jueves, 30 de abril de 2015

El Convento Franciscano de S. Pedro Bautista de Lillo


El convento de Lillo fue el último de los fundados por la provincia alcantarina de San José. Según los cronistas franciscanos fue inaugurado oficialmente el año 1644.

Esta fecha fue, sin embargo, la culminación de un largo proceso que comienza muchos años antes, quizá más de un siglo, que es cuando encontramos huellas de la presencia franciscana en el pueblo.

Los primeros franciscanos de LilIo Las primeras noticias sobre la existencia de personas estrechamente ligadas a Lillo y a la Orden franciscana data de principios del siglo XVI. Sabemos que el 17 de mayo de 1508 tomó el hábito, en el convento de Santa Librada de Alcalá, Mari Ramires, «que es de Lillo, hermana de Fray Juan de Lillo.



Hizo su profesión en 7 de junio de quinientos y nueve. Diósela el padre custodio Fray Martín de Vergara. Hallóse I en blanco l. Traxo en heredad e hanado hasta XXXV. I otra mano / Y su hermana, Ana de Sant Antonio, otro tanto», El mismo año, aunque un mes antes, otro franciscano, paisano del anterior, Francisco de Lillo, daba el hábito de religiosa clarisa, en el mismo convento de Santa Librada de Alcalá, a doña Isabel de la Torre. Fray Francisco era vicario de las religiosas de dicha comunidad.

 De ninguno de los dos franciscanos mencionados conocemos más datos biográficos que los citados.

¿Podemos afirmar que tanto Fray Juan como Fray Francisco eran naturales del pueblo de Lillo (Toledo)?

 Casi con toda seguridad. En España sólo hay otros dos pueblos que tengan el mismo nombre, ambos en la provincia de León. Teniendo en cuenta la proximidad de nuestro Lillo a la ciudad de Alcalá y la lejanía de aquéllos respecto a la misma, es mucho más lógico que fueran naturales del primero y no de los últimos.

Por idénticas razones pensamos que fue también nativo de nuestro Lillo el franciscano Fray Martín de Litio, célebre escritor mistico que publicó sus obras a mediados del siglo XVI. Es verdad que los autores que se refieren a él escriben Lilio y no Lillo, pero si tenemos en cuenta que ambas palabras parecen proceder de la latina litium, tan legitimo sería escribir el apellido toponimico del franciscano de una forma como de la otra. Fray Martín de Lilio vivió en el convento de La Salceda, Guadalajara.

Por la misma época que Fray Martín viven otros dos franciscanos paisanos suyos: Fray Juan de Lillo, que fue provincial de la provincia Observante de Castilla, y Fray Francisco de LilIo, confesor, entre otras cosas, de la reina doña Ana, cuarta mujer de Felipe 11.

 A ambos nos referiremos más adelante. Algunos autores mencionan la existencia, durante el siglo XVI, de otro importante franciscano nacido en Lillo, Fray Tomás de Lillo, que habría sido provincial de la Orden. Aunque dudamos de la veracidad de esta información, la dejamos aquí consignada por si puede servir de pista para poder averiguar quién fue este Fray Tomás nacido en Lillo.

Estoy seguro de que los cinco franciscanos mencionados en este último apartado no agotan la lista de los nacidos en Lillo desde el siglo XIII, época en que la Orden fundada por San Francisco hace su aparición en la provincia de Toledo, hasta el año 1644, fecha en que se inaugura oficialmente el convento de Lillo. Los nombres mencionados son más que suficientes para demostrar que ya a finales del siglo XVI el pueblo de Lillo podía alardear de contar entre sus hijos ilustres a más de un seguidor del Pobrecillo de Asís y que los tiempos estaban ya maduros para la fundación del que sería el convento de Lillo. 

2. Fundación del convento 

¿De quién partió la primera idea de fundar un convento de franciscanos en 10 el pueblo de Lillo? De acuerdo con la documentación de que disponemos en este momento, todo parece apuntar que la iniciativa partió de don Alonso de Cañizares, vecino del pueblo que, con fecha 12 de agosto de 1582, « ... fundó un vínculo ( ... ) con ciertas ordenanzas, firmadas de él y de su hijo Antonio Cañizares, en el qual llama a sus sucessores, y en falta de ellos hace llamamiento a nosotros, por estas palabras: 'Quiero y es mi voluntad que se dé la dicha arboleda y tierras y todo lo demás advinculados a los Frailes Descalzos del Señor San Francisco para que hagan un Monesterio, y si no 10 quieren hazer ésta (sic), se dé a los frailes Descalzos de nuestra Señora del Carmen, y tomen lo que hubieren menester para el dicho Monesterio, y lo demás se venda en pública Almoneda para hazer lo que abajo se dirá. Y el dicho Monesterio de qualquiera de las Ordenes arriba dichas sean obligados a decirme cada día dos misas por mi ánima y de mis padres y mujeres e hijos, que Dios nuestro Señor nos perdone nuestros pecados y nos lleve a su santa gloria, y ha de ser de lo que la Yglesia rezare al tiempo que se dixerefi».



¿Quién fue Alonso de Cañizares? 

Con toda seguridad una de las personas más influyentes del pueblo de Lillo, puesto que debía disponer de una fortuna nada despreciable y, según parece, fue uno de los dos alc<¡ldes del pueblo que, junto con los clérigos Diego Cepeda y Diego Mercado, elaboró cuidadosamente la respuesta que, firmada en Lillo el 28 de febrero de 1576, se dio a un famoso cuestionario enviado por Felipe II a todos los pueblos de España solicitando información sobre múltiples aspectos de la historia y vida de los mismos.

Es muy probable también que Alonso fuera pariente de alguno de los franciscanos naturales de Lillo mencionados en el apartado precedente. Pero, de hecho, no consta que así fuera. De todas formas conviene tener en cuenta que los franciscanos no eran, ni mucho menos, desconocidos para los liIleros. En realidad, ya por entonces, el pueblo de Lillo se encontraba rodeado por una especie de corona de fundaciones franciscano-manchegas.

A pocos kilómetros de distancia, yen el año que se indica entre paréntesis, habían sido fundados los siguientes conventos Consuegra (1566), Yepes (1582), Corral de Almaguer (1594), Tembleque (1602), Ocaña (1608), Madridejos (1611). A juzgar por la lista que precede, parece como si a finales del siglo XVI y principios del XVII se hubiera puesto de moda en la zona tener en cada pueblo un convento franciscano descalzo.

 Oferta rechazada

Los franciscanos, apoyados en la legislación de su Orden que prohibía aceptar fundaciones ligadas a condiciones como las exigidas por Alonso Cañizares, rechazaron su oferta. No consta que ni él ni sus familiares volvieran a insistir sobre el asunto. Con todo, además de Alonso, debía haber en el pueblo más personas interesadas en la fundación, puesto que treinta años más tarde (1611), la vílla de Líllo se obliga a ceder a los francíscanos, para su utilización como íglesia, las ermitas de San Sebastián o la de Nuestra Sefiora del Rosario, comprometiéndose los vecinos, por su parte, a levantar el convento y la cerca de la huerta del mismo y proporcionar el mantenimiento a los religiosos.

 Los primeros franciscanos llegaron a Líllo en 1611, instalándose provisionalmente en la ermita de la Caridad y no en las mencionadas más arriba. Dos años más tarde recibieron licencia del arzobispo de Toledo para trasladarse a «las casas que Andrés Cañizares -descendiente, muy probablemente, de Alonso Cañizaresy su mujer dejaron para un convento de monjas», en tanto se terminaban las obras del convento. Dichas obras, iniciadas bajo la supervisión de Juan de la Serna, administrador de los franciscanos, iban a un ritmo tan lento que éstos, cansados de esperar la finalización del edificio, un buen día abandonaron, sin más, el pueblo.

