El parecido de los azudes del siglo XVI con los tradicionales del Tajo en el entorno de Toledo y con otras presas antiguas como las de Llobregat, nos lleva a creer que su origen es autóctono y que ya en dicho siglo los azudes habían alcanzado una forma definitiva, que en el Tajo se ha conservado hasta nuestros días. […]
Los azudes del Tajo, cuyo origen se remonta por lo menos a la dominación árabe de Toledo, parecen ser el resultado de la evolución natural de este tipo de obras.
Una explicación elocuente de esta evolución la hemos encontrado en el citado Libro Nono* y la resumimos como sigue: La forma más rudimentaria de derivar agua de un río consiste ”en no hacer más que ir poniendo de las piedras del mismo río puestas amontonadas y después con unos céspedes de tierra ir poniendo a la parte de donde viene el río”.
Este tipo de azudes no eleva el agua pero ayuda a derivar una parte de ellas hacia el canal o acequia. Para construir otro tipo de “más artificio, véase hincando estacas de palo en el suelo del río cuando el suelo no es de peña y… después de ser hincados los palos vásele entretexiendo de ramas y piedras y … así se van levantando hasta llegar a la altura que conviene… y no son más que para encaminar el agua que aunque la crecida se los lleva luego es vuelto a reparar”.
Otros azudes se hacen con maderas y piedras a losas. Por último existen los más elaborados a que nos hemos venido refiriendo, que en tiempos relativamente recientes han sido revestidos con una capa de hormigón o de otra fábrica compacta, adquiriendo su apariencia actual.
Características de estos azudes
Se ésta y otra la génesis de los azudes del Tajo, lo cierto es que se han conservado las mismas características desde el siglo XVI hasta nuestros días y que pueden presentarse como modelos de obras sencillas, perfectamente adecuadas al medio y al cumplimiento de sus fines. La observación de su comportamiento nos lleva a las siguientes conclusiones: En el aspecto hidráulico, su forma prismática con el plano superior de escasa pendiente hace que el agua resbale sobre el azud sin producir remolinos ni perturbaciones aguas abajo.
El pequeño resalto del pie del azud sobre el lecho, ya sea originario o adquirido por el paso del agua, constituye una defensa contra una mayor socavación, como se muestra en la figura 7. Con caudales débiles o medianos, la corriente forma un pequeño remanso al pie del azud que impide el arrastre de las partículas sólidas y que la presa se siga descalzando.
Y con caudales grandes,cuando la energía de la corriente es intensa, la onda de superficie forma una contracorriente de fondo que contribuye a arrimar materiales sólidos a la presa y garantiza su estabilidad. En el aspecto constructivo, la altura reducida de estos azudes, que en el entorno de Toledo apenas sobrepasa los dos metros de altura y que llega a 4,10 en El Emboscador, facilita su construcción.
Sus reparaciones, al ser posible caminar y trabajar sobre el plano superior de la presa gran parte del año, resultan sencilla y relativamente económicas.
Desde el punto de vista de la modesta navegación que pudo haber en otro tiempo, hemos llegado a ver cómo barqueros, con sus sólidas embarcaciones de fondo plano, se deslizaban por la lámina de agua que vertía sobre los azudes y hemos visto en planos y grabados antiguos azudes con una chorrera a canaleta de escasa profundidad […] para facilitar el descenso de las barcas, o el ascenso con la ayuda de un malacate.
En lo que respecta a su aprovechamiento, los azudes del Tajo se han utilizado secularmente como fuentes de energía hidráulica para mover molinos, batanes e ingenios en las orillas, así como para la derivación de caudales destinados al riego [...].
A finales del siglo pasado algunos de estos azudes se dedicaron a la producción de energía eléctrica, hasta que bien entrado el actual, los gastos de operación, especialmente los de personal, resultaron demasiado altos con respecto a la escasa producción energética.
Tal vez la automatización de las pequeñas centrales hidroeléctricas, al reducir sus gastos de funcionamiento, haga posible que los tradicionales azudes del Tajo se aprovechen de nuevo y sigan recibiendo la atención necesaria para mantenerlos en buen estado”.
* “Los Veintiun Libros de los Ingenios y de las Máquinas”. Pesudo Juanelo Turriano, Libro Nono pp. 241 y 270, Col. De Ingenieros de Caminos, C. y P. Ed Turner. Madrid 1983.
Manuel Díaz Marta, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, es autor de un artículo publicado en la Revista de Obras Públicas en 1987, titulado “Los azudes del Tajo en Toledo Aranjuez”. En esta obra se explican los antecedentes, evolución y características de los azudes del Tajo.
Fuente: http://www.chtajo.es/Servicios/InformPub/Documents/TajoEnToledo/Proyecto/001-MEM/Memoria.pdf
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