domingo, 19 de septiembre de 2021

En Ruta por el Románico de la Montaña Palentina(I): De Aguilar de Campoo a Barrio de Santa Maria

Ermita de Santa Cecelia y Castillo en Agular de Campoo, Palencia

Iglesia de San Esteban , Lomilla

Monasterio de Santa Maria de Mave, Palencia

Claustro del Monasterio de San Andrés del Arroyo

Iglesia de San Juan Bautista, Moarves de Ojerda

Monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos,Olmos de Ojeda

Vallespinoso de Aguilar, Ermita de Santa Cecilia

El Románico es el arte de la formación de Castilla y en el proceso de formación del arte en estas tierras se advierte un impulso de armonización de factores muy dispares: aquí concurren las dos fuerzas que operaban en la formación del pueblo castellano pues lo cristiano y lo europeo iban a prestar la estructura fundamental del estilo.

En las tierras norte-occidentales de la Castilla histórica, domina el románico de tipo más universal, un arte que nace en el siglo XI pero muy marcado por influencias netamente peninsulares ya que no puede explicarse su existencia sin los precedentes de la arquitectura mozárabe, visigótica y asturiana. 


Indice:

  1. Algo de Historia
  2. Características Generales del Románico Palentino
  3. Croquis de la Primera Parte de Nuestra Ruta
  4. Como llegar a Aguilar de Campoo
  5. Aguilar de Campoo
  6. Comer en Aguilar de Campoo
  7. Senderismo en Aguilar de Campoo
  8. Lomilla
  9. Monasterio Benedictino de Santa Maria de Mave
  10. Comer en Mave
  11. Becerril del Carpio
  12. Monasterio de San Andrés de Arroyo, Santibañez de Ecla
  13. Iglesia de San Juan Bautista, Moarves de Ojeda
  14. Monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos. Olmos de Ojeda
  15. En Perazancas, Ermita de San Pelayo
  16. Ermita de Santa Cecilia, Vallespinoso de Aguilar
  17. Ermita de Santa Eulalia, Barrio de Santa Maria
  18. Otras Rutas Cercanas

1. Algo de Historia

Entre los años 850 y 911, el reino astur –el núcleo cristiano más importante del norte peninsular- dará el estirón territorial que le permitirá traspasar la Cordillera Cantábrica y llegar al Duero, sentando las bases de la repoblación de la cuenca de este río y acuñando los fundamentos de las dos entidades políticas que se distribuirán su territorio: León y Castilla.

Este avance espectacular se debió tanto a la consolidación del reino en el área montañosa como a la presión demográfica. La repoblación de estos territorios fue dirigida por la monarquía y la nobleza que, apoyándose muchas veces en la fundación de monasterios, pudo crear focos de colonización y explotación agraria. 

Como los grandes beneficiarios fueron precisamente los nobles y algunos monasterios, se constituyeron grandes patrimonios sobre todo en el área gallego-portuguesa mientras que en las regiones más orientales de León y Castilla la repoblación oficial y la de los grandes señores alternó con la apropiación territorial por parte de individuos y familias procedentes del área cántabra o vascona.

La tierra era la base de la producción y de las relaciones sociales pero el desarrollo de nuevos núcleos de poblamiento, las ciudades, intensificó la producción artesanal y el creciente intercambio de productos. La producción agraria se basaba en el cultivo de los cereales –trigo, cebada, centeno y mijo- y el viñedo que se utilizaba tanto para la fabricación de vino como para las necesidades litúrgicas.

 Las actividades de tipo ganadero tuvieron en Castilla y León, desde fechas muy tempranas, una gran importancia: junto al ganado vacuno destacaba el caballar -imprescindible para la defensa militar frente a los musulmanes- pero el que alcanzó mayor renombre, convirtiendo a Castilla en una potencia de primera fila, fue el ovino.

La vida urbana conoció un despliegue espectacular en los siglos XI al XIII y en este sentido jugó un papel decisivo el camino de peregrinación que conducía a Compostela. 

El interés de los monarcas por garantizar la seguridad en el camino de Santiago, facilitó la afluencia de peregrinos. 

