sábado, 27 de junio de 2020

La Fiesta de la Candelaria en Las Navillas, Toledo

LA FIESTA DE LA CANDELARIA EN LAS NAVILLAS (TOLEDO)


La pedanía de Las Navillas, perteneciente al pueblo toledano de Menasalbas, es un coqueto lugar situado en un enclave privilegiado de los Montes de Toledo. 





Allí se celebran a principios de febrero las fiestas de la Candelaria en honor a la Virgen del Consuelo desde tiempo inmemorial, y cada año se da continuidad a una serie de ritos que las convierten en especiales. 


Los quintos son los máximos protagonistas de esta celebración que aúna ritos de paso y de fertilidad. La tarde del dos de febrero los naveros salen a las inmediaciones del pueblo para cortar la leña de encina que se quemará por la noche en la tradicional luminaria. 

Sobre un antiguo carro de madera van colocando las ramas hasta prácticamente cubrirlo todo. 

Cuando está toda la leña cargada, se coloca una gran rama en la parte más alta y en ella los quintos pinchan las naranjas que, cuando entren en el pueblo, serán lanzadas. 

Esta fiesta cuenta con una peculiaridad que la convierte en única; los quintos llevan llamativos sombreros que se decoran con postales, fotos antiguas, estampas... 

Antiguamente, cuando aún existía el servicio militar, eran las madres y las novias las encargadas de confeccionarlos a modo de obsequio para que los quintos los lucieran en la fiesta. 

También llevan al cuello los tradicionales pañuelos bordados que reciben como regalo para ese día tan importante. 

Cuando el carro está cargado de leña y las naranjas dispuestas, se inicia la marcha hacia el pueblo donde esperan los naveros y visitantes. 

Los quintos van cantando las tradicionales coplillas que hablan del servicio militar y de la propia tradición, algunas en tono picaresco:

"Candelaria, Candelaria, 
Candelaria puñetera, 
que tú has tenido la culpa 
de que yo soldado sea". 

"Cantad quintillos, cantad
cantad y no tengáis pena,
que donde os van a llevar
también hay buenas morenas".

"A las puertas de Toledo
salieron las toledanas,
ya vienen los quintos nuevos,
vamos a hacerles la cama".


A la entrada del pueblo los quintos comienzan el "Lanzamiento de las naranjas", un acto que muy probablemente hunda sus raíces en un rito pagano relacionado con la fertilidad. 




Por un lado, el hecho de lanzar las naranjas a las mujeres podría representar un acto propiciatorio de fecundidad como ya hemos visto en otras fiestas de invierno; por otro, podría hacer referencia a la fertilidad de la tierra, a la llamada al despertar de la naturaleza, aletargada por los rigores del frío invierno. 


La naranja es un fruto cargado de simbolismo; su color y su forma esférica hacen que se la relacione con el Sol, el astro que dora las cosechas, que hace brotar la vida en árboles y plantas... Los presentes se afanan en coger estas naranjas para consumirlas. 

Tras recorrer las calles del pueblo, se lleva el carro hasta las inmediaciones de la iglesia, donde tiene lugar otro de los momentos más esperados de la fiesta. 

Los quintos llevan a cabo el tradicional "Vuelco del carro" para depositar la leña con la que por la noche se encenderá la tradicional luminaria. Con las cuerdas que sujetaban las ramas de encina, los quintos corren tras los presentes intentado atarlos. 

























Cuando la noche cae sobre este precioso enclave en el corazón de los Montes de Toledo, los naveros se congregan en torno al fuego para poner así punto y final a sus tradicionales fiestas.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor del blog.















Detalle de las fotos y postales que componen los tradicionales gorros

El tradicional gorro de los quintos


Los quintos cargan la leña en el carro

El carro junto a la iglesia a la espera de ser volcado

Los quintos pinchan las naranjas en las ramas

Un quinto de Las Navillas




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