viernes, 30 de junio de 2017

La Universidad de Toledo en el Siglo XVIII ( I )

Resultado de imagen de Universidad de Toledo en el Siglo XVIIILa Universidad en el siglo XVIII presentaba un aspecto desolador antes de la expulsión de los jesuitas de España, decretada por Carlos III en la pragmática sanción de 2 de abril de 1767_ Siguiendo a Avilés 1, la enseñanza era totalmente clasista y la educación se dirigía preferentemente a la clase aristocrática. 

Los jesuitas controlaban tamo a la juventud como algunos cargos del Estado, llegando dicho control hasta el mismo confesionario regio, convirtiéndose en un grupo de presión político y social en toda regla. 

También el Consejo de Castilla tuvo un protagonismo esencial en las funciones legislativas, ejecutivas y judiciales, teniendo la competencia entre otras de aprobar los nombramientos de los catedráticos. Con fecha 11 de marro de 1769 se data la primera disposición legal que dictó el ministro Campo manes, creando el cargo de director-rector. 



El tono general deprimido de las últimas décadas del siglo XVII se prolongaría en las siguientes del siglo XVIII y la actividad intelectual sería muy limitada hasta bien entrada la segunda mitad de siglo. 

Después de la expulsión de los jesuitas, la educación intelectual se hace más científica, de acuerdo con el reformismo borbónico y la influencia del nuevo pensamiento ilustrado, iniciándose lentamente una reforma profunda en planes de estudios, cambios de autores, constituciones, etc. .. apareciendo la Real Orden de 12 de agosto de 1768 y declarando extinguidas todas las universidades y estudios de cátedras de la escuela jesuítica. Pronto apareció la idea de que «la enseñanza superior debería ser un servicio público» 2, en todos los centros del Estado.



Como indica Sarrailh 3, los profesores jesuitas eran bien vistos en la corte de Felipe V y Fernando VI; pero en la de Carlos III se hacen sospechosos, no pudiendo contar con ellos para iniciar la reforma, acudiendo a laicos y religiosos que no fueran de la Compañía. Los dominicos, en la época de Carlos III parecen reemplazar a los jesuitas en los favores oficiales; así el general de la orden, el gran fraile catalán Joan Tomás de Boxadors, más tarde cardenal, se convierte en amigo del rey, quien le hace Grande de España. En el mismo momento los agustinos tienen al padre Vázquez, enemigo declarado de los jesuitas y unido por vínculos de amistad a los ministros ilustrados, luchando, junto con los dominicos, por suplantar las doctrinas molinianas por las de San AgustÍn y Santo Tomás.

Con fecha 6 de septiembre de 1770, el Consejo Supremo manda instrucciones al presidente de la Chancillería de Valladolid para reglamentar la organización universitaria, destituciones de catedráticos etc., colocando a las universidades por primera vez bajo la autoridad real. Lo único que faltaba para completar la reforma universitaria era instituir el juramento de fidelidad al soberano para los candidatos a exámenes, y la ordenanza del 22 de enero de 1771 se ocupa de esta cuestión. Si a ésto se añade que el 22 de agosto de 1769, el Consejo Supremo da un nuevo plan de estudios a la Universidad de Sevilla y el 28 de noviembre de 1770 pide a todas que envíen proposiciones con vistas a su reforma, poden;¡os deducir que durante los años 1767-1771, Carlos III y sus ministros trabajan activamente en dicha reforma: Esta no podía olvidar a los Colegios Mayores, que parecían exigir una refundación total.

Los Colegios eran universidades dentro de la Universidad y estaban anexos a las de Salamanca, Alcalá de Henares y Valladolid. Sólo a partir de 1777 se publican los decretos definitivos para que los candidatos a estudiar en estos colegios se sometieran al Real Consejo, y éste escogería a los beneficiarios. Podemos decir que las reformas comienzan en España a partir de 1767, siendo la política de Carlos III la principal impulsora de los cambios intelectuales y la enseñanza superior empezó a ser un «servicio público» y no un bien de minorías.

BREVE HISTORIA DE LOS ESTUDIOS EN TOLEDO 

Como ya certeramente apuntó Parro '\ Toledo no ha sido sólo una ciudad cé- lebre únicamente por sus grandiosos monumentos, por su importancia de ser corte goda, árabe y castellana, así como por tener la primacía de su Santa Iglesia, riqueza y poderío de sus prelados, sino que también brilló con el esplendor de las ciencias y las artes que aquí se profesaron.

Ninguna noticia tenemos de que en la época goda hubiese en Toledo estudios públicos, pero sí que la cultura tuvo que refugiarse en los monasterios de donde salieron los obispos más destacados intelectualmente. En la época árabe hubo escuelas célebres donde se cultivaba el entendimiento y donde se enseñaba principalmente la medicina, agricultura y astronomía. En e! siglo XIII después de la conquista de Córdoba, Jaen y Sevilla, se trasladó a Toledo una escuela rabínica hasta la expulsión de los jud íos de España por orden de los Reyes Católicos, en 1492.

En e! siglo xlv-en 1374- se fundó un colegio junto a la Puerta de! Cambrón que fue dirigido por los padres agustinos, enseñándose Teología y Artes. En e! siglo xv -en 1494- el racionero D. Pedro de Rivadeneira fundó e! colegio ( convento) de las Nieves a las afueras de la ciudad, donde se estudiaba también Teología y Artes, dirigido por los padres dominicos que después pasaron los estudios a San Pedro Mártir, enseñándose Teología, Artes y Derecho Canónico. Por fin, en 1485, el maestrescuela D. Francisco Alvarez de Toledo obtuvo de su Santidad Inocencia VIII una bula, fechada e! 7 de mayo en Roma, donde se aprobaba levantar el Colegio que sería el de Santa Catalina, del cual nacería posteriormente la Universidad toledana. Así Colegio y Universidad formaron un solo cuerpo 'por espacio de casi tres siglos, hasta su separación que ocurrió siendo maestrescuela y rector el Dr. D. Juan Antonio de los Tueros.

Aún después de esta separación, no querida por el colegio de Santa Catalina, siguió teniendo algunas prerrogativas, como fueron: asistir a los claustros y mantener el sello oficial, donde se podía leer la siguiente inscripción: "Sello del colegio de Santa Catalina, Universidad de Toledo». Después de la separación oficial, la Uni:rersidad se estableció en las aulas que habían dejado los jesuitas; pero como el edificio se encontraba en mal estado, pasó a las dependencias de San Pedro Mártir en 1789, y en 1799 se estableció definitivamente en el edificio construido por Lorenzana 5, para que su enseñanza fuese más útil y pudiese beneficiarse la Imperial Ciudad, y estuvo en dicho edificio hasta 1845 que fue suprimida, para crearse la de Madrid, por su proximidad a la capital de España.

Desde luego podemos decir que la calidad de enseñanza que se impartía a finales del siglo XVlII fue aIta, pues una carta dirigida al maestrescuela y claustro de la Universidad de Toledo, fechada el 22 de septiembre de 1799, por D. Pedro Rivero, canónigo de la catedral de Zamora, dice: ... «he contrastado lo más florido de las universidades de Salamanca y Valladolid, pero habiendo conocido la de Toledo, tengo que decir que ésta no les cede ni en conocimiento, ni en luces, ni en crítica, ni en lucimiento ... "y finaliza deseando;' que la enseñanza se siga impartiendo brillantemente, para que se distinga entre todas las escuelas públicas» ...


Luis  Martín Martín 
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jueves, 29 de junio de 2017

70 años de la visita de Evita a Toledo


Acompañada por Carmen Polo, la mandataria argentina visitó en Toledo el Alcázar junto con el general Moscardó, la plaza de Zocodover y la catedral con el cardenal Plá y Deniel


Eva Perón y Carmen Polo pasean por la plaza de Zocodover de Toledo -
Fotografía Rodríguez
M. CEBRIÁN
Toledo17/06/2017 21:39h - 

La ciudad de Toledo ha estado engalanada estos días para celebrar su fiesta grande, el Corpus Christi. Pero, quizá, lo que muchos no sepan es que hace 70 años, el 13 de junio de 1947, las calles y plazas toledanas lucían esplendorosas también por otro motivo: la visita de la mandataria argentinaMaría Eva Duarte de Perón.



Ahora, siete décadas después, las hermanas y doctoras en Historia guadalajareñas, María y Laura Lara Martínez (Premio Nacional Fin de Carrera y Premio Algaba), han rastreado los archivos que guardan la huella del viaje de Eva Perón y reconstruyen para ABC lo que fue la «Gira del Arco Iris» que trajo a la España de Franco a la primera dama argentina.

Laura Lara explica que el viaje de Evita a la madre patria en 1947 se emarca dentro de la «Gira del Arco Iris», como fue denominada. En un periodo en el que España estaba aislada (en 1946 la Organización de las Naciones Unidas le impuso un veto y ordenó la salida de los embajadores, permaneciendo tan solo los de Argentina y Portugal), «la llegada de Eva Perón vino a traer una luz de esperanza».Las hermanas e historiadoras guadalajareñas Laura y María Lara

Según cuenta la historiadora guadalajareña, «el régimen franquista se volcó con la visita, no en vano era la única personalidad internacional que se atrevía a hacer pública su amistad con la España de Franco. Y había que cuidar esa relación pues, aparte de las ansias de demostrar al mundo que España no estaba aislada, el viaje estaba asociado al compromiso económico de ayudar a la alimentación de la población con el envío de carne en lata y también de cereal».

Eva Duarte, primera dama en tanto que esposa del presidente Juan Domingo Perón desde 1945, a quien había conocido siendo coronel un año antes,«quiso visitar Europa y ser recibida con honores de Estado, como una reina. Y este boato sólo lo consiguió en la España de Franco y en El Vaticano de Pío XII», señala la historiadora María Lara.

El 7 de junio de 1947 Eva Duarte de Perón llegó a Villa Cisneros, capital en aquellos años del Sáhara español (hoy Sáhara occidental), siendo recibida por el ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo. Al día siguiente fue trasladada a la isla de Gran Canaria, aterrizando en el aeropuerto de Gando, para después dirigirse a Madrid, donde sería agasajada por Franco con recepción oficial en el Palacio de Oriente.

