jueves, 30 de marzo de 2017

El anillo rúnico de Pietroassa... Odal, magia y la gran aventura de los godos.

En el centro de la foto se encuentra el anillo de oro de Pietroassa. Fue encontrado en Rumanía en 1837 con numerosos utensilios de oro, el todo formaba un tesoro de oro de 20kg. 

Este tesoro fue fechado entre el año 250 y el 400 de nuestra era y perteneciente al pueblo germánico de los Godos. 

La datación confirmó que este tesoro fue testigo directo de la "Völkerwanderung" o migración de los pueblos, que solemos llamar invasiones bárbaras. 

El tesoro de Rumanía había pertenecido a los Godos cuando estaban en plena migración hacia el Sur de Europa. Los Godos eran oriundos de la isla escandinava de Gotland y conocieron a lo largo de los siglos unas impresionantes migraciones a través de toda Europa. Del Norte europeo pasando por los Balcanes y las estepas de la actual Rusia, Italia y el Sur de Francia, hasta lo más profundo de España, los Godos han dejado innumerables huellas en la historia. 



Es un momento dramático en Europa, tanto para los invasores germanos como para los autóctonos invadidos. Los Germanos se han visto obligados a dejar sus patrias originales en busca de nuevas tierras donde rehacer sus vidas, las razones de estas migraciones masivas eran a menudo terribles hambrunas, guerras, o sobrepoblación y a veces las tres cosas a la vez. Los dramas que han generado estos movimientos masivos han aportado también fantásticas gestas heroicas, altos hechos de armas que han dejado una huella permanente en la historia de esta Europa en plena mutación, una época que reencuentra los valores arquetipicos heredados de los Indoeuropeos. La obra “Historia de los Godos” escrita por Jordanés en el 550 de nuestra era es una ineludible referencia para mejor entender algunos aspectos de la historia de este pueblo germánico.

El tesoro de los Godos, que estudiamos aquí, fue seguramente un botín obtenido a lo largo de las numerosas guerras que hicieron los Germanos. Los especialistas piensan que podría tratarse de un botín tomado a los Romanos en sus provincias de Tracia. Los Godos estaban en aquella época en conflicto casi constante con los Romanos, sobre todo en las fronteras orientales del imperio de estos. Los Romanos prometieron varias veces a los Godos dejarles tierras para que pudieran instalarse, estas promesas nunca fueron cumplidas y la traición fue la táctica romana contra los Godos. 

Todo esto engendró conflictos sin fin entre Romanos y Godos, lo que acabó con la caída definitiva de Roma y la entrada de los Godos en la ciudad eterna. Tras la victoria de los Germanos sobre Roma, los Godos hubiesen podido instalarse de forma durable, pero nada de eso fue, y continuaron su periplo hacia otras tierras. Roma, en cambio, nunca se recuperó, así que de esta forma murió una civilización que tantos siglos había durado en la historia.

Pero volvamos a nuestro tesoro de Rumania. Los arqueólogos se han preguntado por qué este oro había sido depositado por los Godos en este lugar. Ninguna respuesta definitiva existe, por falta de pruebas, pero muchos indicios dan a pensar que podríamos estar antes una ofrenda a los Dioses. El oro habría sido sacrificado al Dios tutelar Godo llamado Gautr, que es el nombre gótico de Wōdanaz (Óðin). Los arqueólogos como Odobescu (1889) y Giurascu (1976) piensan que este tesoro pudo pertenecer al rey pagano Godo Athanaric y que fue obtenido tras pasar un acuerdo pasajero con los Romanos. ¿Pero que nos permite decir que perteneció a los Godos? Pues es nuestro anillo en cuestión que nos da la respuesta, ya que su inscripción rúnica está en lengua gótica. Además el uso mágico de la runa Othala (Oþal) nos confirma que estamos frente a una inscripción pagana. Veamos lo que dice esta inscripción.

Transcripción:gutaniowi hailagLectura corregida: Gutani O wi hailag

Traducción:

De los Godos el Oþal consagrado.
De los Godos el Oþal santuario sagrado.
Hathuwolf Harson
Traducción: Daniel Gonnard

gutanī ō[þal] wī[h] hailag

Esta inscripción podría leerse de la siguiente manera: La herencia sacrosanta de los Godos. Ya que como lo hemos visto para el simbolismo de la runa Oðal (ver enlace en francés al final) uno de sus sentidos ocultos es el de la « propiedad heredada ». ¿Qué hay de mágico en esta runa Oðal? Pues que en este contexto ha sido empleada por su valor simbólico y no por su fonética, es lo que hace toda la diferencia. El que grabó estas runas conocía bien sus usos, esta inscripción lo demuestra. El valor oculto de esta runa demuestra que el autor buscaba no solo identificar como dueño a los Godos, sino también a ligarla de forma ritual, a su pueblo a través de un lazo mágico.


http://nueva-gothia.blogspot.com.es/2016_04_01_archive.html

miércoles, 29 de marzo de 2017

La cabra y el vacuno en la gastronomia Jareña

LA CABRA Y EL VACUNO EN LA GASTRONOMÍA JAREÑA

Cabra representada en la azulejería de San Antón del pórtico de la ermita

LA CABRA

Un terreno tan abrupto y de vegetación tan montuosa, con suelo tan pobre y escasos pastos, es terreno ideal para el ganado cabrío. Las tribus de la Lusitania, donde como hemos dicho se encontraba nuestra comarca, comían con deleite la carne de macho cabrío. 

Y como también dice nuestro paisano Alonso de Herrera, “por comer de todas las yerbas en los años fortunosos se sostienen muy bien y mejor que los otros ganados, y en los buenos temporales son iguales y aún mejores que las otras crías, y la verdad es que nunca cabra se vido muerta de hambre, que de todo comen y aún cosas ponzoñosas, que ninguna cosa les daña y aun en falta de otros mantenimientos, lamen las paredes y aún las derruecan”.



Antiguamente se comía el macho cabrío, especialmente en las fiestas de quintos, como símbolo de iniciación sexual en este rito de paso en el que los varones pasaban a la edad adulta, También se consumía en ocasiones la cabra accidentada o cuando ya estaba próxima su muerte, pero hoy día es raro en nuestra zona el guiso de la cabra como carne habitual de consumo. Sí que lo ha sido en comarcas cercanas como La Vera, en las que todavía se puede adquirir en las carnicerías, aunque tal vez el sabor más suave de su especie autóctona haya sido la causa de su persistencia en el consumo.

Cabras en el antiguo teso de ganados en vista parcial de foto de Ruiz de Luna

Pero sin embargo, sí es actualmente más frecuente consumir los cabritos, al contrario de lo que sucedía antiguamente pues, al igual que sucedía con los corderos, tampoco respecto a los cochinillos o las terneras se consideraba económicamente rentable su consumo, debido a la ajustada economía de subsistencia de nuestros pueblos, y a que además no estaba culturalmente bien considerado, e incluso desde un punto de vista médico se pensaba que era insalubre su consumo. 

De hecho, la carne más frecuente en las cocinas hasta hace un siglo fue el carnero, como figura en los numerosos documentos de abastos que se guardan en los archivos históricos, como el de Talavera, donde por ser cabeza del alfoz se regulaba el consumo de los pueblos de La Jara.

En Aldeanueva de Barbarroya se criaba durante el siglo XVIII según el Catastro de Ensenada ganado cabrío especial para carne, y diferenciado del de leche, llamado entonces de “machadas”.

En muchos de los pueblos jareños con buena cabaña de caprino se podían ver hasta no hace tantos años a los vendedores ambulantes de leche que iban con sus cabras más “bolsadas” ordeñándolas delante de los clientes a las puertas de sus casas y despachándoles directamente de la ubre con un cacillo de latón de un cuartillo de capacidad.

Ganado vacuno representado en el panel de San Antón del pórtico de la ermita del Prado. Siglo XVI

VACUNO

Por la razón que antes hemos comentado de la pobreza de los suelos La Jara, además de su clima extremado, sobre todo en verano, no son los pastos de esta comarca los ideales para la cría de vacuno, salvo el que de manera extensiva pasta en algunas zonas de la Jara Baja, ya más cercanas al valle del Tajo, aunque es cierto que en las más antiguas relaciones históricas aparece este ganado sin ser muy numerosas las cabezas enumeradas, pues eran utilizadas mayoritariamente como animales de tiro.

Este ganado también aparece incluso en leyendas como la de la aparición de la Virgen de Piedraescrita, cuando es un vaquero el protagonista de la aparición, o en el caso de la aparición de la Virgen de Guadalupe, territorio entonces perteneciente a La Jara como ya hemos dicho, cuando el pastor se dispone a sacrificar una de sus vacas, aunque como vemos, en ambos casos nos encontramos en zonas serranas de pastos más frescos.