Volvieron de nuevo algunos años más tarde, pero se ausentaron una vez más probablemente por idénticas razones que la primera vez. En 1632 los franciscanos de los conventos de Ocaña y Corral de Almaguer animan a sus hermanos de hábito para que vuelvan a Lillo, alegando que el convento está concluido «hasta las primeras maderas».

¿Qué razones pudo haber para que las obras se llevaran a cabo con tan enervante parsimonia?

Un autor franciscano contemporáneo opina que la principal de ellas era la falta de interés por parte de los vecinos del pueblo. Con todo, la verdadera causa debía de ser, más bien, doble, la ausencia de una persona que impulsara con entusiasmo el proyecto y la falta de recursos económicos. Posiblemente el pueblo de Lillo, carente de grandes recursos, tanto agrícolas como industriales así como de un comercio floreciente, se había comprometido a más de lo que en realidad podia hacer

El apoyo del Rey 

La solución a los dos problemas arriba menciondos se buscó, como en tantas otras ocasiones y en tantos otros lugares, en la ayuda del Gobierno, en este caso del Rey. El pueblo de Líllo debía a éste más de 100.000 reales, y los vecinos debieron de llegar a la conclusión de que, antes que pagar sus alcabalas o impuestos a la Hacienda Real, les resultaba más ventajoso entregar una cantidad equivalente para el mantenimiento de los franciscanos del convento que se encontraba en fase de fundación. En consecuencia, el pueblo de Lillo propuso al Rey pagar a la Real Hacienda 1.000 reales por San Miguel y entregar a los franciscanos 400 libras de carne de carnero, 400 de macho y 7 quintales de abadejo. La propuesta fue aceptada por el Rey en virtud de una real cédula firmada el 24 de julio de 1641. La solución pareció aceptable también a los franciscanos, pero el tiempo se encargaría de demostrar que no había sido tan genial como podía haber parecido en un principio.

Dos años más tarde (el 23 de diciembre de 1643 exactamente), Felipe IV concede asimismo que una parte de tierras de San Antón se pueda sembrar para ayuda de la fundación.

Nuevos apoyos de los fieles

Aunque no sabemos la fecha exacta de la inauguración del nuevo convento e iglesia, el hecho debió de tener lugar el 26 de julio de 1644, día en que, según la documentación de que disponemos, se trasladó solemnemente el Santísimo de la iglesia parroquial a la del convento.

Pero las obras no habían aún finalizado y el mantenimiento de los religiosos tampoco estaba asegurado. Así parece desprenderse de dos hechos significativos. El 15 de julio de 1655, Miguel Fernández. vecino de Lillo, «vendió al Inquisidor, nuestro fundador -decía literalmente el documento- un molino de aceite, con todas sus pertenencias, en 2.800 reales para fundar nuestro convento».

El benefactor más insigne del convento de Lillo debió de ser, sin embargo, el indiano lillero Luis Quera, que hizo donación al conve.nto de varios objetos preciosos traidos de Indias, aunque fueron rechazados por los franciscanos con la única excepción de <<una custodia para exponer el Santísimo Sacrarnentm), por considerar los frailes que los objetos que pretendía regalar Luis Quero no se avenían con la pobreza y austeridad que se habían marcado como parte de su estilo de vida.



Es muy probable que, además de los objetos a que acabo de referirme, Luis hiciera una fuerte donación pecuniaria para que los frailes pudieran dorar los altares mayor y colaterales de su iglesia, puesto que el 27 de junio de 1675, el «Sr. Gil Urban, maestro dorador como principal, y Juan Andrés Moro, como maestro batidor de oro como fiador, otorgan escritura ( ... ) con Francisco González, síndico del convento de S. Gil el Real (de Madrid), de orden del P. Fray Luis de S. Agustín, Ministro Provincial de la Provincia de S. José de Descalzos, para dorar tres retablos, el mayor y los colaterales de la iglesia del convento de S. Pedro Bautista de Lillo».

Finalmente, en 1730, la patrona del convento, sor Marta Teresa de Jesús, marquesa de Canals y religiosa del monasterio de Bernardas de Valladolid, concedió licencia, con fecha 1 de marzo, para que «con ciertas condiciones, se haga la capilla de San Antonio que se intenta arrimada a la capilla mayor». Se trata, lógicamente, de la capilla adosada al lateral izquierdo, que aún podemos contemplar.

Agonia y muerte de la comunidad franciscana de LilIo

Ya conocemos con toda precisión el arco de vida de los franciscanos en el convento de Lillo. Arranca del año 1611, fecha en que hacen su aparición en el pueblo, aunque no llegaran a establecerse de forma definitiva hasta el de 1644, y termina en enero de 1836. La etapa final, 1808-1836, fue toda ella una especie de lenta agonía que culminaría en la muerte de la comunidad. Disponemos sólo de unos pocos datos, pero muy significativos, al respecto.

La invasión francesa produjo un profundo desquiciamiento en la vida de la sociedad española de la época. Los conventos de religiosos no fueron una excepción. Muchos frailes, abandonando sus conventos, se unieron a las bandas de guerrilleros que acosaban a los franceses donde quiera que se encontraran. Iban, como los demás, armados de arcabuces u otro tipo de armas. Muchos conventos se convirtieron pronto en focos de resistencia, unas veces pacífica y otras armada, contra las tropas invasoras, razón por la que los franceses decidieron cerrarlos y expulsar de los mismos a los religiosos.

Tales medidas afectaron también al convento de Lillo, que fue cerrado el 28 de octubre de 1809. No parece, sin embargo, que abandonaran el pueblo hasta el 20 de noviembre, fecha en que don Francisco Delgado y Monroy, síndico del convento (administrador de sus bienes) entregó 600 reales a los frailes con el fin de que pudieran dispersarse. Es de suponer que los bienes del convento, tanto el edificio como las escasas pertenencias de los religiosos, sufrieran las consecuencias del saqueo de las tropas francesas y de algún que otro vecino desaprensivo.

Carecemos de información al respecto. Sí sabemos, en cambio, que don Francisco Delgado entregó dieciocho carneros que la villa de Lillo pidió para los franceses. Su precio ascendía a 1.290 reales, cantidad que el pueblo devolvió más tarde a los frailes. La vuelta de los primeros religiosos tuvo lugar el 4 de septiembre de 1812. Es muy probable que algunos de los antiguos moradores del convento murieran en los tres años de ausencia del mismo.

Otros desaparecerían sin dejar rastro. y alguno que otro decidiría no incorporarse ya a la vida conventual. No eran pocos los que, después de haber reanudado la vida conventual, se sentían incapaces de adaptarse a las exigencias de la vida religiosa y solicitaban licencia para abandonarla. De todas formas la vida del convento de Lillo fue recuperando lentamente su ritmo habitual anterior a la desbandada ocasionada por la guerra. Los frailes, al principio y al igual que la mayor parte de la gente del pueblo, debieron de disponer de muy escasos recursos económicos. Por de pronto, adeudaban al síndico 591 reales.

Este debía de ser un hombre de absoluta confianza, porque dos años más tarde, en 1814, al registrar un fuerte déficit en el libro de cuentas del convento, se anota que dicha deuda a favor del síndico es sólo aparente, «con el fin de que saliendo alcanzada la Comunidad en cuatro mil y quinientos reales ( ... ), pueda el HO Síndico (en caso de que se hiciese almoneda de lo inventariado por la Justicia) pedir y hacerse cobrado; y también para que si en algún tiempo dijese alguna persona que se había quedado con el ganado del convento, pudiese responder que era suyo o se lo estaban debiendo, para que de este modo pueda volver al convento».

