Corría el año de 1905 cuando un ilustre vallisoletano, hijo de militar, D. Benigno de la Vega Inclán, Marqués de; auspiciado por los estudios del gran historiador y profesor del Instituto Libre de Enseñanza, D. Bartolomé Cossío, propuso al arquitecto cántabro, Eladio Laredo, la reconstrucción de, la que por aquel entonces se pensaba que fue, la casa del pintor cretense: El Greco, en la ciudad de Toledo, próxima a la sinagoga de Nuestra Señora de El Tránsito.
Exterior de la Casa Museo de El Greco (desde el patio).
Pero antes de comenzar a desarrollar el post acerca de la “reconstrucción” de la Casa del Greco, es necesario hacer un breve recorrido por los personajes fundamentales que van a protagonizar este post. Todos ellos, esenciales en la historia y los planteamientos teóricos de la restauración en España y que supusieron un cambio de mentalidad en cuanto a la interpretación del patrimonio y la aplicación de nuevas teorías en esta materia, comenzado a desligarse de los planteamientos violletianos y británicos de Ruskin, aunque lentamente.
Casa Museo del Greco (ppos. Siglo XX), nada más terminar su reconstrucción.
Comencemos por D. Manuel Bartolomé Cossío, nació en una pequeña localidad riojana, en Haro, en 1857, falleciendo en Madrid en 1935, a los 78 años. Provenía de una familia adinerada, su padre era juez, hecho que le permitió desarrollar estudios superiores. Ingresó en la ILE (Instituto Libre de Enseñanza), como alumno en 1876, nada más inaugurarse, terminando sus estudios de Filosofía y Letras en 1879.
Posteriormente complementó su actividad académica en diferentes instituciones europeas, pero siembre estuvo vinculado con la ILE, donde se formó en la filosofía krausista que provenía de Alemania.
Sus investigaciones en la Historia del Arte le condujeron a la recuperación de una figura que durante años había quedado relegada a un plano secundario y su obra corría el riesgo de desaparecer. Era la figura del pintor cretense de El Greco, publicando un libro sobre el pintor titulado bajo el mismo nombre: El Greco, en 1908.
Estos estudios despertaron el interés de la clase intelectual española generando un importante movimiento para rescatar del olvido la obra y la figura del pintor afincado en Toledo. También autores extranjeros como el francés Maurice Barrès, llegó a Toledo fascinado por la obra del pintor cretense, publicado en 1911 una obra titulada: El Greco o el secreto de Toledo. Entre los intelectuales que se sintieron atraídos por los estudios realizados por D. Manuel Bartolomé Cossío, se encontraba otro de nuestros protagonistas de este post, D. Benigno de la Vegan Inclán, más conocido por si título nobiliario, el Marqués de la Vega Inclán.
Como se ha indicado al principio de este post, este ilustre vallisoletano, hijo de militar, nació en 1858 y fue educado en el círculo del Rey Alfonso XII, obteniendo por lo tanto una educación “exquisita” , destacando principalmente por su entusiasmo por las letras y el arte. Entre sus profesores destacaron: Carlos Haes, Luis de Madrazo o Manuel Tamayo y Baus.
Su formación académica la compagina entre España y diferentes países de Europa y fuera de Europa, adquiriendo gran interés por los temas sobre la restauración de monumentos y por pintores españoles como Velázquez, Goya y un olvidado pintor llamado El Greco, pintor que despertó su admiración y sus manifiestas intenciones de indagar todo lo posible para conocer la obra y vida de este pintor.
Esta fascinación por el Greco fue el detonante que le llevó a entrar en contacto con el Historiador y Profesor Manuel Bartolomé Cossío, autor de los primeros estudios serios realizados en España sobre el pintor.
De este encuentro se decidió recuperar la memoria de El Greco reconstruyendo su casa y destinándola a Museo que albergaría parte de sus obras las cuales se encontraban en un lamentable estado de conservación y en peligro de desaparecer. La casa del Greco se construiría basándose en los estudios de Bartolomé Cossío bajo el Mecenazgo personal del Marqués de la Vega Inclán y con la dirección del arquitecto Eladio Laredo, nuestro tercer protagonista, del que hablaremos más adelante.
