con tipología musulmana, acuñando dirhems argénteos en los años 478 y 479 de la Hégira, que tenían la peculiaridad principal de incluir el mes de inicio de la emisión en su leyenda, Yumadá y Safár respectivamente. En sus áreas, aparecen secuencias de puntos y glóbulos con y sin punto interior que posteriormente se emularían en acuñaciones ya eminentemente cristianas. 

Más tarde, Alfonso VI, acuñó de manera excepcional otra moneda, un denario, más comúnmente llamado dinero, que daba continuidad tipológica al numerario visigodo, con una representación fácil de asimilar por los mozárabes, mostrando un busto esquemático de frente, idéntico al de las últimas amonedaciones godas y suevas, que eran el antecedente numismático cristiano más inmediato que existía.

Siguiendo los patrones bizantinos, los monarcas visigodos optaron mayoritariamente por el retrato regio esquemático de frente como dibujo habitual de sus tremises. Con estas emisiones, Alfonso VI intentó ganarse a los musulmanes residentes en Toledo, y también a la comunidad mozárabe, que tenían al Liber Iudiciorum por fiel reflejo de la antigua tradición gótica peninsular. Es muy destacable la mención a Toledo en su forma plural: “TOLETA”, cuya traducción sería “de los Toledos”, como si la posesión de la antigua capital visigoda sirviese como cabeza de reino a todos los territorios cristianos bajo la tenencia del rey Alfonso, y todos ellos fuesen uno, con la ciudad imperial.



Tipo A: Denario o Dinero de vellón. Ceca de Toledo. Acuñado entre 1086 y 1087. Peso de 1,003 grs. Diámetro de 19 mm. Anv: Busto de cara estrecha de rey de frente, con corona diademada y perlada, en gráfila que va de un lado a otro del cuello orlando la cabeza: Leyenda: 3ª Nom.-Masc. “. AN.FVS R:”, la parte final con triangulo encima de la “R” como abreviatura de “Rex”, y tres puntos. Trad: “Alfonso Rey”. Rev: Cruz patada de tipo visigodo, aislada en el centro, con pequeño punto encima. Leyenda: 1ª Nom.-Masc. Pl.. “TO: LE. TA:” Apócope mozárabe de “Tolaytola o Tolétula”. Trad: “De los Toledos”. 

En una tercera fase, e influenciado por su esposa Constanza de Borgoña, Alfonso VI trató de facilitar la implantación de la liturgia romana o cluniacense en sus reinos, sustitutiva de la vieja Lex Romana Visigothorum. Para ello trajo a Castilla desde Francia, varios monjes de Cluny como Bernardo de Sedirac, que fue nombrado abad de Sahagún en 1081 y arzobispo de Toledo por Urbano II en 1088. Éste, molesto por el excesivo respeto del rey a los sarracenos, le convenció para que adoptase el arte románico monetario europeo en su numerario. 

Así Alfonso VI intentó acuñar moneda propia, en esta ocasión de clara influencia carolingia en la epigrafía, diseño y métrología. Se intenta copiar el anagrama cuadrilítero utilizados por el rey de Francia Odón o Eudés, que se generalizó en occidente a modo de cuatro círculos, que representaban la escritura de su nombre en la forma ODDO. Alfonso, emulando las monedas francas ultrapirenáicas, labró dineros y óbolos de vellón de ley ternal de a ocho sueldos, de doce dineros cada uno en el marco de plata Pero el monarca quiso cargar este primer tipo carolingio, conocido como “de aros y estrellas”, de simbología cristiana.

 El rey solo aparece en la leyenda del anverso, acompañando a la cruz, y quedando voluntariamente relegado a un segundo término basándose en la palabra de Dios (“Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo del hombre para que te cuides de él? (Salmos, 8:4-5)”. 

Dios es el protagonista: por un lado muestra una cruz, símbolo inequivoco de la victoria de la religión cristiana de origen astur con su lema “Hoc Signo Vincitvr Inimicos” o “Hoc Signo Tvetvr Pivs”, y por el otro, dos aros y dos estrellas de seis puntas, emblema que necesariamente tenía que ser entendido por todo un pueblo cuyas creencias religiosas eran muy profundas, pero cuyo nivel cultural era bajo, pues la mayoría de la gente no sabía ni leer ni escribir. 

Por ello, Alfonso VI decidió utilizar su moneda como engrandecimiento de Dios, y lo hizo utilizando la primera frase de la Biblia conocida por todos: “En el principio, creó Dios el [los] Cielo[s] y la Tierra” (Génesis 1:1). Y éso es lo que acuñó, un símbolo polisémico de la Creación del Mundo: el cielo en forma de estrellas, y los astros en forma de círculos. Con la formación por duplicado se pretendía emular su movimiento, que a medida que avanza, genera el tiempo, pasado, presente y futuro, transmitiendo la imagen de Dios como Señor del Mundo (Cosmocreator), del Tiempo (Cronocreator) y de Todo lo Creado (Pantocrator). 

http://www.forumancientcoins.com/monetario-antiguo/alfonsovi_primeras_labras.pdf

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