martes, 4 de diciembre de 2018

Castrola, el Bandolero mas famoso de los Montes de Toledo

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Isidoro Juárez Navarro, hijo de Castor (de ahí el mote de Castrola) y de Ascensión, nació el 5 de abril de 1851 en Villarrubia de los Ojos, comenzó sus fechorías con 19 años robando aceite de un molino, siendo condenado junto a otros compañeros y sentenciado a 2 años y 4 meses de cárcel, que cumplió en la prisión de Alcalá de Henares.

Mientras tanto tenía que cumplir el servicio militar, pero al estar recluído, tenía que ingresar a la salida. 

Alegó ser hijo de padre pobre y enfermo al que tenía que mantener. Pero no le hicieron caso y le mandaron a África. Pero intentó huir, acabando el suceso con los huesos de Isidoro en el calabozo.

Pero cuando sale y esperando partir hacia Ceuta, el padre lo ayuda a escaparse, caminando por los campos, ocupando la cueva que lleva su nombre, en el término de Madridejos, a unos 12 km de su pueblo natal. 

El padre, miembro de las milicias antifacciosas (así se llamaban grupos de civiles armados en contra de los bandoleros), la frase que más le repite es "No eres hombre si no te tiras a la sierra". 



Así el 6 de agosto de 1873 comienza la leyenda del bandolero "Castrola"; el cual ocupó la cueva durante ocho años, y cuentan que dejó oculto un tesoro en los alrededores. 

Encontró la muerte en 1881, en la localidad de Urda, en el sitio denominado El Puerto de la Gineta, junto a la Cañada Real Soriana y muy cerca del valle de La Galana.

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A 8 km de distancia en línea recta a la cueva. 

Este bandolero fue calificado como la "alimaña más terrible de los Montes de Toledo"; y se decía que infundía terror a sus propios compañeros (de hecho asesinó a tres de ellos: 

Juan Barajas, el Mamón y el Farruco). Incluso en una ocasión obligó a unos segadores a consumir su almuerzo sobre los cadáveres de los camaradas, tendidos momentos antes a sus pies. 

Todavía se puede escuchar el Romance de los Montes o del Castrolas; un recuerdo popular que contaba como el bandolero había permanecido colgado boca abajo en la verja del Cristo desde por la mañana hasta el atardecer, en una actitud tan cómica que todos los habitantes de Urda, chicos y grandes, se echaban a reír, poniendo así una cruel moraleja a la sanguinaria biografía.



https://www.youtube.com/watch?v=S-RDjxrvo5c

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