domingo, 19 de febrero de 2017

Los viejos Olmos de Toledo

Resultado de imagen de Olmos de LayosLa edad de los viejos olmos de Toledo 

En la segunda mitad del Siglo XVIII era incuestionable la preocupación por el degradadodecadente estado de los bosques y las arboledas en España, causado entre otras muchas causas por las incontroladas roturaciones para cultivo agrícola, los incendios provocados para favorecer la regeneración de pastos para la entonces preeminente cabaña ganadera, el aprovechamiento de maderas y leñas para uso doméstico, instrumentos de labranza y muebles, y principalmente por las reiteradas talas de bosques que, desde el siglo XVI, se realizaban para satisfacer el abastecimiento de los ingentes volúmenes de madera requeridos para la construcción de navíos, tanto mercantes como de guerra, labor fomentada desde el descubrimiento de América, tanto por Los Reyes Católicos, como por todos sus posteriores sucesores hasta Carlos 1lI, en cuyo reinado la Armada Espa- ñola alcanzó su mayor esplendor. 



GASPAR DE ARANDA y ANTÓN, autor de Los Bosques Flotantes, realizando diversas aproximaciones estima que el volumen de madera utilizada para estos fines, durante el siglo XVIII alcanzó la cifra de 634.500 m,c. de ellos dos terceras partes de frondosas, roble principalmente, siendo la madera del olmo junto a la del fresno muy apreciada para las cure- ñas de los cañones y para las cuadernas de las embarcaciones menores, y un tercio de coníferas, justificando que la Armada Española fuera considerada como, la "Selva del Mar" o también como el "Bosque Flotante" 

Estas circunstancias, que llevaron casi al agotamiento las existencias de madera y leñas, en ningún caso fueron palIadas, ni por las numerosas disposiciones y reiterados requerimientos realizados por los Monarcas "para la guarda, conservación y repoblación de los montes", ni por las llamadas y advertencias de relevantes hombres sobre los beneficios y virtudes dimanados de los árboles y de los bosques. 

El eximio talabricense GABRIEL ALONSO DE HERRERA, en su obra Agricultura General, publicada en el año 1513, cuya vigencia se prolongó durante más de doscientos años y que incluso no la ha perdido aún, ya alertaba que "el cultivo de árboles es tanto o más necesario que otro cualquiera para el mantenimiento humano" y aseguraba que "En los árboles hay más provecho y deleite, y en las frutas, placer, y en la frescura de las hojas, colores y olores de diversas maneras de flores; en la variedad de los sabores, en la multitud de las frutas; sombras de ve~ rano, música suavísima de pajaritos que gorjean en los árboles. El ejército de las arboledas es tan sano, tan agradable y deportoso y de tan poco trabajo que casi menos no puede ser.

 Es una buena obra poner un árbol, aprovecha a presentes y venideros." Son, sin embargo, los hombres de la Ilustración quienes, a partir de mediados del siglo XVIIl, toman conciencia de la transcendencia de los montes y bosques en la evolución de la naturaleza y la imperiosa necesidad de su restauración y conservación El insigne y polifacético ANTONIO PONZ, incansable viajero, publicó, desde el año 1771 hasta su muerte, en 1792, una extensa obra de 18 tomos, titulada Viaje de E'paña, en la que se recopila la situación social, económica y cultural durante el reinado de Carlos 1lI, denunciando el precario estado y degradación del arbolado.

En referencia a los Montes de Toledo dice: "En otros liempos fueron capaces de surtir de carbón y leña a la mayor parte del reino, pero hoy se hallan tan aniquilados que apenas pueden abastecer a Toledo. 

Llegará un día que ni esto se logrará si no se pone remedio en establecer los plantíos de pinos ,encinas robles, nogales y de otros árboles," Reseña los muchos beneficios que se derivan de los montes y del arbolado con expresiones que aún mantienen plena actualidad: "Donde faltan las lluvias se aminoran los ríos, se secan muchas fuentes, pierden su caudal los arroyos, y donde no hay objetos que exhalan humedad no pueden participar de ellas los vientos, son escasas y difíciles las lluvias que suministran dichos caudales. ( ... ) Sin duda, que la escasez de árboles causan sequedad del clima, la esterilidad de toda la tierra, falta de granos y otros males ... " Explicando técnicas para plantar y multiplicar entre otros el olmo, el álamo negro y blanco, propone como medidas prácticas para activar los trabajos de repoblación y plantíos