Ganado vacuno en el teso de ganados hacia 1920

Otra razón es que el vacuno se criaba fundamentalmente como animal destinado al trabajo, siendo los bueyes y no las especies equinas, las destinadas a la labor. 

Las dehesas boyales, como su nombre indica eran dehesas comunales en las que se llevaba a pastar a los bueyes y no al vacuno destinado a carne. Herrera nos decía sin embargo que la carne de ternero “es muy singular vianda, ansí en su sabor como en su virtud, de gentil substancia, de muy singular mantenimiento y de fácil digestión, y por eso es carne de caballeros y ricos” Sin embargo considera de muy mala calidad e incluso enfermiza la carne de reses ya viejas.

Y añade en consideración a este ganado: “…Pues quien hiciere por ganado vacuno débelo bien tratar, que es de mucha ganancia y honra, y antes procure tener cien cabezas bien tratadas y de buena casta, y más darán que doscientas mal regidas y miradas”


http://lamejortierradecastilla.com/la-cabra-y-el-vacuno-en-la-gastronomia-jarena/

Una cara oculta del Baño del Caballel

Si bien el baño islámico del Caballel es uno de los complejos hidráulicos más estudiados de la ciudad de Toledo también es uno de los más desconocidos en cuanto a su imagen visual global.



Uno de los motivos principales es la circunstancia de encontrarse repartidas sus estancias en tres inmuebles diferentes, colindantes unos con otros. 

La rehabilitación, por parte del Consorcio, de dos de estos edificios, la llamada “casa de la fuente” y el nº 13 de la Plaza del Colegio Infantes, con su sótano dedicado a sala de restauración del Consorcio, ha permitido desentrañar la incógnita mencionada, … casi en su totalidad.

Sala de reposo y/o masaje del baño islámico del Caballel, también llamado del Cabalillo. Plaza de las Fuentes nº 5, Toledo.

Hoy les traemos a nuestro cuaderno de bitácora esa desconocida imagen del puzle: una sala abovedada del citado baño situada en el nº 5 de la Plaza de las Fuentes. De entre los revocos asoman contundentes sillares de cronología romana, arriba terciadas sobre la clave asoman tímidas unas pequeñas lucernas, al fondo de la sala, en su muro norte, se adosa solemne un frío sepulcro de mármol reutilizado como pilón. 

No es necesario contar mucho más, insignes arqueólogos y estudiosos han trabajado aquí, poco podemos aportar nosotros, tan sólo un fugaz y fotográfico vistazo. Agradecemos la cordialidad de los propietarios de este espacio singular y su generosidad al dejarnos difundir esta imagen.

Jose María Gutiérrez Arias
http://consorciotoledo.com/mcomunicacion/memoria.asp

martes, 28 de marzo de 2017

La misteriosa relación de la casa más antigua de Toledo y los templarios


La casa del Temple, la que podría ser la casa más antigua de Toledo mejor conservada (data de los siglos XI-XII), pudo visitarse este sábado 18 de marzo de forma gratuita, tras la última restauración realizada en los alfarjes de su planta primera, compuestos por vigas «de las más antiguas de España».

La jornada gratuita de puertas abiertas forma parte del programa «Patrimonio desconocido», impulsada por el Consorcio dentro de las actividades organizadas con motivo del 30 Aniversario de Toledo Ciudad Patrimonio de la Humanidad, según ha informado el Ayuntamiento una en nota de prensa. Cada mes se visita y se da a conocer un espacio histórico rehabilitado que normalmente está cerrado al público. El último fue la fuente de Cristina Iglesias en el Convento de Santa Clara.



Rosana Rodríguez, concejala de Turismo, asegura que uno de los objetivos del 30 aniversario es abrir espacios desconocidos para «el disfrute» de los toledanos y también de los turistas y que, gracias a ello, se puede conocer una representación de la arquitectura civil de los siglos XI y XII salvada después de «tantos» siglos de historia. En este caso, la jornada de puertas abiertas se celebrará el sábado 18 de marzo, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00 horas, en la calle Soledad, número 2.

La cruz de Malta, en una de las ventanas de la Casa Temple

El Consorcio ha intervenido para llevar a cabo la restauración de los alfarjes de la planta primera que «no se habían terminado de limpiar y proteger» en la rehabilitación de 1997, en la que parte del artesonado de la Casa del Temple, según ha avanzado el presidente del Consorcio de Toledo, Manuel Santolaya, está compuesto por «vigas de las más antiguas de España».

Santolaya ha explicado que se trata de un «sitio excepcional» que tiene relación con el palacio de la Aljafería de Zaragoza y la iglesia de San Millán de Segovia y que incluso alguna de sus piezas, en concreto una alacena mudéjar, se encuentra en el museo británico.

Detalle de uno de los rincones de la Casa del Temple- LUNA REVENGA

El propietario de este antiguo palacio islámico, declarado Bien de Interés Cultural, Amador Valdés, ha asegurado que «seguramente es la casa más antigua de Toledo mejor conservada», en la que destacan sus zócalos de pinturas bícromas y sus estructuras de madera, «las mejores conservadas in situ del país», en las que han aparecido policromías que estaban ocultas tras la última restauración.

Casa del Temple- LUNA REVENGA

El propietario ha indicado que hay muchas leyendas que relacionan la Casa del Temple con la Orden de los Templarios pero ninguna oficial y ha dicho que en el siglo XIX, el historiador Amador de los Ríos ya denominó este espacio como Casa del Temple, al igual que Benito Pérez Galdós en su novela «Ángel Guerra».

Durante el siglo XIX, se conservaba además de la Casa del Temple, que ocupaba «toda la manzana», la Casa de la Parra, hoy desaparecida, que era donde se ubicaba «supuestamente la alacena del Temple», exportada a Londres tiempo después.

 LUNA REVENGA
ABC VIAJAR - abcviajar16/03/2017 23:16h -
http://www.abc.es/hemeroteca/historia%20de%20toledo

lunes, 27 de marzo de 2017

Topónimos hebreos y memoria de la España judía en el Siglo de Oro ( I )

Resultado de imagen de Topónimos hebreosLos nombres de las ciudades son poderosos canales de la memoria; en ellos sobrevive el recuerdo de sus fundadores y su evocación es un convite a «volver a reflexionar sobre los orígenes de una civilización...»

. Así ocurre en la España del Siglo de Oro, cuando historiadores, etimologistas y tratadistas que escriben sobre el idioma, impulsados por su afán de probar la antigüedad y la excelencia de su nación, llegan a  interesarse por los topónimos de origen hebreo. 

De ellos se valen entonces no solamente como elementos integrantes de la elaboración del mito de los orígenes de España, sino también como testimonios de la antigüedad de la presencia de los judíos en el suelo hispánico, presencia que datan en época de Nabucodonosor o sea en el siglo sexto antes de J. C, después de la destrucción del primer Templo de Jerusalén

. Ni que decirse tiene que este nuevo planteamiento de la cuestión de los orígenes de España y de su idioma no agrada a todos los historiadores y provoca una acalorada polémica.



Algunos de ellos, en efecto, ven en dicha afirmación de la antigüedad de la presencia judía en España un «agravio» cometido contra la «limpieza» de su nación y, con abundantes escritos, alimentan un debate en torno a las topoetimologías, como si en cada una de ellas, estuviese en juego el «honor» de la nación española.

Resultado de imagen de sefarad
En este sentido, la polémica topoetimológica que, en el Siglo de 1 Frase pronunciada por Joseph Pérez, a modo de conclusión del coloquio sobre las ciudades en el mundo ibérico; véase Les villes dans le Monde Ibérique, Actes du Colloque de Talence, 27-28 novembre 1980, Paris, Éditions du CNRS, 1982, p. 230.

Las otras dos diasporas del pueblo judío a España datan en época romana, en los primeros dos siglos de nuestra era, bajo los imperios de Tito (después de la destrucción del segundo Templo en el año 70) y de Antonino (después de la rebelión de Bar Kokhba en el año 135); véase Dictionnaire Encyclopédique du Judaïsme, Paris, Le Cerf, 1993, p. 1258. 32 DOMINIQU E REYRE Criticón, 65, 1995

Oro, nace del intento de reconstrucción del pasado, se inscribe plenamente en la elaboración de una imagen identitaria colectiva. De ahí que, al cabo de tres siglos, pueda surgir de nuevo un mismo tipo de  argumentación topoetimológica, como ocurre con el discurso que el Rey Don Juan Carlos pronuncia en 1992, en vísperas de la celebración del quinto centenario de la expulsión de los hispanojudíos, haciendo memoria de su presencia histórica mediante su inscripción en la geografía y la lengua españolas. 