Comenzaba un largo periplo con escala en un nutrido elenco de ciudades españolas, como Ávila, Medina del Campo (con entrada al castillo de la Mota por su simbolismo con Isabel la Católica y la Sección Femenina), Segovia y La Granja de San Ildefonso. Todo ello formó parte de la agenda del día 11 de junio.

Programa maratoniano

El 13 de junio visitó Toledo, acompañada de Carmen Polo, esposa de Franco. «El programa que el régimen preparó para agasajar a la esposa de Perón fue maratoniano», dice Laura Lara. Por la mañana, Eva Perón visitó el Alcázar, acompañada por el general Moscardó, «elevado a la categoría de héroe por el régimen franquista a raíz de la defensa de la España nacional aceptando incluso el sacrificio de su hijo Luis».Eva Perón saluda a los «héroes» del Alcázar de Toledo, en su visita al edificio

Después, la comitiva paseó por la plaza de Zocodover. En las instantáneas constan los anuncios y carteles de mazapán de las confiterías como telón de fondo. «Los vecinos estaban enfervorizados... Recordemos que Televisión Española no existía, de manera que los toledanos estaban viendo a una estrella cara a cara, era la única forma de conocer a las personalidades exceptuando el NO-DO proyectado en los cines», recuerda Laura Lara. Mientras, la Guardia Civil trataba de mantener el orden entre el gentío, se escuchaba el grito popular «Franco, Perón, un solo corazón».

Y finalmente, relata, la mandataria argentina se entrevistó con el arzobispo de Toledo y Primado de España, el cardenal Plá y Deniel, en la catedral toledana, en cuyas inmediaciones bailaron jotas en su honor. Era viernes, el día anterior se había celebrado en Toledo el Corpus Christi. Según cuenta María Lara, a Evita le gustaba ser madrina de bautismo de niños (no aceptaba niñas), aunque no se sabe por qué, y lo fue de una hembra aunque le hicieron creer que era un varón. Se dice que, al pie de la pila bautismal, comentó: «Qué lindo, parece una nena».

http://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/abci-70-anos-visita-evita-toledo-201706172139_noticia.html

miércoles, 28 de junio de 2017

El Péndulo Mozárabe (y IV) : La autonomía Jurídica

Resultado de imagen de mozarabeSalvo la última de las concesiones citadas, el marco general de conducta, está sin duda inspirado en el modelo musulmán.

La autonomía juridica es el rasgo saliente.

Las directrices establecidas por Alfonso VI siguieron en vigor bajo sus herederos, mientras la relación de fuerzas con el enemigo almorávide no se modificaron. El reinado de Alfonso VII, fue precedido por un balance fronterizo negativo, que explica que entre sus primeras gestiones aparezca la confirmación de los derechos mozárabes en 1117 • Desde 1140 Toledo vive alejada de la tensión fronteriza. Solamente las razzias almohades de 1182, 1185 Y 1196-1197 alcanzan a perturbar momentáneamente la tranquilidad de la ciudad.

Este cambio en las condiciones externas repercute en la política real frente a los distintos grupos de pobladores. Si durante la era de presión militar sobre Toledo, prevaleció el particularismo, en adelante la tendencia es la unificación de las poblaciones cristianas.



Al confirmar Alfonso VII en 1155 el fuero de los mozárabes, lo hizo extensivo a castellanos y francos. Bajo el reinado de Sancho III o Alfonso VIII -entre 1157 y 1169- se agudiza el proceso con la unificación del Derecho de Toledo.

Los fueros castellano y mozárabe fueron refundidos. En este marco la extensión de la vigencia del Fuero Juzgo a toda la población cristiana refleja aún la relación de fuerzas favorable a los mozárabes. No obstante, la intención unificadora presagia que en el momento que la relación de fuerzas se revirtiera, la comunidad mozárabe dejaría de regirse por su derecho particular. Se desconoce durante cuanto tiempo más siguió aplicándose el Fuero Juzgo. La solicitación de la confirmación de la Carta mozárabe de 1101, mediando el siglo XIV -{)tro reflejo de la resistencia mozárabe- indicaría quizás que la autodeterminación jurídica pertenecería al pasado".

El Fuero refundido --{;onfirmado por los reyes hasta principios del siglo XVIII- trató también de unificar el estatuto de la nobleza mozárabe con la castellana. En este punto, una vez ya tratada la actitud frente a los grupos culturales, conviene entender a los fueros como reflejo de la estructura social. Desde fines del siglo X el Derecho castellano convertía a los villanos armados a caballo en caballeros villanos. La misma posibilidad fue concedida a los mozárabes desde 1101. La tendencia a la polarización social queda reforzada por ley en 1182, cuando se exime a esta clase social del pago de toda décima, mientras sus miembros seguían percibiendo la décima de sus cultivadores . 

A estas cláusulas legales se agrega el proceso de acumulación de tierras descrito por Reyna Pastor que demuestra la cristalización de la polarización social. La historiadora concluye que estas transformaciones constituyen una de las tantas vertientes por las que el «modo de producción feudal fue avanzando por los reinos cristianos Toledo queda sumida bajo régimen señorial. Es un lugar común caracterizar a las ciudades medievales de Castilla y León como centros de un territorio circundante explotado por los grupos sociales dominantes.

Esta explotación es llevada a cabo por un señor colectivo: el Concejo. Este órgano de poder político urbano subrogando atribuciones y potestades desglosadas de la soberanía regia, ejerce su dominio sobre los hombres y las tierras que recubre su poder jurisdiccional. La dirigencia de este órgano está en manos de la oligarquía urbana • El caso de Toledo constituye, en cierta medida, una excepción respecto del patrón establecido. El Concejo toledano estaba bastante mediatizado por el poder regio. Aun así, el atributo esencial -la administración de justiciaestaba en sus manos.

Se suma a esta particularidad, que la dinámica de la repoblación había dejado en manos de nobles e instituciones eclesiásticas aldeas y heredades que no se someterán al Concejo. Es decir, que en Toledo y su entorno conviven los señoríos de carácter laico, eclesiástico y concejil . Tanto en el nivel político-juridico, como en el económico-social se observa el avance castellano progresivo sobre los fundamentos organizativos mozárabes.

La inmersión de la comunidad mozárabe se va totalizando a medida que sus marcos originales van siendo íntegramente desplazados. A los niveles ya tratados se suma un desarrollo similar en el plano religioso. También entre la Iglesia del Norte y la Iglesia mozárabe se dá una competencia desigual. La segunda queda reducida a las capillas existentes en el momento de la conquista. La primera comienza su expansión con la usurpación de la mezquita. Los arzobispos toledanos están indefectiblemente ligados a la Iglesia del Norte. Los primeros arzobispos, hasta 1l80 al menos, son francos, de las órdenes cluniciense o cisterciense.

En colaboración con la realeza y la Santa Sede marginan progresivamente a la Iglesia mozárabe74 • La misma dinámica en la relación de fuerzas se observa en el plano demográfico. La población de Toledo anterior a la conquista se estima en 35.000 habitantes. Durante el siglo XII el número se mantiene estable, descendiendo a 32.000. Al concluir el siglo xm, Toledo cuenta ya con 42.000 habitantes". Tal crecimiento demográfico refleja en cierta medida lo acontecido a lo largo de toda la Península Ibérica, cuya población pasó de siete millones al iniciarse el siglo XI, a nueve millones vísperas de la peste negra .

Si estos parámetros son estimaciones especulativas, más aún lo es el intento de determinar la composición étnico-cultural de dicha población. Aparentemente, al producirse la conquista, la comunidad mozárabe se convierte en el componente principal de la población, debido a la emigración musulmana.

La inmigración castellano-franca desde el norte, junto a la mozárabe desde el sur preservaron aparentemente la ventaja numenca en favor de la poblacíón lugareña. Testimonio de la primera encontramos en las cartas de donación de Alfonso VII a linajes castellanos. El segundo caso está constatado en la Chronica Ade(onsi Imperatoris". Mas posiblemente esta situación no se haya prolongado más allá del siglo XII. El crecimiento demográfico experimentado en Toledo a lo largo del siglo xm, es proporcionalmente igual al experimentado en la península toda, durante más de trescientos años.

La razón de tal celeridad en el caso de Toledo debería encontrarse en importantes olas migratorias desde el norte, de las cuales existen testimonios parciales. El conjunto de variables que componen el contexto descripto -nivel político-jurídico, estructura económico-social, nivel eclesiástico, demografia- conocen dos momentos diferenciados. Durante el período 1085-1157, circa, la comunidad mozárabe gozó de autonomía jurídica y eclesiástica, a la vez que de una importante presencia demográfica. Recuerdan estas condiciones las registradas bajo dominio musulmán. Es en este primer período cuando despega el proceso de acul!uración.

La orientación cultural se modifica, la castellanización lingüística avanza, la organización económico social se reestructura. Desde la segunda mitad del siglo XII, los condicionantes de la aculturación mozárabe se modifican. Los puntos de sostén de la comunidad son erosionados progresivamente. Los soportes demográfico, eclesiástico y juridico conocen su ocaso. En estas condiciones, la comunidad mozárabe sucumbe ante la marea de la asimilación. A partir de mediados del siglo XIV se pierde el rastro documental de la comunidad mozárabe. Desde entonces son castellanos. 

CONCLUSIÓN 

En el presente artículo he expueto una nueva propuesta metodológica para los estudios mozárabes. El estudio de la integración de la minoría cultural se ha efectuado por medio de dos procedimientos interrelacionados. Aplicación de una perspectiva antropológica primero, aproximación sociológica después. Los conceptos de difusión, aculturación, asimilación y resistencia delimitaron el marco del abordaje antropológico. La dinámica de estos procesos fue estructurada en niveles progresivos de profundidad.

El modelo braudeliano de la <, con sus ritmos de desarrollo político, económico y mental, sirvió como inspirador. El resultado fue la obtención de un nivel superficial consagrado al lenguaje, un nivel intermedio dedicado a factores económico-sociales con sus proyecciones sobre la vida cotidiana, y por último el nivel profundo de la rnentalité. La perspectiva antropológica, de naturaleza interpretativa, presenta un cuadro de la existencia de la minoría, caracterizando sus formas de vida.

