Con la instauración del reino visigodo de Toledo, los visigodos se empiezan a identificar con Hispania al igual que su institución militar pues la recluta suele ser casi siempre de hispanorromanos y se ha llegado a hablar de un ejército hispano.
Esta identificación con los territorios hispanos ha llevado a los investigadores a determinar que el control militar de la península por parte de los visigodos sería efectivo mediante el establecimiento de guarniciones militares privadas pertenecientes a los nobles en las principales ciudades siendo más importante el noble cuanto más importante fuese la ciudad en la que estuviese establecida su guarnición.
Se va configurando nuevamente al calor de los inicios de la época feudal. Así pues las tropas visigodas acudían a la convocatoria de armas el tiempo que durase la campaña y debían pagarse su alimentación y equipamiento.
Era un ejército de aristócratas adinerados los conocidos como Seniores Gothorum unidos al rey mediante relaciones de servidumbre o fidelidad (unas 500 familias) que reclutaban las tropas entre sus siervos son por tanto un ejército privado que debía ayudar a la hueste regia serían un cuerpo profesional fijo conocido como exercitus.
Algunos reyes visigodos legislaron para hacer obligatoria la incorporación del siervo al ejército. El hecho de que los ejércitos nobiliarios tuvieran un carácter privado y que tuvieran que auxiliar a las huestes reales haría que en muchos casos los intereses del rey (casi siempre de carácter más estratégico) difiriesen de los intereses nobiliarios casi siempre más centrados en aumentar sus patrimonios personales gracias al botín de guerra.
Un factor de la composición del ejército visigodo que todavía está por dilucidar es el de la integración de la población hispanorromana, y aunque está claro que la población autóctona terminó teniendo las mismas obligaciones militares que los godos hay diferentes posturas respecto a cuando se produjo este hecho:
Los que postulan que la participación fue muy tardía, ya a finales del VII, matizando algunos que pudo producirse con la unidad religiosa impuesta por Recaredo. Sánchez Albornoz dice que no pudo suceder antes del reinado de Leovigildo y que previamente los hispanorromanos sólo pudieron formar en el ejército visigodo en casos de necesidad apremiante.
Una corriente intermedia que dice que el arrianismo sería un elemento diferenciador y durante este periodo arriano, sólo algunos hispanorromanos destacados podían acceder a cargos militares, por tanto la incorporación completa sólo se produciría tras la unificación religiosa.
Los que sostienen que la incorporación de hispanorromanos fue muy temprana, incluso en época tolosana. Es una corriente mucho más diversificada entre los que piensan que se daría desde los primeros momentos del reino de Tolosa pero sin mezclar a godos y romanos; los que dicen que desde el reinado de Eurico la población autóctona estaría obligada a su reclutamiento y muy probablemente ya se les obligaría a contribuir con sus siervos; Orlandis señala que en el reino de Toledo sólo se prescindió de los hipanorromanos cuando no eran necesarios;5 otros defienden que se producirían colaboraciones puntuales dese los primeros tiempos, siempre en caso de necesidad y el tránsito de un ejército formado exclusivamente por godos vendría sobre todo desde la separación entre ostrogodos y visigodos y las posteriores guerras civiles.
El rey convocaba a los militares mediante una regalis ordinatio donde se establecía en qué momento debían reunirse y aunque no había una época del año concreta, sí hubo reinados que tuvieron una actividad bélica anual y duradera como con Leovigildo.
La regalis ordinatio no era necesaria en caso de que el reino fuera atacado pues el jefe militar de la provincia a defender debía convocar al ejército de forma automática debiendo acudir todo aquel en condición de servir militarmente en un radio de cien millas del foco de la agresión, pero no siempre se cumpliría esta obligación y Wamba debió dictar unas leyes mucho más duras contra quienes no acudiesen a la defensa del reino, pero tampoco solucionaron el problema.
La organización del ejército visigodo en Hispania fue parecida a la que tuvieron los romanos, se hacía en base diez. La decaniae, estaba compuesta por 10 hombres y la mandaba un decumano. Diez decaniae formaban la centenae, 100 hombres, mandada por un centenarius. Cinco centenae formaban la quingentenae, 500 hombres, mandada por un quingentenarius.