El soberano recurre al mismo procedimiento que los hombres del Siglo de Oro, buscando en las huellas toponímicas y en los orígenes históricos de la presencia judía en España unos elementos identitarios  nacionales.

Se trata, pues, por lo que a España se refiere, de un tema históricamente recurrente, aunque muy poco estudiado , y del que nos proponemos, hoy, analizar unos cuantos aspectos relativos al Siglo de Oro, centrándonos en la polémica topoetimológica lanzada por el hebraísta Arias Montano y animada, entre otros escritores, por Garibay, Aldrete y Covarrubias.

Para entenderlo, será necesario hacer, previamente, una distinción entre la toponimia científica —en la que no hemos de entrar en el presente artículo, por no ser nuestro propósito recoger todos los topónimos hebreos de España, ni rastrear los vestigios onomásticos que quedaron de los judíos6— y una toponimia mitológica , que constituye nuestro objeto de reflexión por ofrecer un campo de Amcrico Castro demostró la influencia del sentimiento de la honra (nacido del orgullo de no ser judío) sobre la historiografía española; véase De la Edad Conflictiva, Madrid, Taurus, 1972, pp. 99-133.

 Analizamos el discurso que el Rey pronunció en la sinagoga de Madrid, a 31 de Marzo de 1992, en «Sefarad des rois d'Espagne», Ibéricas, 8, 1995, Université de Toulouse-Le Mirail, CRIC et Ophrys, pp. 119-128. En este artículo, aludimos al brindis que ofreció el Rey al Presidente del Estado de Israel, Chaim Herzog, durante el cual insistió en la antigüedad de la presencia judía en Sefarad, diciendo: «Estáis en Sefarad, a la que la tradición judía identificó desde sus más lejanas raíces con España, voz cuyo origen es incierto, aunque pudiera proceder de los fenicios y de la lengua sirio-caldea heredada del antiguo hebreo [...].

La presencia judía en España dataría del siglo II de nuestra era, según los vestigios que nos han llegado, aunque para algunos se remontaría, incluso, a la época de la destrucción del primer templo [...]. No fue, por lo tanto, una presencia dilatada de extranjeros más o menos adaptados. Aunque conservasen su identidad y patrimonio judío, fueron plenamente hispanos y contribuyeron a fraguar lo que habría de ser la personalidad de España como Nación...» (texto inédito que debemos a la amable entrega de David Grebler, presidente de la comisión Sefarad 92). 

Además, en el discurso que pronunció en la sinagoga, el Rey expresó claramente su deseo de integrar a los judíos en la España moderna:

«Sefarad no es ya una nostalgia sino un hogar en el que no debe decirse que los judíos se sienten como en su propia casa, porque los hispanojudíos están en su propia casa, en la casa de todos los españoles»; véase el texto del discurso en apéndice del citado artículo.

 No hemos podido encontrar más de tres estudios sobre el tema: la bibliografía del Conde de la Vinaza, Biblioteca histórica de la filología castellana, Madrid, 1893, pp. 3-39 (menciona a diez autores que ilustraron el debate topoetimológico entre 1540 y 1672); el libro de Werner Bahner, La lingüística española del Siglo de Oro, Madrid, Editorial Ciencia Nueva, 1966; un artículo de Eric Beaumatin:

«Langue de soi et phonèmes de l'autre: Nebrija, Valdés, Quevedo», Cahiers de l'UFR d'Études Ibériques et Latino-américaines, n° 9, «Les représentations de l'Autre dans l'Espace ibérique et ibéro-américain», vol. II, pp. 235-248 (evoca el debate lingüístico entre los partidarios del latín y del hebreo).

 Véase José luis Laca ve, Juderías y Sinagogas Españolas, Madrid, Editorial Mapire, 1992.

arto sabido es que en el Siglo de Oro la etimología está todavía basada en un pensamiento analógico y paronomástico.

investigación sobre las ideas y creencias que circulan y se manipulan en los debates topoetimológicos.

EMERGENCIA DE LA MEMORIA DE LA ESPAÑA JUDIA EN EL MUNDO CRISTIANO DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI:  

BENITO ARIAS MONTAN O Y JUAN DE MARIANA

La memoria de la antigua presencia de los judíos en España emerge, en el campo de la exégesis filológica hebrea de las Escrituras, con motivo del comentario del topónimo bíblico de «Sefarad». El mayor hebraísta español de la época, Arias Montano, en sus Comentaría in Duodecim Prophetas*, ofrece una glosa del versículo 20 del profeta Abdias en el cual aparece la voz hebrea «Sefarad»', que
traduce por «Hispania»10 , y comenta am8

Publicado en Amberes, en 1571, pero acabado de redactar por Arias Montano en Madrid a 13 de
julio de 1567, como lo indica el mismo autor al final del capítulo que dedica a Abdias (en la edición
consultada, Amberes, 1583, p. 416).
9
 «Sefarad» significa España en hebreo. Los primeros comentarios judíos como el Targum de Jonatátt
y la Peschitta traducen Sefarad por Ispamia e Ispania (véase el Dictionnaire Encyclopédique du Judaïsme, Paris, Le Cerf, 1993, p. 1376). Los Setenta (según la leyenda los 72 judíos, seis de cada tribu, que realizaron la traducción de la Biblia en griego para Ptolomeo que quería incorporarla en su biblioteca) tradujeron la voz «Sefarad» por el griego «Ephrata», y San Jerónimo, en su Commentariis in Abdiam, dijo «Bosphorus» sin dejar por otra parte de aludir a la tradición rabínica: «Ubi nos posuimos Bosphorum, in Hebraeo habetur Sepharad, quod nescio cur LXX Ephrata transferre volverunt» (Donde pusimos Bosphoro, en hebreo hay Sepharad, que los Setenta, no sé por qué, tradujeron Ephrata), citado por el dominico Tomás Maluenda en su tratado De Antichristo, Roma, 1604, cuarta parte, libro IV, capítulo XXVII, p. 276 de la edición de Valencia de 1647, cuyo texto debemos a la amabilidad de nuestra colega en el LEMSO, Françoise Gilbert. '0 Arias Montano cita el texto de Abdias: «Et transmigratio Ierusalem, quae in Bosphoro est, possidebit civitates Austri» (Y el exilio de Jerusalén que está en Bosphoro heredará las ciudades del Negev); y, refiriéndose a las antiguas interpretaciones judías de «Bosphoro» por «Sefarad» dice:

«Quoniam in locorum nominibus reddendis saepe inter eos, qui libros ex Hebraico vertunt, variari solet, hune locum, ut Hebraice est, nominibus ipsis retentis, simplicet reddere plaçuit: 'et transmigratio Ierusalem, quae in Sepharad, possidebit urbes Austri" [...]. Diximus quo in loco latine Bosphorus legitur, hebraice legi Sepharad [...]. Chaldaeus interpres sic hune locum vertit: "et transmigratio Ierusalem, quae in Spamia". Spamia a Chaldaeis eadem quae a Latinis Hispania dicta fuit quae terrarum orbis continentis ultima Atlántico sive Occidentali océano alluitur et terminatur [...] quod antiqui graecorum autores Sperida nominarunt», ibid, p. 412

(Ya que los que traducen los libros hebreos suelen intercambiar a menudo los nombres de lugares, conviene traducir este nombre [Bosphoro] de manera más sencilla por los mismos nombres que da la tradición: «y el exilio de Jerusalén que está en Sefarad, heredará las ciudades del Negev» [...]. 

Dijimos que donde en latín se lee Bosphoro en hebreo se lee Sefarad [...]. El intérprete caldeo [el Targum] traduce también este nombre de lugar por Spamia: «y el exilio de Jerusalén que está en Spamia». Spamia entre los caldeos es la misma que es llamada por los latinos Hispania, la cual es el último de los continentes de la tierra, bañado y limitado por el océano Atlántico o Occidental, que los antiguos autores griegos llamaron Sperida). Arias Montano publica esta interpretación, un año más tarde, en el octavo volumen de la Biblia Poliglota de Amberes, conocido bajo el título de Apparatus Communes et Familiares Hebraicae Linguae Idiotismi (Antverpiae 1572). En la voz «Bosphorus» del Index nominarum hebraeorum, caldaeorum et graecorum, se lee: «hebraice dicitur Sefarad, et interpretatur liber sive codex descendens vel imperans: aut finis vel consumado descensionis vel imperii.

