Volvemos a patear por calles y a descubrir las historias de sus nombres y lo que en ellas ocurrieron.
En esta ocasión nos vamos a Toledo y vamos a conocer una calle con un nombre curioso, la calle del hombre de palo. Y de eso vamos a hablar hoy, de la calle del hombre de palo de Toledo.
Localización
Esta calle de Toledo es la primera que encontramos si nos dirigimos desde la plaza del Ayuntamiento hacia Zocodover por el arco de Palacio.
Si tomamos como referencia la Catedral de Toledo, se encuentra bordeando el claustro catedralicio por su costado septentrional.
Su localización hace que los turistas pasen por ella de forma natural en su deambular por la Toledo monumental, sorprendiéndose con el curioso nombre de la calle (único en el mundo, ya que no hay otra calle en el planeta con ese nombre) y que vamos a pasar a explicar.
Calle del hombre de Palo
Un poco de historia
La calle que nos ocupa se encontraba en la judería menor en la Edad Media, situándose en ella pequeños comercios y que fue asolada en levantamiento contra los judíos ocurrido en 1391 en Toledo.
Aun se puede localizar perpendicular a la calle que nos ocupa, pero sin salida a esta, la calle de la Sinagoga. El cabildo aprovecho el levantamiento contra los judíos para expropiar la zona, dando lugar al trazado de la calle existente actualmente, que recibió sucesivamente hasta el siglo XV los nombres de Cal de Francos, Asaderías y Lonja.
En el siglo XVI empieza a recibir el nombre de la Calle del Hombre de Palo, según parece debido a un “autómata” que, construido por Juanelo Turriano, llego a “andar” por esta calle. Hablemos de este notable que es comparado con el mismo Leonardo da Vinci.
Juanelo Turriano
Giovanni Torriani (él mismo castellanizó su nombre a Juanelo Turriano al venir a vivir a la Corte Española) nació en Cremona, cerca de Milán, en 1501. Fue inventor, arquitecto, matemático, astrónomo, ingeniero y Relojero Real de Carlos I.
Este puesto lo logró en 1529, ocupándose de la colección de relojes del emperador, reparando y creando relojes astronómicos, como el que se llamó el Cristalino que daba la hora y la fecha y marcaba la posición del sol, la luna y los planetas. En la retirada de Carlos V al monasterio de Yuste y debido a la amistad que les unía, Juanelo Turriano acompañó al Esperador hasta la muerte, jugando con él al ajedrez y construyendo para él autómatas. Nombrado Felipe II rey de España, el que fue Relojero Real es nombrado Matemático Mayor de la Corte.
Este puesto no le impide participar en la reforma del calendario cuya ayuda en 1579 es solicitada por el Papa Gregorio XIII, creando el calendario vigente en la actualidad, el calendario Gregoriano. En España, por petición de Juan de Herrera (arquitecto del Monasterio de El Escorial y muy amigo de Juanelo) se encargó del diseño de las campanas del Monasterio de El Escorial.
A Turriano se le atribuye “Los veintiún libros de los ingenios y máquinas de Juanelo Turriano” no publicados en vida ya que se puede considerar una verdadera enciclopedia tecnológica del siglo XVI, lo que provocó que los militares consideraran su contenido como secreto de estado.
En la obra se pueden ver los planos de construcción tanto de construcciones civiles (como molinos portátiles, presas, relojes de bolsillo, observatorios astronómicos) como construcciones militares (autómatas soldado, simuladores de combate, máquinas volantes). Se puede ver una copia digitalizada de esta obra en la biblioteca de la Fundación Juanelo Turriano aquí.
En Toledo construye el llamado Artificio de Juanelo (que realmente eran dos). Se trataba de un complicado sistema de norias y cucharas de madera y metal que, aprovechando la propia energía del río, era capaz de elevar un caudal de 11,8 litros por minuto, sobre un desnivel de 100 metros y con una inclinación del 33%. Y este fue el origen de su ruina y al parecer del origen del hombre de palo.
Juanelo construyó una máquina elevadora que llevaba el agua desde el tajo hasta el Alcázar, propiedad del ejército, quien se quedó con la máquina, pero que no pagó alegando que no la habían pedido.
