Se forman torreones de nubes, comienza a tronar: «Tócan los tambores los anxelitum. «ros angelitos llegan a los holos en el cielo produciendo ...... redoblar del trueno,.
Son explicaciones inútiles a fenómenos naturales, de modo sencillo; pero no por ello menos poéticas.
Arrecia la tormenta, y se tienen que proteger los limpiadores de la piedra (granizo), rayos y centellas.
Al rato escampa y sale el Arco Iris, como cumplimiento de que nunca más habrá un diluvio universal: «Cuando llueve y hace sol, sale el arco del Señor".
Para la última operación de limpia se servían de palas de madera: palear para quitar las últimas pajas; también utilizaban cribas, zarandas o barandas, harneros y cedazos, con las que cribaban (quitar los tascones) o harnereahan (quitar la tierra), cada uno de ellos con distinto espesor en su entramado.
Tradicionalmente, la cosecha de cereales y leguminosas solía ser calculada en la misma era, utilizando medidas de capacidad para áridos, como la cuartilla, especie de cajón en el que cabe la cuarta parte de una fanega y tiene forma de trapecio.
Relacionado con ella está la media fanega y la fanega: también el celemín y medio celemín.
Era costumbre medir las legumbres con colmo, o pesar los productos ((corridos» (la balanza o romana marca más de lo debido por el pilón): cantidad que cabe en la vasija hasta que se vierte o derrama; en cambio, los cereales se miden rasos: después de llena la cuartilla se pasa el rasero rozando los bordes de la misma: tal operación es rasar las medidas, pasar o echar el rasero.
El grano es envasado en costales, recipiente de tejido para transportar el grano de la era a la troje o cámara (en algunas zonas de la provincia es una medida de capacidad equivalente a fanega y media o siete cuartillas.
También los hay de dos fanegas o sacos, que eran cargados en un carro para ser posteriormente almacenados o conservados en el granero. sohrao, doblao, cámara, silo, troje o atroje, que alude al edificio o parte del mismo; a esta labor se le dice encerrar el grano.
Esta misma operación o carguío se realiza con la paja: los carros para que esta no se cayese revestían sus laterales de esteras de esparto, además de ayudarse de artilugios para una mayor capacidad de la carga como estancas supletorias y redes en sus extremos; pero el más curioso en la zona suroriental de la provincia de Toledo es el miriñaque entramado y bastidor supletorio de madera que sirve para ensanchar o ampliar la caja del carro que transporta paja o mies.
Son explicaciones inútiles a fenómenos naturales, de modo sencillo; pero no por ello menos poéticas.
Arrecia la tormenta, y se tienen que proteger los limpiadores de la piedra (granizo), rayos y centellas.
Al rato escampa y sale el Arco Iris, como cumplimiento de que nunca más habrá un diluvio universal: «Cuando llueve y hace sol, sale el arco del Señor".
Para la última operación de limpia se servían de palas de madera: palear para quitar las últimas pajas; también utilizaban cribas, zarandas o barandas, harneros y cedazos, con las que cribaban (quitar los tascones) o harnereahan (quitar la tierra), cada uno de ellos con distinto espesor en su entramado.
Tradicionalmente, la cosecha de cereales y leguminosas solía ser calculada en la misma era, utilizando medidas de capacidad para áridos, como la cuartilla, especie de cajón en el que cabe la cuarta parte de una fanega y tiene forma de trapecio.
Relacionado con ella está la media fanega y la fanega: también el celemín y medio celemín.
Era costumbre medir las legumbres con colmo, o pesar los productos ((corridos» (la balanza o romana marca más de lo debido por el pilón): cantidad que cabe en la vasija hasta que se vierte o derrama; en cambio, los cereales se miden rasos: después de llena la cuartilla se pasa el rasero rozando los bordes de la misma: tal operación es rasar las medidas, pasar o echar el rasero.
El grano es envasado en costales, recipiente de tejido para transportar el grano de la era a la troje o cámara (en algunas zonas de la provincia es una medida de capacidad equivalente a fanega y media o siete cuartillas.
También los hay de dos fanegas o sacos, que eran cargados en un carro para ser posteriormente almacenados o conservados en el granero. sohrao, doblao, cámara, silo, troje o atroje, que alude al edificio o parte del mismo; a esta labor se le dice encerrar el grano.