Reginis nomen AB. 1, 20» (Bosphoro: el libro o manuscrito [del profeta Abdias] se lee y se interpreta en hebreo Sefarad, sea descendiendo o imperando, es decir, sea el fin o la consumación de la caída, o del 34 DOMINIQUEREYRE Criticón, 65,1995

Ahora tratemos brevemente de su historia: España fue habitada de una multitud de judíos,según tuvimos conocimiento en nuestra edad, aunque a partir de los años en que fue promulgado el primer edicto de los reyes Católicos, fueron expulsados de la región sevillana y luego de la de Tarragona, y por fin a petición del rey Don Manuel de Portugal, de toda Lusitania. Y según consta en los escritos de esta gente, toda esta multitud de judíos procedía de Jerusalén y del tribu de Judá, con sus familias, y no vinieron de ningún otro tribu. Cuentan también los Hebreos que en tiempos de la primera destrucción del sagrado templo de Jerusalén por los Asirios, muchos de ellos fueron traídos a España por un jefe Piro quien servía al imperio asirio.

 Y prosigue Arias Montano evocando las fundaciones de Lucena y de Toledo:

Ellos fundaron primero dos lugares que llamaron, el uno Lucina, ciudad fortificada muy poblada en aquellos siglos, en Andalucía, que es llamada ahora Lucena, y la otra ciudad [fundaron] en la región de Carpetania, que llamaron en su lengua hebrea Toledoth, así nombrada, según dicen, porque en esta ciudad se vieron las familias judías más distinguidas. Y ei nombre de Tholedoth significa también 'generaciones' o sea 'familias'.

Además, a los lugares vecinos de Toledo que habitaron dieron nombres de Judea, en recuerdo de sus añorados pueblos ásirios, o sea nombres que se pareciesen a ellos como Escalona, Maqueda y otros más. Esto consta en sus antiguos comentarios del último capítulo del Libro de los Reyes.12 imperio; nombre del Libro de Reyes, y de Abdias 1, 20); sin paginación en la edición de Amberes, 1572, que manejamos.

Es extraño que Arias Montano no facilite a sus lectores, en apoyo de su explicación de la voz Sefarad, el juego de palabra hebreo conocido de la tradición cristiana o sea el retruécano de «Sof», fin, y «Rad», dominando. En este punto se diferencia Arias Montano de los autores cristianos posteriores(véase Maluenda, op. cit., p. 277) y de los autores judíos (véase la carta del apologista del judaismo Isaac Cardoso al rabino de Venecia Samuel Aboab, en la cual alude a la fundación de las ciudades de Sefarad y al susodicho juego de palabra (edición de Marco Mortara «Une lettre autographe adressée au grand rabbin de Venise Samuel Aboab», Revue des Études Juives, Paris, 1886, vol. XII, pp. 301-305).

11 «Nunc iam historiam ipsam breviter tractemus. Hispaniam Iudaeorum innúmera multitudine fuisse habitata, nostre etiam aetatis testimonio cognovimus, namque non multis ab hinc annis Catolicorum regum edicto primum ex Baetica atque ex Tarraconensi, postremo Emanuëlis Portugaliae régis iussu ex Lusitania décéder coacti sunt. [...] Omnen vero hanc multitudincm ex Iudaeorum, qui Ierosolymam Iudaeque tribum coluerant, familiis, non ex aliis tribubus fuisse, constans omnium eius gentis scriptorum opinio est. Narrant enim Hebraei quo tempore sacrum Ierosolymorum fanum ab Assyriis primum dirutum est, multos ex ea gente in Hispaniam, a Piro quodam duce, qui Assyriorum imperium observabat, fuisse traductos». Es de advenir que los nombres de Nabuchodonosor y de Cyrus sólo aparecen en el comentario de la segunda parte del versículo: «Et ascendet salvatores in montem Sion; iudicare montem Esau» (Salvadores suben el monte Sion; para gobernar el monte de Esau), Arias Montano, Comentaría in Duodecim Prophetas, op. cit., p. 415.

12 «Qui duobus primum locis consedisse dicuntur alteri quidem nomen Lucina, frequentissimo illis
saeculis in Baetica provincia oppido, quod nos vel Lucenam nunc dictam, vel quae non longe ab hac in Illiberitana regione est, [...] alteri vero Toleto regiae Carpentanorum urbi nomen fuit, quam quidam ex illis Hebraico nomine Tholedoth dictam est eo putant, quod in ea urbe iudaicarum familiarum distinctio maxime fuerit obsérvala. Id ipsum autem Tholedoth nomen significat generaciones sive familias. Atque ab iis qui ea loca incolvere Iudeis nomina quibusdam vicinis oppidis, ex relictorum in Syria locorum desiderio, aut ctiam similitudine indidem esse, ut Ascaloniae, et Maquedae et aliis. Haec ex illorum antiqurs receptionibus, et ex comentariis in posteriorem Regum librum habuimus (2 Reg, cap. último), ibid., pp. 412- 414. Luego Arias Montano alude a la segunda llegada de los judíos a España bajo el emperador Tito Vespasiano, con la fundación por los romanos de la ciudad de Mérida: «In libro etiam

Dominique Reyre
LEMSO, Universidad de Toulouse-Le Mirail

domingo, 26 de marzo de 2017

Los textos Jurídicos del Derecho Visigodo y su vigencia

LOS TEXTOS JURÍDICOS DEL DERECHO VISIGODO Y SU VIGENCIA

INTRODUCCIÓN

El Derecho visigodo hace referencia al conjunto de sucesos jurídicos que se produjeron durante el período de la Historia del Derecho comprendido desde el asentamiento del pueblo visigodo en las Galias hacia el 418 y su posterior emigración y ocupación de la Península Ibérica en el siglo VI, hasta la invasión musulmana de esta última en el 711.

El derecho visigodo se presenta como el resultado de diversas influencias o elementos constitutivos que se traducen en una síntesis peculiar y profunda, que cristaliza en un sistema jurídico propio de gran influencia temporal y espacial.



El más importante de sus componentes es el elemento romano, que corresponde a la intensa romanización sufrida por el pueblo visigodo a partir del siglo III, tanto en Oriente como en Occidente, así como su convivencia con la población romana.

Resultado de imagen de TEXTOS JURÍDICOS DEL DERECHO VISIGODOEsta influencia se refiere al Derecho Romano Postclásico (leges y iura) y a las prácticas jurídicas provinciales que se conocen como Derecho Romano Vulgar; en segundo lugar, destaca en la legislación visigoda el trasfondo consuetudinario de carácter germánico, que lo acerca por afinidad a los usos y costumbres de los pueblos germánicos.

Por último, en este Derecho del Reino Visigodo cabe destacar la influencia del Derecho Canónico y los Concilios de Toledo, cuya actuación sobre el proceso legislativo constituye un instrumento para el estudio del influjo de los principios cristianos sobre el sistema legal del Estado.

Leges son constituciones imperiales. Es decir son leyes dictadas por el emperador. Fueron fundamentalmente en el derecho romano del imperio de occidente en últimos siglos y también en el 
imperio Bizantio (oriente).

Iura es jurisprudencia (o doctrina de los autores). En aquella época circulan varias colecciones de Iura, que tenían gran importancia en la práctica, pues eran muy apreciadas por jueces, letrados...Las Iura solían completar, es decir complementar la legislación del emperador. Este permitía que circulasen dichas colecciones, salvo algunas excepciones y matices.Tanto la Iuras como las Leges fueron recopiladas, compiladas, coleccionadas.

CARACTERES GENERALES DEL DERECHO EN EL SISTEMA JURÍDICO VISIGODO

Los visigodos pasan de un método de instauración de derecho popular de carácter consuetudinario a un sistema legalista. Antes de su asentamiento, desconocían cualquier poder soberano con facultad normativa y solucionaban los pleitos mediante asambleas populares fundadas en la tradición. Las asambleas indagaban en ésta y manifestaban la postura más adecuada y justa conforme a la costumbre. La norma, pues, no estaba escrita.

Con la consolidación de la institución monárquica, crece el ámbito territorial y las asambleas son de difícil realización. Se hacen necesarias otras fórmulas: un consejo de nobles e incluso la institución del rey. Será el monarca el que, en último término, interprete la conciencia colectiva y la fije. La transformación decisiva provendrá del contacto con los romanos que elaboran sus normas en la época imperial a través del emperador.

Los visigodos, fundándose en el foedus contraído con Roma, comienzan a gobernar una provincia romana (Aquitania), pero sin depender por ello del emperador. No obstante, a pesar de que gobiernan dentro del Imperio no asumen una función delegada, como cabría pensar, sino independiente del emperador. Su gobierno solamente estaba limitado por las condiciones políticas del pacto, condiciones que se resumían en particular en la defensa militar de la provincia.

De esta manera, la monarquía visigoda reproducía la vida jurídica romana, incrementando su poder atribuyéndose la capacidad de crear derecho. Un derecho dentro del Imperio que no era creado por el emperador. En esta trascendental función, crecieron de toda originalidad, pues aunque tenían que someterse a las necesidades que engendraba la nueva realidad, sus leyes tuvieron que fundarse en los criterios del vigente ordenamiento romano.