La animación creciente de la ruta alentó a grupos de artesanos y mercaderes, la mayoría de origen extranjero, a establecerse con carácter permanente en diversos puntos del camino buscando protección al amparo de las antiguas civitates de época romana, de fortalezas o de monasterios. 

De esta manera fueron surgiendo diversos burgos que recibían fueros de los poderes públicos y eran centros activos de la industria y del comercio.

Pero el desarrollo de la vida urbana no fue una exclusiva del camino francés pues el renacimiento de las ciudades se observa igualmente en las tierras llanas que se extendían entre el río Duero y la ruta jacobea, ejemplos bien significativos lo constituyen núcleos como Palencia, Valladolid, Osma o Zamora que, a partir del siglo XII se convierten en activas ciudades artesanales y comerciales.

El desarrollo de los burgos tuvo su reflejo, en el plano intelectual, en la creación de la escuelas urbanas situadas por lo general bajo el control episcopal. En Castilla y León florecieron algunas escuelas catedralicias como las de Santiago, Toledo, Palencia o Segovia. 

El paso siguiente consistió en la fundación de universidades: en el año 1212 Alfonso VIII de Castilla fundó en Palencia el primer studium generale que alcanzó gran notoriedad pero, debido a la falta de medios, comenzó a languidecer y en la época de Alfonso X fue trasladado a Valladolid donde consiguió consolidarse.

La corona de Castilla, al igual que los restantes países del occidente de Europa, se vio afectada a partir del siglo XIV por una depresión de considerable importancia: la fatídica trilogía de peste, hambre y guerra produjo sucesivas epidemias de mortandad que redujeron los efectivos de población y una considerable fractura social.

En la Crónica de Fernando IV del año 1301 se llega a afirmar que había muerto el 25% de la población aunque el momento de mayor regresión se alcanzó como consecuencia de la Peste Negra de 1348. En el Becerro de Behetrías, libro que data de 1352 se da cuenta de los diversos núcleos de población deshabitados, sobre todo en el obispado de Palencia, en el que habrían desparecido 88 de un total de 420.

Los historiadores no se ponen muy de acuerdo sobre las causas de este fenómeno pues si bien las epidemias de enfermedad y hambrunas son causa de mucha mortalidad, no hay que perder de vista el trasiego de población en busca de mejores condiciones de vida en tierras más meridionales.

Se denomina Románico a la corriente estilística que se desarrolla en Europa durante dos largas centurias. En España se inicia al superar la primera mitad del siglo XI y se prolonga hasta bien entrado el siglo XIII.

El período que rodeó el cambio del primer milenio vio grandes desplazamientos, invasiones, calamidades de todo tipo y hambruna extrema, circunstancias que sumieron a los europeos de aquella época en el conocido terror milenario: el fin del mundo estaba cerca y el Apocalipsis no tardaría en hacer su aparición.

Pero, superado el año 1.000 ninguna de aquellas catástrofes anunciadas se producían y sí ocurrían cambios en el mundo de las ideas, crecían las poblaciones de los feudos y se reactivaba el comercio. La Iglesia católica se puso al frente de un proceso integrador que abrió las puertas a la colonización de territorios y a la formación de nuevos núcleos de habitantes: las abadías y monasterios se convirtieron en focos impulsores y aceleraron el proceso; los monarcas facilitaron esa labor. El occidente cristiano experimentó, en poco tiempo, una revolución espiritual y material.

La fiebre constructora se adueñó del occidente cristiano. Pronto, condados y obispados humildes emprendieron una increíble campaña constructiva y no tardarían en unírseles los nuevos burgos y hasta las parroquias de aldeas que aspiraban a una iglesia propia.

El arte se puso al servicio de los representantes de Dios tanto en lo divino como en lo humano. Surge el arte románico como una condensación de procesos estilísticos, teológicos, religiosos y morales. Estamos ante el primer arte europeo verdaderamente cristiano que integra en la arquitectura formas escultóricas y pictóricas y que emplea el lenguaje del símbolo para comunicar sentimientos, doctrinas e ideas de la vida.