"Que las Sociedades Patrióticas investiguen qué especies de árboles son los más a propósito, útiles y necesarios en las diversas provincias y distritos; como se podrían formar almácigas generales y qué medios serí- an los mejores para fomentar entre los vecinos de cada pueblo el plantío de árboles connaturales en su territorio ... " y aconseja que se establezcan " ... entretanto, semilleros en cada pueblo: premios y remuneraciones dadas moderadamcnte y con oportunidad; algún honor, beneficio notable al labrador o dueños de haciendas que más se esmerase; promover a intendentes, corregidores, alcaldes, párrocos, cte. que mejor, más sabiamente lo fomentasen yefectuascn .. ." Esta preocupación no es ajena al propio Rey, el también Ilustrado Carlos /11, que reconociendo el fracaso de la Ordenanza de Montes de la Marina, promulgada en 1748 por Fernando VI, sobre la obligación de plantación de árboles y creación de viveros, estimuló estos trabajos, premiando a los que habían plantado árboles en los contornos de Madrid y dando gratuitamente siembras y plantas de sus viveros de Aranjuez. 

Esta misma preocupación también era compartida por el Ilustrado Cardenal de Toledo don Francisco Antonio de Lorenzana que, al someter a los señores Vicarios y Curas Párrocos de los municipios de su jurisdicción, excluido Toledo, a un interrogatorio sobre la situación socio-econó- mica y cultural de sus parroquias, incluye la pregunta VI, donde requiere información sobre la siguiente cuestión: "Qué Montes, Bosques y Floresta tiene el Lugar, de qué matas poblados, como se llaman, á qué ayre caen y quánto se extienden".

La respuesta, con las lógicas deficiencias de conocimientos botánicos de muchos de los informadores, confirman el paupérrimo estado de las cubiertas arbóreas de los montes y territorios de la archidiócesis. De las 140 respuestas, en casi el 50%, o no contestan o lo hacen manifestando que "sin bosques ni floresta" o que no tienen "nada que decir o que expresar". 

El árbol más citado es la "encina", pero solo en un 33% de ellas y, son muy pocos los que mencionan el "roble y el alcornoque". Las "alamedas" con álamos negros o blancos son reseñadas en una veintena de contestaciones, siendo las más significativas: la de Añovcr del Tajo, que hace referencia a los contiguos "sotos y bosques del Rey" a la izquierda del río Tajo, y la de Alameda de la Sagra que, negando la existencia de bosques o floresta alguna en su territorio, manifiesta: "Y si no fuera por el real bosque del río Tajo, propio de Su Majestad, donde se cortan o talan y se surten los pueblos de leñas, no se consumiría otra cosa que paja y basura." Algunos se limitan a citar la existencia de "chaparros" y otros de "mata parda", asociación vegetal que constituyen el actualmente denominado bosque mediterráneo. 

Las contestaciones ratifican las retlexiones de ANTONIO PON7 y confirman el deterioro del arbolado en las vegas. no solo del río Tajo. sino también en las vegas de todos los ríos y arroyos del arzobispado. Sin embargo. son varias circunstancias las que propiciaron las plantaciones de los olmos que nos ocupan.

En primer lugar la coincidencia del propio Rey y del Cardenal LorenLana en la necesidad de la recuperación de los bosques y plantaciones; el afortunado establecimiento de la "Real Fábrica de Espadas". en la Vega Baja. y el diseño por Sabatini. arquitecto del edificio central de La Real Fábrica. de una alameda desde la Puerta de Bisagra hasta el propio edificio. 

El Archivero del Excmo. Ayuntamiento de Toledo. MARIANO GARl'IA RUIPÉREZ. en su artículo "El árbol, el Tajo y Toledo: Alamedas y Plantí- os", en el libro Cerca del Tajo, define los árboles como "catedrales de la naturaleza de una vida efímera", y atribuye al Cardenal Lorenzana que el inicial proyecto de Sabatini, aprobado por el Rey, "fuera reformado y se 1792, una extensa obra de 18 tomos, titulada Viaje de Espa¡ia, en la que se recopila la situación social, económica y cultural durante el reinado de Carlos 1Il, denunciando el precario estado y degradación del arbolado,

En referencia a los Montes de Toledo dice: "En otros tiempos fueron capaces de surtir de carbón y leña a la mayor parte del reino, pero hoy se hallan tan aniquilados que apenas pueden abastecer a Toledo. Llegará un día que ni esto se logrará si no se pone remedio en establecer los plantíos de pinos ,encinas robles, nogales y de otros árboles." 

