Toledo se encontraría al mediodía de las Sierras; es el centro geográfico de la Península, puesto que está a nueve jornadas de gran número de ciudades como: Córdoba, Santiago, Jaca, Valencia y Almería.
En tiempos de los cristianos era su capital y centro administrativo; y en la actualidad —siglo xii— está en posesión de los cristianos cuyo rey tiene en ella su corte
Pasa después a describir al-Andalus, al que divide en provincias y departamentos o ciudades. Sitúa entre las provincias de Balá{a y Arnedo la de las Sierras, que comprende las ciudades de Talavera, Toledo, Madrid, Alfamín, Guadalajara Uclés y Huete
Esta división debe corresponder a época musulmana, pues como al-Idrisí señaló en el párrafo anterior, en esos momentos pertenecía a los cristianos. A pesar de ello y siguiendo su itinerario, describe a Toledo como ciudad muy antigua fundada por los Amalecitas. Fue la capital visigoda y el centro de sus comunicaciones. Toledo es importante no sólo por su extensión> sino también por el número de habitantes. Está asentada sobre un cerro, rodeada de murallas, protegida por su fortificada ciudadadela y con edificaciones sólidas y de gran altura.
El Tajo riega sus bellos alrededores y sus fértiles campos. Hay un acueducto de un arco, debajo del cual corren las aguas con gran violencia. En la extremidad del acueducto existe una máquina hidráulica que sube las aguas a noventa codos de altura; una vez arriba, siguiendo la misma dirección, las aguas penetran en la ciudad. Toledo está rodeada de canalizaciones con norias destinadas al riego de huertas y jardines, que producen frutos de belleza y calidad extraordinaria.
Aparecen por todas partes bellas posesiones y castillos fortificados. Entre sus dependencias sitúa a Magán, Madrid y AIfamm Ibn Gálib 24 hace, según Hussein Monés ~‘, un compendio de la Geografía de al-Rázi, que incluye en su libro Farbat al-Anfus ~. En él sigue a al.Rázi en la localización y descripción de Toledo”, pero no ocurre así cuando menciona los distritos y ciudades que establece como sus dependencias: «entre sus distritos están el de =~qira, que tienc numerosas fortalezas, el de siMa, el de Waqqá~, el de al-U~biira, el de al-Q5sim, etc.
Entre las ciudades que dependían de Toledo está Talavera, que ha sido una barrera entre los musulmanes y los politeístas ~. Indica también que las jornadas entre Córdoba y Toledo son siete a caballo y catorce para los soldados ~. A comienzos del siglo víí (XIII) desarrolla su obra el oriental Yñqñt al-RflmT 1 En su diccionario geográfico dedica un extenso apartado a Toledo, a parte de los correspondientes a cada distrito y castillo de sus dependencias
Su descripción de Toledo ~‘ sigue la de al-R~zL aunque quizá a través de ibn Gálib. Como novedades señala la pérdida de Toledo en el año 477 (1085), por Yahyá b. Yahyá b Di 1-Nan, al-Qádir 32, y su paso a manos cristianas; e introduce una serie de pequeñas biografias de personajes toledanos anteriores a la conquista cristiana. Otra gran figura del siglo vii (XIII) es el poeta, historiador y geógrafo granadino Said al-Magribi33, que pasó la mayor parte de su vida en Oriente.
Su descripción de Toledo ofrece muchas novedades. Comienza su relato proporcionando una serie de datos que dice haber tomado de la crónica cristiana> pero que vienen a ser los habituales> como: Toledo es una de las cuatro ciudades de los césares, su nombre quiere decir «tú estás contento’» está en el centro del quinto clima y que el Tajo pasa por ella, aspectos todos ellos que recuerdan, sin duda la descripción de al-Bakri; sin embargo, respecto a las distancias sus noticias son más precisas y originales como que entre Toledo y los Pirineos se tarda medio mes> igual que entre Toledo y Silves; y que la distancia que media entre Toledo y Córdoba, Granada Murcia y Valencia es de siete jornadas.
Toma de al.kli2ári ~ el siguiente párrafo: «al-Ui95ri la ha descrito prolijamente mencionando la grandeza de sus defensas y los árboles que la rodean por todas partes. A través de la Puerta de la Sagra (Saqra) se ven granados sin par, cuya flor tiene casi el tamaño de la granada. Se usan diversos tipos de injertos y de cultivo que superan a los de otras ciudades» ~«. Y más adelante: «a1-I~i9ári dice que en Toledo hay una clase de higos que tiene la mitad verde y la otra mitad blanca, extremadamente dulces»”.
Hace también otra alusión importante: «ibn Ba~~l ‘~, autor del Kitáb al-filália, dice: Vi en Toledo un árbol que tiene diversas clases de frutos. También dice que acompañó hasta esta ciudad a ‘Isá ibn Wakil a”, que decía de ella: Toledo supera todo lo que se cuenta Es una ciudad donde se asienta el esplendor y el bienestar Dios la ha adornado y ciñe su cintura el río de la Vía Láctea Y los palacios son estrellas ~.