El monarca visigodo no legisla individualmente sino acompañado de otras instituciones de carácter asambleario, en particular del Aula Regia. Otro factor que entra también a formar parte en la elaboración de las leyes es la tradición legislativa de la Iglesia mediante los Concilios, consolidados ya en la época del bajo Imperio.

En consecuencia, los visigodos imponen definitivamente un sistema legalista en el que se elimina cualquier fuente de derecho diferente de la ley.

Aula Regia: Aunque se discute el origen de esta institución, parece que proviene del asentamiento de los visigodos en las Galias y que el rey Leovigildo institucionalizaría en su Palatium más tarde. Formaban parte de esta asamblea los seniorespalatii (vinculados al Rey), los omités (gobernadores provinciales), los proceres (consejo privado), los gardingos (comitiva armada) y el personal que integraba el ofitiumpalatiuum (personal de corte).

Los Concilios eran asambleas episcopales reunidas para tratar especialmente cuestiones eclesiásticas y problemas relacionados con la vida espiritual de los fieles.

LOS TEXTOS JURÍDICOS DEL DERECHO VISIGODO

Como criterio sistemático de exposición separamos dos áreas: la del derecho visigodo gálico y la del hispánico.

DERECHO VISIGODO GÁLICO

En el derecho visigodo de las Galias pueden citarse tres textos: las Leyes Teodoricianas, el Código de Eurico y el Breviario de Alarico II.

LAS LEYES TEODORICIANAS

Un texto muy extendido en las Galias son las llamadas Leyes Teodoricianas, que según el Obispo de Clermont, Sidonio Apolinar, se contraponen a las Leyes Teodosianas. Esta legislación que no se ha conservado – aunque sabemos de su existencia por testimonios indirectos de Sidonio Apolinar- se atribuye a Teodorico I (419-451), padre de Eurico y a Teodorico II (453-466), hermano y antecesor de Eurico, y debieron ocuparse primordialmente del reparto de tierras que tanta trascendencia tuvieron en la relación entre visigodos y galo-romanos, que se completaron más gracias a la formulación de Teodosio II, y redactadas con la colaboración de los consejeros y juristas romanos de la Corte de Tolosa.

Teorías:

Para Vismara, aquella alusión a las Leyes Teodoricianas debe identificarse con el llamado EdictumTheodorici atribuido al rey ostrogodo de Italia, Teodorico el Grande (493-525); pero D’Ors entiende que el llamado Edicto de Teodorico no es sino un edicto romano de alrededor del 460, dado por prefecto Magno de Narbona y, por tanto, una fuente de Derecho particular para las Galias, que recogía exclusivamente el Código Teodosiano y las obras de Gayo y Ulpiano con una vigencia territorial.

Últimamente se ha abierto paso la tesis de que las Leyes Teodoricianas, fueron un derecho especial, surgido de la práctica, aplicable a godos y romanos que, a su vez, se remitían al derecho romano como fuente supletoria o general.

http://cristinaciulei.blogspot.com.es/2011/12/los-textos-juridicos-del-derecho.html



viernes, 24 de marzo de 2017

Toledo, Centro económico tras la Reconquista

Resultado de imagen de reconquista de toledoTOLEDO, CENTRO ECONÓMICO 

Toledo fue tal vez el principal centro de intercambios económicos de Castilla en los siglos XII y XIII. Contribuyeron a ello, también, la variedad de sus producciones agrarias y artesanas y el mayor volumen y fluidez de moneda en circulación, debido a la proximidad e influencia del sistema hispanomusulmán.

Los documentos mozárabes nos hablan sobre la intensa actividad económica de la aristocracia urbana, que obtiene su renta del alquiler de casas, tiendas, talleres urbanos, de propiedades rurales, a veces, incluso, del préstamo de dinero, aunque ésta era tarea más frecuente entre los judíos, o de la participación en empresas mercantiles.



Es una situación poco típica entre las aristocracias urbanas de la época, aunque también en Toledo acabarían imponiéndose los ideales caballerescos, propios de la sociedad feudal, más adelante. La situación fronteriza permitió la continuidad del comercio con la España islámica. Así lo demuestra la mención a recuas en el camino entre Toledo y Córdoba, los datos sobre tejidos, joyas y otros productos procedentes de Sevilla, Murcia o Valencia en Toledo, y la misma prohibición, expresada en 1118, de exportar caballos y cueros a Al-Andalus.

Veinte años después Alfonso Vil eximía a los toledanos de portazgo en todo el reino con tal de que no comerciasen con la España islámica, pero es evidente que siguieron haciéndolo. El ganado, los cueros, la miel y cera y, sin duda, algunos productos prohibidos constituirían su oferta habitual.

Por este motivo, Toledo fue una puerta principal de entrada para el régimen monetario islámico en Castilla. Allí había acuñado Alfonso VI moneda de vellón, a poco de conquistar la ciudad. Allí continuarían circulando el oro y la plata islámicos y, desde el segundo tercio del siglo XII, los maravedíes o morabetinos de oro almorávides (3.90 g de peso), que comenzó a acuñar con su efigie y leyenda Alfonso VIII, en la propia Toledo, a partir del último cuarto de aquel siglo (años 1172 a 1223). A la fluidez del comercio y al uso de moneda contribuyó también la 84 guerra, sin duda alguna, porque, además de ser causa de destrucciones y cautiverios, proporcionaba botín —que llega a ser una forma habitual de ganancia o empresa económica, y obligaba a mantener un comercio continuo para abasto de guarniciones y huestes.

Además, Toledo conservó su organización económica urbana de la época anterior y, en este aspecto, fue un modelo del que aprendieron muchas otras ciudades castellanas de los siglos XII y XIII, y sirvió para familiarizar a los cristianos con el sistema urbano que encontraron en Andalucía y Murcia durante sus conquistas del siglo XIII.

Hay que aludir, ante todo, a la organización de los oficios artesanos y mercantiles, bajo la vigilancia de alamines —llamados en otras partes veedores o alcaldes— designados por la autoridad municipal para controlar calidades y precios, y para dirimir litigios internos. Es la raíz islámica del gremialismo castellano, una entre las varias que éste tuvo. Sin embargo, los artesanos y comerciantes fueron tanto mozárabes, francos y castellanos como musulmanes y judíos.

En la artesanía toledana destacaron los ramos del metal, cuero, pieles y armas, que dieron lugar a manufacturas de gran calidad, pero la ciudad no fue, en cambio, un centro textil de importancia. Hubo también gran población artesana dedicada a los oficios de construcción y alimentación, como correspondía a una ciudad importante. Gracias a todos ellos se conservaron y transmitieron muchas técnicas de la época hispanomusulmana.

Y, también, los mismos lugares de trabajo y venta, cosa que importa para considerar la permanencia de los usos urbanísticos anteriores. En efecto, Toledo conservó sus almacenes o mesones y alhóndigas, especializados en diversos productos, su alcaicería y tiendas del rey, dedicadas al comercio fijo y permanente, sus mercados o süq en diversas plazas, a veces especializados, como ocurría con Zocodover, que era el mercado de ganados, con el süq de los cambistas o con el de los drogueros y herbolarios.

A la población de artesanos y comerciantes hay que añadir la de los corredores de comercio, arrieros y carreteros, que contribuían a su actividad mercantil y a la relación continua con la economía agraria del término.

Nos hallamos, en conclusión, ante un modelo de economía urbana mucho más rico y diversificado que el de otras ciudades castellanas de la época, donde el predominio de las actividades y rentas agrarias era más evidente. No obstante, también en Toledo la tierra era principal base de riqueza, aunque el comercio la completara, y todos los caballeros o aristocracia urbana eran, ante todo, propietarios, aunque no explotadores directos, ya que estaban generalizados los regí- 85 menes de cesión de usufructo en aparcería o en arrendamiento por períodos cortos de tiempo.

Miguel Ángel Ladero Quesada 
Universidad Complutense.
 Madrid
https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/7136/1/HM_03_03.pdf

Colores de Toledo

Los colores en El Greco y los colores en la flora silvestre; el amarillo delicadísimo del jaramago, el rojo encendido de la amapola, el azul intenso del cardo. Desde lo alto de un antiguo cigarral, convertido en hotel, he contemplado enfrente Toledo una tarde de abril. 



Veía, primero, el pardo hacinamiento de las edificaciones, y abajo, en el llano, el verde claro de los frutales entremezclados a los cinereos olivos. He leído en un libro de mineralogía española que en tierras de Toledo se encuentra "espato adamantino". Raya el cristal. ¡Cuántas sensibilidades son rayadas en el mundo, como este espato el cristal, por el genio de una santa, el genio de un pintor!

