sábado, 18 de abril de 2015

Rejas Primitivas y Góticas de la Catedral de Toledo

Simbolismo

Seis siglos, al menos, llevan su sello rejero en el mejor detalle de pleitesía de arte y ofrecen desde el siglo XV al XX una marca de distinción que la reja no pretende pero adquiere, al colocarse como guardiana y vigía en las diversas capillas y compartimientos de la Catedral. 

Las rejas son arpa en armonía permanente para transparentar la melodía y dejar que el espíritu vuele para contemplar la maravilla. Las rejas son aire ondulado y serpentina de belleza que tienen tal recato que sólo gozan con ser anuncio y profecía de la canción que los hombres han levantado en piedras y mármoles. 



El hierro estaba triste porque nadie se había percatado que la dureza se hace fragilidad y que la rigidez se convierte en facilidad para transparentar como incienso permanente el culto a Su Majestad. Un día nació el arte de la rejería y unos hombres moldearon su espíritu en la fragua y el yunque, y así el olvido se convirtió en fluorescencia, como si hubiesen tomado la Cruz en el dolor y la quisieran convertir en la Cruz fúlgida y gloriosa.

 La reja se ha convertido en guardiana y vigía, en adoración permanente, en ensayo temporal de aspirar a contemplar desde el hierro el cielo. Mucho más que esto saben las rejas y manifiestan a cuantos las contemplan; pero sin que ellas lo pretendan, forjan la sinfonía de la belleza catedralicia como coro armónico donde los bajos -las piedras- sostienen la voz de los barítonos -verjas- con la filigrana de los tiples -vidrieras- y contraltos -bóvedas-o 

REJAS PRIMITIVAS 

Capilla del Cristo de la Columna. 
La reja que cierra esta Capilla, compuesta de dos cuerpos, de lisos barrotes clavados en sendos dinteles de madera, rematada por una cruz, al decir del maestro Julio Pascual, es, en su técnica, la más antigua de la Catedral. ¿Estilo románico? Al menos es muy cercana a este modismo rejero. Cuatro barrotes de sección cuadrada enmarcan el conjunto y presentan la cara y no aristas. 

Capilla de Santiago. 
El mismo estilo -barrote cilíndrico- encontramos en esta Capilla, aunque con una finalidad distinta, es el complemento de la piedra y sirve de celosía en todos y cada uno de los huecos. 

Capilla de San Juan Bautista. 
Otro friso de madera enyesada y pintada da pie a la afirmación de Fernando de Olaguer para considerarla posiblemente como la primera reja de la Catedral, aunque la crestería de cardos posibilita acercarla a años posteriores. 

Tiene 50 barrotes cilíndricos con coronamiento asimismo cilíndrico. Faltan tres flores cuadrifolias en su coronamiento que tenía diez. Las varetas del remate son decrecientes de izquierda a derecha -siete a cada lado y una central-o Las varas de la crestería asemejan ramajes en ramilletes, como hojas a punto de desprenderse.

REJAS OJIVALES. REJAS GÓTICAS SEGUNDA MITAD DEL S. XV 



¿Estilos puros? Estilos delimitados sin amalgama, pero en combinación de los mejores elementos, para conseguir el realce del embeleso. 

El maestro Pablo nace en Toledo, donde monta su taller y fragua. Sus trabajos le acreditan de tal modo que llega a ser calificado como Maestro Rejero Mayor de la Iglesia Catedral. 

Aunque desde años atrás trabaja para Toledo, los años 1480-1490 dejan su cuño en la verjas de la Puerta del Reloj, de la Capilla de Doña Teresa de Raro y de San Ildefonso. Puerta del Reloj también llamada de las Ollas, de la Chapinería, de la Feria.

Cinco grandes balaustres enmarcan toda la obra que cuenta un total de 48. ¿Se forjó para el cerramiento de este atrio? ¿Era la primitiva del Coro de la Catedral? ¿Se labró para el interior de la Capilla de San Pedro? 

Parece ser que la Capilla de San Pedro fue su lugar de origen y terminó se en 1482, aunque a principios del siglo XVIII se desplazara a su actual emplazamiento. 

Aparte los barrotes que terminan como comienzan en sencillas molduras, el friso calado en greca cairelada que encierra una inscripción en honor de la Virgen y que está deteriorada por la intemperie. 

Las letras y la cardina están superpuestas y sujetas a la faja, flanqueadas por pequeñas torres almenadas. Coronada en su remate por el escudo del Cardenal Mendoza, enmarcado por círculos vegetales y candeleros, indica la época de su forja. ¿Fortaleza? La reja nunca defiende; más bien presenta y trasparece cuanto a la vista protege. 

Capilla de Doña Teresa de Raro. 
En el friso que sostiene las armas de Don Diego López de Padilla y Doña Teresa de Haro, de quien toma el nombre, se dibuja la chapa calada a la vez que sendos ángeles tenentes soportan el escudo. La reja tiene dos barrotes grandes de enmarque y en la izquierda hay siete barrotes más con los dieciocho de la puerta y en la derecha hay ocho con lo cual se comprueba que ha habido que suplir con uno para su cerramiento. En el friso no hay que olvidar los cuatro castilletes almenados en medio de cardinas, además de las formas típicas en hexágonos de tres y cinco puntas. 

Capilla de San Ildefonso. 
Estas rejas pesan 5.161 libras y así se tasaron en la paga que recibió el maestre Paulo. Cierran la puerta y los arcos laterales de la Capilla. Los cincuenta y dos barrotes están a su modo trabados por un travesaño liso. Aparece la chapa recortada con cardinas. De nuevo aparecen los castilletes -tres a derecha e izquierda y seis en el centro- y seis adornos florales. Los barrotes terminan en aristas presentadas con leves movidos. 

CLEOFÉ SÁNCHEZ MONTEALEGRE
Correspondiente
Fuente: http://www.realacademiatoledo.es/files/toletum/0048/03.pdf

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