Los efectos de la invasión se prolongaron durante largos años, convulsionando la vida nacional y la religiosa en particular. Durante décadas, a gobiernos conservadores sucedían otros liberales que no sólo no simpatizaban con el clero, sino que lo combatían abiertamente, facilitando, en ocasiones, las deserciones de los frailes de sus respectivos conventos por medio de la secularización. Todo esto se dejó sentir también en el convento de Lillo, tres de cuyos frailes, José Martín SimÓn (de Villacañas), Juan Paulino Fernández Olmeña y José Antonio Lozano, ambos naturales de Lillo, solicitaron y obtuvieron el breve de secularización entre los años 1821-1822. 19

 Nos encontramos ya en los prolegómenos de la trágicamente célebre desamortización de Mendizábal que el año 1835 decretó la clausura de todos los conventos de religiosos y la confiscación de todos los bienes de las Órdenes religiosas. Fue así cómo el mes de enero de 1836 desaparece la comunidad franciscana del convento de Lillo. ¿Qué bienes les fueron confiscados o desamortizados, para usar una terminología más correcta?

Parece ser que ningunos, porque no debían de tener nada, fuera de los libros y enseres del convento.

Hoy, el edificio está remodelado para convertirse en un cómodo y tranquilo alojamiento en el corazón de La Mancha. El edificio nace de un patio central, rodeado un típico claustro de estilo herreriano, de donde emergen sus 8 habitaciones.

Fuente: http://www.realacademiatoledo.es/files/temastoledanos/81.%20Los%20franciscanos%20y%20el%20pueblo%20de%20Lillo,%20por%20Cayetano%20Sanchez%20Fuertes.pdf

Los Molinos del Hierro y de Saelices, Toledo

Molino del Hierro
Los molinos del Hierro y de Saelices están en el límite oeste del Barrio de los Tintes.

El conjunto de la obra hidráulica se completa con un azud.

En la margen derecha está el Molino del Hierro del que se conservan unas ruinas de muros de piedra de altura variable, con varios compartimentos, arcos, escaleras y canales de agua. 

Las compuertas metálicas y los mecanismos de apertura y cierre aún se conservan pero están muy deterioradas, con resquicios y rotos por los que se filtra el agua.



El conjunto de muros y tajamares se mantiene relativamente bien aunque tienen abundantes pintadas. 

Al otro lado del río se alza el molino de Saelices, un pabellón porticado de planta rectangular, de una sola altura. Los laterales largos tienen tres aberturas rematadas en arco de medio punto; los lados cortos tienen dos. 

El edificio se remata con una cubierta a cuatro aguas. Actualmente el pabellón se mantiene abierto, bien conservado, y en él se exponen piezas y maquinaria pertenecientes al molino cuando funcionaba como central eléctrica. 

El azud de Saelices tiene planta recta, con un ligero giro en la margen derecha.

Mide aproximadamente 95 metros de largo por 20 de ancho y salva un desnivel de 110 cm, con una suave pendiente del 5%. 

El azud de Saelices, con el agua deslizándose por él, ofrece un bello espectáculo al visitante del parque.

http://www.chtajo.es/Servicios/InformPub/Documents/TajoEnToledo/Proyecto/001-MEM/Memoria.pdf

miércoles, 29 de abril de 2015

Torre de los Abades, Toledo


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Torre de los Abades, potente construcción islámica levantada con sillares reutilizados de edificios romanos.



Es una torre rectangular del recinto musulmán, que al sobresalir de la muralla, pretendía impedir el paso del enemigo hacia la puerta que protegía.

Resultado de imagen de Torre de los Abades, ToledoCoordenadas:

39.85975 -4.03196

Su nombre alude a la defensa que realizaron en el siglo XII los clérigos de la ciudad para protegerse del ataque musulmán. 

Dicha Torre, con estructura de albarrana, fue utilizada, desde el siglo XVI como lugar del peso público de la harina, donde se pesaban los cereales antes de molerlos y posteriormente la harina resultante de la molienda.

Es un pegote de muy mal gusto, que desfigura y desnaturaliza al monumento las  cañoneras que coronan la torre de que nos estamos ocupando.

Ese aditamento debió haberse hecho bien cuando la guerra de la independencia ó la primera guerra civil.

Las Covachuelas de Toledo

Las Covachuelas de Toledo o supuesta corachuelas.

Anómala lectura o escritura del término coracha o la corachuela daría expresiones como covacha, corchuela, cauracha, corajo, coraza, en el castillo de Trujillo cofacha; en Portugal, corayca (Silves), coroada y corna (fortaleza de Melgaço), en la India corvaso, sin olvidar aquel caso de Córdoba del siglo X con el término escrito qawriyya en lugar de qawraya. 

Así “Las covachuelas” de Toledo, gran barrio o suburbio iniciado junto a la muralla del Arrabal de la Antequeruela, pudo venir de una mala lectura de “corachuela”, caso que ya se ha visto en Arjona servido por dibujo de Jimena Jurado con ese nombre bien escrito, mientas en el texto del libro se lee covachuela. 



En el Glosario de antiguos términos o vocablos de arquitectura de Eduardo Mariétegui se ve que fácil es tomar covacha por coracha y viceversa.

Acepto más ese tropiezo lingüístico toledano, corachuela en lugar del actual covachuelas, que el significado que se viene dando al segundo término: covacha, cueva pequeña y oficina o tienda de sótano. 

Y viejos textos toledanos de nuestra época dicen que “covachuelas” viene de cuevas o covachas que pudieron haber existido en el sector toledano de extramuros de la Antequeruela, de anfiteatro romano, aunque nadie, que se sepa, ha visto en nuestro tiempo nada de ellas, igual en la Edad Media, leyenda derivada del siglo XVI, con autores como Juan Bautista Monegro y otros que se hacen eco de tal leyenda mantenida por R. Amador de los Rios, entre otros de ahora Rey Pastor y Porres Martín-Cleto .
Antonio Ponz dice sobre el tal anfitetaro que no se puede ya distinguir la figura que tenía pues no queda sino tal o cual trozo de gruesas paredes arrimadas a las cuales se han fabricado pequeñas casas. Por otra parte Antonia Lucas nos informa de que había calle de Covachuelas, del diminuto covacha o cueva, calle junto a otras que formaba barrio de la “Fuente de la Reina”.

En los tiempos más recientes esa calle adopto el nombre de Alcázar y después de la guerra vuelve el de Covachuelas. 

Dando por acertado el término corachuela Las Covachuelas de Toledo serían inicialmente casas de barrios de baja condición de la afueras de la ciudad, por lo tanto CORACHAS ESPACIO, no fortificadas, con lo que con “ese” o “aquél” arrabal o “esa” o “aquella” coracha o corachuela se condenaba a un segundo orden toda construcción o hábitat de extramuros o hábitat apéndice. 

Sobre la existencia de supuestas ruinas de monumento arquitectónico romano nada nos dicen las ilustraciones más fiables del paraje de Las Covachuelas, el cuadro de la panorámica de la ciudad de El Greco (1610) y la perspectiva de Wyngaerde de la figura 21, en éste último a la altura de la Puerta y torre de la Almohada una cerca rústica lindando con el Tajo y humildes casas en primer término. En El Greco toda la barriada ya en pleno desarrollo.

 Y a todo esto faltaría saber el lugar exacto en que se situaría el coloso romano, si lejos o no del río Tajo .

A quienes siguen pensando que Las Covachuelas deriva de cuevas o covachas de restos romanos locales les preguntamos si ese mismo término con que se conocen otras barriadas de humilde condición existentes en tierras de Castilla y León, Jaén, provincias de Teruel y de Guadalajara es porque en ellas hubo cuevas, lo que de inmediato nos lleva a pensar que el topónimo Covachuelas es un genérico que pudo haberse iniciado en Toledo .

Fuente: http://www.basiliopavonmaldonado.es/Documentos/coracha.pdf

martes, 28 de abril de 2015

La Barca del Pasaje, Toledo

La barca del Pasaje

Este paso en barca situado junto a la Casa del Diamantista está documentado en planos y fotografías del siglo XIX.


