martes, 18 de junio de 2019

Escritura Visigótica en la Comunidad Mozarabe de Toledo


 DE LA ESCRITURA VISIGÓTICA EN LA COMUNIDAD MOZÁRABE DE TOLEDO (CON ESPECIAL REFERENCIA A LAS PARROQUIAS DE LAS SANTAS JUSTA y RUFINA y SANTA EULALIA)

Nada nuevo decimos al afinnar que la historia cultural de Toledo es verdaderamente monumental, y aunque son muchos los estudios realizados sobre diversos aspectos no se agota, ni mucho menos, toda la riqueza que el tema puede aportar.

 En este trabajo nos ocuparemos de un tema de cierta relevancia dentro del campo de la cultura escrita: la pervivencia de la escritura visigótica en la ciudad de Toledo. 

Sobradamente conocido es el proceso por el cual la escritura carolina se implanta en los reinos peninsulares y su cronología, la cual está magníficamente estudiada en algunos lugares " siendo Galicia y Portugal los últimos lugares donde, según los manuales al uso de paleografía, llegó la carolina, a finales del s. XII y comienzos de la siguiente centuria '. No vamos a discutir esto, pues es correcto, aunque incompleto. 

Ciertamente en las zonas más occidentales de la Península se conservó durante más tiempo la escritura visigótica'. 

Pero en la ciudad de Toledo la pervivencia de la escritura visigótica es no sólo comparable a la del occidente peninsular, sino probablemente superior. La causa que explica esto es, en nuestra opinión, múltiple, pero ligada a las características culturales/cultuales de la comunidad mozárabe. 





Es sabido que la substitución de la escritura visigótica fue de la mano del cambio del rito hispano-visigótico-mozárabe por el romano, siendo sobradamente conocido que sus hitos fundamentales fueron el Concilio de Burgos de \080 para la cuestión ritual y el de León de \090 para la escritura. 

Con relación a esta cuestión escribe Agustín Millares Cario:

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 "La abolición del rito mozárabe contribuyó no poco a la desaparición de la escritura visigótica; pero de que tal hecho no debió ser la causa determinante de dicho acontecimiento es prueba evidente la existencia dentro del siglo Xl y principios del XII de varios códices de la liturgia romana, para cuya transcripción se empleó la escritura tradicional", 

Probablemente aquí estribe la razón por la cual en Toledo, y más concretamente, dentro de la comunidad mozárabe, se documente la perduración de la escritura visigótica más allá de su desaparición en las zonas más "conservadoras" desde el punto de vista gráfico, como Galicia.

 Si la substitución del rito hispano significó no sólo el cambio del tipo de escritura sino también la destrucción de muchos de los códices escritos en visigótica, por carecer de utilidad litúrgica , en los lugares donde prosiguió el rito hispano este proceso no tuvo lugar, y parece evidente que, al ser copiados, se mantuviese en ese ambiente cultural refractario a las influencias culturales externas el tipo de letra tradicional. 

La oposición entre los mozárabes y los cristianos del norte que llegaron masivamente con la reconquista de la ciudad en 1085 es sobradamente conocida 6, siendo el arzobispo Ximénez de Rada, una fuente privilegiada para conocer estas cuestiones.

 De igual manera, no hace falta insistir en el papel de irradiación cultural y cultual que el arzobispo D. Bernardo tuvo no sólo en su etapa de pontificado toledano sino también en su época de abad del monasterio de Sahagún, foco de la irradiación cluniacense en los reinos de Castilla y León. 

De hecho, la implantación de la escritura carolina, se realiza con fuerza en Toledo, y concretamente en su Catedral; por lo que se refiere a los documentos, escribe el Dr. Fernández Catón:

 "Ningún documento en escritura visigótica anterior a la reconquista de la ciudad, y sólo cuatro originales, pertenecientes a los años 1086, 1088 Y dos a 1103, más otro pequeño grupo de finales del s. XI y principios del siglo XII, es el material con que se encuentra quien desee elaborar un estudio paleográfico-diplomático de la escritura documental visigótica en tierras toledanas". 

