miércoles, 17 de junio de 2020

Medicina Popular en el Reino de Toledo: el Poder Curativo de las Hierbas

El saber obstétrico y ginecológico de las mujeres curanderas y de ...Del poder curativo de las hierbas y el agua 

Entre el curanderismo popular ocupó un lugar preferente, como remedio para aliviar ciertas dolencias, el uso de las plantas y el agua, acompañado a veces con un componente seductor con el fin de apoyar el tratamiento y su eficacia real. 

Aunque en la antigüedad se pensó que la mayoría de las hierbas tenían propiedades e interés curativo, lo cierto es que esta condición la tienen sólo aquéllas con las que se ha experimentado con éxito. 

Poco a poco se han ido olvidando las propiedades milagrosas o extraordinarias de las plantas, en razón de su forma, por algunas semejanzas con órganos humanos, etc. 

Sus virtudes sólo se pueden explicar por la presencia de ciertos compuestos químicos que son los principios activos, como los alcaloides, glucósidos, esencias, ácidos, resinas, mucílagos, grasas ... , unas con más y otras con menos energías o espíritu curativo, que se acumulan o localizan en las diferentes partes de la planta y que todo sanador debe conocer. 

En las terapias toledanas del siglo XVIII encontramos hierbas y tratamientos hidroterápicos que se emplearon, junto con otros remedios más o menos agresivos, tanto por los médicos como por los curanderos, para aliviar las enfermedades más comunes que se daban en nuestra geografía, como «tercianas}) o «calenturas catarrales}), los «males de costadm), «fluxiones a las muelas}), «tabardillos}}, dolores articulares, carbuncos, hidropesias, «garrotillos~>, «perlesias», «alferecias», flatos ... 





Haciendo un recorrido por la geografía de nuestra provincia recogiendo los medios más usuales para las enfermedades reseñadas, y tomando como muestra lo más singular de algunos pueblos, según el informe emitido por los párrocos en las contestaciones solicitadas por el arzobispado de Toledo en el último cuarto del siglo XVIll, hemos de anotar los siguientes apuntes, cuando encontramos en los remedios terapéuticos alguna particularidad: Aldeanueva de San Bartolomé: Existe una fuente con aguas medicinales que llaman «ferrumbosas». 

Persistió hasta entrado el presente siglo una especie de balneario donde acudían los afectados de dolores reumáticos y articulares. 

Más tarde el edificio desapareció y no quedó sino la fuente protegida por un brocal y tejadillo. 

Cabañas de Yepes: Las aguas de las fuentes Nueva y Vieja son «muy especiales y medicinales como confiesan y dicen los médicos y cirujanos ... ». 

Gran Enciclopedia de Navarra | CURANDEROCasar de Talavera: Se dice que hay una fuente llamada de la Mora en la falda del cerro de la atalaya, cuyo agua «es diurética y muy medicinal principalmente para poner en movimiento la orina y también el vientre ... continuamente se están llevando ete agua a todas partes y principalmente a Talavera ... El señor Infante mandó estos días que le /levasen una carga». 

Caudilla: De una fuente inmediata al camino de Magueda se aprovechaba el agua para no engordar: «No permite la grosura en quien se acostumbra a el/as». 

Ciruelos: El agua de la fuente de Valderretama se tomaba como medicinal para personas «achacosas de varias dolencias interiores»,

 Espinoso del Rey: Una fuente llamada «Xerumbrienta», cuyas aguas curaban las obstrucciones, dolores de estómago (abrían las ganas de comer), la hidrope si a, el mal de orina y otros achaques, fue famosa por el estudio que se hizo de sus aguas en el siglo XVlII y los tratamientos hidroterápicos recogidos en una órbita impresa en 1789, escrita por Paz Rodríguez, farmacéutico talaverano, titulada «Disertación de las aguas de la villa de Espinoso del Rey». 

Hontanar: En la calle del Venero hay una fuente cuyas aguas dicen curar los males del estómago.

Illescas: El agua de la fuente de Alama Blanco, que está al poniente de la villa, «es medicinal para flatos y obstrucciones .. ,». 