En un plano de 1858, realizado por Maximiano Hijón y Francisco Coello, se le llama a este paso “Barca del Pasaje”. 

Entonces el paso se hacía mediante botes a remos que se varaban directamente en la orilla.



Actualmente una barcaza une las dos orillas del río en este mismo lugar enganchada a un cable de unos 60 metros de longitud.

La barcaza funciona unos meses al años, desde el mes de abril, hasta el mes de septiembre para uso turístico aunque también es usada por los romeros en la Romería de la Virgen del Valle el primero de mayo.

 Una empresa se encarga de su explotación para el transporte de pasajeros de forma gratuita. 

A cada lado del río hay un embarcadero o muelle que consiste en una construcción de fábrica de piedra con orejetas perpendiculares al eje del río y una escalinata central también de piedra. La barcaza se recoge entre las orejetas y hace el trayecto entre las dos orillas impulsada a motor y cogida a un sistema de cables con poleas que la dirige. Junto a estos embarcaderos para la barcaza, en ambas orillas, hay también unos descendederos con plataforma para embarque. 

Estos descendederos se supone que se usan para el acceso al río de botes privados y piraguas. En la margen izquierda hay además dos edificaciones en estado de abandono. Son construcciones pequeñas, de no más de 80 m2 cada una, de una sola planta, construidas con muros de mampostería y cubierta a dos aguas en teja o fibrocemento. 

La información catastral no recoge la propiedad de estas dos construcciones. En la margen derecha, a modo de antesala del embarcadero, se encuentra el Paseo del Barco del Pasaje, una plaza aterrazada con dos niveles y pavimento de canto rodado. Una columna de piedra de 4 m. de alto, coronada por una cruz preside el espacio. 

La plaza es una espacie de malecón o puerta de entrada a la ciudad para los viajeros que llegaban a Toledo a través de la barcaza. Actualmente está ocupada con plazas de aparcamiento que restan belleza y versatilidad al sitio.






http://www.toledo-turismo.com/turismofamiliar/tft/wp-content/uploads/2014/03/torre-hierro.jpg

Historia de Mejorada, Toledo

El nacimiento de Mejorada, como Villa de Señorío.

Los dilatados territorios concejiles de Talavera se vieron sometidos a una política de enajenación por parte del rey Sancho IV y sus sucesores para recompensar servicios o hacer donaciones piadosas a monasterios.

El 9 de Julio de 1288 Talavera quedó sin dominio en la zona comprendida entre los molinos de Riolobos, Marrupe, el río Guadyerbas y los montes del Berrocal, por privilegio de donación que hacía de este territorio Sancho IV a su portero mayor Juan García de Toledo, firmado en Santo Domingo de la Calzada, por el que le otorgaba Malpartida “a que nos ponemos Mejorada” y Segurilla con todos sus heradamientos y términos.

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Dos datos nos interesan de esta donación, el primero es el cambio de nombre de Malpartida, que es un territorio limítrofe con las tierras de Ávila, por Mejorada nombre también que se da al territorio anterior sin que en ningún momento aparezcan núcleos de población salvo Marrupe.

Es de reseñar como segundo dato que Mejorada debe su nombre a Sancho IV al decir “Nos ponemos…”Por otro lado la donación se hace con heradamientos y términos, naciendo así uno de los señoríos más antiguos de Castilla que lo hace carácter solariego.



Juan García de Toledo, primer señor de Mejorada, descendía probablemente de una de las ramas mozárabes de los Lampander toledanos. Quizás estuvo emparentado con Don Gómez García privado de Sancho IV y obispo de Mondoñedo, muerto en 1287 y enterrado en la Catedral de Toledo. Viene esto a confirmar la mozarabía demostrada por los Gómez de Mejorada varios siglos más tarde. Al parecer un descendiente de Juan García de Toledo, Diego, ya se llamó “García de Mejorada” o “García de Toledo y Mejorada”.

El 1 de Mayo de 1368, Enrique II de Trastamara firmaba un documento por el que hacía desaparecer todos los vínculos que unían a Mejorada con Talavera, dando a los García de Toledo el señorío jurisdiccional de su territorio.

En este documento justifica el monarca la ampliación del señorío “por los muchos males y daños que recibisteis de los de Talavera” quienes estando en plenas luchas civiles pidieron a Pedro I que derribase la casa de los García de Toledo en Mejorada y destruyeran todos los lugares del señorío, y en prueba de agradecimiento por el apoyo que esta familia dispensó a los Trastamara, otorgó a Diego de Toledo y sus descendientes la facultad de nombrar la justicia de Mejorada, Segurilla y Cervera “vuestros lugares que vos hauedes en el Berrocal cerca de Talavera e damosbolo con la jurisdicción e justicia que nos abemos, alta, baja, cibil y criminal y con mero y mismo ymperio en tal manera que sea buestra o de los que lo buestro hubieran de hauer o de heredar, para siempre jamás”

En este importante documento confirmado por Juan I en las Cortes de Burgos el 8 de Agosto de 1379 advertimos que al menos ya existen los tres lugares poblamos y que en Mejorada como cabeza del señoría tenían “casa” los Gómez de Toledo, quizás fuese entorno a esta casa fuerte o castillo donde naciera la actual villa de Mejorada que podemos fechar entre 1288 y 1368.

Los talaveranos no conformes aún con el recorte de su término aprovechan la guerra civil en Castilla para hostilizar a sus nuevos vecinos induciendo al incendio o destrucción de los bienes de los García de Toledo. En previsión de esta hostilidad que debió comenzar el mismo año de la primera donación levantaron el castillo para afianzar la posesión del territorio frente a talaveranos y abulenses, al tiempo de proteger también a sus colonos. Pocas veces quedaron zanjadas las diferencias entre Mejorada y Talavera. A lo largo de su historia veremos cómo se suceden los pleitos civiles o eclesiásticos en razón de mojones, términos o tributos.



lunes, 27 de abril de 2015

Arqueólogos hallan restos en Guadamur de una residencia visigoda "monumental"

Los restos irían ligados a los del llamado 'Tesoro de Guarrazar' descubierto en 1858.

Son los restos de un edificio de 1.500 metros cuadrados donde podría haber estado una basílica y monasterio junto a la residencia.

Los últimos restos hallados por el equipo de arqueólogos que trabaja en la localidad toledana de Guadamur con el hallazgo del llamado 'Tesoro de Guarrazar' indican que en la localidad pudo haber una residencia de reyes visigodos con un edificio de una planta de 1.500 metros cuadrados junto a un monasterio-basílica que pudo ser, según el propio arqueólogo del complejo, "monumental".



Además de este edificio cuyas pruebas hacen afirmar a los arqueólogos que puede ser uno de los restos visigodos más importantes de España, los investigadores han hallado joyas de importante valor que están ligadas directamente al tesoro hallado hace 150 años (que parte de sus restos están desaparecidos desde hace décadas, robados o perdidos). 

Así, un zafiro que creen pudo pertenecer a algunas de las joyas de los reyes también ha sido descubierto. Pertenecería al conjunto de cruces, coronas y al tesoro original que fue un exvoto de los reyes en el reino visigodo de Toledo.

En 1858 se recuperaron de este tesoro las coronas de Suitila y Recesvinto, reyes visigodos. 

Estos restos estarían en Guadamur, según las investigaciones del arqueólogo Juan Manuel Rojas, porque en la localidad había una iglesia muy rica (este edificio descubierto), concretamente en la finca de Guarrazar; se pensaba en un primer momento que habían sido llevados ahí desde Toledo en la época de la invasión musulmana para evitar que fueran robados y para ser enterrados en Guadamur. 

