Bertrand du Guesclin
Castilla estaba sumida en plena guerra civil entre el rey Pedro y su hermanastro, el bastardo Enrique de Trastámara.
Toledo estaba al borde de la resistencia y necesitaba ser abastecida. No cabía más dilación. Era el momento de preparar el encuentro final y cada uno de los contendientes llamó a sus fuerzas. Pedro guarneció la fortaleza de Carmona y partió hacia Alcántara buscando acercarse a Toledo y permitir el contacto con los refuerzos que esperaba del norte. Le acompañaban 1.500 jinetes moros enviados por el rey de Granada.
Toledo estaba al borde de la resistencia y necesitaba ser abastecida. No cabía más dilación. Era el momento de preparar el encuentro final y cada uno de los contendientes llamó a sus fuerzas. Pedro guarneció la fortaleza de Carmona y partió hacia Alcántara buscando acercarse a Toledo y permitir el contacto con los refuerzos que esperaba del norte. Le acompañaban 1.500 jinetes moros enviados por el rey de Granada.
Pedro I de Castilla
El Trastámara evolucionó rápidamente y avanzando por la noche sorprendió a Pedro acampado en Montiel, con sus fuerzas diseminadas por la comarca y sin haber recibido todavía la columna que llegaba de Andalucía. Sin darles tiempo para agruparse, el 14 de marzo de 1369 fueron derrotados.
Pedro pudo refugiarse en el castillo, pero a pesar de los cañones de que disponía, la fortaleza no estaba preparada para un asedio.
Se imponía cualquier otro tipo de solución, y el fiel Men Rodríguez de Sanabria acudió a la tienda del francés Bertrand du Guesclin, uno de los apoyos de Enrique, con el que había combatido en Montiel.
El motivo era que Sanabria conocía a du Guesclin y quiso negociar con él la salida del rey, ofreciéndole a cambio algunas plazas. El francés le prometió facilitarle la huida a Pedro, para lo que debíapresentarse esa noche en su tienda.
Ruinas del castillo de la Estrella, Montiel, Ciudad Real
La leyenda y la historia se confunden en uno de los más trágicos hechos de nuestro pasado.
Habiéndose presentado don Pedro como se le requirió en la noche del 22 al 23 de marzo de 1369, fue apresado por los otros capitanes mercenarios que habían sido avisados, y apareció el propio Enrique de Trastámara, armado para el combate y gritando:
—¿Dónde está ese judío hideputa?
—¡El hideputa seréis vos, pues yo soy hijo legítimo del buen rey Alfonso! – respondió inmediatamente Don Pedro.
Parece que los hechos pudieron suceder así: los dos hermanos entablaron entonces combate, pero du Guesclin intervino de alguna forma haciendo trampas a favor de Enrique, tal vez con una zancadilla, o ayudando a su señor a quedar encima de Pedro cuando ambos cayeron al suelo durante una lucha en la que el Trastámara dio muerte a Pedro por su propia mano.
Según la leyenda, cuando le recriminaron al francés su actitud tan poco caballeresca, du Guesclin se limitó a decir:
—Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor.
El fratricidio de Montiel se convertirá en tema literario y serán múltiples sus versiones. La noticia se extendió rápidamente por una Europa imbuida de principios caballerescos, y Pedro recibió así las loas que de otra forma no hubiera logrado. Sobre Enrique y du Guesclin llovieron las más duras críticas, pero su condición de vencedores les puso a cubierto de las consecuencias de sus actos.
Concluía ensangrentado un reinado que se había desenvuelto entre sangre, había estado marcado por los asesinatos y las luchas y eran actores finales del drama quienes habían sido sus protagonistas desde aquella lejana primavera de 1350 en que Pedro el Cruel comenzó a gobernar.
Bibliografía:
Pedro I – Luis Vicente Díaz Martín
http://themaskedlady.blogspot.com.es/search?q=toledo&updated-max=2012-02-19T10:48:00%2B01:00&max-results=20&start=8&by-date=false
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