La perspectiva sociológica consiste en la contextualización de la interpretación en el marco de las estructuras y procesos sociales. Éstos incluyen una serie de variables consecutivas: situación política, reglamentación juridica, estructura económica, demografia, medio. Tomados todos estos factores, individualmente y en conjunto, sirven como variable independiente que actúa sobre la variable dependiente estudiada: la minoría cultural. De aquí, que este procedimiento represente un ensayo de causalidad.

El aporte histórico de la aplicación metodológica es la periodización marcada por el péndulo mozárabe. En más de doscientos años bajo dominio castellano, la ola aculturadora avanzó sobre los niveles lingüístico y económico-social. Este avance tuvo lugar al tiempo que la comunidad empezaba a desintegrarse, y sus instituciones desaparecían.

En el caso del dominio musulmán, al entrar Alfonso VI en Toledo, la andalusación había avanzado hasta las capas más profundas de la rnentalité. Esto ocurría mientras la comunidad estaba institucionalmente organizada y era demográficamente considerable. El contraste comparativo revela que el límite entre aculturación y asimilación está marcado por la existencia de instituciones minoritarias paralelas.

La tolerancia política, la autonomía jurídica, la integración económica y el equilibrio demográfico contribuyeron bajo dominio musulmán y castellano al desarrollo de la aculturación. En el momento que las instituciones minoritarias paralelas desaparecen, en tomo a los años 1157-1169, retroceden la autonomía jurídica y la tolerancia política. En estas condiciones, sumadas al retroceso demográfico, la comunidad mozárabe de Toledo se asimiló, cerrando otro ciclo oscilatorio del péndulo mozárabe.

Diego Olstein 
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0039_02.pdf

martes, 27 de junio de 2017

En Toledo, un gigante bajo nuestros pies

Una de las principales características asociada a los hallazgos arqueológicos romanos del entorno de la Plaza de Amador de los Ríos, en pleno centro del casco histórico de Toledo, es la gran monumentalidad de los elementos descubiertos. 

Los actuales trabajos de rehabilitación del criptopórtico romano de la Calle Navarro Ledesma han permitido confirmar esta característica común y refrendar, aún más si cabe, que el complejo de estructuras que se ocultan bajo los edificios de la citada plaza tienen unas dimensiones e importancia singulares. 

Esta – por que no decirlo – fantástica circunstancia provoca como “daño colateral”, que algunos de los elementos individuales, que constituyen parte del conjunto arqueológico, pasen casi desapercibidos, anulados visualmente por la magnitud general de los elementos arquitectónicos existentes.



Un gigante se esconde bajo nuestros pies. Conjunto arqueológico de la Plaza de Amador de los Ríos. Vista cenital del aljibe de posible traza romana ubicado en el sótano de la casa de la Calle Navarro Ledesma nº 1, Toledo

Este es el caso del elemento arqueológico que hoy queremos mostrarles. Una vista interior de uno de los aljibes que se encuentran en el entramado de construcciones subterráneas del inmueble nº 1 de la Calle Navarro Ledesma. 

Un depósito de aguas muy antiguo, seguramente de traza romana, y con el que nos hemos atrevido a jugar, fotográficamente hablando, inspirados por el color verdoso del agua de su profundo vaso. No es habitual encontrar en nuestra ciudad aljibes de esta época, aunque deben ser más numerosos de lo que parece, modificados, reutilizados y ampliados en época medieval, han cambiado de traje y aspecto aunque su percha sigue siendo romanorvm. 

Los distinguimos amparándonos en lo observado en otros aljibes de características similares, de los que disponemos más datos: planta rectangular o cuadrada, muy esbeltos – planta pequeña en relación a su altura -, ejecutados en hormigón romano (el mil veces nombrado opus caementicium), revestidos interiormente con mortero hidraúlico (opus signinum) y con remates en forma de cuarto bocel en todo el perímetro de su fondo.

Su esbeltez puede venir asociada a la necesidad de aunar varias virtudes y conseguir la mayor efectividad posible en su construcción: alcanzar la máxima capacidad de almacenamiento ocupando el menor espacio en planta posible, espacio edificado que puede ser utilizado para otros usos (sótanos, caballerizas, almacenes, …). Buscar en la hondura un apoyo firme que soporte el gran peso de la carga de agua almacenada – normalmente estos aljibes presentan su base excavada en la roca.

Su resistencia se basa en la utilización del opus caementicium (del latín opus = obra, caementum = argamasa), hormigón romano elaborado con cal, arena y piedra machacada en pequeños mampuestos (en nuestra ciudad suele utilizarse como materia prima el granito). El ​​opus caementicium es una de las claves del éxito arquitectónico de las construcciones romanas, por su velocidad de ejecución y la solidez de la construcción una vez terminada.



1. Detalle cordón de sellado en cuarto de bocel 2. Opus signinum 3. Opus caementicium

Su impermeabilidad se consigue gracias a que están revestidos interiormente con un revoco singular, formado por cal, arena y trozos de ladrillo o teja machacados, material éste que dota de hidraulicidad a la mezcla y colorea en tonos rojos el interior de los aljibes.

Su efectividad en la tarea encomendada, almacenar y conservar potable el agua, se consigue finalmente con la ubicación subterránea de estos depósitos, que permiten igualar las condiciones naturales en las que se encuentra el agua en los acuíferos: ausencia de luz (evitando la proliferación de algas) y temperatura fresca y estable.

Construcción sencilla, resistente, durable y efectiva, con una prueba de uso de 2.000 años. Ejemplo a seguir para los que trabajamos en el sector de la construcción.

Jose María Gutiérrez Arias
http://www.consorciotoledo.org/un-gigante-bajo-nuestros-pies/

lunes, 26 de junio de 2017

El Péndulo Mozárabe (V): la incorporación de patrones económico sociales

Resultado de imagen de pintura mozarabeAl nivel lingüístico sigue la incorporación de patrones económico sociales.

En el período 1170-1230 tiene lugar la primer ola de concentración de propiedades. Los pequeños campesinos y los pequeños propietarios urbanos venden sus propiedades a magnates eclesiásticos y laicos. Una segunda ola similar se produce entre los años 1273 a 1293. Como resultado final de este proceso 281 propiedades quedan en manos de 27 magnates eclesiásticos, y 175 propiedades en poder de 34 magnates laicos. Entre los primeros se encuentran los prelados ubicados en la alta jerarquía eclesiástica: los arzobispos Raimundo, Rodrigo Ximenez de Rada, Gonzalo Petrez, entre otros. Entre los segundos figuran muchos de los funcionarios públicos de la ciudad -almojarifes, almotacenes- funcionarios reales y particulares.



Dentro de ambos subgrupos había mozárabes.

El correlato social de este proceso económico es la cristalización de una aristocracia terrateniente, que incluía un grupo no muy numeroso de mozárabes toledanos. Frente a este pequeño núcleo la gran mayoría de la mozarabía iba en camino de la pauperización. Lo ocurrido en Toledo, no es sino un caso particular de la absorción de la pequeña propiedad en Castilla y León en general60 . Esto significa que la comunidad mozárabe experimenta una intensa aculturación en el nivel intermedio, en el plano socio-económico. Estas' transformaciones deberían proyectarse profundamente en la vida cotidiana de la población toledana. A la nueva cristalización social seguirian los cambios en la moda, la gastronomía, el amueblamiento, entre otros elementos.

Resultado de imagen de pintura mozarabeToledo, incluyendo la comunidad mozárabe, pasa a ser parte integral de la sociedad castellana. En tanto que comparte su misma estructura social que desplaza a su anterior organización comunitaria, es esperable que de este cambio se desprendan transformaciones en la cultura material primero, en la cultura en sí después. Hemos visto que la aculturación en los niveles lingüístico y económico-social es cronológicamente casi simultánea. La primera tiene lugar a partir de la sexta generación, al iniciarse el siglo XIII, para verse concluida mediando el siglo XlV. La segunda arranca en 1170, período correspondiente a la quinta generación, y se consolida a finales de siglo XII.

 ¿Qué relación guarda la aculturación lingüística respecto de la aculturación económico-social experimentada por la comunidad mozárabe?

 ¿Puede vislumbrarse alguna tendencia diferencial entre compradores y vendedores ya en el cambio de orientación cultural reflejado por los nombres?

¿Cómo se articulará la aculturación lingüística en los dos estratos sociales polarizados surgidos de las transformaciones económicas?

Respuestas apriori a estos interrogantes pueden encontrarse en varios estudios que aventuran una caracterización diferencial de la asimilación cultural de las dos clases sociales. Estas interpretaciones proponen que una de las dos clases se asimila al entorno castellano, mientras que la otra conserva su acervo cultural.

Los estudios citados de Reyna Pastor vaticinan a este respecto que: «Este pequeño núcleo (aristocracia terrateniente) logró hacer o mantener su fortuna, y junto con ello conservar sus formas culturales, al mismo tiempo que aquellos que habían constituido la mayor parte de la mozarabía toledana se diluían, empobrecidos, en el mundo de los hispano-cristiano-románicos»fll. Este epílogo aparece como un desenlace acelerado.

En sus palabras:

 «Hacia principios del del siglo XIV ya no hay documentos mozárabes que indiquen nuevas compras ... para entonces las compras y las ventas se han terminado y también la gran masa de mozárabes ha desaparecido como tah)".

Al relacionar la asimilación rápida y diferencial citadas con la interpretación en su conjunto, el desenlace resulta disonante. Basándose en un estudio de Menéndez Pidal y García Gómez, Reyna Pastor presenta a la población mozárabe de Toledo anterior a la conquista dividida en dos grupos.

Una pequeña minoría, probablemente los más ricos, que con el conde Sisnando a la cabeza, constituyen el partido colaboracionista. Este grupo hizo de aliado de Alfonso VI en el momento de la conquista contribuyendo a la toma de la ciudad. La segunda facción la compone el grueso de la comunidad mozárabe, y su característica es la indiferencia frente a la embestida del conquistador.