Patio de la Casa Museo del Greco.
La Construcción de la Casa del Greco: Las primeras dificultades o equívocos.
Para construir la Casa del Greco, lo principal era averiguar el lugar donde realmente había vivido el pintor. Los estudios realizados por Cossío apuntaban a que El Greco había habitado en una casa próxima a la sinagoga de El Tránsito, casa de que solo quedaba el solar en ruinas. Este solar era conocido en Toledo como el Palacio del Marqués de Villena, y anteriormente en ese lugar se hallaba el Palacio o Casa del tesorero del Rey Pedro I, el hebreo Samuel ha Leví, que construyó su domicilio adosado a la sinagoga del Tránsito, también mandada construir por él.
Aquí radicó el primer error de concepto, la ubicación certera de la casa o vivienda del Greco, que actualmente se sabe que habitó a escasos metros de donde hoy está “su Casa-Museo” y que fue pasto de un incendio.
El Marqués de la Vega Inclán no tardó en adquirir los terrenos correspondientes al Palacio del Marqués de Villena, los cuales eran considerados como el lugar donde debió vivir y tener su estudio el pintor cretense.
Otra de las dificultades a las que tuvo que hacer frente el Marqués de la Vega Inclán era definir el estilo en que quería reconstruir la Casa del Greco. Para ello se basará en el estilo de los restos arquitectónicos que encuentra en el solar, algunos de los que quedaban en pie, como el patio, pertenecientes al Palacio de Samuel ha Leví, estaban construidos en estilo mudéjar.
Por tanto, y bajo un planteamiento novedoso e historicista, el Marqués de la Vega Inclán toma la decisión de reconstruir e imaginar el conjunto de la Casa en estilo mudéjar, para ello necesita cuidar al máximo todos los detalles al respecto y por tanto requería de la destreza de un arquitecto que supiera interpretar el estilo mudéjar y pudiera recrear el ambiente de una casa-palacio de esa época.
Por tanto, y bajo un planteamiento novedoso e historicista, el Marqués de la Vega Inclán toma la decisión de reconstruir e imaginar el conjunto de la Casa en estilo mudéjar, para ello necesita cuidar al máximo todos los detalles al respecto y por tanto requería de la destreza de un arquitecto que supiera interpretar el estilo mudéjar y pudiera recrear el ambiente de una casa-palacio de esa época.
Grabado de los restos del patio de Samuel ha Leví en la Revista "La ilustración española y americana".
Autor: Martín Rico. (1894)
Ese arquitecto fue Eladio Laredo, un arquitecto cántabro que estaba familiarizado con el estilo mudéjar en algunas de sus intervenciones previas.
Cuando llega a Toledo, contratado por el Marqués, se encuentra con un enorme solar de unos 2.000metro de superficie y unos 800 metros de recinto palaciego. Entre estas ruinas, algunos fragmentos o restos arquitectónicos que aún permanecían en pie, como los restos del patio anteriormente señalados.
Cuando llega a Toledo, contratado por el Marqués, se encuentra con un enorme solar de unos 2.000metro de superficie y unos 800 metros de recinto palaciego. Entre estas ruinas, algunos fragmentos o restos arquitectónicos que aún permanecían en pie, como los restos del patio anteriormente señalados.
Basándose en ellos, recrear completamente el ambiente arquitectónico de una casa mudéjar en un estilo tardorromántico, sin llegar a ser un planteamiento basado en la unidad estilística de Viollet le Duc (analizada en un post de esta sección del Blog), pero si imaginando todo un ambiente “inventado” sobre como debió ser el estilo de vida del pintor.