Azorín. Illescas, Toledo. Artículo en ABC (19 julio 1957)









Fuente: http://miratoledo.blogspot.com.es/2017/03/los-colores.html

jueves, 23 de marzo de 2017

Kioskos de los jardines del Prado: La "Mezquita" y La "Fuente"

LA “MEZQUITA”, LA FUENTE Y KIOSKOS DEL PRADO

Los urinarios o evacuatorios de los jardines del Prado fueron desde la creación del parque un elemento pintoresco, tanto el primer edificio decorado con cerámica de Ruiz de Luna como el posterior de aspecto arabizante o mudejarista y que los talaveranos bautizaron como “la mezquita”, o como la ironía local apodó “la mezquita de “Ben-ir-a- Mear”.


Los primeros urinarios en postal de José del Camino de 1929 . Por delante se ve la fuente de Ruiz de Luna.



Los urinarios tienen una planta y una decoración cerámica muy diferente a la que probablemente en los años 40 se le dio


Los urinarios de los Jardines del Prado ya con su estructura de “mezquita” y la fuente por delante en una postal de García Garrabella de 1954

La “mezquita”, urinarios públicos de los Jardines del Prado en una postal de los años 50

Aunque hablaré más extensamente de la cerámica de los jardines, sí adelanto que la fuente se construyó con un pilón poligonal de 6 m de diámetro y 2,5 m de altura con cuatro puentes para macizos de flores en los que se sitúan sendas ranas surtidoras y de ahí el nombre tradicional de “fuente de las ranas”. Se apoyan en un pedestal y sobre éste la taza central que recoge el agua, y en sus cuatro caras cuatro faunos que arrojan un chorro al pilón. Todo el conjunto se apoya en una plataforma de dos escalones que aumentan el diámetro a 7 metros, según descripción de Isabel Hurley.


La fuente de Ruiz de Luna en una foto de los años 20


Fuente de Ruiz de Luna de los Jardines del Prado en una foto de los años 20

Postal de los años 70 con la fuente de Ruiz de Luna

Además del Kiosco Dámaso y del kiosco Villa Rosa que se encontraba al este de la ermita hubo otros dos, uno junto a la casa de los Patos y otro junto al paseo que conduce al parque de la Alameda, sin olvidarnos de la pista de Baile La Banca.


Kiosko Dámaso, el más cercano a Los Arcos después de una nevada, a la izquierda el propietario Doroteo Conde

Otra escena nevada del kiosco Dámaso

http://lamejortierradecastilla.com/la-mezquita-la-fuente-y-kioskos-del-prado/

miércoles, 22 de marzo de 2017

La Torre norte de Yepes

Resultado de imagen de Torre Norte de yepes

Siglos XIII-XIV

Torre albarrana ubicada en el interior de una manzana en la calle de Santa María, muy cerca del acceso al recinto amurallado por la Puerta de la Villa.

Se trata de una torre con un frente plano y otro lateral semicircular, siendo de fábrica de mampostería con algunas hiladas de ladrillo. 

Cuenta con tres alturas y tiene pequeñas ventanas de arco de medio punto. 

La torre se corona con merlones prismáticos con capitel piramidal de ladrillo y piedra. De la parte redondeada sale al exterior un can. Integrada en las construcciones de la manzana se encuentra deteriorada.



En una de las claves de la bóveda aparece el escudo de arzobispo Don Pedro Tenorio, que es el primitivo de la Villa.

http://www.yepes.es/turismo/monumentos/torre-norte-o-de-la-calle-santa-maria/

Jardines del Prado ( II ) : Los Arcos

JARDINES DEL PRADO 2, LOS ARCOS

En la entrada anterior expuse la historia de los Jardines del Prado y mostré fotos antiguas de uno de sus elementos más entrañables, la Casa de los Patos.

Hoy traigo otro de esos lugares integrados en el alma talaverana, los arcos del Prado. ¿Qué talaverano no ha dicho la frase : Quedamos en los Arcos del Prado?, o tomaban el autobús en generaciones anteriores allí para ir a las piscinas o salir de excursión.

Los arcos han sufrido diferentes trasformaciones que vemos en las fotos antiguas como éstas



Postal de Esperón de 1930 en la que aparece la entrada de los Jardines del Prado, entonces de Alfonso XIII, como reza el rótulo bajo la imagen de la Virgen del Prado en el centro del arco metálico



ARCO EN HONOR A LA VIRGEN DEL PRADO CON SU IMAGEN EN EL CENTRO FLANQUEADA POR DOS LEONES Y EL ESCUDO DE TALAVERA A LA IZQUIERDA Y EL DE TOLEDO( ¡¡¡) A LA DERECHA. LA FOTO PARECE SER ALGO MÁS ANTIGUA QUE LA ANTERIOR POR EL ARBOLADO


Arcos del Prado al poco tiempo de su construcción. Foto del Archivo Municipal del proyecto de ensanche de 1944. Al fondo se ve la Alameda y el inicio de la actual Ronda del Cañillo


Los Arcos del Prado en foto de periódico de los años cincuenta. Es curiosa la torre de San Francisco al fondo, pues no estaba tapada por edificios construidos posteriormente como el de “Simago” y el Hotel Talavera


Los Arcos del Prado en postal de los años 60


Postal de los años 70 con los Arcos del Prado y uno de los vetustos autobuses urbano que dejaron de funcionar no hace tanto


Vista Parcial de una foto aérea de los años sesenta en la que aparecen los arcos del Prado y detrás el movimiento habitual que había junto a la estación de autobuses el Hotel Arellano


Los Jardines del Prado con Los Arcos en primer término en una postal de los años 70

http://lamejortierradecastilla.com/jardines-del-prado-2-los-arcos/

martes, 21 de marzo de 2017

Conflictividad social y orden público en Toledo, durante el Primer Bienio republicano (1931-1933): LA ACTITUD DE LOS GOBERNADORES CIVILES

Resultado de imagen de Toledo, durante el Primer Bienio republicano4. LA ACTITUD DE LOS GOBERNADORES CIVILES 

Un aspecto de interés que todavía no ha sido suficientemente estudiado, es la forma en que la actuación de los gobernadores civiles influyó en la deriva violenta de los acontecimientos. Es cierto que se daban unas condiciones sociales y polí- ticas que ineludiblemente parecían conducir en esa dirección, pero conviene analizar en qué grado fueron agravadas por las instrucciones de orden público emanadas desde el Gobierno Civil.  

Ya desde la proclamación de la República, la presencia del moderado Miguel Maura en el Gobierno Provisional, ocupando la trascendental cartera de Gobernación, indicaba la obsesión de los nuevos dirigentes por evitar dar muestras de debilidad en un tema tan sensible. Con tal fin se procedió a nombrar a personas afines para ocupar los principales cargos de control político, mientras que en la policía y la guardia civil la tendencia fue al continuismo, probablemente por la ausencia de leales cualificados y por pretender dar la sensación de cambio pacífico. 



Esta política conservadora en los nombramientos no era bien vista por las organizaciones de la izquierda, que criticaban la permanencia de antiguos represores monárquicos. Eso ocurrió en la ciudad de Toledo, donde las sociedades obreras protestaron por la continuación en sus cargos del comisario Seseña y del agente Latorre, represores del tiempo de la dictadura. Distinto fue lo sucedido con los nombramientos de los gobernadores civiles; Maura situó en estos puestos a personas leales que actuasen como agentes de su partido, la Derecha Liberal Republicana

En Toledo hubo seis gobernadores durante el periodo estudiado, según se aprecia en el cuadro 2. En términos generales, su actuación se caracterizó por las siguientes pautas: a) La inestabilidad. La presencia en poco más de dos años de seis gobernadores civiles habla por sí sola. Fueron mandatos tan breves como el del cuñado de Miguel Maura, José María Semprún, cuyo nombramiento parecía tener como objetivo su elección como diputado en las Cortes Generales, de modo que, una vez conseguido, se procedió a su sustitución. Igualmente breve fue el mandato de Luis Fernández de Valderrama, si bien en este caso su destitución obedeció a su ineficiencia en el desempeño de su cargo, según veremos más adelante. 

Lo cierto es que, en esos momentos, Toledo era una de las provincias más complejas para gestionar el orden público. Las presiones continuas de los socialistas por un lado y la de los propietarios agrarios por otro, trazaban una línea intermedia en la que los representantes del Gobierno no supieron situarse. Como consecuencia nunca existió un programa de actuación autónomo, adaptado a las circunstancias del territorio y con suficiente flexibilidad para afrontar cuestiones relevantes. b) Política represiva y enfrentamientos con las fuerzas de izquierda. Desde la formación del Gobierno Provisional, quedó claro que la preservación del orden pú- blico era prioritario para los nuevos gobernantes. Sin embargo, en unos tiempos de grandes transformaciones como aquéllos, era cuestionable que el concepto de orden público se identificara con el que había establecido la Monarquía . 