El contrato de construcción le obligaba a costear tanto la construcción como el posterior mantenimiento del mismo, a cambio de recibir una renta perpetua por el agua bombeada, pero como el agua no llegaba a terrenos del Ayuntamiento, sino del ejército, no recibió dicha renta.
Felipe II encargó otro ingenio a Juanelo, que desembocara en terreno municipal, que fue construido, pero este segundo ingenio tampoco fue pagado, ya que Turriano había dejado de pagar el mantenimiento del primero, que se deterioró y esto sirvió a Felipe II para quedarse con el ingenio y no pagar al ingeniero, lo que provocó que Juanelo Turriano se arruinara por completo.
Juanelo Turriano y el hombre de palo
Cuanta la leyenda Toledana, que muchas hay en Toledo, que Juanelo construyó un autómata de madera (de ahí el nombre de “Hombre de palo”) y que recorría la calle que nos ocupa desde la casa de Juanelo recolectando limosnas y poseyendo la capacidad para mover piernas y brazos que utilizaba para inclinarse haciendo una reverencia cuando recibía alguna moneda. Sobre la todavía existencia de dicho hombre de palo, parece imposible ya que las crónicas hablan de que fue quemado cuando aún Turriano estaba con vida.
Parece que además de este autómata, construyó algunos más, como el que se considera un antecedente en doscientos años al Tamborilero de Vaucanson y que recibe el nombre de La Tamborilera, o el autómata de San Alberto o la mosca mecánica de Resiomontano.
Comenta Juan Luis Alonso Oliva en el blog de referencia si se quiere leer sobre leyendas de Toledo como es http://www.leyendasdetoledo.com/ de la existencia de cronistas que alegan que “se trataba en realidad de un muñeco de madera, estático por supuesto, colocado en un lugar de los más frecuentados de la ciudad, como era y sigue siendo éste, y provisto de una hucha o alcancía destinada a recoger las limosnas del personal para la construcción del cercano hospital, posteriormente conocido como del Nuncio Viejo” (se puede ver el resto aquí).
Lo más curioso de todo esto es que existen de la época en el que vivió Juanelo Turriano algunos autómatas, uno de los cuales está en Smithsonian Institute de Washington quienes se han dedicado a su estudio y puesta en marcha como se puede ver aquí o en este video de youtube.
Y para terminar, tres curiosidades sobre el hombre de palo:
Ramón Rodríguez Correa, buen amigo de Gustavo Adolfo Bécquer a los 7 años de la muerte de este, prologó la primera edición de “Obras de Gustavo Adolfo Bécquer” donde señala que “Tenía perfectamente ideadas las siguientes leyendas toledanas:
El Cristo de la Vega, pintando un judío. -La fe salva. -La fundadora de conventos. -El hombre de palo, estudio sobre Juanelo. -La casa de Padilla, ocurrido sobre el solar abandonado. -La salve. -Los ángeles músicos. -La locura del genio, estudio sobre el Greco. -La lepra de la infancia, estudio sobre el Condestable de Borbón”.
Existe una curiosa teoría, según la cual Doménico Teotocopulos, El Greco, en su obra “El entierro del Conde de Orgaz” muestra al hombre de palo. Se puede saber más de esta teoría aquí.
Existe una novela de Antonio Lázaro llamada “Memorias de un hombre de palo” de la que se puede una entrevista a su autor aquí
Hombre de Palo que aparece en el Museo de la España Mágica del que ya hablamos en este blog
Para saber más
PORRES MARTÍN-CLETO, J (1990): “Historia de las cales de Toledo”. Editorial Zocodover.
Sobre Juanelo Turriano se puede ver la web “diario de a bordo” la entrada “Juanelo Turriano – Giannello Torriani, Relojero de Carlos V” aquí
Sobre Juanelo Turriano se puede ver la web “Los archivos del bardo” la entrada “Juanelo Turriano” aquí
“Ingenios del Renacimiento” de la Fundación Juanelo Turriano con un muy interesante artículo sobre Juanelo se puede leer aquí
“Perpetual Devotion: A Sixteenth-Century Machine That Prays de Elizabeth King” se puede bajar en pdf Aquí
“8 Amazing Automatons & the Minds Behind Them” se puede leer aquí
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