El primer testimonio románico que descubrimos en Castilla, que es la cripta de la catedral de Palencia –1034- procede de la Cámara Santa de Oviedo y de la cripta de Santa María del Naranco y la segunda fecha, que nos habla de otra influencia distinta de la anterior, es la de la construcción de San Martín de Frómista, en 1066, donde vemos el precedente de pirenaico de la Seo de Jaca.

En el último tercio del siglo XI la actividad constructiva es muy grande y se incrementa durante el siglo XII al convertirse el Camino de Santiago en algo más que una sencilla peregrinación religiosa.

A través de la Ruta, el Románico circulaba en los dos sentidos; la corriente europea llegó a España pero también sabemos que muchas formas españolas, arquitectónicas y decorativas pasaron a Francia. 

La política de europeización y romanización de España se acentuó durante el siglo XII y fueron mayores las influencias extranjeras tanto de Cluny como posteriormente las cistercienses. También a través del Camino pudieron llegar a Castilla mucho elementos orientales y bizantinos.

Sin embargo, el Románico que fue el arte de la formación de Castilla, no fue el arte de la expansión. 

Las influencias francesas fueron muy importantes pero el románico castellano se fue haciendo cada vez más localista y rural.

2. Características Generales del Románico Palentino



 No puede decirse que el románico palentino presente unidad estilística. 

Sin embrago, el románico de tendencia universalista no es la única tendencia que debe considerarse en la provincia. Es suficiente con fijarse en el mapa y observar la prolífica concentración de iglesias del norte palentino, que surgieron a finales del siglo XII bajo la autoridad naciente de los concejos libres que tienen en la espadaña el elemento común que no falta en ninguna de ellas.

Más justo sería hablar de monumentos concretos que de parámetros comunes. En cuanto a las plantas, encontramos de todo tipo siendo las más repetidas las de cruz latina con tres naves y ábsides semicirculares.

Los soportes más repetidos son los pilares cruciformes con columnas adosadas aunque es habitual la semicolumna adosada a los muros perimetrales si la iglesia es de una sola nave. 

En el capítulo de los fustes podemos elegir: los lisos son los predominantes, pero también los hay monolíticos en las portadas o con abundante decoración fantástica. 

Las impostas, cimacios y capiteles son de muchísima riqueza inclinándose por los aderezos barrocos.

Lo que unifica el románico es el arco de medio punto, que es el predominante en los edificios, si bien no faltan los apuntados en las construcciones tardías y lo mismo puede decirse de los vanos, pues los ventanales se unifican por su arco de medio punto, apareciendo arquivoltas y columnillas decoradas entre sus componentes habituales.

Las bóvedas construidas en los siglos XI y XII suelen ser de medio cañón, convirtiéndose en cañón apuntado si avanzamos en la cronología.

Asimismo hay que referirse a las portadas, estructuradas de manera que destaquen del muro de la fachada, tomando forma a través de las arquivoltas que reflejan gran amplitud de motivos y ornamentos escultóricos.

Los frisos con esculturas de Palencia son el prototipo más completo y extraordinario de Europa con la figura del Salvador, rodeado del Tetramorfos y acompañado de un apostolado de cuidada ejecución.


Por último cabe hacer mención de las torres campanario y de las que muestran apariencia defensiva y con planta cuadrada.

EL SIMBOLISMO ROMÁNICO

La población medieval era en su mayor parte iletrada y de alguna forma había que hacer llegar el mensaje de Dios y la doctrina cristiana. Los frisos y sobre todo, los capiteles fueron libros abiertos en los que se relataban escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento. 

Junto a las escenas religiosas, las mitológicas y las escenas de la vida cotidiana de aquellos hombres completan un panorama lleno de simbología que presenta, en general la siguiente iconografía Palencia:

Los Santos y la Santidad:

a) Por flores. Se mantiene así una iconografía fijada en el Arte Paleocristiano y heredada del mundo antiguo, ya que el concepto de lo sacro y la santidad va unido a las flores muchos siglos antes de Cristo, desde el Arte Mesopotámico. 