Continúa la descripción hablando de la fabricación de máquinas de guerra y de los edificios dunnuníes, diciendo que: «en Toledo se fabrican extraordinarios objetos de guerra. Y allí están los magníficos edificios dunnuníes> como la bóveda al-Na>iim que se edificó para al-Ma>miin ibn Di l-Nñn; caía sobre ella el agua, donde bebía acompa- ñado de los más notables de sus amigos durante los días de verano, y no llegaba hasta él ni una sola mosca. Está situada en la huerta de la noria. En esta ciudad edificó el alcázar al-Mukarram, donde celebraba las fiestas, y que ha sido descrito prolijamente por los oradores y poetas ~‘.
El otro gran geógrafo del siglo vn (XIII) es el oriental Qazwin¡ ~ Describe Toledo ~ resumiendo de al-Ráz! las ideas comúnmente transmitidas, tales como que era la ciudad de los reyes> grande> noble> de buen suelo y aire agradable, cuyo grano se conserva setenta años sin alterarse. Alude al puente de un único arco sin parangón en la faz de la tierra, el de Tiro.
Más tarde vuelve a describir este puente de forma más minuciosa y fantástica —aclarando que su fuente de in-formación es Muhammad ibn Abd al-Rahtm al-Garnáti «~ con estas palabras: «en las cercanías de Toledo hay un gran río sobre el que los genios hicieron un puente de roca. Se eleva de monte a monte como si fuera el arco iris. Cada piedra es como una casa grande, sujetándose por trozos de hierro, sobre los que se funde plomo negro. Es de un solo arco» Entre los siglos vn (XIII) y viii (XIV) hay que destacar la figura del oriental Abñl 1-Fidá ~.
Su descripción sigue prácticamente la de ibn SaTd al-Magribi. Recoge, con leves diferencias, los párrafos que este autor señala como pertenecientes a la crónica cristiana ~, a 9~ri ~ y a ibn Bassál ~ aunque sin citarlos expresamente. Introduce algunos errores como el nacimiento del río Tajo en Beja y localiza Toledo al oriente de Valladolid. El egipcio al-Qalqa~andi ~‘, que vivió entre los siglos un (XIV) y ix (XV), no añade ninguna noticia inédita, ya que> como él mismo indica al comienzo de su descripción 52, sigue a Abñ lFid~’ en su Taqwfm al-Buldán, autor que, como queda reflejado más arriba, sigue a su vez a ibn Sa’id al-Magribi.
Y así al-Qalqa~andi hace de aquél un breve resumen cuando se refiere a los frutales y en concreto a los granados, a la distancia entre Toledo, los Pirineos y Silves e incluye el mismo error acerca del nacimiento del Tajo. También en su falta de originalidad abunda sobre la capitalidad de Toledo en época antigua y visigoda. Señala al copiar a autores anteriores, que en esos momentos es la capital del rey cristiano Alfonso, hecho que ya se había producido hacia varios siglos. Por último destaca entre sus territorios dependientes a Valladolid, Medinaceli y Guadalajara; de ellas las dos primeras no habían sido incluidas hasta entonces por ninguno de los autores estudiados como territorios de Toledo.
El gran compilador magrebí al-Ivlimyari” realiza un repertorio histórico-geográfico en una fecha variable según diversos autores, comienzos del siglo viii (XIV) o finales del siglo ix (XV). Sus fuentes de información —y en esto no parece que quepa duda— aunque sin mencionarlas explícitamente, son: las obras de los geógrafos al-Eakri y al-Idrtsi. La descripción de Toledo de al-~imyarI es por tanto, la copia y yuxtaposición exacta de los textos de ambos autores ~. Por úlitmo, habría que destacar la gran monografía de la España musulmana que hace al.Maqqari ~ en fecha muy tardía —siglo XI (XVII)—.
Al escribir sobre Toledo se inspira básicamente en alBakri, aunque cada párrafo suele ir adornado con algunos versos de diferentes autores. Así, después de aludir al puente sobre el río Tajo y su destrucción por el emir Muhammad, utiliza los siguientes versos de Abb5s ibn Firnás “: Toledo amaneció desierta cual presa de un halcón
Fue dejada sin gente quedó sin protección como una tumba Dios no dispuso que su puente permaneciese como si sólo hubiese sido construido para dar paso a las tropas de infieles ~. Pasa después a relatar la belleza de su territorio sus excelentes producciones entre las que sitúa el trigo, el azafrán y el tinte; terminando con los versos de un poeta andalusí al que no cita, aunque están recogidos en la obra de ibn Said como pertenecientes a I-liyari, del que los toma, como se vio anteriormente, Abñ 1-Fidá’ ~.
CONCLUSIONES
A partir de todo este material suministrado por los geógrafos musulmanes, se pueden obtener una serie de conclusiones que son lógicamente, el resultado de refundir el cúmulo de datos diversos, que aunque abundantes, no permiten hacerse una idea clara de la estructura material de la ciudad. Las descripciones, como se desprende de lo hasta ahora expuesto> suelen seguir o copiar una determinada; pero a pesar de ello, normalmente suelen suministrar algún pequeño dato nuevo o simplemente de interés.
