domingo, 17 de enero de 2021

¿Qué significa Toledillo?

Ni historiadores ni etnógrafos, son capaces de determinar cuál es el significado y origen de tan gracioso nombre que fue usado en una gran cantidad de pueblos de La Mancha y alrededores.

Unos dicen que Toledillo da nombre a aquel lugar en el que, a semejanza de Toledo, convivieron las tres culturas. Otros que son aquellos lugares del Reino de Toledo que tenían una estructura similar a la capital, con calles de cuestas estrechas y serpenteantes, de casas enjalbegadas, donde convivían todo tipo de personas de cualquier condición, mudéjares, moriscos, mozárabes, hijodalgos. 

Otros, más austeros, nos explican que eran los barrios situados en la zona alta de las villas, donde vivía gente humilde, labradores y cantareros, como una herencia lejana de los alfares mudéjares que poblaron la Mancha Santiaguista. Otros, los menos, que corresponden a barrios cuyas casas están excavadas bajo tierra.


El Toledillo o Las Cantarerías de La Mota del Cuervo, calle de Las Cuevas

Fotografía de Belén Guerrero

Tantas formas y condiciones similares, y a la vez distintas, para definir un barrio El Toledillo, que en La Mota del Cuervo se cumplen y definen con precisión:

El Toledillo, Las Cantarerías, es un lugar que estuvo habitado, inicialmente, por pobladores que dejaron su lugar de origen, Manjavacas, para buscar el abrigo de la fortaleza que allí existió; convivieron con mudéjares que por entonces ya debían trabajar el barro en aquel sitio concreto, hecho conocido porque en una hoja de confirmaciones que ofició el obispo de Cuenca en la iglesia parroquial de La Mota, aparecen los nombres de hijos de moriscos que vivían muy anteriormente al gran éxodo de ellos que forzó Felipe II tras la Guerra de la Alpujarra; también lo hicieron con judíos que habitaban el lugar, de los que tenemos información por los juicios de herejía celebrados por el Santo Oficio de Cuenca. 

De manera que en El Toledillo de La Mota convivieron las tres culturas en un momento determinado de la historia, una de las principales premisas para su nombre.

De todos es conocido la estructura de Las Cantarerías de La Mota, barrio no muy grande, de calles estrechas y serpenteantes, empinadas, pues bajan desde el paraje de la Sierra hasta el llano de la población, con casas enjalbegadas, tanto que hacen daño a la vista cuando el sol les da de lleno, con cuevas en los bajos de las viviendas que sirven y sirvieron de hábitat a sus propietarios. Todo ello común a barrios de cantareros de otras localidades y muy propio de barrios de mudéjares o moriscos. Otras de las condiciones referidas para ser llamado Toledillo.

Así pues, con esta información que nos muestra el manuscrito del Archivo Histórico Nacional y las características referidas, no deja lugar a la duda que un Toledillo existió en La Mota, en el lugar que hoy día ocupan Las Cantarerías.

Pero no solo es el único, tenemos numerosos ejemplos en las villas de La Mancha. Sin ir muy lejos, en Quintanar de la Orden existe todavía el barrio del Toledillo, formado por las calles aledañas a la ermita de San Sebastián, con las mismas características ya referidas; aunque hoy día no son calles empinadas, si lo fueron en épocas medievales y del siglo XVI, así lo explica el sacerdote e historiador Juan Martín de Nicolás:

Quintanar de la Orden es una villa toledana. Algo agrícola, comercial e industrial. Se extiende en un somero valle manchego. Una porción de su caserío, como una cuarta parte, se empina entre riscos duros y ondulados. Viven campesinos y pastores. Calles retorcidas, casas blancas, pozos de agua dulce. Ambiente limpio, fresco y nuevo. Al pie un Quintanar más levantino, más rico, más pretencioso, pero con menos personalidad, con menos estilo. Esa parte alta, ese barrio riscoso, se llama el Toledillo.