Sin embargo ahora consideran que no fue así, sino que el traslado se hizo por el monasterio que había allí. 

Esa teoría deja además en el aire un futuro hallazgo que podría ser histórico: el de una iglesia "muy rica" en Toledo que aún no se habría descubierto. Es la única pieza que falta para entender cómo se encontró el tesoro y por qué estaba allí.

Eso explica por qué había dos coronas visigodas en Guadamur. 

Además explica que esos restos tan valiosos estuvieran en la localidad sin un gran edificio que lo avalara. Y por otro lado se sigue el patrón de las cortes visigodas donde los reyes solían tener una segunda residencia aparte de la propia de la corte, que habría estado situada en Toledo.

En este yacimiento trabaja un equipo arqueológico con muchos profesionales, entre ellos estudiantes y graduados que dedican cientos de hora al mantenimiento de los restos. Son también encargados de evitar posibles saqueos, desperfectos y deterioros en unos restos que son únicos en el país. A ellos se suman trabajos de expertos internacionales o del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que serán los que daten la fecha del zafiro encontrado (se estipula que podría ser el siglo VII y que podría estar engarzado en alguna de las joyas).

eldiarioclm.es  19/04/2015 - 
http://www.eldiario.es/clm/Arqueologos-Guadamur-residencia-visigoda-monumental_0_376212848.html

http://www.labitacoradejenri.blogspot.com.es/#uds-search-results

Iglesia de Santiago El Viejo (Santiaguito) de Talavera de la Reina

.Iglesia de Santiaguito,Talavera de la Reina
Fotografía de Toni Jerónimo
La iglesia de Santiago el Viejo es otro de los edificios mudéjares de Talavera. Fue fundada en 1226. 

La preciosa cabecera se articula mediante tres pisos. El primero de mampostería con hiladas de ladrillo. El segundo lleva arcos de medio punto doblados y el tercero arcos túmidos rodeados por polilobulados.

Esta iglesia perteneció a la Orden de Santiago y luego fue convertida en templo parroquial.

Está situado en la calle Templarios, es de estilo mudéjar y fue fundado este hospital por la Orden militar de Santiago,al desaparecer como monasterio de la orden hospitalaria, la iglesia se convirtió en parroquia de San Martín en 1581, en tiempos del Cardenal Quiroga. 

En 1631 quedó abandonado cuando el Cardenal Alberto, infante de España, trasladó la parroquia de San Martín a la de San Clemente.



El Conde de Cedillo lo describe así: "Conserva al exterior con su propio carácter el elegante y poligonal ábside, que se adorna con dos órdenes sobrepuestos de arquillos ciegos; semicirculares en el inferior, y en el superior de ojiva túmida inscritos en lobulados y un arco reentrante. Arte mudéjar. Siglo XIII" 

En el interior, los muros estaban decorados con azulejos en gran parte de su superficie. La cubierta, como en casi todos los edificios mudéjares, era de madera con tirantas horizontales. 

Se conoce la existencia de dos imágenes de Santiago, una de la Virgen, un retablo de Santa Ana, que se trajo del Hospital de Santiago de Toledo, y el conocido como "Cristo Santiaguito" que durante mucho tiempo dio nombre al templo

http://www.turismotalavera.com/que-ver-en-talavera-de-la-reina.htm

domingo, 26 de abril de 2015

Torreon del Azor, Toledo



El llamado TORREON DEL AZOR es un cubo del primer recinto amurallado islámico de Toledo situado entre las Puertas del Sol y de Alarcones y que se encontraba oculto por viviendas en un solar arruinado de la toledana calle Carretas.



Se accede por la calle Nuñez de Arce y no aparece en los mapas, así pues no lo encontrareis más que andando. 

Desde allí podemos observar la magnificencia de los conventos y el trazado de la muralla.

La reciente rehabilitación de dos viviendas ha permitido dejar un espacio abierto entre ellas para que dicho cubo sea visible y visitable.

Fuentes:   https://es-es.facebook.com/CastillosDeToledo

Hallaron en León restos de huesos y telas que atribuyen a San Ildefonso y que completarían las reliquias que custodian los cubicularios en Zamora

El hallazgo de fragmentos óseos y telas antiguas en épocas clave y los datos de la documentación de la extinguida cofradía de San Ildefonso de León llevan al investigador Máximo Gómez a aseverar «la idea» de que los restos forman parte de las reliquias del mártir que custodian los Caballeros Cubicularios en la iglesia arciprestal de San Ildefonso.

JOSÉ MARÍA SADIA

El hallazgo de varias telas antiguas y fragmentos de hueso en un relicario de la iglesia de Nuestra Señora del Mercado de León podría completar las reliquias de san Ildefonso que se custodian en la iglesia arciprestal de Zamora custodiados por la Cofradía de Caballeros Cubicularios desde hace siglos. 

El responsable del Museo de la Catedral de León, Máximo Gómez, presenta este sábado en Madrid un estudio en el que atribuye las reliquias encontradas al cuerpo del mártir porque «se dan demasiadas coindicencias», informa Efe.

La investigación arrancó hace un par de años cuando Máximo Gómez halló una pequeña escultura en un mueble de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Mercado de la capital leonesa. 

Su aspecto «afeado» y con una pátina de purpurina había hecho que el relicario pasara desapercibido. En cambio, Gómez realizó un análisis más profundo y encontró en la parte inferior «una tapa de otro tipo de cobre». Al abrirla, aparecieron tres telas de alto valor histórico y artístico. Y en su interior... los huesos del carpo y el metacarpo de una mano.

Un detenido estudio permitió a Máximo Gómez saber que la tela más antigua databa del siglo VI o VII, aproximadamente la época de san Ildefonso, que fue arzobispo de Toledo en el año 657 y falleció una década más tarde. Es por esto que el investigador no descarta que el paño fuera parte del verdadero sudario que envolvió su cuerpo, una especie de «Sábana Santa» del mártir toledano.

Las otras dos telas pertenecen al siglo XIII, esto es, de la época del reinado de Alfonso X, el rey sabio. Este es el momento histórico en el que aparece el arca con los restos de san Ildefonso y san Atilano, primer obispo de Zamora, que habían sido trasladados a la iglesia de San Pedro para protegerlos de la conquista musulmana.

 Las coincidencias temporales y los datos que aparecen en los libros de la antigua cofradía de San Ildefonso de la iglesia leonesa llevan a Máximo Gómez a afirmar que el carpo y metacarpo que aparecieron entre las telas pertenecen, en efecto, al mártir. «Se dan demasiadas coincidencias, pero lo que hago es apuntar a esa idea», señala el investigador, quien añade que los obispos de Zamora y León fueron secretarios del rey sabio en el momento en que aparece el arca.

Es así como el investigador establece la posibilidad de que se hiciera entrega de alguna reliquia a la diócesis leonesa. En aquella época comenzaba la construcción de la capilla y las vidrieras de la Catedral de León, que fueron dedicadas, precisamente, al santo toledano. 

Asimismo, un documento posterior, fechado en el siglo XVII, da fe de la entrega a Toledo de un hueso del brazo derecho por parte del entonces obispo de Zamora, Juan Astorga del Castillo. 

«Parece ser que ya no existía la mano derecha, que es la que podríamos tener aquí, eso sí, entre el misterio y la nebulosa que siempre hay en torno a las reliquias», explica a Efe el responsable del Museo de la Catedral de León.

Porque queda claro que una vez que aparece el germen de la Cofradía de Caballeros Cubicularios, con las reclamaciones de Toledo de por medio, resultaría más difícil que Zamora se deshiciera de una pequeña parte de las reliquias mejor custodiadas de toda la diócesis para entregarlas a los religiosos de León. 

En todo caso, el investigador leonés reconoce que «quién lo trajo o cómo no se sabe y quizá no se sepa nunca», mientras que, tras los históricos intentos de Toledo por reclamar la propiedad de los restos, es la iglesia de San Ildefonso la que los custodia actualmente.