Así si se exceptúan las de ibn Jurdádbeh y Yaqñbi por su brevedad y escasa relevancia; la de ibn ~awqM, parcialmente, ya que sus noticias más significativas aparecen en al-Rázi con más detalle y precisión —a excepción de la tierra de batanes de Magan—; la de al-Riizi y al-Idrtsi que por ser las de mayor amplitud y relieve son suficientemente conocidas y las de Abñ l-Fid5’, al-Oalqa~andi y al-Uimyari que no añaden nada nuevo, quedan por analizar la de alBakri, al-Zuhri, ibn Gálib, Y~qñt, ibn Sa’id, Oazwini y al-Maqqarl.
Así lo que añade al-Bakrt es un proverbio, quizá> en relación con la pérdida de Toledo y la producción de tinte azul celeste. AI-Zuhri informa sobre el funcionamiento de las clepsidras, la fabricación de espadas y la existencia de tierra comestibles. lbn Gñlib establece una serie de distritos y ciudades dependientes, y sitúa a siete jornadas Toledo de Córdoba. Yáqút señala la pérdida de Toledo en el 477 (1985) durante el gobierno de Yahyá b. Yal3yá b. Di l-Nfln, al—Q~dir y su paso a manos cristianas; además de algunas biografías de personajes toledanos. Ibn SaTd concreta los tipos de frutos más sobresalientes tales como granadas e higos y la utilización de injertos; recoge unos versos de ‘Isá b. Wakil, que cuentan la belleza de la ciudad y enumera los edificios dunnilmíes, como la bóveda al-Natim en la huerta de la Noria y el alcázar al-Mukarram dentro de la ciudad.
Qazwsni ofrece una descripción algo fantástica del puente sobre el Tajo. Y, por último, al-Maqqari recoge unos versos de Abbiis ibn Firn~s en los que se describe el puente de Alcántara. Todos estos pequeños aportes, junto a las amplias descripciones de al-R?izi y al-Idrisi, pueden servir para trazar una visión —que aunque limitada es válida— del Toledo islámico, teniendo en cuenta además que la amplitud de tiempo que existe entre los primeros geógrafos y los últimos no es demasiado significativa, ya que los más tardíos, es decir, a partir del siglo vn (XIII), se limitan a copiar literalmente a los primeros.
El material más interesante, por lo tanto, es el producido entre los siglos iv (X) y el víí (XIII). A pesar de todo ello, y con las consiguientes reservas de índole temporal, pues los datos de los distintos autores son a veces muy clarificadores del período a que se refieren se puede conformar la siguiente descripción de Toledo: Toledo es una ciudad muy antigua. Fue una de las cuatro capitales de los romanos y más tarde fue la capital, centro de comunicación y administrativo de los visigodos. Pasó a manos musulmanas, destacándose por su actitud rebelde frente a los Omeyas.
Fue perdida por Yabyá b. Ya~yá b. ~i 1-Nún, en 447 (1085), en favor del rey cristiano Alfonso VI, quien estableció en ella su corte. Está asentada sobre un cerro, rodeada por murallas, protegida por su fortificada ciudadela, lo que la hace inexpugnable. Sus edificios son sólidos y de gran altura. Su puente de cincuenta brazas de longitud y de una belleza indescriptible, fue destruido por el emir Mubammad en el año 244 (858) acontecimiento que quedó reflejado en los poemas de Abb~s ibn Firnás, Tiene un acueducto de un arco, por debajo del cual corren las aguas con gran violencia.
En la extremidad del acueducto existe una máquina hidráulica que sube las aguas a noventa codos de altura; y una vez arriba penetran en la ciudad. En época de al-Mamfin fueron erigidas algunas construcciones impresionantes: el alcázar al-Mukarram dentro de la ciudad; fuera de ella, en la huerta de la noria, la bóveda al-NaZm, y sobre el río, cerca de la Puerta de al-l3abb~gin, las clepsidras realizadas por Azarquiel.
El Tajo riega sus bellos alrededores, huertos y jardines a base de canalizaciones con norias. Esto hace que por todas partes haya árboles y cultivos que superan los de otras ciudades como los granados que se ven a través de la Puerta de la Sagra, cuya flor iguala al fruto, o como los higos mitad verdes y mitad blancos, extremadamente dulces. También se destaca por la utilización de diversos tipos de injertos. Su territorio es fértil, tanto para la agricultura como para la ganadería.
Produce cosechas de gran rendimiento e inmejorable grano. Su aire es excelente y su trigo puede almacenarse durante setenta años sin que se estropee. Su azafrán es el mejor> tanto por su color como por su aroma, exportándose fuera de la Península> igual que el tinte azul celeste y las tierras comestibles que se dan en Magán.
Clara DELGADO VALERO
(Centro Universitario de Toledo)
http://revistas.ucm.es/index.php/ELEM/article/viewFile/ELEM8686120299A/24442
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