sábado, 11 de abril de 2020

Influencia Arabe en el Habla de Toledo

Influencia de la Literatura Árabe en EuropaLA INFLUENCIA ÁRABE 

Toledo es una de las provincias en que los musulmanes estuvieron afincados más tiempo.

Cuando en el siglo XI irrumpieron los cristianos por las puertas de Guadarrama y alcanzaron Toledo, al entrar, hallaron una cultura floreciente que tenía por base la antigua tradición hispano-romana conservada por los mozárabes (en multitud de aspectos religiosos, lingüísticos y jurídicos) y las aportaciones de los árabes.

En nuestra provincia el sello más cercano de la vida isl~mica -ya que eran grandes agricultores y hortelanos- se encuentra en las huertas de regadío, que están en los alrededores de los pueblos. 

Pues bien, la base de la existencia de semejantes huertas es muchas veces una máquina introducida en España por los árabes: la noria. que movida mediante un varal por el burro, saca el agua ::arca (azul clara o lechosa) del pozo por medio de los arc{!duces «cangilones)} o «tarros de barrO}} (el pueblo los denomina muchas veces arcaduces), que van a la alberca, repartiéndose después porel alberqui/lo, para regar los alizares o alUares (arriate), los albérchigos (especie de melocotón), los albaricoques y la alverjana o ave.janca (guisante silvestre), que son labrados y escardados con los W110C(!!res o almocafres (escardillos). 

Aunque en Talavera y en otras zonas limítrofes a los ríos riegan a través de las acequias. Los hortelanos (se conserva todavía el dicho: « Hortelano ni rico ni sano, ni buen cristianm,) hacían aUares (lamentos, ayes) cuando caía una algará (chaparrón fuerte de granizo o nieve) sobre sus campos, al ir a su huerta con el avío o comida que llevaban bien en las alfórjas (talega de cuero con dos bolsas), bien en la aUaha o zurrón.





 Estos para calmar la sed se llevaban el zaque. Este término ya nos lo define nuestro paisano Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua Castellana o E,\pañola, obra de principios de siglo XVII, de la siguiente manera:

« El odre pequeño de cuero en que trajinan agua o vino, y como decimos del que está borracho, que esta hecho un cuero, se dice en el reino de Toledo que esta hecho un zaque, que significa lo mismo,,; también cargaba con la aliara o liara (cuerno de toro que contiene el aceite y el vinagre para el gazpacho). 

Igualmente se acompañaba de un burro, ataviado conjáquima (cabezada de cordel, que suple al cabestro), la larre o ataharre (banda de cuero, lona o esparto que pasa por la parte trasera de las caballerías para impedir que la albarda se corra o mueva hacia adelante) y albarda o montura rústica.

A VUELTAS CON LO ÁRABE EN TOLEDO 

La huella árabe es harto significativa y patente en la provincia de Toledo: desde los humildes sistemas de riego hasta las espléndidas a::udas o ruedas hidráulicas (de las que tenemos abundante documentación desde la edad medieval). que sacaban el agua movidas por el mismo impulso, para regar la vegas y hUfirtas. 

Puede decirse que casi todos los campos de la actividad humana cuentan en elléxieo toledano con arabismos: profesiones, construcción, herramientas, indumentaria, recetas culinarias, pesa y medidas, recipientes, etc. 

El labrador vestido con los ::ahones, zajones, o ::w!jones (delanteras, especie de mandil que se ata al muslo), zamarra o zamarro (chaquetilla de piel sobada, sin mangas) y zarrias (cuero con agujeros atados alrededor del pie con varias correas, y que sirve de calzado), va pausadamente al campo para observar cómo los trigales están en zurrón o enzurronado (trigo a punto de espigar) y a su paso sonvé por encima los ah'ores (colina o elevación del terreno en forma alargada) el revoloteo de la ::umaya (autillo o ave de paso) y el alcotán (ave de rapiña); después se acerca a la casa de labranza, junto a la que se encuentran las zahúrdas, zajurdas o chajurdas (pocilgas de cerdos). 

Sale por la suerle contabilizando mentalmente lasfanegas (medida de superficie o de capacidad para áridos equivalente a cuatro cuartillas), los cahíces (doce fanegas) y los ce!eminl!s (cuarta parte de la cuartilla) 

A continuación va a dar una vuelta a la viña en la que observa las uvas alarije (clase de uvas blancas y pequeñas); mientras preparaba la albanega (red de cazar conejos), se levanta un viento que hace zutear (moverse) las ramas de los árboles, vuelve la vista y se encuentra a su perro muerto que ha sido envenenado con la zw-aza o comida envenenada que se les da a los animales.