14.03.2014 | 00:47
FUENTE

sábado, 25 de abril de 2015

Castillo de La Muela, Consuegra

El Castillo de La Muela también es conocido como castillo de Consuegra se encuentra ubicado en el Cerro Calderico en la localidad de Consuegra provincia de Toledo.

Muy próximo a los famosos Molinos de Viento que junto con el castillo son los iconos más importantes de Consuegra, reclamo de turistas y curiosos.

La historia romana de esta fortaleza se remonta a la época de la Consabura; para entonces Consuegra contaba con las edificaciones típicas de una gran ciudad, Termas, Murallas, Acueducto o Circo.



Coordenadas geográficas: Latitud:39º 27' 11.16" N Longitud:3º 36' 29.41" W


Este castillo es mencionado en la Estoria de España de Alfonso X el Sabio (s. XIII), donde se comenta que este pertenecía, en tiempos de los visigodos, al conde don Julián, al que define Alfonso X como "heredero en el castiello de Consuegra"

Es posible que la primera reconstrucción del castillo fuera realizada por Almanzor, en el siglo X, época del dominio musulmán de las comarcas cercanas.

En 1097Al-Mu'tamid cedió el castillo a Alfonso VI, gracias a un pacto matrimonial, ya que el rey se casaría con la princesa sevillana Zaida, aportándole el Castillo de Consuegra. Así se consiguió el castillo sin ningún tipo de guerra, ni ningún acontecimiento similar.

Se comenzó a construir a mediados del siglo X durante la época de esplendor del califato de Córdoba, concluyendo su construcción a mediados del siglo XIII por los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, mas de 350 años de construcción ininterrumpida y de ahí que en la actualidad se puedan visitar en un solo edificios los vestigios de tres castillos diferentes, la orden le convirtió en la capital de un extenso priorato. 

Fue esta orden la encargada de otorgarle nuevas murallas, torres y las diferentes dependencias de las que consta en la actualidad, entre ellas la capilla.

Los almorávides toman las diferentes Taifas, incluida la de Sevilla y continuaron hacia el norte. Así, en el verano de 1097 se produce la batalla de Consuegra, una de las más importantes entre los ejércitos del rey Alfonso VI y del emir Yusuf ibn Tashfin. 

Es el rey cristiano el que decido presentar batalla en las inmediaciones de Consuegra, pero debido a que contaba con pocos efectivos decide pedir ayuda a Rodrigo Díaz de Vivar. 

Éste último, tras sus exitosas batallas, decide enviar a su hijo heredero Diego Rodríguez, y posteriormente al caballero Alvar Fáñez, aunque la caballería de este último no llegaría completa debido a una emboscada que sufría antes de llegar, en Cuenca.

Al fin, se presentó la batalla, donde ambos ejércitos sufrieron grandes pérdidas, especialmente el cristiano, el cual tuvo que replegarse primero al pueblo y posteriormente al castillo. Sin embargo, murió Diego Rodríguez, único hijo de El Cid.

El ejército de Alfonso VI resistió a 8 días de asedio, pero finalmente los almorávides lo levantaron, especialmente ante el temor de la llegada de refuerzos para ayudar al rey. Pese a la batalla presentada y que los cristianos lograran mantenerlo, pocos años después lo perderían.

El castillo ha sido lugar de enfrentamientos bélicos constantes, esta se perdió pasando de cristianos a musulmanes en repetidas ocasiones hasta pasar definitivamente al reino de Castilla.

La cesión del castillo y su alfóz a los caballeros se realizó en el año 1.183 por Alfonso VIII, aunque la fortaleza ya había sido reconquistada por Alfonso VI, justamente cien años antes, siendo lugar de enfrentamientos bélicos constantes, esta se perdió pasando de cristianos a musulmanes en repetidas ocasiones hasta pasar definitivamente al reino de Castilla.



Por eso hoy en día tiene esa arquitectura marcadamente de carácter europeo.

“Los invasores necesitaban romper 7 puertas para llevar al núcleo de la fortaleza.”

Las ampliaciones y reformas del castillo continuaron a lo largo de los siglos para adaptarse paulatinamente a los usos y costumbres de cada época, dotándole de archivo, capilla, sala capitular, aljibes, potentes defensas (era necesario romper 7 puertas para acceder al núcleo central de la fortaleza y el grosor medio de sus muros es de 4.5 metros y la altura de sus torres de 30 metros, lo cual, unido a su posición estratégica, le daba un aspecto inexpugnable).

Descripción

La estructura de este castillo es bastante atípica. Está constituido básicamente por un cuerpo central cuadrado con una gran torre cilíndrica a cada uno de sus lados. El recinto se encuentra rodeado por una barrera de la que sólo quedan restos en la parte que rodeaba el patio de armas.

Lo primero que aparece es un espacio vacío denominado centinela, desde donde se accede al castillo propiamente dicho, que está rodeado por la barrera defensiva.

La puerta de acceso está enmarcada por dos estructuras cúbicas, y sobre ella se encuentra el escudo del Prior de la Orden Juan José de Austria y el de los Álvarez de Valencia

Entre las estancias interiores destacan el aljibe, con cubierta de bóveda de cañón, un patio interior y los archivos de la Orden de San Juan, destruidos por las tropas francesas en 1814

La torre albarrana, elemento defensivo árabe que constituye una huella evidente de su paso por la zona, es de forma circular y se encuentra en la parte más meridional del castillo. Esta torre estaba unida al conjunto por medio de un adarve. Tiene cuatro pisos, por lo que su altura es considerable.

“Reconstruido al 50%.”

Su última ampliación se realizó en el siglo XVII con la intención de albergar una nueva ermita. La fortaleza continuó habitada hasta prácticamente principios del siglo XIX. En el año 1.813 el edificio fue volado por las tropas de Napoleón quedando en ruinas. 

En 1.837 sufrió el proceso desamortizador de Mendizábal para ser adquirido por el Ayuntamiento en 1.962. Actualmente se halla en fase de rehabilitación habiéndose recuperado el 50% del castillo. 

Hoy en día se pueden visitar dos de tres aljibes, la galería, la nave de archivos, la ermita, la sala capitular, la torre albarrana, las terrazas, el jardín, la barbacana y los pasos de ronda, siendo utilizado para representaciones teatrales y eventos culturales.



Fuentes:

http://www.castillodeconsuegra.es/el-castillo/
http://www.rutasconhistoria.es/loc/castillo-de-la-muela
http://relatosdeunacamara.blogspot.com.es/2014/07/castillo-de-la-muela-consuegra.html

Vida de un claro vascón de Toledo : Félix Urabayen

¿Cómo era físicamente Félix Urabayen? 

Su mujer, la toledana Mercedes de Priede Hevia2, escribe que “era un hombre flaco, desgarbado, más bien pequeño, con un pronunciado tipo vasco … nariz larga, nuez pronunciada, boca algo hundida y ojos grises, pequeños, penetrantes”. 

Dice que tenía una “espléndida cabellera negra y ondulada que peinaba hacia atrás.” Años más tarde, su sobrino Miguel recordará con melancolía cómo la figura de su tío se había encorvado y consumido. 

“Sólo su cabeza con la hermosa cabellera que siempre tuvo –ahora de un gris plateado– se levantaba desafiante de un cuerpo que ya parecía vencido.” De sus ojos grises, pequeños y penetrantes, recordará que su expresión “seguía siendo tan viva como antes; y sus labios seguían plegándose en una ligera sonrisa burlona que anticipaba el agudo humorismo de su espíritu” .



