Estos ataques se en-marcan como operaciones menores dentro de una políticatodavía tímida de ampliación del territorio conquistado, ennuestro caso hasta el Sistema Central. Hay que notar queaunque es en el año 197 a.C. cuando Roma establece lasdos provincias Citerior y Ulterior, Toledo aparece todavía deforma confusa situada en una u otra. Marco Fulvio llega des-de el Oeste, tomando contacto con los vetones que apare-cen ahora en los escenarios de guerra, y quizá por ello Livioponga Toledo en la Ulterior. Todo parece indicar que se tratadel primer contacto con tierras del interior, allende SierraMorena, en donde los conocimientos geográficos y etnoló-gicos de los romanos son escasos y poco fiables.Más importantes y sistemáticas parecen las campañas delaño siguiente, iniciadas ahora por Fulvio desde el territoriode los oretanos. Fulvio marchó contra los oretanos y, des-pués de conquistar dos potentes ciudades, Noliba y Cusibis ,avanzó hasta el río Tajo. Allí está Toledo, pequeña ciudad,pero bien defendida por su emplazamiento. Durante el ase-dio de la ciudad llegó un gran contingente de vetones enayuda de los sitiados. Fulvio luchó contra ellos con éxito enuna batalla campal y, tras dispersar a los vetones, tomóToledo con máquinas de asalto (Livio 35, 22, 8 ): “
Toletum ibi parva urbs erat, sed loco munito eam cum oppugnaret, Vecto-num magnus exercitus Toletatis subsidio venit cum iis signiscollatis prospere pugnavit et fusis Vectonibus operibus Tole-tum cepit”
(Roldán Hervás, 1968-1969: 77).En el 185 a.C. los ejércitos romanos operan de nuevo enel valle medio del Tajo. Ese mismo año los pretores en Es-paña, C. Calpurnio y L. Quinctio, habían dejado sus campa-mentos de invierno a principios de la primavera, uniendo sustropas en Beturia para marchar a Carpetania. No lejos de lasciudades de Dipo y Toledo comenzó la lucha (Livio, 34, 30 ):
…cum primo vere ex hibernis copias eductas in Baeturiaiunxisset, in Carpetaniam, ubi hostium castra erant, progressi suntcommuni animo consilioque parati rem gerere. Haud procul Dipone et Toleto urbibus inter pabulatores pugna ortaest,…
Aunque se han realizado intentos por ubicar esta Dipoal occidente de Toledo, los textos permiten pocas precisio-nes geográficas.A partir de este momento los vetones se diluyen en las fuentes y no volverán a aparecer hasta que, de manos deApiano (Ibéricas, 10, 56 ), sepamos que se unen a las ban-das de lusitanos capitaneados por Púnico:
Por el mismo tiem- po otro pueblo de los iberos independientes que se llama-ban lusitanos, llevando a Púnico como caudillo, saquearonlas tierras sometidas a los romanos y pusieron en fuga a unejército… Después de atacarles, Púnico bajó hasta el Océa-no, incorporó a su ejército a los vettones…
(Roldán Hervás,1968-1969: 77) Ya estaban presentes en las primeras luchasde Marco Atilio (
Apiano, 10, 58 ) contra los lusitanos:
…Mar-co Atilio quien, cayendo sobre los lusitanos, mató a unos 700 de ellos y destruyó su mayor ciudad Oxtraca… y entre ellosestaban algunos de los vettones, pueblo vecino de los lusi-tanos
(Roldán Hervás, 1968-1969: 77), que se sucederándespués con Galba y Lúculo, y serán a la postre el germendel levantamiento de Viriato.El célebre caudillo lusitano se moverá por tierras abrup-tas a propósito para su táctica de golpes de mano, en ciuda-des como Tríbola, Bécor y el famoso refugio del Monte deVenus: “
Viriato penetró sin temor alguno en Carpetania, queera un país rico y se dedicó a devastarla hasta que CayoPlaucio llegó de Roma con diez mil soldados de infantería y mil trescientos jinetes. Entonces Viriato de nuevo fingió quehuía y Plaucio mandó en su persecución a unos 4.000 hom-bres, a los cuales Viriato, volviendo sobre sus pasos, diomuerte a excepción de unos pocos. Cruzó el río Tajo y acam- pó en un monte cubierto de olivos, llamado monte de Venus.