Ya dominada la ciudad por los castellanos, la polarización se potencia a partir del proceso de acumulación de propiedades.

¿Resulta entonces coherente que aquella minoría colaboracionista y favorecida por la conquista se aferre al patrimonio cultural mozárabe, mientras la mayoría, indiferente primero, desposeída después, abraza rápidamente la cultura castellana?

Inspirado o no en esta tensión, Rodríguez Marquina nos propone una interpretación inversa. Partiendo también de la premisa de la polarización social, destaca que miembros de unas cuantas familias mozárabes consiguen altos puestos eclesiásticos y cortesanos. En su opinión este es el primer sector en caer dentro de la esfera castellana.

Explica que la mozarabía toledana vivió una dinámica similar a la conocida en el pueblo vasco: los prominentes se incorporaron a las grandes empresas de Castilla y la gente modesta preservó la tradición del grupo étnico. A diferencia del caso vasco, la asimilación pudo con la cultura mozárabe, pero según este autor no ya de modo precipitado.

Al comenzar el siglo XIV, los mozárabes conservan sus modos de vida, imponen en Toledo su derecho consuetudinario y dan al idioma castellano su última y definitiva impronta. Pero hacia fines del siglo XV, parece que lo poco que subsiste de mozarabismo se centra en la liturgia". No obstante, la sugerente explicación holística de Reyna Pastor mantiene su capacidad heurística.

Así su caracterización es incorporada por Ladero Quesada en su artículo Toledo en la época de frontera. Allí escribe: <<.. .el proceso de asimilación y su auge durante la segunda mitad del siglo XII: me refiero al masivo movimiento de venta de propiedades rurales mozárabes... Lo cierto es, en este caso, que contribuirán a variar los fundamentos y funciones económicas del grupo y, con ello, a disolver su identidad»

Finalmente los trabajos de Mollimat progresivamente contradicen la interpretación de Reyna Pastor. En un trabajo reciente plantea contundentemente su conclusión: «Hasta fines del siglo XIII, no se puede considerar de modo alguno a los mozárabes de Toledo como una minoría oprimida y asimilada en el interior del reino de Castilla, a despecho del artículo de Reyna Pastor consagrado precisamente a su asimilación.

Si ésta ha tenido lugar, es únicamente desde un punto de vista lingüístico. Pero los jefes de estos mozárabes dan origen a diversos linajes ... La prosperidad a la que acompaña la integración en las esferas dirigentes del reino, aunque aún no alcance el rango de la gran nobleza, va acompañada por una ruptura de la memoria ligada al abandono de la lengua que constituía la originalidad de los mozárabes».

El enfoque expuesto en este capítulo, y la evidencia que lo sustenta, coinciden con la caracterización de la asimilación mozárabe como un proceso prolongado. En cuanto a las hipótesis referidas acerca de la asimilación diferencial de las distintas clases sociales, cabe destacar que son inferencias deductivas. La organización de los estudios de frecuencia anteriores según categorías sociales podrá revelar datos concretos, aunque más no sea, para el nivel superficial de asimilación. La diferenciación social, existía en Toledo en el momento de la conquista.

Posteriormente la brecha entre los grupos sociales creció debido al proceso de concentración de propiedades. De estos datos parten las premisas del siguiente procesamiento .cuantitativo. La clasificación de los nombres de los compradores de un lado y de los vendedores del otro, extraídos de todos los documentos de compraventa -hasta la sexta generación- supone el estudio de los dos grupos sociales por separado. El supuesto es aceptable, ya que tratándose de doscientos nueve casos, las desviaciones casuales quedarían compensadas.

Por otra parte, dado que la diferenciación social existía ya en 1085, pueden estudiarse las conductas culturales de los grupos sociales desde entonces, sin que el punto de partida sea 1170-1230, en que la diferenciación se cristaliza. La tabla a continuación, presenta el porcentaje de nombres árabes, castellanos y mixtos para el grupo de compradores y vendedores, ordenados por generaciones.

Los datos enseñan que las diferencias en los porcentajes son casuales. En ciertas generaciones, la segunda por ejemplo, el porcentaje de nombres castellanos es mayor en el grupo de compradores. Más adelante, en la sexta generación, la situación es inversa. A su vez, en la mayor parte de los casos las diferencias entre los grupos no son significativas. De aquí, que una asimilación diferenciada no pueda aseverarse. No al menos para su primera fase de reorientación cultural.

Desde una perspectiva hipotetico-deductiva, es esperable que en las fases progresivas de la asimilación, la aristocracia mozárabe al interactuar y acercarse progresivamente a la aristocracia castellana, adopte su cultura. Esta hipótesis cuenta con respaldo teórico. Recordemos que la definición de asimilación establece como requisito previo la validación concedida por el grupo dominante.

Es decir que si parte del grupo minoritario evolucionó desde la periferia hacia posiciones centrales, previamente la sociedad castellana reconoció en ellos sus propios rasgos culturales. Los campesinos mozárabes, tendrían seguramente más contacto con campesinos mudéjares, que con la población urbana castellana.

Si bien el procesamiento de datos por grupos no resolvió el problema de la asimilación diferenciada, paradójicamente contribuyó a reforzar el método de la cuantificación de nombres. Considerando los nombres de compradores y vendedores por parejas, tal como aparecen en los documentos -marido y mujer, padre e hijo, hennanos, familiares, socios- se observa una compatibilidad sistemática en el origen del idioma.

En el 86,5% de los casos los miembros de la pareja tenían nombres del mismo origen. Solamente en el 3,9% de los casos se dá la combinación más lejana: nombre árabe y castellano. El 9,6% restante pertenece a casos de combinaciones más cercanas, nombres árabes con mixtos y nombres mixtos con castellanos.

Este hallazgo convierte a la premisa original de la causalidad del origen de los nombres en valedera. Reforzado este supuesto metodológico fundamental, sintetisemos las conclusiones que ha sustentado. Ochenta años después de la conquista de Toledo comienza a consumarse el cambio de orientación cultural de los mozárabes, tal como lo refleja el cambio de nombres. Desde entonces avanza la aculturación sobre el nivel lingüístico. Evidencia de este proceso se observa en la ventaja alcanzada por los apodos castellanos en relación a los árabes, y por la dificultad en la comprensión del idioma árabe. Casi simultáneamente tiene lugar una gran transformación económica, que repercutirá primero en la estructura social y se proyectará después sobre la vida cotidiana.

Hasta aquí los alcances del material analizado.

El proceso de asimilación en cambio prosigue. La comprensión del marco general de la asimilación insinuará la consecución del proceso. El contexto que explica la asimilación mozárabe es una situación inédita presentada frente a un rey cristiano. La toma de la ciudad de Toledo es la primer oportunidad en que una capital musulmana importante cae en manos cristianas, intacta, con parte de su población, su organización e instituciones.

Alfonso VI decidió mantener el status qua, de manera que la base económica de la ciudad no se derrumbara, y el cambio político no despertara resistencia. El trasfondo de esta política debe encontrarse en la amenaza almorávide que se alzaba contra Castilla. Esta situación ubicaba a Toledo como piedra angular de la primera línea del sistema defensivo".

La política de Alfonso VI -como la de los sucesivos reyes castellanosrespecto de los mozárabes toledanos, aparece recogida por los fueros otorgados. La Carta de los mozárabes de 1 10 1 es el primero de los veinte documentos reales recibidos por la comunidad. Este fuero determina que los miembros de la comunidad mozárabe serán juzgados por el Fuero Juzgo.

Dispondrán libremente de sus bienes, pagando al palacio la décima parte de sus ingresos. Los pedites que dispongan de medios necesarios y así lo deseen podrán ser caballeros".

Diego Olstein 
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0039_02.pdf


domingo, 25 de junio de 2017

Tipos populares femeninos de Ruiz de Luna en la Azulejería del Prado

Mujer en azulejería de Ruiz de Luna sentada con abanico

En una entrada anterior enseñamos algunos motivos animales en la azulejería de Ruiz de Luna de los Jardines del Prado en las pérgolas y y pilares maceteros.

Hoy nos detendremos en los tipos femeninos dibujados en esa azulejería con un vivo colorido y motivos sencillos. 

Son mujeres ataviadas con trajes tìpicos en diferentes actitudes: sentada con abanico, yendo a misa con el velo y el misal, con un niño en brazos, en marcha con un cesto al brazo, o con unas alforjas.

No se puede decir que el traje que llevan sea típico de Talavera, más bien tiene un cierto número de elementos lagarteranos y puede que del resto de localidades de la campana de Oropesa, aunque simplemente recuerdan su aspecto aunque no con absoluta fidelidad .



Vemos los elementos tradicionales sugeridos de modelos tradicionales como el pañuelo de la cabeza, las medias labradas, el mandil, las alforjas, el guardapies, los zapatos, e incluso el peinado de una de ellas que sugiere el moño llamado de picaporte.


Todos los diseños son similares, con el personajes sobre terrazas en situación central y a un lado un árbol y al otro un elemento vegetal arbustivo foliadoMujer con el misal y velo dirigiéndose a la iglesia


Mujer con vestimenta tradicional sosteniendo a un niño


Mujer con moño de picaporte


Mujer con vestido tradicional con toquilla, mandil guardapies y pañuelo a la cabeza


Mujer vestida con traje tradicional marchando con alforjas


Mujer sentada sobre banqueta en este caso entre dos árboles


Mujer con traje tradicional entre dos árboles

http://lamejortierradecastilla.com/tipos-populares-femeninos-de-ruiz-de-luna-en-la-azulejeria-del-prado/

sábado, 24 de junio de 2017

El Péndulo Mozárabe (IV): Asimilación Mozárabe, primeros pasos

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ASIMILACIÓN MOZÁRABE: PRIMEROS PASOS 

Sometida su capital a sitio prolongado, privada de todo género de abastecimiento, y perdida la esperanza de ayuda exterior, Yahia al Qadir, entabló negociaciones con el invasor. En el mes de mayo del año 1085 Alfonso VI al mando de sus huestes, y auxiliado por caballeros aragoneses y francos obtiene el acuerdo de rendición.