Esta misma operación o carguío se realiza con la paja: los carros para que esta no se cayese revestían sus laterales de esteras de esparto, además de ayudarse de artilugios para una mayor capacidad de la carga como estancas supletorias y redes en sus extremos; pero el más curioso en la zona suroriental de la provincia de Toledo es el miriñaque entramado y bastidor supletorio de madera que sirve para ensanchar o ampliar la caja del carro que transporta paja o mies.
EL ACARREO
Sonaban lentos y acompasados los cencerros, de gruesa capa de hierro con la junta remachada, que colgaban, mediante un gran collar de duro cuello rígido y potente de aquellos bueyes uncidos.
El auténtico yugo diferente deluhio o lubio de costillas unía su testuz a la viga del carro mediante una maraña de correas (correo) que ataban a los cuernos.
Lentos y acompasados sonaban los zumbas, porque en su caminar no había prisas, y destacaban en el silencio de los campos, cuyo conductor marchaba delante de la yunta.
Llevaba una larga vara de fresno (la llamadera ) sobre el hombro que servía de guía para marcar el cambio que debían seguir los animales. En otras zonas para acarreo se utiliza el carro de lanza, pértiga o pértigo, o el carro de varas del que tiraban dos o tres mulas (la reata), guiadas por un burro al que llamaban perico; este carruaje tenia un doble fondo enganchado a la escalera o caja con cadenas que decian bolsas .
El viaje hasta el pueblo, a veces, era largo. Esto hacía que al gañán, que conducía el carro, le entrara soí1arrera por el chapetear, sonido que produce el carro bien nivelado.
Pero esa monotonía, algunas ocasiones, era rota a causa de un volcazo o vuelco del carro producido por el desnivel de tierra hormazo, lo que hacía que cediesen las acarreaderas: sogas largas con las que atan las cargas, y la soga del colmo, además del ruedo o red de esparto,
Solventada la adversidad, una vez que aprieta o tensa más fuerte con el torno las sogas, que ajustan la carga, el carretero continúa su camino tarareando en su aburrimiento algunas coplillas aprendidas de sus abuelos:
El auténtico yugo diferente deluhio o lubio de costillas unía su testuz a la viga del carro mediante una maraña de correas (correo) que ataban a los cuernos.
Lentos y acompasados sonaban los zumbas, porque en su caminar no había prisas, y destacaban en el silencio de los campos, cuyo conductor marchaba delante de la yunta.
Llevaba una larga vara de fresno (la llamadera ) sobre el hombro que servía de guía para marcar el cambio que debían seguir los animales. En otras zonas para acarreo se utiliza el carro de lanza, pértiga o pértigo, o el carro de varas del que tiraban dos o tres mulas (la reata), guiadas por un burro al que llamaban perico; este carruaje tenia un doble fondo enganchado a la escalera o caja con cadenas que decian bolsas .
El viaje hasta el pueblo, a veces, era largo. Esto hacía que al gañán, que conducía el carro, le entrara soí1arrera por el chapetear, sonido que produce el carro bien nivelado.
Pero esa monotonía, algunas ocasiones, era rota a causa de un volcazo o vuelco del carro producido por el desnivel de tierra hormazo, lo que hacía que cediesen las acarreaderas: sogas largas con las que atan las cargas, y la soga del colmo, además del ruedo o red de esparto,
Solventada la adversidad, una vez que aprieta o tensa más fuerte con el torno las sogas, que ajustan la carga, el carretero continúa su camino tarareando en su aburrimiento algunas coplillas aprendidas de sus abuelos:
Después de coger fuerzas echan de mano; se disponen a entrar, meter o encumbrar la paja en el pajar; antes de ello es descargada con la bielda, hierla, bierna, bienda, bielna, bielga y trasportada hasta el boquerón, boquera, aventadero o piquera (agujero por el que se mete la paja), ayudándose de angaripolas, angarillas o parihuelas, redes o esteras; otras veces se servía de haldas, hardas o sacas, además de mantas o lenzones de las aceitunas y de canastas y vagas.
Posterionnente era almacenada y encumhrada hasta el techo del pajar, donde había un agujero o claraboya en el tejado, que pennitía pasar la luz solar.
https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/03/files_temastoledanos_101.%20Estudio%20del%20habla%20de%20Toledo,%20por%20Juan%20Manuel%20Sanchez%20Miguel.pdf
Posterionnente era almacenada y encumhrada hasta el techo del pajar, donde había un agujero o claraboya en el tejado, que pennitía pasar la luz solar.
https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/03/files_temastoledanos_101.%20Estudio%20del%20habla%20de%20Toledo,%20por%20Juan%20Manuel%20Sanchez%20Miguel.pdf
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