(Ib. 64)”.Estos lugares son de difícil identificación y no se encon-traban, en cualquier caso, lejos de Carpetania, región hostilal lusitano y a menudo objeto de sus saqueos. Cualquierade estos asentamientos como el Castro de la Sierra de laEstrella, defendidos pero situados en lugares abruptos y re-cónditos, encajaría bien con lo que debió ser el refugio debandas como la de Viriato, pues no hay que olvidar que elcastro se edifica entre dos vertientes, en una hondonada,buscando un difícil acceso y la ocultación, no destacar en el paisaje
2.Una actuación arqueológica en el lugar sería imprescin-dible para despejar éstas y otras incógnitas, pero no cabeduda de que el Castro de la Sierra de la Estrella supone unamanifestación excepcional de fortificación de la Edad delHierro, más interesante aún por la novedad que supone enestas tierras.
EL CASTRO DE LA SIERRA DE LA ESTRELLA:SU SISTEMA DEFENSIVO
Las defensas artificiales identificadas en el transcurso delos trabajos arqueológicos aprovechan las condiciones na-turales que ofrece la Sierra de la Estrella, ya que es el únicopunto donde la pendiente permite situar un asentamiento decierto tamaño.El principal elemento del sistema defensivo del Castro dela Sierra de la Estrella es la muralla que rodea todo el perí-metro del asentamiento, conservándose con total claridad entodo el asentamiento, aunque en algunas zonas la potenciaconservada no es excesiva al haberse desmontado por laslabores forestales. La técnica constructiva es la habitual enlos asentamientos vetones: dos paramentos de mamposte-ría en seco con relleno de piedras desiguales (Maluquer deMotes, 1956: 28; Martín Valls, 1971: 127; 1973: 83; González--Tablas, et alii , 1986: 117; Ruiz Zapatero y Álvarez-Sanchís,1995: 214-212).
La muralla no presenta un trazado rectilíneo y está re-forzada por contrafuertes en algunas de sus tramos. No sehan podido identificar los accesos al recinto, sin embargo,conocemos bien el funcionamiento de las puertas en loscastros vetones: en embudo y en esviaje. El acceso en embudo es el más frecuente y se realiza mediante la abertura que ofrecen los dos lienzos de la muralla al incurvarse hacia el interior formando un callejón estrecho ( Las Cogotas). La puerta en esviaje consiste en la disposición en paralelo dejando un espacio libre entre ambos que permite el paso (Ter-cer recinto de la Mesa de Miranda ) (Álvarez-Sanchís, 1999:133 y ss).
No se han documentado fosos, tal vez porque lo inaccesible del terreno hace innecesario este tipo de defensas. Máscomunes en los poblados vetones son los campos de pie-dras hincadas que en el caso que nos ocupa tampoco sedocumentan. Se ha supuesto que estas barreras dificultabanlos ataques de la caballería o la llegada en tromba de losatacantes a pie (Álvarez-Sanchís, 1999: 133 y ss).
En nuestra opinión, este tipo de barreras se disponían para dificultar el acceso de las máquinas de asedio y la caballería y en este caso, dado lo complicado de la orografía, este tipo de de-fensas carece de sentido. El castro de la Sierra de La Estre-lla presenta un sistema defensivo aún más sencillo que elde los castros de Ávila y Salamanca, exclusivamente la mu-ralla, mientras que en el segundo caso el sistema combinapiedras hincadas y muralla.
Por el contrario, los castros lo-calizados en tierras zamoranas y Norte de Portugal presen-tan una acumulación de defensas, con la incorporación delos fosos.El sistema constructivo es sencillo, utilizándose las cuar-citas de la zona en forma de lajas. La construcción se rea-lizó mediante el levantamiento de dos paramentos vertica-les y paralelos de piedras, y entre ambos un relleno de tie-rra y piedras de diferente tamaño. El paramento exterior estáformado por sillares de mayor tamaño que los paños inte-riores. En los dos casos están unidos en seco, sin mortero,aunque para igualar las hiladas se procedió a calzar las pie-dras para lograr un mayor ajuste.