De pronto, siente sed y se va a beber al zumallo o manantial, donde se estaban zamarreando un rabadán (mayoral) y un zagal o zagalón (categoría del pastoreo de inferior condición encomendada a unjóven). El agua :::arca fluye hasta llegar a un lugar pantanoso donde se acumula el agua cuando llueve o zumajal, junto a éste crece un campo de zumaque (planta en forma de arbusto empleada para la curtición, aunque también se denomina así a la corteza de la encina, mesto, quejigo). Mientras que espera que caiga en la red algún gazapo, prepara una almiara o hacina de hierba.

Por la tarde. ya cansado regresa a su casa, llama a la puerta con la aldaba (llamador),abren y entra por el zaguán donde cuelga la chaqueta en una alcayata o escarpia. y se encuentra con una zalagarda (alboroto) o algarabía entre su zaraza (mujer desenvuelta y agradable) mujer, una vieja alcandara (alcahueta) y un zarrio (hombre tosco, de mal gusto). Pone paz y se dirige a colgar la caza en laalcandara (usada también para colgar prendas).

Cuenta a su mujer que durante el día ha traído un :::acaneo o azacaneo (acción de trabajar con afán). Aunque este oficio no existe ya en nuestra capital he tenido a bien el traer un cuadro real de este oficio que nos lo da nuestro paisano Sebastián de Cobarrubias; según éste, «azacán» es el que trae o administra el agua. Nombre arábigo usado en la ciudad de Toledo, adonde comúnmente los aguadores son gavachos, y se hacen muy ricos con un solo jumento o dos.

 Por estar la ciudad en alto y no haber fuentes, es necesario subirlo del río (¡Qué tiempos en que nuestro Tajo era potable y, según lo poetas, llevaban pepitas de oro en sus arenas!). así para beeer de ordinario como para henchir los aljibes, y cuando vuelven éstos a su tierra embastados los remiendos de sus capas gasconas, con escudos, dicen de los toledanos:

 «Es suya el agua, y vendémasela nos)~, y ellos podrán también decir: Aquam nastram pecunia bibimu.m. Siente gazuza, y la señora se dispone a prepararle la comida: abre la alacena o lacena (especie de armario) de donde saca la alcuza (vasija, generalmente de hojalata y de fonna cónica, en que se tiene el aceite para uso diario), que días antes habían sacado de la zaji'a (recipiente para guardar arrobas de aceite, equivalente a dieciséis litros), la albarza (escudilla tosca y grande de barro) cl alajú o lajú (dulce navideño formado con la mezcla de almendras o nueces, miga de pan, azúcar y miel), el alfajor (dulce parecido al anterior y las alcomenías (este nombre es particular del reino de Toledo, con el cual nombran todo género de semillas que entre año se gastan para los. guisados y otras cosas, como son anís, mostaza, alcaravea, cañamones, etc. 

Y porque se venden, según Covarrubias, «los cominos también, de que los moros usaban más de ordinario en sus cazuelas y guisados, dieron por nombre a esta feria, en Toledo comenía, del comino, hoy día se llaman alcomenÍas. Véndense en la calle, junto a la iglesia mayor de la Santa Iglesia de Toledo, desde la esquina de las casas del Deán, hasta la calle que baja a la triperían). 

En ella se encuentra igualmente el aguardiente que ha siso destilado en el alambique o alquitara. En la casa igualmente podemos encontrar el almohadón, la zalea (cuero de oveja o carnero curtido de modo que conserve la lana o para preservarla de la humedad o del frío los cántaros que ha fabricado el alfarero cacharrero en el a{far(taller de alfarero). 

Al mismo tiempo encontramos el almire::. o almidez que se encuentra colocado en el almirecero y las alhardas fabricadas por el albardero y talahardero. 

El labrador, recogida la cosecha, lleva los frutos al molino o molineta; allí parte lo vendía, parte lo molía para él o los animales, por lo que pagaba la maquila (pago en grano para el molinero); era pesado en arrobas (once kilos y quinientos dos gramos), adarmes (medida de peso equivalente a tres tormines), y lamines (tres granos que equivalen a seiscientos granos).

 Si eran aceitunas, se llevaban a la almazara O molino, cuyo tejado era sostenido por las a{fa,pa (puntal que sostiene la viga, el techo o comienzo de un arco), allí se molturaban con el a(farje (piedra baja del molino de aceite), y salía a un liquido de deshecho al que llaman alperchín, alpechín o también pechín que corría por el albañal (hueco en la parte inferior de la pared por donde sale el agua).

 Vendido el género, parte de las ganancias las guardaba en la alcancía o hucha; otra parte se lo llevaban en género y lo medían con a::arcones (medida y recipiente para el trasiego del aceite) y azumbres (cuatro cuartillos que equivalen a dos litros). Luego los campesinos se iban de alboroque (celebración, juerga) y de zahora (comilona o merienda de amigos en que estaban presentes la bulla y zambra).


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