lunes, 1 de junio de 2020

El Desaparecido Convento de San Agustín, Toledo (y II)


Vista de la zona ocupada por el Convento de san Agustín, y del que fuese palacio del Rey Rodrigo - 

Detalle de una foto de Casiano Alguacil hacia 1870, 

Se aprecian los pocos restos que quedaron, apenas unos pocos restos de los muros exteriores

También durante estos años o quizás un poco después debió de visitarlo José Amador de los ríos quien escribió la siguiente descripción de lo que vio, así como también sus muy fundadas quejas de lo que había ocurrido, quejas y pesares que por otro lado hacemos nuestras:

“En la parte más occidental de la antigua corte española, y muy próximo á la puerta del Cambrón, se encuentra el despedazado convento de Agustinos, fundado por los condes de Orgaz, sobre los escombros del antiquísimo palacio de los reyes godos, que fue después habitado é ilustrado por los musulmanes.




Las tradiciones de que es todavía objeto este palacio, y los restos que aún subsisten, prestan no poco interés á aquellas ruinas, manifestando al mismo tiempo cuán grande debió ser su magnificencia en otras épocas.

En aquel recinto resonaron los amorosos acentos de Florinda, la hija del conde don Julián, cuya venganza horrible llenó de luto á España; en aquel recinto los grandes y prelados, los nobles y pecheros, se postraban lisonjeros y humildes ante el rey don Rodrigo, para ensalzar la belleza de su dama, y para celebrar sus torpes desvaríos:

En su redor prelados, personajes, caballeros, señoras, dueñas, damas, ostentando riquísimos ropajes acaso ardiendo en amorosas llamas; hidalgos, escuderos, guardias, pajes de oscuros nombres y dudosas famas, esperaban al rey, por tributarle obsequio, y de su amor felicitarle.

Esta octava que tomamos de la Florinda, poema en que nuestro querido amigo, el duque de Rivas, canta la destrucción del imperio godo, es el mejor bosquejo que puede hacerse de aquella corte corrompida, que se albergó un tiempo en el palacio, cuyas ruinas se conservan todavía como un padrón eterno de Semejantes desórdenes. 

Al pisar aquellos escombros, confesamos que acuden en tropel á la imaginación todas estas ideas, todas estas tristes imágenes.

Pero tras ellas vienen luego otros recuerdos, de que son vivos despertadores los rotos muros que se contemplan aún erguidos, conservando parte de su primitiva riqueza y presentando las reliquias de una civilización fastuosa y brillante.

Todavía se conservan allí las paredes de las grandiosas tarbeas del alcázar arábigo; todavía dan testimonio de su magnitud y de su suntuosidad algunos arcos, en donde el tiempo ha guardado bellísimos trozos de estucados relieves, fruto de una imaginación rica siempre y lozana.

Pero al visitar estos preciosos restos, que no ha respetado nuestro furor presente, no pueden menos de asaltarnos mil desconsoladores pensamientos, viendo cómo se desvanecen las grandezas, cómo vuelan las pompas mundanales, dejando solo amargas lecciones para lo porvenir.

Al visitar aquellos montones de escombros, inundado nuestro pecho de una incalificable tristeza, no pudimos menos de recordar á Caro y á Rioja (Canción á las Ruinas de Itálica, compuesta por el primero y refundida magníficamente por el segundo).

La casa para el César fabricada ¡ay! yace del lagarto vil morada.

El suntuoso palacio de los godos y de los árabes, que había sido consagrado después por la religión, solo sirve ahora para excitar la compasión, acusando con muda lengua á la generación presente del más absurdo de los vandalismos.

Sin embargo, en sus deshechas paredes, que dan vista á la frondosa vega, dominando la antigua Basílica de Santa Leocadia", se han conservado acaso algunos apreciables trozos de ataurique, que si no prometen largo tiempo de vida, al menos han bastado para revelarnos lo que fue indudablemente este famoso edificio.

Entre las ricas tablas de bellas labores, se contemplan algunas orlas que contienen inscripciones arábigas con elegantes caracteres cúficos, de las cuales solo pudimos copiar la siguiente, notando al mismo tiempo que estaban repetidas distintas veces las mismas palabras.

La traducción es la siguiente:

"Gracias (sean dadas) a Dios, y loado sea su nombre, El imperio es de Dios: loado sea su nombre; Dios es eterno."

Se cree generalmente que fue morada este palacio del padre de Santa Casilda, tercer rey de la dinastía árabe de Toledo, habiendo nacido aquella gloriosa mártir en el mismo edificio.