La muralla del Castro dela Estrella cuenta además con un refuerzo que evita el desmoronamiento de la misma si a consecuencia de un ataquedesaparece el primer paramento. Este sistema se documenta en Las Cogotas , con doble muro adosado al exterior. En la Mesa de Miranda se documentan hasta tres paramentos enlos dos primeros recintos (Cabré, 1930; Cabré, et alii , 1950:23-28).La muralla se construyó sin cimentación, apoyando direc-tamente sobre la roca natural.
El grosor es superior en labase, marcándose un pronunciado talud en altura. La anchuramedia de la muralla oscila entre 2 y 2,5 m, siendo la altura onservada en alguno de los tramos de más de tres metros.
La muralla no presenta un trazado rectilíneo y está re-forzada por contrafuertes en algunas de sus tramos. No sehan podido identificar los accesos al recinto, sin embargo,conocemos bien el funcionamiento de las puertas en loscastros vetones: en embudo y en esviaje. El acceso en embudo es el más frecuente y se realiza mediante la abertura que ofrecen los dos lienzos de la muralla al incurvarse hacia el interior formando un callejón estrecho ( Las Cogotas). La puerta en esviaje consiste en la disposición en paralelo dejando un espacio libre entre ambos que permite el paso (Ter-cer recinto de la Mesa de Miranda ) (Álvarez-Sanchís, 1999:133 y ss).
No se han documentado fosos, tal vez porque lo inaccesible del terreno hace innecesario este tipo de defensas. Máscomunes en los poblados vetones son los campos de pie-dras hincadas que en el caso que nos ocupa tampoco sedocumentan. Se ha supuesto que estas barreras dificultabanlos ataques de la caballería o la llegada en tromba de losatacantes a pie (Álvarez-Sanchís, 1999: 133 y ss).
En nuestra opinión, este tipo de barreras se disponían para dificultar el acceso de las máquinas de asedio y la caballería y en este caso, dado lo complicado de la orografía, este tipo de de-fensas carece de sentido. El castro de la Sierra de La Estre-lla presenta un sistema defensivo aún más sencillo que elde los castros de Ávila y Salamanca, exclusivamente la mu-ralla, mientras que en el segundo caso el sistema combinapiedras hincadas y muralla.
Por el contrario, los castros lo-calizados en tierras zamoranas y Norte de Portugal presen-tan una acumulación de defensas, con la incorporación delos fosos.El sistema constructivo es sencillo, utilizándose las cuar-citas de la zona en forma de lajas. La construcción se rea-lizó mediante el levantamiento de dos paramentos vertica-les y paralelos de piedras, y entre ambos un relleno de tie-rra y piedras de diferente tamaño. El paramento exterior estáformado por sillares de mayor tamaño que los paños inte-riores. En los dos casos están unidos en seco, sin mortero,aunque para igualar las hiladas se procedió a calzar las pie-dras para lograr un mayor ajuste.
La muralla del Castro dela Estrella cuenta además con un refuerzo que evita el desmoronamiento de la misma si a consecuencia de un ataquedesaparece el primer paramento. Este sistema se documenta en Las Cogotas , con doble muro adosado al exterior. En la Mesa de Miranda se documentan hasta tres paramentos enlos dos primeros recintos (Cabré, 1930; Cabré, et alii , 1950:23-28).La muralla se construyó sin cimentación, apoyando direc-tamente sobre la roca natural.
El grosor es superior en labase, marcándose un pronunciado talud en altura. La anchuramedia de la muralla oscila entre 2 y 2,5 m, siendo la altura onservada en alguno de los tramos de más de tres metros.
Es muy probable que el remate de las murallas finalizase conuna fortificación de madera, en este sentido se ha interpre-tado por algunos autores el episodio de la muralla de Pallantia tras el asedio de Pompeyo en el año 74 a.C. ( Apiano B.C. 1,112 ) (Álvarez-Sanchís, 1999, p. 133).El trazado de la muralla divide el espacio del hábitat endiferentes compartimentos. El espacio de nuestro oppidum se divide en tres recintos, que suman un total de 13.494 m 2 (1,3 has.), con una distribución de los espacios muy similar:el mayor cuenta con 4.835 m 2 , el menor 4.284 m 2 y el inter-medio 4.375 m 2
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http://www.academia.edu/2436586/El_castro_de_la_Sierra_de_la_Estrella._Un_asentamiento_de_la_II_Edad_del_Hierro_en_la_comarca_toledana_de_La_Jara
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