Marjaliza: Dos fuentes, la de Hediondo y la Becerra, tenían propiedades para curar obstrucciones, «bebiéndolas a todo pasto», Pero las aguas de la fuente de la Pontidueña surtían buen efecto «contra la sordera o impedimento de los okios»,

 Méntrida: Curan las tercianas con «sal de la higuera», El origen de esta enfermedad lo atribuye el señor Cura al «exceso de comer higos, pepinos, melones, que lo hacen muy bien, como los hay de sobra y mucho desgobierno en no comer a la hora que debieran, pues se advierte que quien bien se rige, tiene salud», He aquí un clérigo del siglo XVIII preocupado no sólo por la salud espiritual de sus feligreses.

 Monlearagón: Sólo hay dos pozos del común, las aguas «de uno sirven para beber los racionales y el otro para los irracionales», El agua era ordinaria, pero es curiosa la apreciación. 

Navahermosa: «En sus montes hay tal número de hierbas medicinales que los boticarios, siguiendo a los naturales, suelen buscar para sus establecimientos», Las más usuales son la verbena, peonia, escorzonera, centáura mayor y menor y otra que llaman «yerba para detener el flujo de la sangre de las heridas».

 Existen también unas «matas de monte que dicen carquesas que echa unas flores pajizas y semiblancas y aseguran que sus ramas cociéndose en agua, aplicándose y dándose con el agua baños, se curan los dolores y afecciones reumáticas»,

 Los Navalmorales: En el término de este pueblo se daban numerosas hierbas medicinales, reseñando entre ellas el ajenjo, culantrillo, altea, amaranto, artemisa, apio, «betronica», «lengua de buey», «berza perruna), polipodio, tormentilla, carquesa, cardo de María, centaura mayor y menor, celidonia, cicuta, consuelda, malva, manzanilla, diente de león, adormidera, acedera, borraja, cantueso, violeta, yerbabuena, sándalo, pericón, cardiaca, lamparo, agrimonia, etc., etc. 

Los Navalucillos: Dice el informante que «de yerbas extraordinarias ... podrla surtirse una botica sin tener que gastar maraved(es en sus c,ompras». Se encuentran en sus montes la zarzaparrilla, raíces de escorzonera y duélamo. 

Noblejas: Sólo dicen que el agua de la Fuente Santa es muy delgada, «de modo que suaviza el garbanzo por duro que sem>. 

Algo es algo. Nombela: Un erudito botánico, cura de la parroquia, plantó tres árboles que llaman «agnocastro», cuyas ramas restregadas en los frutales «han experimentado tener virtud para quitar la oruga ... ». 

Orgaz: El cura de Orgaz, autor de la contestación al interrogatorio de Lorenzana, se pronuncia contra la abusiva práctica de las sangrías indiscriminadas, diciendo que éste «es un bello y admirable modo de curar matando muchos enfermos ... ».

 Pone el ejemplo del carbunco, enfermedad que los médicos remediaban con sangrías, lo que llevaba al enfermo a las puertas de la muerte o fallecía. Sugiere un tratamiento alternativo que ofrece un vecino de Los Yébenes, oriundo de Orgaz, que fue médico en Argel, que es aplicar un «grano de Solimam sobre el carbunco durante veinticuatro horas, tratamiento que había sanado a muchos enfermos. 

Pelahustán: Dice don Servando Fernández, cura del pueblo en 1782, que goza de buen clima y que sus habitantes están sanos ya sea «porque no hay médico o por las aguas tan cristalinas ... que hacen poco estrago las enfermedades». La fama de los médicos de la época se pone en evidencia. 

H.'/I;no: Las tercianas se curaban en este pueblo con un agua, producto de la cocción de cardo santo, centáura, achicoria, grama y «corregüela». Tomándose un vaso por la mañana y otro por la tarde. 




Rielves: Las aguas de una fuente junto al arroyo, dicen tener propiedades contra «el mal de la piedra». 

Robledo del Mazo: Contra las enfermedades más comunes como los dolores «pleuríticos», cólicos y tercianas, luchan los naturales con, en Villafranca de los Caballeros, con aguas sulfato-magnésicas recomendables para la piel. Los baños de «La Pólvora», en El Real de San Vicente, recomendados para afecciones renales, ciáticas y reúmas. 