Los fragmentos que han sobrevivido á tantos trastornos como ha experimentado este monumento, impiden que pueda formarse una idea de lo que debió ser en los tiempos de su esplendor, retrayéndonos al par de fijar la época en que fue reconstruido en tiempo de los sarracenos.

No hemos querido, sin embargo, dejar de apuntar lo que hemos visto y examinado por nosotros mismos, para dejar un testimonio, por donde algún día se comprenda el desdén y el abandono, cuando no la falta de patriotismo, con que en nuestros días se han visto esta clase de edificios, que no merecieron ciertamente mas estimación á nuestros padres, bien que siempre aparecerán estos disculpados por el espíritu de exclusivismo que los animó respecto á las artes.

Quienes no merecen disculpa de ningún género son los que por el cebo de una mezquina ganancia han convertido en escombros las más preciosas joyas de las artes españolas, haciendo alarde de una impiedad artística, digna verdaderamente de los partidarios de Atila.

No se crea de ningún modo que nos lleva el entusiasmo de nuestras antiguas glorias nacionales hasta el punto de pretender que todo se viese con respeto y se conservase como cosa veneranda. Esto sería una locura, un vértigo tan lamentable como el que se ha apoderado de algunas cabezas para destruirlo todo: necesario es decirlo lisa y llanamente.

Lo que nosotros lamentamos es que en el anatema común hayan caído envueltas muchas y muy estimables producciones del ingenio español , que por ser otros tantos monumentos artísticos , revelaban la marcha de la civilización y cultura de nuestros padres en las diversas épocas á que pertenecían.

Lo que nosotros lamentamos es que muchos edificios que en medio de los siglos y de las revoluciones permanecían enhiestos para recordar importantes hechos de gloriosa memoria, debiendo por lo tanto ser considerados como irrefragables testimonios de la historia de España, hayan desaparecido al rudo choque de la ignorancia, con mengua y desdoro de la patria del Cid y de Gonzalo.

Por lo demás, esos edificios que nada decían, que nada representaban, que carecían de todo valor, que no han excitado, ni han podido excitar la admiración de los hombres sensatos, bien poco importaban en la historia y no se ha perdido mucho con perderlos.

El convento de San Agustín, considerado bajo el doble aspecto en que vemos nosotros los monumentos, era indudablemente digno de aprecio, y no podía menos de despertar el interés de los viajeros entendidos.

Al presente solo atrae sus miradas para excitar su compasión: dentro de breve tiempo no habrá quedado la señal más leve del palacio godo, del alcázar árabe, ni del convento agustino,”

Casimiro de Vidales compró el edificio y demolió sus restos, incluyendo la estatua de San Agustín de la portada, sirviendo para las cajas de la presa de la Solanilla en el Tajo. Sólo se salvaron:

Una copia de un relieve mudéjar (actualmente en el Claustro de San Juan de los Reyes),

Parte de un Sepulcro que se encontraba en la capilla de san Esteban, se conserva el epitafio (en latín la ultima parte de Job 14:14) y la escultura que corono la sepultura:

"Expecto donec veniat immutatio mea. JobN4" 




(Esperaré Hasta que llegue mi relevo. o Esperare Hasta que llegue mi liberación. o Esperare Hasta que llegue mi transformación)

El Sepulcro de los Condes de Melito “D. Diego de Mendoza, y a su mujer Da. Ana de la Cerda”, que fue llevado al convento de San Pedro Mártir.

La comentada portada que es el único resto que queda del convento.

En esta foto de James Jackson de 1889, En los mismos restos que se veían en la foto anterior se aprecian los inicios de las obras de lo que sería el Matadero Municipal, Toledo Olvidado

Resumiré los hechos más importantes posteriores, ocurridos en el solar que quedó.

Durante muchos años el solar permaneció sin uso, siendo una escombrera tal y como se aprecia en las fotografías de la zona, hasta que en 1892, en el solar se decidió construir el matadero municipal.

En 1911 el matadero recibió un diploma En una exposición internacional realizada en Roma.

En 1926, en la zona superior se edifico el colegio Santiago de la fuente, que estuvo hasta 1984

A mediados de la década de 1980 se traslado el matadero. Tras la denuncia interpuesta por el presidente de la asociación de padres de alumnos del colegio Santiago de la Fuente Y el Ministerio de Educación y Ciencia propuso la construcción de un instituto.

En 1985 se comenzaron las obras, que estuvieron al cargo de los arquitectos José Manuel Avalos y Fernando Pastor, En el proyecto, se reforman los edificios existentes y se construyen otros.

Fuentes:


Toledo Pintoresca José Amador de los Ríos
La arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631) Fernando Marías
Toledo en la Mano, Sixto ramón Parró.
El Agua que nos une IES Sefarad.
Leyendas de Toledo.com


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