La llegada a Toledo del primer gobernador republicano, José María Semprún, aseguraba la identificación con la línea dura del Ministro Miguel Maura. Éste ya había dejado claros sus criterios en una circular emitida pocos días después de los asaltos a edificios religiosos30. Las demandas de rigor y dureza en la política de seguridad pú- blica fueron fielmente seguidas desde Toledo, según lo atestiguan las posteriores comunicaciones entre el Gobernador y el Ministerio31 . Pero el momento álgido de la represión contra las organizaciones de izquierda fue protagonizado por Luis Fernández Valderrama. A su cargo estuvo la nefasta actuación de la guardia civil en los sucesos de Corral de Almaguer32, ejemplo de desmesura en el tratamiento de un conflicto que se había iniciado en una simple reunión de obreros en una era, para concluir con la muerte a tiros de cinco campesinos en la plaza mayor del pueblo. Sin duda ese hecho condujo a su destitución y a ser calificado como el nuevo «Martínez Anido». 

Una política más ecuánime, aunque discutida por los socialistas,fue la desarrollada por Manuel Asensi Maestre, el gobernador que más tiempo permaneció en el cargo. Pero los datos nos hablan de claroscuros en su gestión, pues simultaneaba la imposición de sanciones a los propietarios que no respetaban las bases33, e incluso solicitaba su encarcelamiento34, con una descarada política de propaganda a favor del partido radical y de enfrentamiento con los socialistas35 . La respuesta de la izquierda fue el desencadenamiento de una campaña organizada que buscaba su cese, para lo que remitieron cartas a Casares Quiroga desde las sociedades obreras, casas del pueblo y delegaciones del partido socialista pidiendo que fuera destituido.  

Finalmente la campaña tuvo éxito y Asensi se vio forzado a dimitir. Según él, su dimisión tenía una doble motivación: 
a) su marginación en la solución del problema campesino que afectaba a Talavera, donde el ministro le había ignorado encargando la gestión a Valdés, alcalde de la ciudad; 

b) la razón principal parecía residir en la rivalidad creciente entre Lerroux y los socialistas37, contienda en la que él había sido un elemento pasivo. 

Más del agrado del bloque socialista toledano resultaron los gobernadores Álvaro Botella e Isidro Liarte que por el contrario, fueron criticados por los propietarios y la derecha en general. La conclusión lógica de todo lo anterior es que la labor de los gobernadores de la República en Toledo constituyó un rotundo fracaso. Su naufragio en la gestión del sistema de seguridad y orden público en la provincia era, por otra parte, fiel reflejo de lo que sucedía a escala nacional. 

El nuevo régimen desarrollaba una polí- tica errónea en uno de los ámbitos básicos del poder ejecutivo. La necesaria modernización del sistema de orden público no se produjo y los gobernadores civiles actuaron de la misma forma y con las mismas herramientas que lo habían hecho sus antecesores monárquicos. 

Y todo ello en una sociedad que poco tenía que ver con la anterior. Con gran sagacidad situaba la cuestión el primer alcalde republicano de Toledo José Ballester Gozalvo, cuando debatía con el gobernador Manuel Asensi Maestre en torno a su dimisión; así definía lo que debía ser un gobernador republicano: Ser gobernador republicano es seguir procedimientos distintos a los de la monarquía, respetar en todo momento la constitución y que ésta sea en manos del gobernador, el instrumento que ampare los derechos ciudadanos.

5. LA POLÍTICA DE ORDEN PÚBLICO 

La intervención de la Guardia Civil fue uno de los rasgos más criticables y destacados de la política de orden público de la II República. Cuestión de notable interés para la historiografía moderna, nos interesa ahora analizar su repercusión en el ámbito local toledano. El nuevo régimen que nació el 14 de abril de 1931 no tenía como una de sus prioridades la reforma del sistema de orden público de la Monarquía. 

En consecuencia, desestimó la configuración de un esquema de libertades propio de un ré- gimen democrático, el resultado fue un déficit de derechos colectivos e individuales entre los que la negación del derecho de reunión era el más destacado. Un caso paradigmático en este sentido lo constituye el ya mencionado de Corral de Almaguer, en septiembre de 1931. Es éste el suceso de mayor gravedad de cuantos estamos tratando: cinco campesinos muertos por disparos de la guardia civil. Lo más relevante es que el origen del incidente se halla en una simple reunión de jornaleros, suspendida por un celoso funcionario. 

Se reunieron en este caso los componentes necesarios para hacer inevitable la tragedia; a saber: una legislación restrictiva del derecho de reunión; un gobernador civil recién llegado e imbuido de la dureza represiva del ministro Miguel Maura40 , y unas fuerzas de la Guardia Civil sin preparación ni disposición adecuada para hacer frente a situaciones de este tipo. 

En relación a lo anterior, numerosas voces republicanas se habían alzado en demanda de nuevos métodos para el mantenimiento del orden público y una adecuación de las técnicas y medios de la Guardia Civil. El máuser, principal arma de dotación, era también el emblema de sus dos mayores defectos: la contundencia incontrolada en la represión y su dependencia militar . 

Pero los cambios no se produjeron y siguió predominando un modelo político de orden público por encima del profesional. Por eso, lo prioritario en la política de seguridad será la preocupación por la ocupación militar del territorio y la represión de las actividades contrarias al sistema establecido . 

Todo ello desembocaba en un esquema policial rígido a par-tir de planes de despliegue muy amplios, pero limitados en hombres. Un ejemplo clarificador sería el «Plan de concentración para grave alteración de Orden Público» de la provincia de Toledo . Se trataba de propósitos imposibles de cumplir eficazmente, puesto que se partía de un número muy reducido de efectivos y medios de transporte escasos y anticuados. En definitiva, se soslayaba la necesaria reforma de un cuerpo que debería haberse orientado hacia la investigación y persecución del delito común. La cadena de incidentes sangrientos sucedidos, entre otros lugares en Toledo, es muestra de las consecuencias que tuvo el grave error de dejar de lado la reforma de un sector tan importante de la Administración policial. 

Pero si se quería hacer de la Guardia Civil un cuerpo policial adecuado a la nueva situación política, eran imprescindibles reformas de mayor calado y que tenían que ver con el inconsciente colectivo; había que vencer la impopularidad de este cuerpo entre las masas campesinas. La tarea se presentaba tan descomunal, que probablemente fue la razón que condujo a los políticos republicanos a buscar otra solución. El propio Maura reconoció que otro cuerpo policial mejor dotado y preparado podría enfrentarse más acertadamente a la inseguridad44 y, pese a ello, renunció a introducir reformas en dicha institución. 

La creación de una nueva fuerza de seguridad parecía ser la opción más adecuada. Surgió así la nueva Sección de Asalto. Dotada con sable, pistola y porra pero no con máuser, padecía sin embargo defectos importantes, como el carácter castrense de sus mandos, que muy pronto le impregnará, o la politización de la gran mayoría de sus miembros. Ciertamente el nuevo cuerpo de seguridad alcanzó pronto un notable éxito entre las masas republicanas, y en muy poco tiempo contaba con más de mil guardias y numerosos aspirantes. Y fue precisamente en Toledo donde sufrió sus primeras bajas. A principios de marzo de 1932, en la capital provincial, la Unión Local de Sindicatos (ULS) había declarado una huelga en demanda de medidas contra el paro forzoso. 

Las manifestaciones de huelguistas y los incidentes se extendieron por la ciudad, y en esas condiciones se produjo la primera intervención de los guardias de asalto. En los enfrentamientos resultaron heridos muy graves los guardias Estera e Ibáñez, que murieron posteriormente. Para la prensa católica los disparos fueron obra de pistoleros comunistas, y de hecho, las detenciones que se produjeron a continuación, afectaron a miembros de dicho grupo, entre ellos el abogado Virgilio Carretero. 

Pero el elemento más definitorio de la política de seguridad durante el primer bienio republicano fue sin duda la Ley de Defensa de la República. Aprobada en octubre de 1931, pretendía atender las amenazas que acechaban al nuevo régimen y que, a los ojos del sector más conservador del Gobierno Provisional, poní- an en peligro el futuro republicano. En su esencia la nueva norma apoyaba los mé-todos tradicionales en la gestión del orden público; se trataba de un recurso a la legislación especial, como se había hecho durante la Monarquía, al mismo tiempo que desechaba la posibilidad de profundizar en el desarrollo de las libertades y de un modelo de seguridad acorde con el sistema democrático. 