Exterior de la Casa del Greco, se ven el acceso a las cuevas, hoy recuperadas y abiertas al público. Fuente: Colec. Archivo Moreno. Instituto del Patrimonio Cultural Español (IPCE)
Se cuidaron todos los detalles, incluso se llamó a artesanos toledanos que aún trabajaban las técnicas de yesería mudéjares para que recrearan la decoración mudéjar; se cuidó el mobiliario, haciendo un estudio sobre como debió ser el mobiliario de una casa-palacio mudéjar, los utensilios de cocina, o el espacio de una cocina de esa época, el dormitorio o el taller donde (nunca) pintaba el artista.
El patio se respetó al estilo de un “cigarral” toledano, ese patio que está a medio camino entre lo rural y el entorno urbano, con las plantas perfectamente seleccionadas y cuidadas.
Todo ello asemejaba una casa morisca andaluza, una casa mudéjar toledana de siglo XIV.
Interior de la Casa Museo del Greco y el cuidado de su mobiliario y arquitectura. Fuente: Colec. Archivo Moreno. Instituto del Patrimonio Cultural Español (IPCE)
Este estilo conocido como historicista tuvo una gran éxito y una repercusión internacional, bajo este estilo se construyeron en España otras casas como la famosa Casa de Cervantes en la madrileña ciudad de Alcalá de Henares, pero también internacionalmente abrió las puertas del conocido “estilo español” en el mundo.
Muchos países Iberoamericanos se sirvieron de este estilo para hacer sus “recreaciones” y en California por primera vez se realizaron estudios sobre el arte y las influencias españolas en el continente americano, entre los “enamorados” de este estilo destacó Archer Milton Huntington, creador de la Hispanic Society of America (Nueva York). Incluso se “puso de moda” la construcción de numerosos edificios bajo ese “estilo español” y que hoy pueden verse en San Diego o San Francisco principalmente.
Desde entonces, la Casa Museo de El Greco ha recibido millones de viajeros y turistas ávidos de sentir y experimentar la vida del pintor cretense. Es cierto que este adrede “falso histórico” no puede mostrarnos la veracidad histórica, pero si ha conseguido lo que un mecenas enamorado de El Greco, un arquitecto conocedor a la perfección de los estilos arquitectónicos españoles, y un profesor impulsor de las teorías krausistas en España, soñaban; recuperar la figura de El Greco y reclamarla como propia de la identidad española, y a la vez rescatar las técnicas artesanas de construcción y posicionar los historicismos españoles entre los modelos de estudio internacionales; recuperando a su vez, a principios del siglo XX, el Turismo en España.
Cuevas Subterráneas de estilo mudéjar, pertenecientes a las anteriores palacios donde se reconstruyó la Casa Museo del Greco. Hoy abiertas al público. Fuente: Col. Archivo Moreno. IPCE.
Esta intervención en la Casa de El Greco le valió al Marqués de la Vega Inclán la Dirección de la Comisaría Regia para el Turismo.
Placa donde figura el apoyo del Rey Alfonso XII a la conservación del monumento. (1913)
En 2006 la Casa del Greco cerró sus puertas para afrontar una restauración con un planteamiento ideológico completamente diferente y que entraña un amplio debate sobre su teoría de la restauración; apostando por la veracidad histórica y pasando a denominarse: Museo del Greco o Casa del Marqués de Villena.
Pero corresponde a otro post…
Pero la realidad es que aún hoy, el viajero que se acerca a este lugar, siente la presencia de la (no) vida de El Greco entre sus muros.
Tres nombres quedaron por siempre unidos gracias a un pintor y una casa equivocada, tres nombres que sin que lo sepamos, son los artífices de hacernos “soñar” cuando nos acercamos a la Casa que nunca habitó ese pintor de Creta, proscrito por Felipe II y que halló su refugio al amparo de la Iglesia toledana.
Placa conmemorativa al Marqués de la Vega Inclán por su labor en la reconstrucción de la Casa Museo de El Greco.
Fuente: http://loslugarestienenmemoria.blogspot.com.es/2011/07/cuando-un-profesor-manuel-bartolome.html
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