También por influencia cristiana pasa al Islam. Es muy corriente en el Arte medieval. Las flores, en las arquivoltas de las portadas románicas, son tema muy frecuente. 

b) Por estrellas. Se fija esta iconografía al final del Arte Paleocristiano. En La Sagrada Escritura se afirma que los Santos brillan como estrellas en el cañaveral. Son estrellas las puntas de diamante tan típicas de portadas tardías en el Románico. Aparecen en la provincia de Palencia, por ejemplo en Quintanatello, en Vallespinoso, en Vergaño, en Vertavillo y también aparecen en ventanas como en Brañosera.

c) Por árboles. La palmera es, entre todos los árboles, el símbolo más típico de santidad. Los salmos hablan de los santos como "hojas verdes de árbol frondoso" y alusiones similares son frecuentes, esto hace que se les representen también por hojas y hojas de palma, símbolo de la victoria. Dentro del románico palentino, puede citarse: Vega de Bur, y Valle del Cerrato.

Cristo vencedor del pecado y de la muerte.

a) Sansón a horcajadas sobre el león: Sansón es figura de Cristo que vence al león, que es el Demonio, con su muerte. El Demonio es la síntesis del pecado y de la muerte. Tiene el románico palentino magníficos ejemplos Moarves, Santa Eufemia de Cazuelas, Dehesa de Romanos, Revilla de Santullán, Aguilar de Campoo -en el Museo Arqueológico Nacional-, Vallespinoso de Aguilar y Astudillo. Aparece tanto en los capiteles de la portada como en el arco del triunfo, dándose además el enfrentamiento con el tema demoníaco.

b) El Pantocrátor: Cristo victorioso al final de los siglos. Los mejores ejemplos, en escultura, del románico europeo están en Palencia ya que sobrepuja en belleza a todos el de la Iglesa de Santiago de Carrión de los Condes. Como la manifestación victoriosa de Cristo se une al Juicio, se debía colocar este tema sobre las puertas de las iglesias en que se administraba justicia.

La esperanza y la fe del Justo.

Estas dos virtudes se sintetizan en la figura de Daniel, en el que se cumple el salmo "lo libraré porque esperó en mí". Hay dos variantes en su representación: de pie y sentado. De pie con las manos extendidas orando o con las manos juntas también orando. Todas estas variantes existen en el románico palentino. Aparece en: Villabermudo, Gama, Astudillo, Resoba, Zorita del Páramo y Villanueva de la Torre.

La vida cristiana es lucha contra el mal.

Aparece el hombre cristiano como un guerrero atravesando con su espada o su lanza bien a un león o bien a un dragón. Así puede verse en Revilla de Santullán, Perazancas, Santa. Cecilia de Aguilar, Moarves, Vallespinoso de Aguilar, San Cebrián de Mudá. Este tema enlaza con el concepto de lucha al estilo caballeresco como aparece en Moarves, Santa Cruz de Ribas o Pozancos.

Las almas de los justos.

La representación más generalizada es simbólicamente por palomas. Esta iconografía, aunque es más antigua, se fija en el Arte Paleocristiano. Aparecen, bien alimentándose del árbol de la vida, representación paradisíaca o bien atrapadas por el pecado y el error. Dentro de los abundantes ejemplos con esta temática, sobresalen los capiteles de San Martín de Frómista.

Demonios.

La representación más generalizada es por un ave con patas de caballo, cola de dragón y cabeza humana o de animal. También es muy frecuente su representación por un león; aunque éste a veces puede tener una significación positiva -Cristo, León de Juda-. También se representa al demonio por un dragón y serpiente, aunque tuvieron menos éxito.

La sirena es el símbolo de la tentación y si es de doble cola de la lujuria. Representaciones demoníacas aparecen en Pozancos, Barrio de Santa María, Revilla de Santullán; con forma de león entre otras iglesias en Frómista y Cillamayor y con forma de dragón en Vallespinoso de Aguilar.

Los oficios.

Suelen aparecer unidos a la idea de tiempo o signos del Zodiaco, son muy corrientes para indicar el año y Cristo Señor de los tiempos.

    


Este es el Croquis de la Primera Parte de Nuestra Ruta


          


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