La ciudad de Toledo fue reconquistada". Es esta conquista el vector que torcerá el destino cultural de la comunidad mozárabe. Los ecos de la andalusación y del aislamiento resuenan aún durante los doscientos cincuenta años siguientes. Pero a la vez este período anuncia el ocaso del carácter diferencial.



En el horizonte vislumbra ya la asimilación. Constituye la asimilación un caso particular de aculturación. Ésta supone la incorporación de elementos culturales suficientes para proceder eficientemente en un marco cultural ajeno. La asimilación consiste en la inclusión en dicho marco, hasta que se convierte en el propio.

Resultado de imagen de mozarabeEn otras palabras, la asimilación es un caso extremo de aculturación, caracterizado por el traslado del grupo extranjero, o parte de él, desde una posición periférica hacia un lugar central dentro de la sociedad. Esta transición está mediatizada por la fase de validación, consistente en el reconocimiento por parte del grupo dominante de que el grupo minoritario adoptó su identidad cultural.

Por 10 tanto debe anteceder a la validación la manifestación de aculturación extrema por parte del grupo minoritario". En las páginas siguientes se expondrán aquellos datos asequibles y cuantificables de los documentos recopilados por González Palencia: nombres, apodos, conocimiento de la lengua árabe.

Sobre esta base de datos se construirá el análisis interpretativo de la asimilación mozárabe. Seguidamente la contextualización de dicha interpretación en el marco de las esferas de la política, la economía y la demografia castellanas esbozará la causalidad de dicho proceso. 

La introducción de la perspectiva generacional pennite resaltar las tendencias culturales en un estudio cuantitativo. La documentación mozárabe toledana será fraccionada en períodos generacionales de veinte años, constituyendo el período 1091-1110 el primero de ellos.

Nueve generaciones más completarán la sucesión clausurada por el veinteño 1271-1290. Tal distribución generacional pennitirá visualizar con nitidez los desarrollos culturales. La primera de estas interesantes tendencias, presentada a continuación, es la vuelta al nombre castellano en ochenta años.

La generación de mozárabes que presenció la reconquista de la ciudad (1091-1110), tenía mayoritariamente nombres árabes (59%), como por ejemplo Jalafben Abdala, Obaid ben Asad, o Mofarech ben Otman. E141% restante de la población eran conocidos por nombres castellanos como Domingo o Martín.

Dentro de esta porción de la población deben figurar no solamente mozárabes, sino también castellanos y francos que ingresaron con Alfonso VI, y que los documentos no siempre alertan acerca de su procedencia. Un caso en que sí se precisa la procedencia de un individuo franco es llamativo en particular, pues su nombre es Abdala ben Chelabert. Este detalle da una idea de la posición de influencia de la que partieron los mozárabes al reencontrarse con los cristianos del Norte. A diez años de la reconquista, el hijo de un caballero franco llevaba un nombre árabe. La segunda generación (1111-1130) conoce un equilibrio de fuerzas. Mientras que el 45% de los nombres son del tipo Mofarej ben Jair o Sufian ben Abilbeca, al 55% restante lo representan nombres como Fernando Muño o Justo Petrez.

El período siguiente 1131-1150 se caracteriza por la irrupción del nombre combinado de las dos procedencias idiomáticas. La mayoría de los miembros de la tercera generación emplea nombres castellanos para sí, pero adhiere el nombre árabe de la generación de sus padres. Así, los nombres más frecuentes son del tipo de Félix ben Meruan o Esteban ben Jalat~ que registran el 42% de los casos.

Los nombres únicamente árabes o castellanos pasan a un segundo plano. A esta altura el equilibrio entre ellos empieza a desdibujarse. La difusión del nombre árabe es de un 25%, mientras que la del nombre castellano alcanza un 36%. La cuarta generación marca el vuelco a favor del nombre castellano, que abarca el 52% de los casos. Representa este período (1151-1170) también la sima de los nombres combinados (43%). Por último sentencia al nombre árabe a la marginalidad (5%).

En las generaciones siguientes el nombre castellano escala velozmente, hasta lograr una difusión de más del 90% de la población, a partir del período que va de 1231 a 1250. Siendo la asimilación un caso extremo de aculturación, le corresponden los mismos grados progresivos de profundidad: el nivel lingüístico, el económico, la mentalidad.

¿A cuál de estos niveles debe atribuirse el cambio observado en los nombres?

El caso de los nombres refleja la orientación cultural conscientemente asumida por la población. Es por lo tanto un paso previo al recorrido por los niveles progresivos de la aculturación. Si se tratara ~e un fenómeno idiomático, la población mozárabe podría haber optado por castellanizar sus nombres o incluso por traducirlos, fenómeno frecuentemente observado en minorías culturales.

Prueba del carácter no lingüístico de este desarrollo es el fenómeno de la duplicidad de nombres. Es decir, en ciertos casos la misma persona es conocida por dos nombres, uno de orígen árabe y otro castellano. De esta manera, «Clemens, filius Johanis» es también Abenabdelaziz el Hamamí;

Domingo ben Suleimán firma de su puño y letra <dalid ben Suleimám). También los documentos latinos constatan el hecho:

<<In Dei nomine ego Dominico Petriz, qui ita uocor in latinitate et in algariua Auolfacan Auenbaco; similiter et ego Dominiquiz, qui ita uocor in latinitate et in arabia Aulfacam Auencelema ... »".

Esta duplicidad en los nombres es atribuible al constreñimiento que implicaba el dominio castellano. La fiabilidad de los contratos dependía de que los firmantes sean perfectamente identificables. Por tanto todo mozárabe interesado u obligado a participar de la vida económica, vería en la duplicidad del nombre el medio para conseguir la receptibilidad social a la vez que, sirviendo de mecanismo de resistencia, le permitía conservar su identidad.

Mas las transformaciones culturales poseen su propia dinámica. Una vez activado el disparador por el constreñimiento económico-social, la transformación cultural emprende su rumbo. En el caso mozárabe, la adopción progresiva de nombres castellanos únicamente terminó por convertirse en un cambio deliberado de orientación cultural.

La adopción exclusiva de nombres tales como Félix, Martín y Diego representa el quiebre en la autopercepción de la comunidad mozárabe. Una vez dado este paso quedaba abierto el sendero que conduce a la aculturación, requisito de la asimilación. A este estudio de nombres, basado en una muestra casual de seiscientos cincuenta nombres, sigue el examen de la lista íntegra de apodos recabada de la colección, con un total de doscientos treinta casos. Durante más de cien años, en el período que va de 1150 hasta 1270, la población mozárabe empleaba frecuentemente apodos y motes para denominar a las personas.

Estos sobrenombres son aplicados como una prolongación al nombre de pila, y su significado se refiere a cualidades fisicas o personales, y en otros casos parecen ser arbitrarios. En los documentos aparecen como apodos palabras árabes (al jamar, asno; al adib, justo) y palabras en romance (cansina, cabello). Al investigar la frecuencia con que se usaron apodos de uno y otro origen en cada generación se obtiene una noción del lugar que le correspondió a cada uno de esos idiomas en un momento dado. Por lo tanto al indagar sobre las tendencias idiomáticas de los apodos estamos ingresando ya en terreno lingüístico.

A lo largo de los doscientos treinta apodos estudiados se observan las siguientes relaciones entre palabras árabes y romances:

1,9: 1 en la cuarta generación (1151-1170). A este claro predominio de los apodos de origen árabe sigue un equilibrio duradero entre los dos orígenes idiomáticos del apodo. En el período 1171-1190 la relación es de 0,8: 1. Este equilibrio se mantendrá como tal hasta finalizada la séptima generación, en tomo a 1250. La generación delimitada entre 1251-1270 marca el vuelco a favor del apodo romance, registrándose una relación de 0.53: 1, o enunciada inversamente 1: 1 ,9. Pasadas cuatro generaciones la relación entre la frecuencia del uso de ambos idiomas quedó invertida, luego de un proceso consecuente de superación del romance sobre el árabe.

En diciembre de 1196, los hijos de Guillermo Petrez, de Segovia, venden un mesón en Toledo al presbítero don Domingo Abad. A las firmas de la escritura antecede el siguiente párrafo:

<<Informase a los vendedores del significado de esta escritura en lengua aljamiada, y después de entenderla y manifestar que la entendieron, firmaron los testigos»

El inciso extraordinario registrado en esta escritura podría ser atribuido al origen de los vendedores: Segovia. Mas la rutinización del mismo revela una dificultad creciente en la comprensión del árabe también para los toledanos. Cuando en setiembre de 1205 don Juan Dominguez y su esposa Urraca toman en arriendo la alquería del arcediano don García, aclara la escritura: «habiéndosela leído a los contratantes en lengua romance, que declararon comprender».

A partir de la sexta generación prolifera la aparición de este inciso, en sus distintas variantes: «Fecha, después de traducirla ... » o «Fecha, después de explicársela ... ». El significado del uso de estas oraciones es transparente: el idioma árabe dejaba de ser comprensible para todos.

Esto obligaba a validar la firma del documento haciendo constar que los firmantes tenían conciencia de lo que estaban signando. Las tres fórmulas aplicadas para cubrir esa necesidad reflejan estadios diferentes en el camino hacia la pérdida del idioma. Habría, tal vez, quienes dominaban oralmente el idioma árabe, pero eran ya analfabetos en esta lengua.

Otros capaces de comprender el idioma necesitaban de una explicación complementaria, para cerciorarse que efectivamente habían comprendido todos los detalles. Por último había personas que de no ser gracias a una traducción completa no habrían podido enterarse del contenido de los documentos.

Dado que el comercio entre mozárabes y castellanos se reanudó a pesar de la cláusula contraría a ésto en el fuero de 110 1, es necesario ver en las escrituras de compraventa documentos en los cuales figuran castellanos. Puesto que desde 1110 un alto porcentaje de los nombres son castellanos. De aquí que no pueda afirmarse rotundamente que la incomprensión del árabe se deba a la aculturación mozárabe, en su nivel lingüístico.

