El baño en el mundo islámico era una práctica habitual de gran trascendencia, cuya costumbre influyó, incluso, en otros grupos religiosos y extendiéndose su uso en todo el territorio de la península. Había baños públicos y privados que cubrían la demanda de todos los grupos sociales. El baño, por tanto, se convirtió en un edificio polifuncional, con distintas finalidades: higiénica, religiosa y social.
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