Con acierto ha destacado Manuel Ballbé la inconsistencia legal a que dio lugar la publicación de la ley subrayando la contradicción que se produjo entre dicha ley y el Título III de la Constitución que se aprobó meses después, pues mientras la norma constitucional establecía un régimen garantista de derechos y deberes de los ciudadanos, la Ley de Defensa de la República se situaba en el terreno de la excepcionalidad . 

La eficacia de esta norma fue muy limitada. Únicamente podemos apuntar que al menos supuso un freno a la influencia del poder militar en el orden público. Pero el Ministerio tenía el firme propósito de aplicar la ley en toda su potencialidad. En consecuencia remitió circulares al gobierno civil, pidiendo informes sobre personas extremistas de la provincia a las que se les pudiese aplicar dicha ley, 47 y demandando el control de la prensa provincial. 48 Y en ese sentido, los gobernadores civiles toledanos fueron especialmente sumisos a las instrucciones procedentes de Madrid. 

El impulso ministerial debió animar al Gobierno Civil a utilizar este instrumento legal de forma abusiva, hasta el punto de que, poco después, fue necesario advertir sobre los excesos que se estaban produciendo en su aplicación; se llegaba incluso a mantener en prisión a detenidos que previamente habían sido excarcelados por el juez, sin calibrar siquiera la gravedad del delito cometido. 49 Empezó a generalizarse la aplicación de la norma, concebida con carácter excepcional, a cuestiones de índole ordinaria como la mera rivalidad entre propietarios y jornaleros; así actuó el gobernador Manuel Asensi cuando impuso multas de 1.000 pesetas a varios propietarios de Gerindote acusándoles de «reincidencia y obstrucción sistemática» por negarse a cumplir las bases de trabajo. 

Pero, mayor celo funcionarial mostró su sustituto, el gobernador Juan Serrano Piñana, cuando remitió al Ministerio de la Gobernación un librillo de papel de fumar confiscado en un estanco de Torrijos, marca «Nacional», que utilizaba en su envoltorio los colores de la bandera monárquica. Sostenía Serrano que dicho librillo «constituía una provocación para los elementos republicanos». 

En consecuencia, los instrumentos de los que se dotó la República para estructurar un sistema de seguridad adecuado a la nueva situación no cumplieron las expectativas previstas. Además, la timidez de las reformas apenas consiguió retocar la superficie de unos problemas que amenazaban la propia supervivencia del régimen.6. 

CONCLUSIONES 

1. Durante los años del bienio republicano reformista tuvo lugar en Toledo un movimiento de concienciación política de gran alcance. Este proceso resultó especialmente llamativo porque se daba en una zona donde la sociedad tradicional parecía inamovible. Partiendo de una situación de injusticia atávica, las clases populares de la provincia depositaron sus esperanzas en el nuevo régimen y se dispusieron a defender lo que consideraban una ocasión histórica. 

A tal efecto se construyó de la nada y a gran velocidad, una estructura organizativa que canalizase sus reivindicaciones. En muy poco tiempo brotaron en los pueblos sociedades obreras, sindicatos y delegaciones de los partidos de izquierda. Entre los campesinos toledanos, acuciados por un paro muy elevado, empezó a popularizarse el debate político que les familiarizó con principios ideológicos revolucionarios. Y de esa contienda de ideas, a la que se unió la polémica en torno a la praxis, surgió una división en el mundo de la izquierda. 

Frente a una alternativa moderada y posibilista encabezada por el PSOE y la UGT, se encontraba la línea intransigente del PCE, partidario de ir a la revolución proletaria de manera inmediata. La batalla entre ambas concepciones tomó caracteres preocupantes, que más tarde tendrían una proyección conocida por todos. 

De esta forma, Toledo se convirtió en la provincia con mayor número de afiliados a sindicatos en sus ramas agrarias, y el nivel de politización de las capas obreras permitió el desarrollo de acciones reivindicativas propias de situaciones revolucionarias. Consecuentemente, las masas rurales se proveían de un cuerpo ideológico que las capacitaría para la lucha social que las enfrentaba a los propietarios agrícolas y a la derecha sociológica. Ésta también había pasado por un proceso, si no de concienciación, sí de reconstrucción del contenido ideológico. 

El derrumbe de la derecha monárquica forzó la aparición de nuevas alternativas políticas, capaces de aglutinar el apoyo de las siempre cuantiosas masas derechistas de la provincia. Su trabajo en pueblos y parroquias de todo Toledo terminó fructificando en el triunfo electoral de noviembre de 1933. 

2. Cuando las masas proletarias adquirieron conciencia de su situación, iniciaron el camino hacia la transformación social. El cambio político permitió llevar más lejos las demandas obreras; objetivos de corto plazo cedieron el paso a otros de largo alcance, de carácter estructural. El reforzamiento de las posiciones de izquierda y la vulgarización de usos violentos favorecían la vía de las conquistas sociales. 

De otra parte, la oposición del renovado bloque derechista, unido ante la presión obrera, dio lugar al desencadenamiento de infinidad de incidentes en los que la violencia fue elemento esencial. Huelgas, ocupaciones de tierras, pueblos durante el Primer Bienio republicano... sublevados... actos todos ellos que terminaban siendo reprimidos contundentemente por la Guardia Civil. 

Es una agitación que se nutre de acciones violentas propias del siglo anterior, junto con otras modernas que recurren a la insurrección y al enfrentamiento con las fuerzas policiales. Treinta y dos muertos y más de 60 heridos en poco más de dos años fue el trágico producto de estos tiempos. Estas cifras corrigen al alza las hasta ahora existentes, y aún hemos dejado algunas más, pendientes de ulteriores investigaciones, puesto que, de momento resultan dudosas. 

3. La agitación social que vivió Toledo entre 1931 y 1933 no se explicaría sin la intervención de un factor decisivo: la errónea política de orden público de la República. La gestión de esta parte de la Administración por los sectores más conservadores del Gobierno sentó las bases de una línea de actuación anclada en los hábitos del régimen anterior. En la zona geográfica que estudiamos, los efectos de esta política incrementaron la gravedad de la situación. 

Tres pilares básicos de la acción del gobierno fracasaron en sus funciones. 

1) Los gobernadores civiles, de manera general, pecaron de inestabilidad y falta de compromiso con un esquema de orden público verdaderamente democrático. Además, en no pocas ocasiones, su permanente recurso a la contundencia represiva concluía agravando las acciones de protesta obrera que pretendía solventar. Así pues, fueron incapaces de implicarse en la provincia y comprender los complejos problemas sociales que afectaban a buena parte de la población. 

2) Mientras tanto la Guardia Civil siguió siendo el más importante instrumento de la acción ejecutiva. Su identificación con los intereses de la derecha y su tradicional abuso de la represión indiscriminada la convertía en enemiga de la clase trabajadora, eliminando cualquier capacidad mediadora. 

3) Tampoco la creación de un nuevo cuerpo policial, la Guardia de Asalto, resolvió el problema de la presencia de los militares en el orden público ni la politización de quienes debían preservarlo. La Ley de Defensa de la República constituía el brazo legal que debería dotar al régimen del 14 de abril de estabilidad y seguridad. 

Sin embargo, su escasa eficacia y la contradicción que se estableció entre esa ley excepcional y la nueva constitución republicana condicionan nuestra visión sobre la misma. Por tanto, concluyamos que la política de seguridad y orden público de la Segunda República jugó un papel determinante en la dinámica de agitación social que tuvo lugar en Toledo durante el primer bienio republicano. 

Unas fuerzas de seguridad renovadas y con métodos adecuados podrían haber limitado el alcance de los conflictos que hemos referido. Lejos de ello, la actuación cotidiana de esas fuerzas, bajo la dirección política del Gobierno Civil, convirtió meros incidentes de orden público en actos de violencia extrema que retroalimentaban el odio de los campesinos hacia la Guardia Civil. 

En definitiva, aunque sólo tuviésemos en cuenta el aspecto cuantitativo de los sucesos violentos que hemos estudiado, podríamos afirmar que Toledo fue una provincia de primera línea en la lucha política y social durante los primeros años de la Segunda República. Pero si además revisamos la tipología de los sucesos, podemos concluir que nos hallaríamos, cuanto menos, en el inicio de un proceso 

© UNED. Espacio, Tiempo y Forma 223 Serie V, Historia Contemporánea, t. 20, 2008 de revolución social. 

Acotándolo en el tiempo, diríamos que el primer bienio representó en Toledo el prólogo de un fase revolucionaria que, obviando el período derechista de la República, tendría continuación en la primavera revolucionaria de 1936 y en los años de la guerra civil.

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