Corralnuevo, perteneciente al municipio de Gálvez, del cual le separa una distancia de 4 km, es un pueblo abandonado que forma parte de la comarca de los Montes de Toledo, situándose al sur de dicha provincia.
Corralnuevo no es una de las poblaciones que se convirtieron en pueblos fantasma debido al éxodo de sus vecinos en busca de mejores oportunidades, sino que en este caso la despoblación, que tuvo lugar en el siglo XVII, se debió a la llegada de diversas plagas, que obligaron también a quienes habitaban el lugar a tener que emprender rumbo hacia otras tierras.
Aún hoy podemos ver los restos de sus viviendas, así como tres de las cuatro torres, aunque ya en muy mal estado, que quedan de su antiguo castillo, construido en el siglo XII. También se puede observar junto al pueblo, en la pequeña colina conocida como cerro de Santa Brígida, unos restos, cimientos incluidos, que se supone pertenecieron a la antigua ermita dedicada a dicha santa.
Como hecho curioso, cabe comentar que las viviendas del nuevo poblado de Corralnuevo fueron construidas con piedras procedentes de la parte del castillo que falta, que fue desmontado para ello.
Historia: Al lado de este pueblo de Corralnuevo se hizo, en el siglo
Xlii, un castillo o casa fuerte, de planta rectangular, flanqueada en sus
esquinas por torres semicirculares. Posiblemente su iglesia estuvo dedicada
a San Pedro Apóstol.
En el siglo XVI ya estaba despoblado, sin que se
conozcan las causas de tal hecho; tal vez las continuas y lamentables plagas
de langosta pudieran ocasionar la ruina"-
Este despoblado, llamado tambien Dos Barrios, fue una villa de
señorío perteneciente al señor duque de Uceda y conde de Montalbán.
Según Ensenada, su jurisdicción estaba conferida a los alcaldes
ordinarios de la villa de Gálvez y se encontraba situado en la zona que en el
término de Gálvez hoy llaman de los castillos.
Respondiendo a la pregunta tres del Interrogatorio, se afirma que su
término ocupa desde poniente a levante como tres cuartos de legua y de
norte a sur como media legua.
Confronta por levante con la dehesa de labranza llamada Alpédrega,
dehesa que fue de la Santa Iglesia de Toledo. Por el norte confronta con la
dehesa de pasto que llaman fuente el Caño. Por el poniente, con el término
de La Puebla de Montalbán y por el sur con el término de Gálvez.
Miden con fanegas de quinientos estadales. El diezmo por las tierras de
regadío vale 200 reales, por las de secano 200 fanegas de trigo, 320 de cebada,
16 de centeno, 25 de algarrobas. Por el voto de Santiago 10 fanegas de trigo.
EL REPARTO DE LA PROPIEDAD DE LA TIERRA
Una vez más, apreciamos que la propiedad de estas tierras estaba en
manos de la nobleza
PRODUCCIÓN DE LAS TIERRAS
Como es natural, había una gran diferencia de producción según la
clase de tierra que tenía, así como su calidad.
Muy escasa o casi nula era la propiedad de la tierra en manos de las
capellanías y obras pías. Así se constata en la Capellanía de Catalina
Cabrera, de Menasalbas, que poseía un pedazo de tierra de buena calidad,
de 10 celemines, situado en el arroyo de los castillos.
También la
Capellanía de Juan López Chamarra, de San Martín de Montalbán, que
disponía de un trozo de tierra de buena calidad, con una extensión de una
fanega; o la Obra Pía de Francisco Albarrán, de la villa de Cuerva, que
poseía dos fanegas de regadío de mediana calidad, situada en la zona de los
castillos.
Entre las cargas que tenía el despoblado de Corralnuevo estaba el
diezmo ordinario, teniendo que entregar de cada diez fanegas o arrobas de
producción agrícola, una fanega. Al ser Corralnuevo un anejo de la villa de
Gálvez, el diezmo se entregaba a la fábrica de la iglesia de la misma.
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