No obstante, el resto de la colección documental puede considerarse más íntegramente mozárabe, ya que en los testamentos, las particiones de bienes, las donaciones, los sujetos referidos deben ser necesariamente mozárabes. Posiblemente a esto se deba que el 49% de las aclaraciones que figuran en los documentos de compraventa son del tipo de traducción completa, mientras que en el resto de la documentación, en el 61 % de los casos se aplican las formulas «después de explicársela ... » o «después de leérla ... ».

La diferenciación indicada sugiere que la incomprensión del idioma árabe es producto de dos motivos: principalmente la caída en desuso del idioma mismo, y a su vez la presencia de población que no tiene su raíz en Toledo. Si pasados ochenta años de vida mozárabe en el seno de Castilla, la orientación cultural de la comunidad quedó revertida -tal como indican los nombres- transcurridas seis generaciones, la identidad mozárabe en su nivel lingüístico empieza a ceder.

Hacia mediados del siglo XIV este proceso alcanzaba su fin. Así lo demuestra además el caudal documental preservado en Toledo. Hasta 1125 la mayor parte de la documentación mozárabe conservada en el archivo de la catedral está escrita en árabe. Hasta 1150 hay un equilibrio pasajero entre las cantidades de documentos árabes y latinos o romance.

En la segunda mitad del siglo XII la mayor cantidad de documentos está escrita en árabe. Finalmente, al iniciarse el siglo XIII un descenso paulatino del caudal de documentos árabes conduce hasta su extinción en la segunda mitad del siglo XIV".

Diego Olstein 
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0039_02.pdf

viernes, 23 de junio de 2017

El Rio Jébalo por la Fresneda

Arquitectura popular en La Fresneda

Hoy vamos a conocer el siguiente tramo del río Jébalo y para ello vamos a reAlizar una excursión acercándonos al pueblecito jareño de La Fresneda, desde donde es más fácil el acceso a esta parte del río.

Aunque existen referencias del siglo XVIII a una labranza de Torrecilla “con cuatro casas con sus habitadores, los dos vecinos de Espinoso, y los otros dos, vecinos del lugar de Sevilleja”, el comienzo de la andadura del pueblo como tal se produce a mediados del siglo XIX, pues es conocido que La Fresneda fue fundada por un labrador llamado “el abuelo Lorenzo” al que se reproduce en un panel de cerámica de los que adornan la pequeña plaza local.

Todavía se conoce cuál fue su casa y cómo se extendieron las edificaciones según crecía el vecindario descendiente de aquella primera familia pionera, con algunos vecinos más originarios de Buenasbodas.



A lo largo del arroyo Valbellido se distribuye el caserío que conserva algunas construcciones y rincones de sabor jareño con sus muros de pizarra o blanqueados.

Cerca del cementerio existe un calero, un horno para cocer la cal con la que antiguamente enjalbegaban las casas o fabricaban la argamasa para las construcciones.

Horno de cal cercano a La Fresneda

La iglesia se inauguró en 1944. Construida sobre un solar donado por una vecina, no desentona con la arquitectura tradicional local.

Fue erigida con la financiación que proporcionó don Anastasio Granados, sacerdote que fue obispo auxiliar de Toledo pero que cuando era cura en pueblos cercanos durante la Guerra Civil hubo de huir y fue recogido y ocultado por los “fresneanos” durante la contienda.

Pero el mayor encanto de La Fresneda, además de sus gentes, es su entorno y aislamiento.Labranza junto al embalse del Jébalo

Muy cerca del pueblo, aunque en término de Alcaudete, se encuentra el embalse del río Jébalo.

Un paraje de gran belleza , con las aguas represadas entre encinares y olivares, y en cuyas orillas se asientan varias labranzas antiguas de bonita arquitectura tradicional, entre las que destacan la de Paniagua, que llegó a ser una verdadera aldea, o la de Los Villarejos, adquirida por los fresnedanos en parcelas y cuyo caserío domina la presa.

En sus inmediaciones se han hallado restos romanos y una necrópolis de la Edad del Hierro que demuestran que no fue el abuelo Lorenzo el primero en asentarse en estos territorios.

Si subimos el río unos dos kilómetros podremos bañarnos en pozas solitarias de aguas limpias entre fresnos y riscos de pizarra.Sepultura tardorromana violada en el Prado de la Moneda antes de su inundación

Nos acercaremos desde el pueblo a la presa, desde el muro comenzamos el paseo y tomamos el camino que en dirección sur nos lleva por la orilla izquierda del río.

Podemos subir por la labranza conocida como Los Villarejos, desde la que hay una magnífica vista sobre el embalse y todo el valle del Jébalo, con sus encinares y olivares que han conquistado las pendientes de las empinadas barreras.

El nombre de Los Villarejos, topónimo muy asociado siempre a antiguos poblamientos, nos indica que esta zona es rica en huellas arqueológicas de romanos y visigodos, pues se han hallado restos y sepulturas como la del cercano prado de la Moneda, de nombre también tan sugerente.Horno de los Villarejos con gallinero bajo él y zahurdas a su lado

Seguimos el recorrido por el camino de circunvalación del embalse y vamos viendo algunas viviendas de pizarra y adobe típicas de La Jara.

A unos tres kilómetros, se encuentra el antiguo poblado de Paniagua, con una era central y algunas viviendas y cuadras que conservan el viejo sabor de las construcciones rurales de la comarca.Uno de los edificios de labranza de Paniagua de arquitectura popular en pizarra

Por debajo de la aldea de Paniagua hay un puente por el que luego cruzaremos ya de regreso. Río arriba de este puente se suceden varias pozas muy hermosas entre pizarras, con la ribera festoneada de fresnos y acebuches.

Malpasillo y Malpasillón son los nombres de dos de ellas que nos sugieren la facilidad para pasar el río de un salto debido a la cercanía de las rocas de ambas orillas.Poza de Malpasillo en Jébalo juntoa la labranza de Paniagua

Desde aquí también puede ascenderse el río, si tenemos tiempo, hasta llegar a los parajes del poblado de Portezuelo y el de El Martinete, del que hablaremos en otra ruta por situarse en él unos grabados y pinturas rupestres.

Volvemos después de regreso y cruzamos por el puente peatonal mencionado, siguiendo la otra orilla del embalse hasta regresar de nuevo a La Fresneda.

Puente peatonal junto a la labranza de Paniagua

JUNIO 15, 2017 MIGUELMENDEZ
http://lamejortierradecastilla.com/el-rio-jebalo-3-por-la-fresneda/

jueves, 22 de junio de 2017

El Péndulo Mozárabe (III): El Papel de los mozárabes como transmisores de cultura

Resultado de imagen de Mozárabe
La transformación del paisaje ganadero del Norte, en una agricultura mediterránea, está dada por la confluencia del desplazamiento de los montañeses a la llanura, y las migraciones masivas de mozárabes desde al-Andalus a León especialmente".

Si el gusto por el aceite de oliva simboliza el impacto mozárabe en la economia leonesa, en la medida que sean detectados sistemas de riego, habrá de considerarse la posibilidad que los sistemas de regadío se cuentan entre sus aportes cruciales. En la esfera urbana también es sugerible el rol transmisor de la población mozárabe.



La primera urbanización especialmente en León y Castilla estuvo marcada por una fuerte influencia árabe-musulmana, que Glick atribuye también a la transferencia de percepciones y principios organizativos traídos por los inmigrantes mozárabes3 '. Un ejemplo concreto de la transferencia de una institución trae Chalmeta en su Señor del zoco. El «recaudador de los impuestos sobre el zoco), ese funcionario que se ocupaba de proporcionar al estado una de sus fuentes de ingresos más considerables, son denominados en el Norte con el mozarabismo sahib al-suq.

Resultado de imagen de MozárabeEl autor destaca la «importancia que tienen los mozárabes para el paso del cargo muhtasib a los reinos cristianos»". En la capacidad de los inmigrantes mozárabes de transmitir cultura se reconoce la intensidad de su propia aculturación. Sus rastros perduraron en los medios rural y urbano, en las altas esferas de las estructuras políticas y económicas tanto como en la vida cotidiana.

Este enfoque del rol de los mozárabes como transmisores de cultura, en. este caso árabe-bereber-musulmana (anteriormente como transmisores de cultura visigótica), derivado del análisis de su andalusación despierta la cuestión más general de las transferencias culturales. Las influencias culturales pueden caracterizarse como mediatizadas, emulativas y directas.

Entre las primeras se encuentran los ejemplos traídos de las transferencias mozárabes a los cristianos del Norte. Ejemplos del segundo tipo -definido como la copia de instituciones o conductas existentes al otro lado de la frontera- son el desarrollo de las órdenes militares cristianas frente al ribat musulmán, o la adopción de los conquistadores cristianos del status de protegidos para la población local, a semejanza de la dhimma musulmana. La influencia directa queda ejemplificada por el proceso de andalusación, en los variados campos expuestos.

El estudio histórico del carácter y desarrollo de esta tipología contribuirá a la operacionalización del concepto abstracto de convivencia, acuñado por América Castro. Por lo pronto, el esquema de las influencias define la singularidad mozárabe, nacida de la influencia árabe-berebermusulmana directa, al tiempo que los cristianos del Norte fueron modelados por influencias emulativas y mediatizadas Sánchez-Albornoz, además de negar la arabización de los mozárabes, sostuvo la hispanización de los «islamitas españoles».

Este proceso de aculturación pretendió ser demostrado por: «el uso y abuso del vino por los islamitas españoles hasta después de la caída de los Taifas ... Sí, en la España musulmana se bebía en todas partes y se bebía sin recato, a pesar de las prescripciones de Mahoma ... Puede nadie suponer que sería ésta la única herencia española que perduró tras la conquista árabe, la única que tomaron de los peninsulares la minoria de sus dominadores orientales?