Otros toledanos le recuerdan “con su boina vasca, fumando y andariego, pasando muy a menudo por la calle de Santo Tomé camino del paseo del Tránsito. Nada amable en apariencia, como huidizo y malhumorado y con una vestimenta algo rara”.4 Su esposa ratifica esta última opinión y dice que su esposo llevaba “melena, capa, chambergo y chalina de gran lazo”.

Máximo Martín-Forero, que fue alumno de Urabayen, nos ha dejado esta descripción:

El profesor de Gramática y Literatura Española ya tenía la cabellera plateada, con revolado mechón, adornando su frente. Eran sus ojos redondos, no muy grandes, con mirada penetrante, aguda y sagaz, yo diría tan irónica como su prosa; ni alto ni bajo, menudo de cuerpo. Vestía pulcramente, sin atildamientos, trajes de tonos juveniles, de tejido inglés y corte impecable

Otra persona que conoció a Urabayen fue Javier Malagón Barceló, quien escribió un emotivo retrato en el que nos recuerda a Urabayen como persona, como profesor, como novelista y como activista político.

Como persona, le recuerda como “un hombre gris, pero no en el orden humano o intelectual, sino por el color de su indumentaria: traje gris de paño inglés, zapatos grises de ante y sombrero gris peludo, y a ello habría que añadir el gris de la ceniza del cigarrillo que no se quitaba nunca de la comisura de los labios.” 

En cuanto a su físico, nos dice que era de estatura mediana, “nuestros buenos cincuenta kilos”, pelo gris y una sonrisa que desconcertaba. 

Como profesor le enjuicia como un liberal y un verdadero Maestro que “nos abrió un mundo no limitado al recinto amurallado de la ciudad, física y espiritualmente, y despertó en nosotros una serie de inquietudes en todos los órdenes de la vida” .

Leonard Shaewitz en Félix Urabayen centauro vasco sobre Castilla, dice que “de niño, fue más bien pequeño de estatura y siempre delgado y de poco peso. Su salud fue, en realidad, buena, aunque a cuantos le conocían les decía que estaba muy enfermo” . Al hablar de la salud de Urabayen, Fernández Delgado repite, con Shaewitz y otros, que era buena pero que decía que estaba enfermo aunque fuera mentira y añade que Esta inconsciente afirmación … se convirtió en verdadera obsesión, pues empezó a atormentarse con que debía estar

tuberculoso, temor que le acompañó durante toda su vida como presunción de su propio final .

Manuel Baer, en el prólogo a la edición El barrio maldito, le describe como Bajo de estatura, magro de carnes, de nariz prominente y boca firmemente dibujadas, mejillas escurridas y mirada honda, teñida a veces de melancolía, un tanto hipocondríaco, afable en el trato, maestro perspicaz, lector omnívoro y conversador ingenioso hasta el sarcasmo (13).

Urabayen por dentro ¿Y cómo era Félix Urabayen por dentro? ¿Qué personalidad tenía? 

Su hija, María Rosa, al hablarme de su padre me dijo una frase que me pareció que le definía muy bien. “Era un hombre de detalle.” Detalle en la vida y en la muerte, detalle en la obra literaria, detalle en su manera de irritar a los demás, detalle en su superioridad, detalle en sus debilidades.

Manuel Baer le describe como una rara avis … de talante liberal y convicciones republicanas, pedagogo progresista, rico por matrimonio, bohemio a ratos y autor afamado por sus colaboraciones en la prensa diaria, fue parte de la pléyade de intelectuales de izquierda que la victoria de Franco extirpó de la faz de este país y cuya memoria sepultó en el olvido durante cuatro décadas (13).

Su esposa dice que Urabayen fue siempre un obstinado y tenaz, aunque parecía débil y sin gran voluntad … pero sobre todo era un hombre bueno, comprensivo, liberal, veraz y honesto; todo ello con la naturalidad de lo ancestral del vasco primitivo. Creyente, pero no practicante, su amplitud de ideas le acercaban a todos lo medios sociales .



Miguel Urabayen, que conoció personalmente a su tío ya en los últimos años, escribe que “si las debilidades de la carne encontraron muy poco campo en su delgado cuerpo, lo mismo puede decirse de las flaquezas del espíritu” ya que no era envidioso y tuvo una desahogada posición económica al casarse con uno de los mejores partidos que había en Toledo en aquel entonces. 

Tenía también un buen sentido del humor y cuando contaba una historia “no sólo hablaba; sus gestos y actitudes eran un extraordinario acompañamiento mímico … con una voz de súbita fuerza y volumen”. Su esposa le recuerda como buen narrador y charlista que “pontificaba sobre cualquier tema … le ayudaba su voz llena, algo bronca y potente, en contraste con su cuerpo flaco y desmedrado” 

Urabayen tenía sus fobias y una de ellas era el terror a las tormentas, por las que sentía “un miedo irracional que no podía dominar aun sabiendo lo absurdo de su actitud” (1968 b, 27). 

El odio a los viajes era otra de sus conocidas manías. 

Granjel añade a estas manías la de la avaricia y dice que “parecía mixto de vasco y judío”8 (1968 a, 257). Por otra parte, su vida cotidiana era mas bien provinciana y sin grandes acontecimientos, fumaba casi continuamente, nadie le tuteaba (salvo la familia) y aunque poseía un automóvil con chofer a Urabayen le encantaba andar.

Shaewitz opina que don Félix “era un hombre de ideas muy abiertas, pero a la vez solía adoptar actitudes opuestas a las dominantes” . En la Primera Guerra Mundial fue germanófilo para llevar la contraria a la mayoría de sus amigos.

Hilario Barrero
http://www.cervantesvirtual.com/obra/vida-y-obra-de-un-claro-vascon-de-toledo-el-legado-literario-de-felix-urabayen--0/

viernes, 24 de abril de 2015

Convento de Santo Domingo de Guzmán,Ocaña

El Convento de Santo Domingo de Guzmán en el municipio de Ocaña (Toledo), es una construcción renacentista de mediados del siglo XVI.

El Decreto de Desamortización de Mendizábal, que suprimió todos los conventos de la Península, admitía algunas excepciones, entre las que figuraba el Colegio Misionero para Asia, el de los Dominicos de Ocaña.

Historia

En un terreno perteneciente a Doña Leonor de Tobar y una parte de solar cedido por la reina Juana I de Castilla (madre delEmperador Carlos V) colindante con la antigua muralla -según la Real Cédula de 24 de diciembre de 1530-, se comenzó a edificar este convento (en los inicios denominado del Rosario), finalizándose las obras en el año 1542.



Colocó la primera piedra el Príncipe Felipe, que por aquella época moraba en Ocaña y donde pasaría gran parte de su infancia.

Alonso de Covarrubias realizo el claustro del convento.

Iglesia de Santo Domingo de Guzmán

Es una planta rectangular de tres naves con ábside poligonal y seis capillas custodiadas con artística rejería.

Sus favorables proporciones (40 metros de largo por 21 metros de ancho en el crucero y 19 metros en la cúpula) y luces que le suministran sus amplios ventanales, hacen del templo un lugar confortable y holgado para las celebraciones religiosas.

Entre 1888 y 1891 y bajo el rectorado del padre fray Miguel Navarro fue pintado todo el templo y otras dependencias del convento, obra que ejecutó el seglar fray Luis Santiago, pintor y discípulo aventajado de Luis de Madrazo. Desde el zócalo hasta lo más alto de la cúpula se puede observar el gusto artístico, sobre todo en las pinturas murales de los paños derecho e izquierdo del crucero. Los cuadros del retablo son del padre Julio Ibáñez, dominico y pintor realista instruido en la Escuela de Roma.

Claustro de Santo Domingo de Guzmán


Es una planta rectangular de dos alturas y escalera en los ángulos Noreste y Suroeste cubiertos de artesonados con tirantes y reforzadas las esquinas. El Claustro Bajo lo forman lados de seis y ocho tramos con columnas de piedra de orden dórico, que reposan en un pequeño pedestal rematadas en su parte superior por arcos de medio punto y ornamentados por unos pequeños escudos. Todo el conjunto está cerrado por carpintería de madera y vidrio. 