Los de Robledillo, en San Pablo de los Montes, cuyas aguas son buen remedio contra los dolores de cabeza, el reúma y enfermedades cutáneas.

 «Fuente de Oro», en La Nava de Ricomalillo, de aguas «férricas>, con propiedades ginecológicas y contra las enfermedades de la piel.

Es curioso un recetario manuscrito, procedente del archivo de don Miguel Méndez, depositado en el Municipal de Talavera de la Reina, en el que su anónimo autor, de finales del siglo XVIII o principios del XIX, enumera una serie de remedios de utilidad doméstica tomados de la medicina tradicional popular. 

En él encontramos que para matar las chinches aconseja una mezcla de aceite, azufre y vino picado, aplicándolo en los lugares donde anidan. 

Otra dice mezclar pez derretida con zumo de cohombros o pepinos amargos que hacen el mismo efecto. 

Para disimular las heridas cicatrizadas dice utilizar la jara un poco verde y resinosa que, untada con vino, «disminuye su fealdad». Los sabañones se curan, según este recetario, con higos quemados y mezclados con cerdo (?). Para teñir los cabellos de negro se hace una maceración de agallas de roble en vinagre con agua. 

También las hojas de morera cocidas con agua llovida o las hojas de vid y de higuera negra producen igual efecto. 

Tampoco falta la receta contra la caída del pelo, que utiliza el despojo de vlbora pulverizado y ajo mezclado con aceite «laurinm), puesto sobre la cabeza. Otra curiosa sobre el mismo utiliza la cabeza de liebre quemada y ajo, aplicado con unto de oso y vinagre. 

Las mordeduras de víbora dice el cuaderno que se curan, con cuajo de liebre dado a beber con vinagre. "El mismo cuajo dado a beber tres d[as después de parto hace en adelante ser la mujer estéril». 

Los mismos efectos producen un salmonete «ahogado) en vino y dado a beber. Otro método anticonceptivo se aplicaba con hierbabuena «metido en la natura de la mujer un poco antes que se junte con el varón», según el manuscrito. 

Para acrecentar la leche de la mujer se debían quemar las «uñas delanteras de la baca», mezclar un líquido (no dice cuál) y beber

. «Los salvados hervidos con el cocimiento de ruda relaxan las tetas endurecidas después del parto. Sirve también para los tortijones de vientre». Una receta para el mal de orina aconseja freír hojas de puerro con aceite de alacrán y aplicado caliente a la vejiga en forma de emplasto. 

Las hemorroides las curaban con flor de poleo mezclada con tuétano de ternera. Para la mordedura de un perro rabioso se aplicaba un emplasto de hoja de toronjil, además de beberlas con vino. La dentadura se endurecía masticando hojas de zarza. 

ara fortalecer la naturaleza debilitada recomienda buenos alimentos con especias finas y un bálsamo mezclando ceniza de «estelióo», aceite de corazoncillo, yerbas de San Juan y «gato de algalia». Con este ungüento debían frotarse los riñones y el dedo gordo del pie izquierdo «una ora antes de obrar».

Recetas de las que nadie conoce hoy las consecuencias de su aplicación y efectos en el organismo, ya que el anónimo autor no realiza comentario alguno sobre ello y por lo tanto deben tomarse como una simple curiosidad supersticiosa. 

Lo que nos queda 

De estas situaciones tradicionales partieron, como ocurrió en diferentes ramas de la medicina al abandonar todo vestigio mágico o supersticioso, nuevos campos terapéuticos después de los consiguientes procesos de análisis y experimentación. Apareció el naturismo y los naturópatas, sus aplicaciones fitoterapéuticas, hidroterapéuticas, etc., con la seriedad y rigor académico propio de cualquier especialidad. 

Por otro camino discurrió el curanderismo rural, emigrante a zonas urbanas donde llevó sus conocimientos, asentándose en los grandes cinturones industriales, manteniendo en ellos sus prácticas. 

Hijos de aquél, más o menos evolucionados, son una nueva clase de curanderos más sofisticados en sus ofertas terapéuticas, con influencias orientalizantes y nuevas tecnologías. 

