En Toledo nos encontramos con el fenómeno de dos hermandades de vida paralela con funciones diferenciadas que no suelen distinguir algunos historiadores, se trata de la Hermandad Vieja de Toledo y la Santa Hermandad Nueva fundada por los Reyes Cató- licos a imitación de la primera.
En cuanto a la primitiva, si bien en sus remotos orígenes no tuvo caracter nobiliario, sus cuadrilleros gozaron de un estatuto especial de exenciones y privilegios para facilitar su llÚsión de guardar los caminos y despoblados de malhechores.
Poblaron hasta el siglo XV los castillos de los Montes de Toledo que habían servido en la repoblación o reconquista del territorio que en el siglo XIII pasó a la administración toledana como propios. Conocemos por sus ordenanzas que al principio su Cabildo estuvo compuesto por "hombres buenos y libres" de los Montes de Toledo que debían ser propietarios de colmenas, condición ésta última que se mantuvo hasta su desaparición, además de ser mayor de dieciocho años y ser votado en el Cabildo; su nú- mero en 1740 se fijó en cuarenta, aunque nunca había pasado de cincuenta y cuatro.
Como se ve esta institución no tuvo origen ni sus Estatutos establecían para su ingreso la condición nobiliaria. Sin embargo la Santa Hermandad Nueva reformada por los RRCC., mantenía al menos en el siglo XVII y XVIII, su Cabildo la exigen· cia de tener condición de hidalgo y sus puestos eran hereditarios. Lo componían sesenta hermanos
Ventura Leblic García y Mario Arellano García
Diputación Provincial de Toledo
Fuente: http://www.realacademiatoledo.es/files/temastoledanos/48.%20Los%20hidalgos%20en%20Toledo,%20por%20Ventura%20Leblic%20Garcia%20y%20Mario%20Arellano%20Garcia.pdf
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