El Claustro Alto consta del doble número de vanos, doce y dieciséis por cada lado. Los pórticos de piedra descansan sobre columnas de orden jónico embellecidas con medallones tallados en la viga. Todo el perímetro posee una balaustrada clásica con algunas molduras talladas en piedra de Colmenar de Oreja. Está cerrado por carpintería metálica y vidrio en todos los vanos. En éste se hallan ubicados los Museos de Arqueología y el de Exposición Misional Dominica, al igual que el Coro.

Coro



Es, sin lugar a dudas, lo que más reclama la atención, pudiendo perfectamente ser equiparado con los más destacados de nuestras catedrales. Fue esculpido en 1573 en madera de nogal de estilo renacentista italiano, obra sufragada por el clavero de la Orden de Calatrava, Fernando Fernández de Córdoba, y ubicado en el Convento de la Asunción de Calatrava de Almagro. En 1866, el rector de la Orden del Convento de Santo Domingo de Guzmán de Ocaña, el Padre Fray Antonio Viñolas se lo adquirió a Isabel Aparicio abonando por él 11.000 reales. En él se observan unos bajorrelieves muy sutiles, pero de gran expresividad. Los del coro superior simbolizan santas a un lado, y santos al otro. Entre ellos, efectivamente sin ser santo, está el promotor del citado coro. Son merecedoras de mención las "Misericordias" y, más aún, los bajorrelieves del coro bajo que simbolizan personajes de la Biblia, hombres y mujeres asociados independientemente y argumentando en cuanto a su ubicación a la del coro superior.

Coro de Santo Domingo de Guzmán

Museo Arqueológico

Es el producto y la tarea inagotable a lo largo de algo más de treinta años del dominico Fray Jesús Santos Montes, en el que se compilan cientos de piezas y objetos naturales de Ocaña y su Comarca. El museo plantea un recorrido por la comarca de Ocaña desde la Prehistoria hasta nuestros días, explicado a través de varios yacimientos, de modo que sean los propios restos materiales los que den a conocer, de forma sencilla, la historia de la sociedad que los realizó.

 La colección expuesta se articula en torno a siete grupos temáticos que representan la evolución de la sociedad: el Paleolítico, que engloba el origen del hombre y el empleo de los primeros utensilios en piedra; la revolución neolítica y el descubrimiento de la agricultura; la Edad del Bronce y el nacimiento de las primeras sociedades complejas; la Edad del Hierro y el origen de la sociedad actual; la romanización y los orígenes del estado moderno; la Edad Media con la invasión musulmana y la conquista cristiana y, por último, las Épocas Moderna y Contemporánea. En un principio estuvo situado dentro del propio convento, pero actualmente esta en dependencias del Ayuntamiento en la Calle Lope de Vega, junto al Teatro.

wikipedia

Los Azudes de Toledo

El parecido de los azudes del siglo XVI con los tradicionales del Tajo en el entorno de Toledo y con otras presas antiguas como las de Llobregat, nos lleva a creer que su origen es autóctono y que ya en dicho siglo los azudes habían alcanzado una forma definitiva, que en el Tajo se ha conservado hasta nuestros días. […] 

Los azudes del Tajo, cuyo origen se remonta por lo menos a la dominación árabe de Toledo, parecen ser el resultado de la evolución natural de este tipo de obras. 

Una explicación elocuente de esta evolución la hemos encontrado en el citado Libro Nono* y la resumimos como sigue: La forma más rudimentaria de derivar agua de un río consiste ”en no hacer más que ir poniendo de las piedras del mismo río puestas amontonadas y después con unos céspedes de tierra ir poniendo a la parte de donde viene el río”. 



Este tipo de azudes no eleva el agua pero ayuda a derivar una parte de ellas hacia el canal o acequia. Para construir otro tipo de “más artificio, véase hincando estacas de palo en el suelo del río cuando el suelo no es de peña y… después de ser hincados los palos vásele entretexiendo de ramas y piedras y … así se van levantando hasta llegar a la altura que conviene… y no son más que para encaminar el agua que aunque la crecida se los lleva luego es vuelto a reparar”. 

Otros azudes se hacen con maderas y piedras a losas. Por último existen los más elaborados a que nos hemos venido refiriendo, que en tiempos relativamente recientes han sido revestidos con una capa de hormigón o de otra fábrica compacta, adquiriendo su apariencia actual.

Características de estos azudes 

Resultado de imagen de Azud De Toledo

Se ésta y otra la génesis de los azudes del Tajo, lo cierto es que se han conservado las mismas características desde el siglo XVI hasta nuestros días y que pueden presentarse como modelos de obras sencillas, perfectamente adecuadas al medio y al cumplimiento de sus fines. La observación de su comportamiento nos lleva a las siguientes conclusiones: En el aspecto hidráulico, su forma prismática con el plano superior de escasa pendiente hace que el agua resbale sobre el azud sin producir remolinos ni perturbaciones aguas abajo.

 El pequeño resalto del pie del azud sobre el lecho, ya sea originario o adquirido por el paso del agua, constituye una defensa contra una mayor socavación, como se muestra en la figura 7. Con caudales débiles o medianos, la corriente forma un pequeño remanso al pie del azud que impide el arrastre de las partículas sólidas y que la presa se siga descalzando. 

Y con caudales grandes,cuando la energía de la corriente es intensa, la onda de superficie forma una contracorriente de fondo que contribuye a arrimar materiales sólidos a la presa y garantiza su estabilidad. En el aspecto constructivo, la altura reducida de estos azudes, que en el entorno de Toledo apenas sobrepasa los dos metros de altura y que llega a 4,10 en El Emboscador, facilita su construcción. 

Sus reparaciones, al ser posible caminar y trabajar sobre el plano superior de la presa gran parte del año, resultan sencilla y relativamente económicas. 

Desde el punto de vista de la modesta navegación que pudo haber en otro tiempo, hemos llegado a ver cómo barqueros, con sus sólidas embarcaciones de fondo plano, se deslizaban por la lámina de agua que vertía sobre los azudes y hemos visto en planos y grabados antiguos azudes con una chorrera a canaleta de escasa profundidad […] para facilitar el descenso de las barcas, o el ascenso con la ayuda de un malacate. 



En lo que respecta a su aprovechamiento, los azudes del Tajo se han utilizado secularmente como fuentes de energía hidráulica para mover molinos, batanes e ingenios en las orillas, así como para la derivación de caudales destinados al riego [...]. 

A finales del siglo pasado algunos de estos azudes se dedicaron a la producción de energía eléctrica, hasta que bien entrado el actual, los gastos de operación, especialmente los de personal, resultaron demasiado altos con respecto a la escasa producción energética. 

Tal vez la automatización de las pequeñas centrales hidroeléctricas, al reducir sus gastos de funcionamiento, haga posible que los tradicionales azudes del Tajo se aprovechen de nuevo y sigan recibiendo la atención necesaria para mantenerlos en buen estado”.

 * “Los Veintiun Libros de los Ingenios y de las Máquinas”. Pesudo Juanelo Turriano, Libro Nono pp. 241 y 270, Col. De Ingenieros de Caminos, C. y P. Ed Turner. Madrid 1983. 

Manuel Díaz Marta, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, es autor de un artículo publicado en la Revista de Obras Públicas en 1987, titulado “Los azudes del Tajo en Toledo Aranjuez”. En esta obra se explican los antecedentes, evolución y características de los azudes del Tajo.

Fuente: http://www.chtajo.es/Servicios/InformPub/Documents/TajoEnToledo/Proyecto/001-MEM/Memoria.pdf
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