También la Catedral de Toledo es un centro donde la escritura carolina aparece en fecha temprana. 

De hecho, es el lugar de toda Castilla donde primeramente aparece documentada; escribe lo siguiente D. Ramón Gonzálvez al respecto:

 "En una fecha tan temprana como la de 1115, es decir, unos 30 años después de la reconquista de Toledo y aún dentro del período de reorganización de la catedral, hallamos la mención del maestro Pedro, que desempeñaba el cargo de gramático de Santa María de Toledo [ ... J

 Con el mismo nombre de Pedro encontramos también a un copista de libros, el cual transcribió en 1105 en una bella letra carolina el manuscrito 14- 3 , el códice más antiguo fechado en Castilla copiado en este tipo de escritura".

Así pues, nos encontramos, en Toledo, en el siglo XII una situación dúplice dentro de la escritura latina: la visigótica, mantenida por la comunidad mozárabe (hasta el siglo XIV como veremos) y la carolina, vinculada al rito romano" y a la población franca 10, al menos en un momento iniciaL 

Concretamente, dentro de la comunidad mozárabe, parece que la parroquia de las Santas Justa y Rufina, una de las que todavía en la actualidad conserva la liturgia visigótico-mozárabe, es el centro escriptorio del que más objetos escritos en escritura visigótica de datación tardía se conservan, aunque también la parroquia de Santa Eulalia proporciona algún ejemplo, como veremos, El primer ejemplo que aduciremos es el Liber Misticus conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid, "escrito por Fernando Juánez en la parroquia toledana de las Santas Justa y Rufma". 

En el Corpus de códices visigóticos de D. Agustín Millares Cario la datación del códice la realiza el Prof. Mundó, y le asigna una cronología entre los siglos XIII-XIV". 

Pero lo que resulta más interesante no es sólo la existencia de este ejemplar tardío, sino que no es el único 1'. Y, lo que es, si cabe, más destacable, es que representan una tendencia gráfica muy continuista, pues un reconocido experto como el Prof. Millares Cario dio a bastantes de estos códices visigóticos toledanos una cronología bastante anterior a la que les asigna el Prof. Mundó. 

La razón parece evidente. De igual manera que el mundo mozárabe propiamente dicho representó una continuación de lo visigodo en sí mismo, en el mundo de los mozárabes toledanos tras la reconquista de la ciudad debió suceder algo similar con sus peculiaridades culturales. 

Si asociamos la pervivencia de la letra visigótica hasta el siglo XIV al empleo del árabe en documentos hasta la misma centuria, como se puede comprobar en la magnífica y no igualada edición de A. González Palencia, es fácil darse cuenta de esta continuidad de los rasgos culturales, a lo cual quizá contribuyese la llegada a Toledo de muchos mozárabes procedentes del sur. 





Centrándonos en los códices, es llamativo observar cómo la datación del Prof. Millares es, en algunos casos, hasta tres siglos anterior a la del Prof. Mundó; así, para unos fragmentos de códice conservados en la Catedral Primada de Toledo, el Prof. Millares aporta una cronología del siglo IX, mientras que el Prof. Mundó la ubica cronológicamente a finales del siglo XII D. 

Para el caso de un Liber Misticus procedente, también, de la Parroquia Mozárabe de la Santas Justa y Rufina, conservado en el Museo de los Concilios y de la Cultura visigoda, con sede en la toledana Iglesia de San Román, el Prof. Millares opina que data del siglo X, mientras que el Prof. Mundó lleva la cronología al siglo XIII. 

La pervivencia de la escritura visigótica en los ambientes mozárabes toledanos no se documenta exclusivamente en códices. También las inscripciones dan fe de ello. En concreto, nos referimos a dos inscripciones bilingües, escritas en latín y árabe, datadas respectivamente en 1156 y 1160 ". 