Quintanar de la Orden. Plaza de San Sebastián, 1970. Fotografía Diputación de Toledo, P-907

Quien lee estas palabras, si no se mencionase el nombre del lugar, Quintanar de la Orden, pensaría que estaban dirigidas a esa villa de La Mota del Cuervo.

Otros muchos pueblos hacen gala de esa representación en miniatura de Toledo. Yepes llevó el apellido Toledillo durante todo el siglo XVI, conociéndose entonces más por su apodo que por su verdadero nombre. 

En Los Yébenes, la villa más parecida a La Mota del Cuervo, existe la calle del Toledillo, en el barrio del mismo nombre, con calles empinadas que ascienden hasta la serrezuela donde giran al viento las aspas de sus molinos, lugar en el que el caminante encuentra plazuelas para su descanso, como remansos de paz, y casas enjalbegadas de estilo morisco. En Los Hinojosos existe la calle del Toledillo, sus habitantes creen que porque allí habitaron moriscos. 

Miguel Ángel Rodríguez, gran amigo, párroco de Puebla de Almenara y, lo más importante, natural de La Mota, nos confirma que allí llaman barrio del Toledillo a las casas aledañas a la casa parroquial. Juan Manuel Ruiz de Valbuena nos indica que el barrio cercano a la iglesia de Torrubia del Campo, pueblo natal de su madre, se llama El Toledillo. 

En La Alberca de Záncara, hay dos barrios bien diferenciados, el altozano con casas pequeñas de una sola planta, y el de la ladera con casas de dos plantas y corral; inicialmente esta villa fue conocida como El Toledillo Rico, porque en ella se llegó a acuñar moneda. 

De Pedro Muñoz nos dice Isabel Sánchez Duque, historiadora, que existió un horno alfarero mudéjar del siglo XIV, construido sobre otro islámico que se cerró con sus ofrendas; tenía construcción propia y cántaras como las de La Mota. 

No podemos olvidar que La Mota se repobló principalmente por gente de Manjavacas, pero también algunos pobladores llegaron desde Pedro Muñoz y pudieron haber reforzado el alfar mudéjar en el barrio del Toledillo, para después quedar asentados definitivamente allí, en el barrio de Las Cantarerías.

Los Yébenes, confluencia de la calle del Toledillo con calle Alta. Fotografía Diputación de Toledo, P-903

Solo nos queda indicar que el apellido Lara de La Mota del Cuervo va unido al alfar. 

En el Catastro del marqués de Ensenada se encuentran varios alfareros o, mejor dicho, cantareros que llevaban ese apellido:

Francisco de Lara de 44 años de edad, casado con Catalina Izquierdo, vivía con ellos su madre Ana Díaz.

Francisco Izquierdo Rullo de 57 años, casado con Isabel de Lara, tenían tres hijos.

Pascual de Lara de Juan de 36 años, casado con Magdalena Sánchez Manjavacas, tenían dos hijos.

Juan de Higueras de 44 años, casado con Potenciana de Lara, tenían tres hijos.

Francisco Díaz Grande de 62 años, casado con Juana de Lara, tenían un hijo.

Juan de Lara de Pascual de 48 años, casado con María de Bacas, tenían dos hijos.

Diego de Lara de 50 años, tenía dos hijos.

A partir de ahora, cuando alcemos la vista desde el llano de La Mota del Cuervo y veamos sus casas blancas agrupadas y ondulantes hacia los alcores de la Sierra, podremos decir que allí está el barrio de Las Cantarerías o si nos queremos remontar más en el tiempo, el barrio del Toledillo.

Bibliografía:

Juan Martín de Nicolás. Los Toledillos. Diputación de Toledo.

Enrique Lillo Alarcón. Crónicas de Mota del Cuervo. El Catastro de 1752. Edita Asociación de Amigos por la Historia de Mota del Cuervo, 2015.

https://lillodelamancha.wordpress.com/

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