Existen otros grupos que buscan caminos por el esoterismo, algo así como la actualización de la magia, donde abundan las llamadas doctrinas secretas, paraciencias, astrología, espiritismo ... , a cuya sombra vive el correspondiente comercio donde venden desde el sello del rey Salomón hasta un método para comunica,se con las plantas, pasando por todo tipo de amuletos, talismanes, amplia bibliografía, «tecnología», estudios alquímicos ... 

De la magia negra apenas tenemos noticias. No hace mucho una revista publicaba que un experto del Vaticano había afirmado la existencia en Toledo de un «papa negro» y otro en Turín, relacionados con centros satanistas, que se auto invisten y proceden del campo del ocultismo. 

Lo que el experto apunta con esta afirmación es la posibilidad de que existan no dos, sino doscientos «papas negros». Pero es una curiosidad folklórica del ambiente creado en torno a la magia negra en Toledo y alguno de sus extremos episódicos que apenas trascienden. 

El mismo informante asegura que no sólo es Toledo la ciudad que puede tener influencias misteriosas o de ritos relacionados con estas creencias, sino que sin afirmarlo rotundamente asegura que otras poblaciones consideradas como focos de curanderismo también mantienen un hálito misterioso, especialmente aquéllas que tuvieron resonancias templarias o episodios históricos relacionados con ciertos procesos inquisitoriales por brujería, hechicería o curanderismo. 

Clasificando Illescas y Carranque como de primer grado, Orgaz de segundo; Torrijas, Caudilla y Val de Santo Domingo, de tercero; Cebolla y Malpica, de cuarto, y San Martín de Montalbán, Navahermosa, Talavera, Oropesa y Real de San Vicente, de quinto. 

A decir verdad en estos pueblos apenas existe conciencia de su pretendida tradición ocultista. Es cierto que en algunos, aún hoy, el curanderismo psíquico o espiritual es tomado como algo común, con más o menos incidencia en la población, sin otro tipo de trascendencia ni pretensibn. El experto del Vaticano ha leído mucha literatura y realizado poco trabajo de campo. 




Pero aquí está el testimonio actual de la preocupación por estos temas. Sobre los curanderos actuales en la provincia de Toledo existe poca bibliografía, aunque hay referencias en algunos directorios dedicadas a estos «profesionales», sin coincidir numéricamente con otros estudios recientes, cuyo censo sería pretencioso intentar ya que la desconfianza u otros condicionamientos sociales impiden realizar un catálogo que refleje la verdadera dimensión de este fenómeno en nuestra provincia. 

Mientras unos aportan hasta trece nombres de curanderos y curanderas, los hay que lo elevan a veintisiete, contabilizando videntes, componedores de huesos y luxaciones, más los que emplean las hierbas y emplastos diversos para curar. Sin embargo si incrementásemos las saludadoras, los «especialistas)) en verrugas, «sobos)), etc., ascenderían a cerca de un centenar. 

Los métodos que emplean están rela.cionados con el uso de hierbas, aguas milagrosas, fotos, estampas, cartas, aceite yagua, pomadas y ungüentos con fórmulas personales, imposición de manos, pastas o galletas y leche, masajes, oraciones, ajo, pólvora, tinta y vinagre, exhorcismos, alcohol de romero, sal y vinagre ... 

Algunas «consultas)) utilizan un contestador automático para atender todas las llamadas e incluso curan por teléfono y no extraña ver filas de pacientes esperando ante la puerta de algunos famosos curanderos toledanos, guardando turno con la esperanza de encontrar remedio para la salud. 

Especialistas en huesos los encontramos en Sonseca, Bargas, Almonacid, Talavera de la Reina, Añover de Tajo, Ventas con Peña Aguilera, Castillo de Bayuela, La Puebla de Montabán, Carpio de Tajo, Campillo de la Jara ... Curan herpes en Polán, hepatitis en Puente del Arzobispo, el «cáncer exterioD) una curandera de Talavera de la Reina.

Los que eliminan verrugas son un nutrido grupo muy repartido por la geografía provincial. De igual modo ocurre con las saludadoras que curan el mal de ojo, cuyo número es difícil de precisar. En curar jaquecas existe un «especialista)) en Dosbarrios. 

Incluso no falta quien asegura curar el sida en Talavera de la Reina.



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