Dos quingentenae formaban elmillenario, 1.000 hombres, y por último la tihiufa mandada por un thiufado, que era una unidad superior a 1.000 hombres, de entidad variable para cada ocasión.
Además el ejército estaba dividido en dos ramas: un cuerpo profesional (exercítus) y un cuerpo de recluta ocasional (hotis).
Al rey pertenecía el mando en jefe de los ejércitos, así como la alta jurisdicción civil y criminal, el nombramiento de los obispos, la convocatoria de concilios y el derecho a hacer la paz y declarar la guerra. La monarquía, elegida tradicionalmente por aclamación, fue evolucionando con el tiempo hasta terminar en época de Recaredo siendo hereditaria. La guardia personal del rey estaba formada por los spatarios y a sus ordenes inmediatas quedaban los dux exercitus —duques—, que en tiempo de guerra mandaban turmas o lo que es lo mismo fracciones del ejército de varios miles de combatientes —diez a quince mil hombres—. El dux provinciae además de mando militar tenía atribuciones administrativas en las provincias que regía. Subordinados a ellos quedaban los comes —condes— como jefes de una comarca.
Entre los visigodos prevalecieron las costumbres aristocráticas y por tanto la caballería alcanzó gran importancia, al tiempo que degeneraba la primitiva organización calcada de los romanos. Poco a poco se dio preferencia a los ejercicios de destreza individual, torneos, palestras y carreras. Los infantes quedaron por el momento postergados y la fuerza de un ejército se contó por el número de lanzas de su caballería.
En la uniformidad y armamento inicialmente no debieron diferir mucho de los demás pueblos bárbaros: toscas vestiduras y largas cabelleras y barba —la decalvación era entre los visigodos pena infamante—. Con el tiempo incorporaron parte del vestuario militar romano y así nos aparecen con lorigas, coselete, peto, cota y celada. La loriga entre las clases inferiores se reducía a un sayo grueso de lana, pero entre las superiores se empleaba una túnica cubierta de láminas de hierro o de bronce a modo de escamas. A estas armas defensivas añadieron un escudo de grandes dimensiones. Las armas ofensivas eran: espada, venablo, hacha, pértiga y cuchillo. También emplearon arcos y hondas.
Respecto a las formas de combate no se sabe mucho, unas veces colocaban la Infantería en el centro y la Caballería en las alas, otras emplearon formaciones compactas o lineales en campo abierto. Debieron emplear máquinas de sitio copiadas de los romanos, pero en castrametación no brillaron a su altura, se limitaron a trazar un foso y poner una estacada alrededor de la posición defensiva que ocupaban.
Jerarquía militar[editar]
Desde los primeros tiempos la cabeza del ejército visigodo era el propio monarca al cual asistían los comes exercitus y el dux exercitus; los espartatarios eran nobles que formaban una unidad permanente que era mandada por el duque de espartatarios y de entre ellos se escogía a los fideles regis que conformaban la guardia personal del rey y que llegarían a tener una fuerte influencia política a lo largo de la existencia del reino de Toledo.
Los ejércitos de guarnición de las ciudades tenían una mayor importancia que las huestes y eran mandados por el comes civitatis siendo estos comes comandados por un dux provinciae, los cuales adquirieron este rango de especial relevancia militar desde el reinado de Leovigildo, pero que recibieran tanta importancia llevaría a que se propagaran los alzamientos provinciales por parte de estas guarniciones que muchas veces formaban parte de la comitiva del dux.
Caballería visigoda según Serafín María de Sotto
En cuanto a la caballería siguieron siendo minoritarios por el alto coste de mantenimiento de los animales y por tanto se relacionaría siempre con la nobleza teniendo un altísimo valor simbólico y a los nobles que servían a caballo el rey les premiaba con tierras pero no se las otorgaba en propiedad. La caballería podía ser usada para dispersar al enemigo o para flanquearlo.
Había dos tipos de caballería, la ligera equpida con jabalina, lanza, spatha, sax o scramasax y un arco; la pesada utilizaría casi el mismo equipamiento que la usada durante el periodo romano al estilo de los catafractos y tenían como principal arma el Kontos, una lanza de gran longitud. Ambas usarían arneses y loriga de malla de hierro.
http://www.eloraculodeltrisquel.com/2012/06/el-ejercito-visigodo-en-hispania.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario