De gran colorido es, también, el baile de la chacona que se organiza a la puerta del Mesón del Sevillano, amenizado por Lope Asturiano. Este baile no solo tiene un valor costumbrista, sino que sirve, además, para reforzar esa vida alegre de la jacarandina que engalana los aledaños de Zocodover.
Esta estampa fue retomada por Enrique Reoyo y Juan Ignacio Luca de Tena, para enriquecer el libreto de la zarzuela El huésped del Sevillano, de claro sabor cervantino, que, con música de Jacinto Guerrero, recrea el ambiente de los mesones de principios del XVII e incluye personajes extraídos de la tradición picaresca, claramente inspirados en La ilustre fregona. En el estribillo de las coplas cantadas por el Asturiano (que también están presentes, en parte, en la zarzuela), se resumen los valores básicos de la picaresca:
"Que el baile de la chacona / encierra la vida bona". Esta "vida bona" es el alegre vivir de las gentes del hampa, risueñas y enamoradas de la diversión (y también de lo ajeno), cuyas existencias vemos desarrollarse en este Toledo bullicioso de los albores del siglo XVII, que se presenta así como marco adecuado para el discurrir de los acontecimientos de la novela que nos ocupa.
Un Toledo abierto alrededor de su centro comercial, la ya citada plaza de Zocodover, en cuyas inmediaciones se movieron a su aire Carriazo y Avendaño, nobles inclinados a la vida picaresca (aunque sin perder la conciencia de su estado).
Por allí les indicó la Argüello, cuando ambos llegaron a la ciudad, que "bodegones y casas de estado había cerca donde sin escrúpulo de conciencia podían ir a cenar lo que quisiesen" "'. Otra pincelada más, la de la noche y sus tugurios, para completar este magnífico cuadro que Cervantes nos ofrece de la vida desahogada de Toledo, a través de su magistral novela. y por último, el "mercado de las bestias", donde Carriazo-Asturiano pretende comprar un asno para su oficio.
El lugar, ubicado según Avalle Arce en "la plaza del convento de la Concepción" ", nada tiene que envidiar a los tenderetes de Zocodover; sabida es la fama que los vendedores tienen en los mercados ambulantes, avivada por la necesidad de negociar con gentes, a veces, tan apicaradas o más que ellos. El empleo de la plaza de la Concepción como mercado de bestias pervivió durante bastante tiempo, ya que "era posible ver, hasta comienzos de este siglo, los corros de personas que, todos los martes, acordaban verbalmente sus tratos sobre los caballos y asnos que llenaban estos espacios donde se realizaba el mercado de caballerías" ".
Pero no todo es jacaranda en el Toledo cervantino, la ciudad que según le dicen a Avendaño "es la mejor de España" y que, para el huésped de la Posada del Sevillano, "a lo menos es de las mejores y más abundantes que hay en ella ... " ".
Hay otro Toledo que contrasta con el que acabamos de describir; se trata de aquel que vive a la sombra de la catedral, que convierte a la ciudad en cabeza visible de la iglesia española, Para empezar, Avendaño muestra su interés por conocer el Sagrario, aprovechando que está en Toledo. Aunque no es lo más vistoso de la catedral, el Sagrario (representado por la Virgen patrona de la ciudad) encierra en sí esa religiosidad que transpira por todos sus poros la urbe del Tajo, hasta el punto de considerarlo entre "lo que dicen que hay famoso" en Toledo.
Es más que probable que Avendaño se refiriese a la Virgen del Sagrario, talla antiquísima en madera, más que a la capilla que hoy conocemos, que en tiempos de Cervantes era solo un proyecto o, en el mejor de los casos, una obra inacabada, ya que la primera piedra fue colocada el 23 de junio de 1595 ",
Y el cerramiento definitivo se produjo tras el impulso que dio a las obras el cardenal don Bernardo de Sandoval y Rojas, entre los años 1605 y 1617. Al parecer, en 1616 (el mismo año en que murió Cervantes), "en medio de unas sonadísimas fiestas, se celebró el traslado de la antigua imagen a la nueva capilla" "~o No debemos descartar, tampoco, que Avendaño acudiera atraído por la importancia de las obras del Sagrario, que supusieron, a la postre, el añadido de una hepnosa capilla y de la actual sacristía de la catedral, entre otras dependencias.
En cualquier caso, la construcción del Sagrario y sus aledaños coincidió con las fechas entre las que, muy probablemente, escribiera Cervantes La ilustre fregona. Por otra parte, en el patio del Sevillano hay una "imagen de Nuestra Señora" ante la que se inclina Costanza. Sin duda se trata de la misma Virgen del Sagrario que se encierra en la catedral y que despierta el fervor de los toledanos, como se ve en la propia protagonista. La vida de los moradores de Toledo gira en torno a la religión. Así, ante el sonido de unas chirimías, Carriazo dice: "Apostaré que es ya de día y que debe de hacerse alguna fiesta en un monasterio de Nuestra Se- ñora del Carmen que está aquí cerca, y por eso tocan estas chirimías" ".
Esto nos lleva a entender el cómputo del tiempo y el discurrir de la vida a través de signos externos muy ligados a las prácticas religiosas, que aún hoy perviven en determinados barrios de la ciudad, por medio del toque de las campanas. Por otro lado, el monasterio del Carmen (inexistente desde la desamortización del XIX) no se hallaba lejos del convento de la Concepción, formando un importante núcleo espiritual, como otros muchos presentes ayer y hoy en Toledo, y cuya presencia masiva podemos constatar viendo la multitud de cruces representadas en el plano de El Greco que reproducimos al final.
Pero lo más común, en este sentido de lo religioso, es la fusión de los estamentos eclesiásticos con el pueblo, hasta el punto de que muchas referencias a actos comunes están enlazadas con el clero, cuyos poderes y formas de vida son tratados satíricamente por Cervantes. Esta burla afecta tanto al clero catedralicio como al conventual. ASÍ, cuando la Argüello y la Gallega requieren de amores a Carriazo y Avendaño, en la oscuridad de la noche, les dicen a través de la puerta las siguientes palabras: " ... no habrá par de canónigos en esta ciudad más regalados que vosotros lo seréis de estas tributarias vuestras" 27.
Es proverbial el buen vivir de los canónigos, y lógica la mención hallándose en Toledo, pero no hemos de perder de vista dos aspectos: uno, el hecho de que se asimila la vida regalada de los canónigos con los placeres carnales que las dos mozas ofrecen a sus amados; otro, la velada alusión al cobro de tributos diversos por parte del clero catedralicio, al que imaginamos. viviendo holgadamente de sus rentas. No deja de ser significativo que a la hora de hablar de una vida placentera, se eche mano precisamente del clero.
Otra alusión al buen vivir y al lujo que rodea a los canónigos de Toledo la encontramos, años atrás, en el Quijote (1, 47), con la presentación del canónigo toledano que tratará con el manchego andante el tema de los libros de caballerías. Espigando acá y allá, encontramos la siguiente descripción: " ... venÍ- an hasta seis o siete hombres de a caballo, bien puestos y aderezados ( ... ), caminaban ( ... ) como quien iba sobre mulas de canónigos ... " '"o Hay un deseo de retlejar la exquisitez por parte del autor, que tiene mucho que ver con esa vida regalada de los canónigos.
Siguiendo con la sátira de las riquezas y opulencia del clero, Cervantes nos presenta a unos aguadores jugando a las cartas, no como aguadores, "sino como arcedianos". Estoy de acuerdo con Avalle en lo que respecta a este símil, con lo cual se nos quiere hacer ver que los citados aguadores manejaban mucho más dinero en el juego de lo que en buena lógica sería verosímil, de manera que su capital recuerda el que se supone que poseen los arcedianos '". Eso, si no nos fijamos, también, en la manera de asociar a otro estamento del clero con el juego de naipes, vicio non sancto.
Esta estampa fue retomada por Enrique Reoyo y Juan Ignacio Luca de Tena, para enriquecer el libreto de la zarzuela El huésped del Sevillano, de claro sabor cervantino, que, con música de Jacinto Guerrero, recrea el ambiente de los mesones de principios del XVII e incluye personajes extraídos de la tradición picaresca, claramente inspirados en La ilustre fregona. En el estribillo de las coplas cantadas por el Asturiano (que también están presentes, en parte, en la zarzuela), se resumen los valores básicos de la picaresca:
"Que el baile de la chacona / encierra la vida bona". Esta "vida bona" es el alegre vivir de las gentes del hampa, risueñas y enamoradas de la diversión (y también de lo ajeno), cuyas existencias vemos desarrollarse en este Toledo bullicioso de los albores del siglo XVII, que se presenta así como marco adecuado para el discurrir de los acontecimientos de la novela que nos ocupa.
Un Toledo abierto alrededor de su centro comercial, la ya citada plaza de Zocodover, en cuyas inmediaciones se movieron a su aire Carriazo y Avendaño, nobles inclinados a la vida picaresca (aunque sin perder la conciencia de su estado).
Por allí les indicó la Argüello, cuando ambos llegaron a la ciudad, que "bodegones y casas de estado había cerca donde sin escrúpulo de conciencia podían ir a cenar lo que quisiesen" "'. Otra pincelada más, la de la noche y sus tugurios, para completar este magnífico cuadro que Cervantes nos ofrece de la vida desahogada de Toledo, a través de su magistral novela. y por último, el "mercado de las bestias", donde Carriazo-Asturiano pretende comprar un asno para su oficio.
El lugar, ubicado según Avalle Arce en "la plaza del convento de la Concepción" ", nada tiene que envidiar a los tenderetes de Zocodover; sabida es la fama que los vendedores tienen en los mercados ambulantes, avivada por la necesidad de negociar con gentes, a veces, tan apicaradas o más que ellos. El empleo de la plaza de la Concepción como mercado de bestias pervivió durante bastante tiempo, ya que "era posible ver, hasta comienzos de este siglo, los corros de personas que, todos los martes, acordaban verbalmente sus tratos sobre los caballos y asnos que llenaban estos espacios donde se realizaba el mercado de caballerías" ".
Pero no todo es jacaranda en el Toledo cervantino, la ciudad que según le dicen a Avendaño "es la mejor de España" y que, para el huésped de la Posada del Sevillano, "a lo menos es de las mejores y más abundantes que hay en ella ... " ".
Hay otro Toledo que contrasta con el que acabamos de describir; se trata de aquel que vive a la sombra de la catedral, que convierte a la ciudad en cabeza visible de la iglesia española, Para empezar, Avendaño muestra su interés por conocer el Sagrario, aprovechando que está en Toledo. Aunque no es lo más vistoso de la catedral, el Sagrario (representado por la Virgen patrona de la ciudad) encierra en sí esa religiosidad que transpira por todos sus poros la urbe del Tajo, hasta el punto de considerarlo entre "lo que dicen que hay famoso" en Toledo.
Es más que probable que Avendaño se refiriese a la Virgen del Sagrario, talla antiquísima en madera, más que a la capilla que hoy conocemos, que en tiempos de Cervantes era solo un proyecto o, en el mejor de los casos, una obra inacabada, ya que la primera piedra fue colocada el 23 de junio de 1595 ",
Y el cerramiento definitivo se produjo tras el impulso que dio a las obras el cardenal don Bernardo de Sandoval y Rojas, entre los años 1605 y 1617. Al parecer, en 1616 (el mismo año en que murió Cervantes), "en medio de unas sonadísimas fiestas, se celebró el traslado de la antigua imagen a la nueva capilla" "~o No debemos descartar, tampoco, que Avendaño acudiera atraído por la importancia de las obras del Sagrario, que supusieron, a la postre, el añadido de una hepnosa capilla y de la actual sacristía de la catedral, entre otras dependencias.
En cualquier caso, la construcción del Sagrario y sus aledaños coincidió con las fechas entre las que, muy probablemente, escribiera Cervantes La ilustre fregona. Por otra parte, en el patio del Sevillano hay una "imagen de Nuestra Señora" ante la que se inclina Costanza. Sin duda se trata de la misma Virgen del Sagrario que se encierra en la catedral y que despierta el fervor de los toledanos, como se ve en la propia protagonista. La vida de los moradores de Toledo gira en torno a la religión. Así, ante el sonido de unas chirimías, Carriazo dice: "Apostaré que es ya de día y que debe de hacerse alguna fiesta en un monasterio de Nuestra Se- ñora del Carmen que está aquí cerca, y por eso tocan estas chirimías" ".
Esto nos lleva a entender el cómputo del tiempo y el discurrir de la vida a través de signos externos muy ligados a las prácticas religiosas, que aún hoy perviven en determinados barrios de la ciudad, por medio del toque de las campanas. Por otro lado, el monasterio del Carmen (inexistente desde la desamortización del XIX) no se hallaba lejos del convento de la Concepción, formando un importante núcleo espiritual, como otros muchos presentes ayer y hoy en Toledo, y cuya presencia masiva podemos constatar viendo la multitud de cruces representadas en el plano de El Greco que reproducimos al final.
Pero lo más común, en este sentido de lo religioso, es la fusión de los estamentos eclesiásticos con el pueblo, hasta el punto de que muchas referencias a actos comunes están enlazadas con el clero, cuyos poderes y formas de vida son tratados satíricamente por Cervantes. Esta burla afecta tanto al clero catedralicio como al conventual. ASÍ, cuando la Argüello y la Gallega requieren de amores a Carriazo y Avendaño, en la oscuridad de la noche, les dicen a través de la puerta las siguientes palabras: " ... no habrá par de canónigos en esta ciudad más regalados que vosotros lo seréis de estas tributarias vuestras" 27.
Es proverbial el buen vivir de los canónigos, y lógica la mención hallándose en Toledo, pero no hemos de perder de vista dos aspectos: uno, el hecho de que se asimila la vida regalada de los canónigos con los placeres carnales que las dos mozas ofrecen a sus amados; otro, la velada alusión al cobro de tributos diversos por parte del clero catedralicio, al que imaginamos. viviendo holgadamente de sus rentas. No deja de ser significativo que a la hora de hablar de una vida placentera, se eche mano precisamente del clero.
Otra alusión al buen vivir y al lujo que rodea a los canónigos de Toledo la encontramos, años atrás, en el Quijote (1, 47), con la presentación del canónigo toledano que tratará con el manchego andante el tema de los libros de caballerías. Espigando acá y allá, encontramos la siguiente descripción: " ... venÍ- an hasta seis o siete hombres de a caballo, bien puestos y aderezados ( ... ), caminaban ( ... ) como quien iba sobre mulas de canónigos ... " '"o Hay un deseo de retlejar la exquisitez por parte del autor, que tiene mucho que ver con esa vida regalada de los canónigos.
Siguiendo con la sátira de las riquezas y opulencia del clero, Cervantes nos presenta a unos aguadores jugando a las cartas, no como aguadores, "sino como arcedianos". Estoy de acuerdo con Avalle en lo que respecta a este símil, con lo cual se nos quiere hacer ver que los citados aguadores manejaban mucho más dinero en el juego de lo que en buena lógica sería verosímil, de manera que su capital recuerda el que se supone que poseen los arcedianos '". Eso, si no nos fijamos, también, en la manera de asociar a otro estamento del clero con el juego de naipes, vicio non sancto.
Por si acaso la sátira pasara desapercibida, ahora se desplaza hacia el poder político del clero, Fijémonos en la siguiente cita que gira en torno a una monja que parece ser la auténtica gobernadora de Toledo: ", .. él [el huésped] tenía personas en Toledo de tal calidad que valían mucho con la justicia, especialmente una señora monja, parienta del Corregidor, que le mandaba con el pie, y que una lavandera del monasterio de la tal monja tenía una hija que era grandísima amiga de una hermana de un fraile muy familiar y conocido del confesor de la dicha monja, la cual lavandera lavaba la ropa en casa" .,11,
El encadenamiento de personajes (que contribuye a hacer más divertida la burla), nos ofrece no solo la longitud de los poderosos tentáculos de la citada monja, sino también la preponderancia de las gentes de religión, auténticos regidores, como se ve en esta sutil ironía cervantina, de la Ciudad [mperiaL Concluyendo, hay dos polos claros en la vida toledana: el dominado por las gentes de la calle y representado en el mundo del hampa (en un sentido muy general), y el dominado por los poderes espirituales, que aquí se nos presentan fuertemente aferrados a lo material y lo terrenaL
El dibujo que de ambos nos hace Cervantes no solo es genial, sino muy instructivo para conocer la vida toledana de los primeros años del siglo XVII, cuando aún la ciudad tenía gran importancia entre todas las de España,
Juan Carlos Pantoja Rivero
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0042_06.pdf
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