La parte latina de la inscripción de 1160, reaiizada sobre barro, se limita a la repetición dos veces de la siguiente frase: "In nomine Domini nostri Iesu Christi amen" "'. Sobre ésta, escribe el P. Fidel Fila: "De las dos inscripciones latinas, con tipos del siglo XII [ ... ]la lectura no es dudosa, como tampoco lo es su mérito litúrgico.

 De ella nos da oportuna explicación el oficio de difuntos de la iglesia mozárabe. Reproducen (si bien acortan y abrevian por falta de espacio) la invocación ritual, que daba término á la bendición del moribundo .. ," , 

Queremos llamar la atención sobre dos cuestiones: el origen del texto y el tipo de letra. Respecto a lo primero, nos encontramos, una vez más, con la liturgia hispana, lo que equivale a decir, en esta época, que esta mos hablando de la comunidad mozárabe. 

En cuanto a la cuestión gráfica, los "tipos del siglo XII" nos parecen propiamente visigóticos y no carolinos, lo cual encaja plenamente en el ambiente cultural de las parroquias mozárabes toledanas. 

Resultado de imagen de PARROQUIAS DE LAS SANTAS JUSTA y RUFINA y SANTA EULALIA)Más claramente, si cabe, se comprueba todo esto en la otra inscripción bilingüe citada, de la que sí se conoce su procedencia: una vez más, la parroquia de las Santas Justa y Rufina. 

Está realizada sobre piedra, lo cual permite estudiar con más seguridad los caracteres gráficos tanto de los tipos árabes, con los característicos remates de la escritura cúfica y, lo que más nos interesa ahora, los evidentes rasgos visigóticos de la parte latina. 

Por citar alguno, mencionaremos la "A" mayúscula sin trazo horizontal, que muestra claramente su claro visigoticismo. 

No obstante, un análisis detenido permite comprobar cómo también aparecen ya algunos indicios carolinos. 

Uno de ellos es el signo de abreviación que aparece en la primera y segundo línea, que tradicionalmente se ha considerado como de origen carolino, lo cual no vamos a discutir, siempre y cuando tengamos en cuenta que también aparece en objetos escritos de la Península Ibérica de escritura visigótica y de cronología muy anterior a la de las influencias carolinas '"o Verdaderamente no son estas inscripciones de cronología tan tardía como los códices toledanos anteriormente citados. 

Pero sí indica la persistencia cultural de los mozárabes toledanos, de la mano, como es evidente, del mantenimiento de la liturgia hispana, a pesar de la enorme influencia de los francos en Toledo, que ya comentamos al comienzo. 

El estudio del mundo gráfico toledano medieval no tiene interés sólo per se, sino también por las conclusiones que podemos obtener sobre objetos escritos aparecidos en otros lugares. En concreto, nos referimos a una inscripción conservada en el Museo Provincia de León, a la que ya hemos dedicado un trabajo . 

La inscripción consta de un texto latino y "Junto al primer renglón, a la derecha, se arañó someramente, en letras menudillas, la fórmula inicial musulmana: Bism Allah ar-Rahman ... y al otro volvieron a escribirse, aún más pequeñas, las dos palabras primeras. Esto 10 haría probablemente algún cautivo" .




 Por lo que se refiere a la parte latina, que nos proporciona la fecha de la pieza -año 1122-, llamó su atención el tipo de escritura en la que está realizada: una letra visigótica muy pura.

 Por nuestra parte, opinamos que debió ser realizada por un mozárable, al aunarse una tradición gráfica visigótica ya un tanto tardía con la utilización de una fórmula típicamente musulamana 21 • 

Consideramos que estos ejemplos muestran cómo la pervivencia de la escritura visigótica dentro de la comunidad mozárabe en cronologías tardías fue característica evidente ", y en el caso de Toledo, ciudad a la que sin duda podemos calificar de capital del mozarabismo, se ejemplifica de modo evidente. 

Esperamos, por último, que en los nuevos tratados y manuales de paleogafía española se haga mención de esto y se añada el nombre de Toledo a los de Galicia y Portugal como lugares donde la letra visigótica perduró de modo especial.

 Lorenzo Martínez Ángel 

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