Los musulmanes de al-Andalus vivían muy dentro de la tradición hispanapremuslim»33. Si el argumento convenció al célebre historiador, también deberían persuadido los argumentos hasta aquÍ expuestos. Máxime teniendo en cuenta que su evidencia además de escasa padece de una falencia metodológica. Ya en 1881 Iohn Stuart Mill explicaba en su System of Logic que el «método de la diferencia» exige presentar no solo la variable hipotéticamente causal y el fenómeno a ser explicado, sino demostrar que en ausencia de la primera, el segundo es inexistente14. En el momento que Guichard documentó que en el norte de África post -romana los beréberes bebían vino, la hipótesis de hispanización queda por lógica rebatida]5.

Una vez confirmada la andalusación de los mozárabes en los niveles superficiales e intermedios -lingüístico, económico y cotidiano- conviene desde el prisma antopológico verificar su penetración a las fibras más profundas de la estructura familiar y la relación entre los sexos. La firmeza de la argumentación en favor de la andalusación no depende, como se ha señalado, únicamente de la diversidad de las conductas expuestas, sino también de la correcta aplicación del «método de la diferencia». Corresponde entonces, alcanzado el nivel cultural más profundo, contrastar las formas que toman las conductas homólogas a las de los mozárabes tanto en al-Andalus como al norte de Toledo.

La sociedad «oriental» presentada por Guichard se caracteriza por la organización agnática, la endogamia del linaje y la dualidad del status de la mujer. Entre un 25 y 50% de las uniones en pareja tenían lugar dentro del clan, mientras que el porcentaje de uniones exogámicas oscila entre un 18 y 30%. La práctica endogámica tenía lugar preferentemente entre primos hennanos; en varias regiones se ha registrado para este patrón desde el 38 hasta 8% de las uniones. La ambivalencia de la situación de la mujer está dada por su condición de esclavas cultas de actitud <<libre» junto a su libertad jurídica. Percibida como un ser impuro, su honor-tanto el nif'(amor propio) como la horma (honor)- es únicamente pasivo, de aquí que su claustración es la garantía para protegerlo. La nonna es desheredar a las hijas.

La sociedad «occidental» -los reinos cristianos del Norte- revisten un carácter prácticamente inverso. Los patrones endogámico y agnático presentes en astures, cántabros y vascones en el pasado, han desaparecido en tomo al siglo VIII. En cuanto a la condición de la mujer, posterior al Volkerwanderung, evoluciona favorablemente.

Desde el siglo VI se admite que la mujer pueda recibir bienes. En el siglo siguiente, con la aparición del Liber ludiciorum la tendencia igualitaria se consolida".

La variedad de documentos recogidos en la colección demuestra unánimemente el lugar de respeto e igualdad material que corresponde a la mujer. Tanto como el hombre puede testificar, heredar y recibir herencia, poseer y comprar propiedad, venderla o arrendarla. Para las transacciones de propiedades familiares, la presencia de la mujer equipara a la del hombre. A continuación algunos ejemplos ilustrativos:

«Venta de la mitad de una viña, llamada el Cochuelo ... otorgada por Chamila, hija de Fárach, esposa del Beliusí el Albañil, a favor de Rabí Buishac el judío ... » (fechado en 1083 -anterior a la conquista de Toledo-). «Venta de una viña en Alcardete ... otorgada por Pelayo Petres y su esposa Dueña Balencia a favor de Pedro Muñoz y su esposa Jimena Rodríguez ... » (fechado en 1119-1120).

«Recibo que otorgan doña Martí, abadesa de San Clemente, y doña Solí, monja, por el que declaran haber recibido de doña Cecilia, hija de Sebastián ... la cuarta parte del horno ... » (fechado en 1158).
«Testamento de doña Eulalia, hija de Pedro, hijo de Juanes Mocarrem ... Manda a su madre doña María, 15 mizcales ... a Mariola hija de su tío Pedro, dos, para ayuda de su matrimonio ... » (fechado en 1185)

Sirviendo la caracterización de Guichard como parámetro, el status de la mujer mozárabe es consonante con el patrón «occidenta!». Efectivamente, en el estudio de las comunidades del Norte, Reyna Pastor observa que las mujeres son sujetos de derecho con la misma personalidad que los hombres, en cuanto son capaces de transmitir la propiedad o el usufructo de la misma. Valga citar un ejemplo para comprobar la similitud respecto de lo ya apreciado acerca de los mozárabes:

...Dominicus abba Sanct Claudi, una cum homines qui sumus moratores en villa quos vocilant Alixa, id sumus: Stefano Citiz et uxor mea María Honoriz ... vobis Petro Micaeliz et socia vestra María, cognominato [sic 1 Auro et prolibus vestris facimus vobis kartulam donationis de hereditate nostra ... » (fechado en 1 095)".

La posibilidad de que tal patrón haya sido asumido por la comunidad mozárabe por influencia de los conquistadores norteños queda descartada. Un cambio tan profundo, como la trasformación del status de la mujer del patrón «oriental» al observado en los documentos mozárabes, dificilmente sea tan drástico. Además, como se ha visto en un ejemplo que data de 1083, el status de la mujcr ya era «occidental» antes del ingreso de las tropas castellana y francas en Toledo.

A la sucesión de hallazgos consistentes que indican la profundidad de la andalusación en el seno de la comunidad mozárabe se ha sumado un factor disonante.

¿Cómo entender la disonancia? ¿Indica el status de la mujer -por ser uno de los parámetros de aculturación profunda- que la envergadura de la arabización no penetró los estratos culturales profundos?, ¿o acaso los penetró parcialmente dado los casos registrados de endogamia?

Estas respuestas deberán contextualizarse en un marco general, que plantee un enfoque global de la causalidad de la aculturación mozárabe. La regla deberá someterse a explicar la excepción. La aculturación mozárabe se produce en un marco compuesto por las condiciones de dominio político impuestas por los musulmanes y la integración de la comunidad a la unidad económica de al-Andalus. A este entramado se suman como variables aleatorias el tipo de asentamiento en que vive la comunidad, y su situación demográfica. En conjunto determinarán el grado de apertura cultural manifestado por los mozárabes.

La dominación política impuesta por los musulmanes está destinada a recaudar tributo de sus súbditos, más que a tratar de modificar profundamente la vida del pueblo sometido. Esta actitud esta determinada por el Corán, en su visión de una sociedad dominada por el Islam. La población local, en su carácter de pueblo protegido o dhimmis puede dedicarse a sus quehaceres y celebrar su culto, conservando además la autonomía jurídico-civil". No se trata pues de una conquista -según Cagigas- sino de una colonización o protectorado.

Esta política frente a las minorías favorece el establecimiento de acuerdos mutuos, es decir reglas de comportamiento entre los grupos culturales, tendientes a favorecer relaciones estables. En el caso de la comunidad mozárabe, la población gozó además de las franquicias citadas, de la ausencia de ciertas humillaciones a que fueron sometidos otros grupos cristianos bajo dominio musulmán, por ejemplo la libertad de vestimenta4o • Pero el dominio musulmán no puede ser entendido de una manera estática.

Corresponde esbozar en trazos esquemáticos la sucesión de políticas seguidas por el poder musulmán frente a los mozárabes, junto a las actitudes de éstos. Hasta la creación del Emirato (756) el poder musulmán además de respetar las condiciones ya detalladas, establece acuerdos con poderosos cristianos que administran un auto-gobierno. Tal es el caso de Teodomiro en el príncipado de Murcia. Este período además de desconocer revueltas mozárabes, presencia la indiferencia de éstos respecto de la Reconquista. Con la instauración del Emirato la situación cambia radicalmente, al aglutinarse religión y estado. Es esta la etapa de la oposición mozárabe, en su doble expresión de· revueltas y martirios. La ascensión de Abderrahaman lIT abre una nueva etapa; junto con la constitución del Califato (929) se aplica una política de tolerancia, que lo sobrevivirá en la taifa toledana.

La conclusión para los mozárabes toledanos es que la toma de Toledo por Alfonso VI, puso fin a más de ciento cincuenta años de dominio musulmán tolerante4l • Junto al dominio político destaca la integración económica. El Islam constituye un espacio económico inmenso, un espacio que es movimiento, en el cual el tránsito de mercancías supone lejanas navegaciones y múltiple circulación caravanera42 • Este espacio-tránsito, sustentado por una red urbana, mereció la metáfora de «mercado comúm> musulmán. De esta estructura económica se desprende que parte de la producción estaba destinada al mercado.

La materialización de ese mercado era el zoco, en sus distintas categorías: rurales, urbanos y ferias. Al-Andalus, y Toledo dentro de ella, estuvo plenamente inserto en ese mercado común. Existen evidencias de la existencia de zocos rurales en las alquerías de Sisla, de Valdecarábanos y cerca de Camarena en el alfoz de Toledo. El movimiento centrípeto de productos del campo que fluyen a la ciudad está representado para el caso de Toledo por los «zocodovem y Bab al-suwayqa extramuros. Por último de las mercancías y servicios que circulan dentro de la ciudad dan testimonio las profesiones citadas en los documentos: alpargateros, bataneros, belluteros, sastres, sederos, albañiles, carpinteros y herreros entre otr0843 .

Partiendo de los tipos de dominación política e integración económica expuestos, como circunstancias del contacto cultural, la arabización de los mozárabes debe entenderse como el resultado del constreñimiento económico más que de la imposición política. La absorción de Toledo por el marco económico musulmán empujó a los agricultores mozárabes -en favor de su subsistencia y luego de la competitividad- a adoptar técnicas, tecnologías, cultivos e instituciones económicas de sus conquistadores. Las mercancías ofrecidas en los zocos y los servicios brindados por los artesanos determinan la adopción de la nueva vestimenta, el ingreso del nuevo amoblamiento al hogar, y hasta la misma arquitectura de la casa.

Al tipo de dominación política le correspondió posibilitar este desarrollo. Una actitud intolerante por parte del poder hubiera dificultado la integración económica además de generar hostilidad en la población conquistada. Pero tal hostilidad parece no haber existido en general. Al fundamento de los arreglos mutuos se sumaron el balance demográfico y el carácter urbano para generar la permeabilidad y para hacer de la comunidad mozárabe una cultura abierta (open culture). El medio urbano demostró en la España medieval su aptitud para el intercambio cultural en contraposición con el medio rural. La condición de población mayoritaría de la comunidad mozárabe seguramente favoreció la sensación de seguridad que predisponen a la apertura.