Reseña los muchos beneficios que se derivan de los montes y del arbolado con expresiones que aún mantienen plena actualidad: "Donde faltan las lluvias se aminoran los ríos. se secan muchas fuentes. pierden su caudal los arroyos, y donde no hay objetos que exhalan humedad no pueden participar de ellas los vientos, son escasas y difíciles las lluvias que suministran dichos caudales. ( ... ) Sin duda, que la escasez de árboles causan sequedad del clima, la esterilidad de toda la tierra, falta de granos y otros males ... ,. Explicando técnicas para plantar y multiplicar entre otros el olmo, el álamo negro y blanco, propone como medidas prácticas para activar los trabajos de repoblación y plantíos "Que las Sociedades Patrióticas investiguen qué especies de árboles son los más a propósito, útiles y necesarios en las diversas provincias y distritos; como se podrían formar almácigas generales y qué medios serían los mejores para fomentar entre los vecinos de cada pueblo el plantío de árboles connaturales en su territorio. y aconseja que se establezcan " ... entretanto, semilleros en cada pueblo: premios y remuneraciones dadas moderadamente y con oportunidad; algún honor, beneficio notable al labrador o dueños de haciendas que más sc esmerase; promover a intendentes, corregidores, alcaldes, párrocos, etc. que mejor, más sabiamente lo fomentasen y efectuasen ... " 

Esta preocupación no es ajena al propio Rey, el también Ilustrado Carlos I1I, que reconociendo el fracaso de la Ordenanza de Montes de la Marina, promulgada en 1748 por Fernando VI, sobre la obligación de plantación de árboles y creación de viveros, estimuló estos trabajos, premiando a los que habían plantado árboles en los contornos de Madrid y dando gratuitamente siembras y plantas de sus viveros de Aranjuez,

Esta misma preocupaclon también era compartida por el Ilustrado Cardenal de Toledo don Francisco Antonio de Lorenzana que, al someter a los señores Vicarios y Curas Párrocos de los municipios de su jurisdicción, excluido Toledo, a un interrogatorio sobre la situación socio-econó- mica y cultural de sus parroquias, incluye la pregunta VI, donde requiere información sobre la siguiente cuestión: "Qué Montes, Bosques y Floresta tiene el Lugar, de qué matas poblados, como se llaman, á qué ayre caen y quánto se extienden", La respuesta, con las lógicas deficiencias de conocimientos botánicos de muchos de los informadores, confirman el paupérrimo estado de las cubiertas arbóreas de los montes y territorios de la archidiócesis, De las 140 respuestas, en casi el 50%, o no contestan o lo hacen manifestando que "sin bosques ni floresta" o que no tienen "nada que decir o que expresar". El árbol más citado es la "encina". pero solo en un 33o/r de ellas y, son muy pocos los que mencionan el "roble y el alcornoque". 

Las "alamedas" con álamos negros o blancos son reseñadas en una veintena de contestaciones. siendo las más significativas: la de Añover del Tajo, que hace referencia a los contiguos "sotos y bosques del Rey" a la izquierda del río Tajo, y la de Alameda de la Sagra que, negando la existencia de bosques o floresta alguna en su territorio, manifiesta: "Y si no fuera por el real bosque del río Tajo, propio de Su Majestad, donde se cortan o talan y se surten los pueblos de leñas, no se consumiría otra cosa que paja y basura."

Algunos se limitan a citar la existencia de "chaparros" y otros de "mata parda", asociación vegetal que constituyen el actualmente denominado bosque mediterráneo. Las contestaciones ratifican las reflexiones de ANTONIO Po~z y confirman el deterioro del arbolado en las vegas, no solo del río Tajo. sino también en las vegas de todos los ríos y arroyos del arzobispado. 

Sin embargo. son varias circunstancias las que propiciaron las plantaciones de los olmos que nos ocupan. En primer lugar la coincidencia del propio Rey y del Cardenal Lorenzana en la necesidad de la recuperación de los bosques y plantaciones; el afortunado establecimiento de la "Real Fábrica de Espadas", en la Vega Baja, y el diseño por Sabatini, arquitecto del edificio central de La Real Fábrica, de una alameda desde la Puerta de Bisagra hasta el propio edificio. 

El Archivero del Excmo. Ayuntamiento de Toledo. MARIANO Gi\RCIA RUIPÉREz, en su artículo "EI árbol, el Tajo y Toledo: Alamedas y Plantí- os". en el libro Cerca del Tajo, define los árboles como "catedrales de la naturaleza de una vida efímera", y atribuye al Cardenal Lorenzana que el inicial proyecto de Sabatini, aprobado por el Rey. "fuera reformado y se concibiera como paseo público, logrando que Carlos III donara el arbolado necesario de los viveros de Aranjuez", reconociendo la generosidad del purpurado que "costeó su traslado hasta Toledo, el nivelado de las tierras de la Vega, y su plantación, iniciada el 13 de enero de 178I,empleando en ello cuantiosos caudales y dando trabajo a centenares de jornaleros" . Describe el paseo "diseñado con tres calles, la del medio para los coches, y las dos laterales para los transeúntes, con tres plazuelas, y con una extensión de 1830 varas" y destaca el compromiso del Ayuntamiento de Toledo en "hacer frente a los gastos derivados del riego, replantación de marras y guarda del arbolado". 

Estima que "existían en 1877 en el paseo de la Vega no menos 2400 árboles, en su casi totalidad álamos". FERNANDO MARTÍNEZ GIL, en la Historia de Toledo de la editorial Azacanes, consigna que ANTONIO PONZ calificó el paseo como "nuevo y delicioso paseo de la Vega" y proporcionó la información de que el Corregidor estaba disponiendo árboles en el camino que iba a Aranjuez, para otro paseo, anticipando, que de concluirse "será ciertamente uno de los más deliciosos de España". MARIANO GARCIA RUIPÉREZ data el comienzo de ejecución de esta plantación en el Paseo de la Rosa o Cabrahigos en el año 1783, y de nuevo ANTONIO PONZ atribuye al Cardenal Lorenzana la financiación, al menos, del transporte de las plantas desde Aranjuez.

Destaca, por otra parte la actividad y celo del C(llTegidor D. Gabriel Antonio Salido, en su realización. El éxito de este Paseo y la labor del Corregidor es reconocido también por el propio ANTONIO PONZ en el año 1787 que describe el paseo en la siguiente forma: "Ha dado ulla gran helleza al ingreso de la Ciudad por el camino Real, y trecho llamado de Cabrahigo. que dirige al Sitio de AranjucJ:. hahiendo ensanchado notablemente aquel camino, plantando una alameda a uno y otro lado, que ya se extiende hasta el arroyo que llaman de la Rosa. distante un quarto de legua de Toledo 

Para persevar este plantío ha formado por todo él una estacada, ha puesto vides al pié de algunos árholes, que con el tiempo se enredarán en ellos. rosales y otras plantas de flore:-, en los espacio, intermedios. habiendo dado ya esta primavera un hermoso e:-,- pcctáculo al público; ha buscado y recogido aguas que no tenían uso, con las cuales ha formado dos grandes fuentes ... ha puesto asientos cómodos de piedra en los garajes convenientes." No tenemos referencia concreta sobre la plantación en el Paseo de Recaredo, pero por su situación debió ser realizada simultáneamente con las plantaciones de la Vega. Así se intuye observando la colección de los Planos de Toledo recopilados por JULIO PORRES MARTÍN-CLETO.

En el plano número once. levantado y publicado por FRANcIsco COELLO Y MAXIMIANO HI.IÓN en el año 1858, figuran gráficamente retlejadas estas plantaciones, por alineaciones de puntos, en la entonces Ronda Nueva, actual Paseo de Recaredo y. siguiendo la traza de la carretera de Aranjuez. en el Paseo de La Rosa. Se identifican también las plantaciones en otros caminos y sendas en la Vega Baja, pero no concretamente en el de la "Fábrica de las Espadas", omisión que puede atribuirse a quedar más alejado del casco urbano. 

Si aparece ya en el plano número doce. publicado por JOSÉ REINOSO en el año 1882, en el que JULIO PORRES considera que sus autores recogen detalles "con gran perfección". y se confirman en el plano número trece, revisado y ultimado por ALFONSO REY PASTOR, en el año 1926. En el último plano de la colección, el número catorce, actualizado en 1982 por RODOLFO GARCÍA-PABLOS, se perfeccionan los gráficos de los arbolados que venimos citando que, sin embargo, quedan acortados en su longitud en los paseos de Recaredo y De la Rosa, afectados ya por el desarrollo urbanístico y red viaria de la ciudad. En el Paseo de la Vega el arbolado se presenta todavía sin solución de continuidad evidenciando el alarmante deterioro sufrido en los años transcurridos desde dicha fecha. Todo ello confirma, sin riesgo alguno, que nuestros viejos olmos han sido testigos vivos de la historia de Toledo, durante más de dos siglos y sólo por ello merecen el reconocimiento de Toledo y de los toledanos.

http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0042_12.pdf

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