Como contrapartida la comunidad mozárabe engendró, como todo grupo cultural, una serie de mecanismos delimitadores, destinados a regular la influencia externa hasta el extremo de impedirla. Correspondió este rol en la historia mozárabe al movimiento de mártires secundado por Álvaro y Eulogio.

El apoyo parcial con que contó este movimiento puede comprenderse a la luz de la coyuntura política que transgredió los acuerdos mutuos. Su ocaso está marcado más que por la hábil maniobra del emir, por las razones de peso que favorecen la permeabilidad. El fracaso de la actitud cultural alternativa planteada por el movimiento de martirio enfatiza el alcance del grado de penetrabilidad determinado por la integración económica y sobredeterminado por el régimen político, la demografia y el medio. Por tanto, la relación entre los sexos de tipo occidental observada en la comunidad mozárabe no se debe a la debilidad del a\cance de la aculturación. El status de la mujer es un asunto de índole jurídico.

Las franquicias de las que gozaron los mozárabes incluían la autonomía jurídica. La comunidad siguió rigiéndose por el Liber Iudiciorum. Testimonio del papel igualitario que corresponde a la mujer encontramos en el libro IV, título 2, ley 1 de dicho código: «Ut sorores cum fratribus aequaliter haereditate succedant. Si pater vel mater intestati discesserint, sorores cum fratribus in omni parentum haereditate absque obiectu aequali divisione succedant»45. De aquí la conclusión que toda conducta cultural que propase la autonomía brindada a los mozárabes ha estado expuesta a influencias árabebereber-musulmanas, a la aculturación.

Así ha acontecido con el idioma, con la vida económica y cotidiana, con la estructura familiar. Mas la exposición sistemática de la arabización junto con la comprensión de sus causas no es todo. Más allá de la andalusación, el dominio musulmán supuso un bloqueo entre mozárabes y cristianos del Norte. Mientras que los mozárabes de al-Andalus fueron absorbidos por la órbita cultural árabe-musulmana, los cristianos del Norte estaban expuestos a la influencia creciente que penetraba desde Francia.

Durante el siglo XI, las ciudades a lo largo del camino de peregrinaje a Santiago de Compostela se convirtieron en focos de concentración e irradiación cultural. La reforma de Cluny se extendió en los reinos del Norte, y el clero francés comenzó a ingresar en la jerarquía eclesiástica locaI4 ". El impacto cultural generó transformaciones en las cuales los mozárabes no tuvieron parte, acrecentándose así la brecha cultural entre mozárabes y crístianos del Norte. Desde el siglo VI, la liturgia practicada en las iglesias de la Península Ibérica, se fue apartando lentamente de la empleada en Roma.

Las diferencias entre ambos estilos fue creciendo, a medida que las mutaciones   hechas en el rito por los Sumos Pontífices, no fueron decretados en los demás reinos, y debido al enriquecimiento propio del oficio peninsular, Hasta el año 1064, en el concilio de Mantua, el rito peninsular, llamado hispano o visigótico, fue conficmado por la Santa Sede. Pero en 1071, Y por iniciativa del mismo Pontífice que había presidido aquel concilio, Alejandro n, el rey Sancho de Aragón abolió en sus estados el antiguo oficio y admitió el romano. Lo propio ocurrió en Castilla siete años más tarde, por imposición de Alfonso VI.

Al conquistar el monarca castellano la ciudad de Toledo, pretendió dar vigencia al decreto de abolición del oficio visigótico que regía en Castilla. El pueblo mozárabe de Toledo, que había conservado su liturgia en tiempos de la dominación musulmana, se opuso tenazmente a esta imposición. Testimonio de la confrontación aparece en la Crónica del famoso caballero Cid Ruy DÍaz Campeador, que señala: «Ant moriren et ant tendrien otro rey»; «Nasció grand contienda entre el Rey é el pueblo é la clerecía é la caballería, que se tenian en uno contra éh>.

Reflejo de la situación son también las leyendas populares -aparentemente con base real- recogidas por la Crónica Najerense.

De acuerdo a éstas, dos adalides en defensa de cada uno de los oficios, se batieron a duelo, ganando el paladín del rito visigótico. El mismo resultado surgió la prueba en la que se arrojaron los códices de ambos oficios a una pira. El volumen del rito visigótico escapó de la hoguera, mientras que el del rito romano fue devorado por las llamas. Alfonso VI concluyó por empujar el libro toledano al fuego". El enfrentamiento concluyó al transigir Alfonso VI con los mozárabes toledanos. Pecmitióles el uso de su liturgia en las iglesias y parroquias ya existentes, bajo condición de introducir el ritual romano en los templos que en adelante se construyesen.

De aquí que además de la diferenciación del rito, el derecho de parroquialidad heredado de generación en generación entre los mozárabes, los separará del resto de la población cristiana. Solo en el siglo XVI las parroquias mozárabes quedaron desiertas de feligreses. Un documento escrito por el pontífice Eugenio III (1145-1153) certifica la continuidad del uso del rito visigótico en Toledo. En él apela el Papa al clero y al pueblo toledano, para que no tolerasen que los mozárabes negaran obediencia al arzobispo de la ciudad, y que siguieran en misas y otras ceremonias aplicando su antiguo oficio: «quidam qui muzaraues nuncupantur ... suam antiquam consuetudinem ab apostolica sede diversa sentire presumant».

Era ésta la respuesta a la epístola que enviara el arzobispo don Juan (1152-1166) al Sumo Pontífice expresando su enojo y preocupación: «quidam qui mozarabes nuncupantur, uenerabili fratri nostro archiepiscopo Toletano obedientiam denegates, ecclesías de laicorum manu recipiunt et in sacramentis, missarum et allis diuinis officiis tonsura quoque clericali, vestimentis, suam consuetudinem conquerentes»49. Incluso a medíados del siglo XIII este oficio seguía vigente, de acuerdo a la afirmación del arzobispo toledano don Rodrig050

Así, aquel rito oficiado en las iglesias de toda la Península hasta 1071 -llamado visigótico o hispánico- terminó aplicándose entre la cordillera Cantábrica y el Tajo, sólo en la ciudad de Toledo. El rito mozárabe-toledano había nacido. Si bien la preponderancia del idioma árabe sobre el latín o romance ha quedado en evidencia, por ser que el primero de éstos es de uso corriente en la vida cotidiana, esto no significa --{;omo pretendiera Álvaro- que los mozárabes olvidaran el idioma de sus antepasados. Así lo prueban los muchos códices latinos escritos en Toledo hasta los últimos tiempos de la dominación musulmana.

La existencia de éstos permite destacar nuevamente el distanciamiento entre mozárabes y cristianos del Norte producido por la ola de influencia francesa. Junto con el rito romano y la arquitectura romanesca, penetró en Iberia un nuevo estilo de escritura, la letra francesa. Los mozárabes persistieron en el uso de la antiquísima letra gótica en sus libros eclesiásticos y en instrumentos públicos. De aquí, que como en el caso del rito, la letra pasara a llamarse «mozárabe-toledana»". A estas particularidades mozárabes producidas por el bloqueo, se suma que también el Liber Iudiciorum visigodo -llamado ahora Fuero Juzgo- regía sólo a los mozárabes. El canciller Ayala en su Crónica de Don Pedro de 1351 escribe: «e llámase en Toledo castellano todo aquel que es de tierra de tierra del señorío del rey de Castilla, do non se juzga por el Libro JuzgQ». 


Por lo tanto, aún en aquellas esferas en que el dominio musulmán otorgó autonomía total a sus súbditos -la religión y el derecho-- se produjo una diferenciación significativa entre mozárabes y cristianos del Norte, Considerando que las costumbres y la religión popular es «el terreno predilecto de encuentro de las culturas populares»" merece ser investigada la posibilidad de que elementos musulmanes se infiltraran en la religión popular de los mozárabes, Tal hipótesis es plausible teniendo en cuenta el intento de sincretismo hecho por ¡bn Marwan, que al independizarse en Extremadura intentó crear una religión capaz de englobar a la vez a judíos, cristianos y musulmanes.

O más aún en base al caso de transculturación constituido por el festejo conjunto de cristianos y musulmanes de la fiesta de Navidad. De hecho, el festejo conjunto de fiestas de origen persa como el nawruz (día del año nuevo solar persa) o el mihrayan (fiesta del otoño), podrían considerarse los primeros indicios de la aculturación registrada en el plano de la religión popular".

Si hasta ahora la evaluación cultural de los mozárabes giraba en tomo al concepto de «arabizacióll», aceptada implícitamente en la última generación, corresponde añadir a su explicitación desarrollada en estas páginas bajo el término andalusación, el concepto de carácter diferencial. Este concepto define la singularidad mozárabe respecto de los cristianos del Norte en dos sentidos. Por un lado la absorción de influencia árabe-bereber-musulmana desde el nivel linguístico hasta la estructura familiar, pasando por la organización económica y los usos cotidianos. Por otra parte, la diferenciación respecto de los cristianos del Norte por el mero aislamiento. Es decir, aunque la dominación musulmana permitió conservar la tradición visigoda, en lo que a religión y derecho se refiere, la presencia de la frontera impidió el aggiornamiento de los mozárabes.

Al trazar una imagen completa de todas las conductas culturales expuestas, descubrimos ante nuestros ojos, una comunidad cristiana cuyos integrantes al partir de sus huertas de árboles frutales y campos de regadío, vestidos con túnicas de jerga, se dirigen a sus hogares, donde sus esposas, hermoseadas con pendientes y brazaletes, les ofrecerán reparar su cansancio sentados sobre almohadas y cojines.

Asi reconfortados, conversarán en árabe mientras degustan cierto manjar oriental. No caben entonces dudas. Esta comunidad de cristianos posee un carácter diferencial, y no solamente porque el contenido de sus plegarias sea singular, o porque los libros de oración están escritos en letra gótica. ¿Qué destino cultural le deparará a esta comunidad diferenciada el transcurso del tiempo bajo el Reino de Castilla? 

Diego Olstein 
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0039_02.pdf

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