martes, 18 de diciembre de 2018

Escándalos en el Monasterio de San José de Corral de Almaguer en el Siglo XVI (y II)

El claustro en el año 1978

La vieja abadesa -que no podía soportar que monjas sin experiencia gobernasen la que consideraba su propia casa- escribió al Consejo de las Ordenes en los siguientes términos: 

“En el Monasterio de san Joseph de monjas sujetas al Consejo de Ordenes, se ha elegido poco ha, una abadesa que se dice Dª María de Orea y que, por ser convento nuevo, todas son mozas y ella lo es.

 La buscaron a su gusto y hay gran desorden. En especial, que un día después de Ntra. Sra. de Agosto que agora pasa, metió en el dicho convento un mozo que se dice Francisco de Cáceres después de comer y le abrió la puerta reglar y lo metió en su aposento, e hizo traer una guitarra de fuera parte y se estuvo hasta la noche cantando zarabandas y bailando con todas las monjas mozas, llevándolo por todos los aposentos con mucha desenvoltura, siendo como era mozo inquieto, que el día antes había toreado a caballo los toros en la plaza.

Y hay gran escándalo en la población.…

Y ansí mismo, Francisco de Velasco, que es mozo de la dicha villa, hermano de una de las monjas, entra y sale en el dicho convento muy a menudo y le abren las puertas reglares y habla con una monja muy guapa de la que anda apasionado tiniéndola de las manos y después de noche se está con ella con velas encendidas y hay otros grandes atrevimientos en la dicha casa de mozos y clérigos que tienen inquietas a las monjas, de que hay gran escándalo en la población….


…Y sor María de la Ascensión (la nueva abadesa María de Orea) tenía y tiene una amistad con un clérigo mozo que se dice Lozano (Francisco Lozano), con el que está todo el día en la reja. Y diciendo éste misa, vuelve continuamente la cabeza al coro, entre 30 y 40 veces cada misa…

Antiguo reloj del Monasterio (siglo XVII)

Recibida la carta en el Consejo de las Órdenes, éste decidió comprobar la veracidad de las declaraciones de la vieja abadesa, enviando de manera secreta al licenciado Montalvo para que hiciera las oportunas investigaciones, tanto entre las gentes del pueblo como entre las monjas. 

Como resultado de esas indagaciones, Montalvo llegó a la siguiente conclusión: …Está este Monasterio con grandísima necesidad de remedio, de manera que el pueblo está escandalizado y personas honradas me han dicho que se debería de derribar por el suelo y sembrarlo de sal. No quise averiguar el porqué, por no descubrir el secreto que se me manda tenga.

Están partidas en dos bandos, con la nueva abadesa son todas las mozas y con la Francisca del Rincón son dos o tres de las más viejas. Las unas de las otras dicen cosas muy feas.

La Francisca del Rincón me comenzó a decir cosas muy graves que, de ser verdad, merecerían la pena dicha. Díxome que había de pedir a Vuestra Alteza mandase que pareciese personalmente a dar cuenta de ellas. Y la nueva abadesa dice que la Francisca del Rincón las inquieta y perturba la paz y lo mismo dicen las de su valía.

Paréceme que conviene mucho al servicio de Ntro. Señor y para que V. Alteza no tenga cada día pesadumbres con ellas, que de una vez por todas se vea y entienda de estas cosas, y a quien fuere la causa de perturbar la paz se le ponga el remedio que a V. Alteza más bien visto le sea.

Visita al Monasterio de Clausura (año 1978)

Enterada la nueva abadesa del escrito de su predecesora, escribió inmediatamente al Consejo de las Órdenes, negando todo lo que narraba la anterior y acusándola de mentiras y venganzas por no soportar ser gobernada por una monja de menor edad. 

Además, convocó una reunión en el coro, imponiendo el silencio absoluto sobre todo lo que ocurriese en el convento y acusando a la vieja abadesa y a su hermana de ser las que habían difundido los rumores por el pueblo. Por ello, las condenaba a un encierro de quince días en las celdas que servían de cárcel.

Nada más escuchar estas palabras y como si de un torbellino se tratase, la antigua abadesa comenzó a dar grandes voces desde el coro, gritando todo tipo de insultos y acusaciones contra las monjas jóvenes y solicitando la justicia de Dios y de los hombres.

Viendo que no cesaba de proferir alaridos, la nueva abadesa intentó taparle la boca para que no escandalizara a la población, dado que los gritos se oían perfectamente en la calle. 

Sin embargo, al verse sujeta por la boca, la vieja abadesa comenzó a insultarla, diciéndole: …mentís bellaca, borracha, hija de un borracho, que yo no he quebrantado tal obediencia y miente quien diga que lo dixere… por lo que la primera se lio a darle de bofetadas y agarrarla del cuello. 

Cuando las demás monjas acudieron en su ayuda y ya que habían conseguido separarlas, entró en el coro Isabel de Vargas (que era hermana de uno de los mozos que entraban por las noches) y sin mediar palabra se lió a darle de bofetadas, arañarle la cara, romperle las tocas y tirarle de los pelos de tal forma, que se quedó con un buen mechón entre sus manos.

Entrada al cementerio del Convento (año 1978)

Lejos de aplacarse, los gritos de Francisca del Rincón arreciaron todavía más y la calle se llenó de gente del pueblo alarmada por el gran escándalo. 

Varios hombres que se auparon a las tapias con la ayuda de un carro, pudieron ver en directo la pelea de las monjas y cómo la vieja abadesa decía a grandes voces. “matadme, matadme, que de una pecadora haréis una mártir” y duraron los gritos de tres a cuatro horas, y hubo gran escándalo en el pueblo, y los frailes del convento de San Diego andaban por la villa pregonando que el Monasterio debía derribarse y echar sal sobre sus cimientos para que no creciese ni la hierba.


Todos estos escándalos, de cuyas investigaciones e interrogatorios se conservan numerosos documentos en el Archivo Histórico Nacional, lo solucionó el Consejo de las Órdenes destituyendo a las principales implicadas y enviándolas a otros conventos. …parecíanos conveniente se la privase perpetuamente de voz pasiva para oficio de prelada y por cuatro años de todo voto. 

Y por la publicidad que ha habido y porque se entendiese el castigo y use de ejemplo para las de delante, por el tiempo que V. Majestad fuese servido, se la llevase a otro Monasterio (El Toboso). Además, trajeron a dos monjas del Monasterio de Torrijos (Juana Bautista y Juana de San Miguel) para que les impusieran fuertes penitencias e hicieran retornar la paz y la disciplina a los claustros.

Poco tiempo después, la vieja abadesa Francisca del Rincón moría lejos de su casa afectada por los grandes disgustos que se le habían infligido, mientras la guapa María de Mendoza se salía del Monasterio alegando que había entrado forzada por su padre y que el convento de Corral de Almaguer era un lugar pobre, estrecho y nefasto para su salud.

Asociación de Amigos de Corral de Almaguer. Representación del juicio de las monjas (año 2018)

Asombrosamente y aunque pueda parecernos increíble, pasados apenas nueve años (1604), el Monasterio de clausura de Corral de Almaguer era de nuevo motivo de escándalos: …de la visita personal que hicimos de las monjas de San José de la villa del Corral de Almaguer, consta que, aunque tienen la necesidad que a V. Majestad habíamos significado del reparo de la casa, la tienen mayor de reformación en la observancia de la religión, porque son muchas las faltas que ha habido en este tiempo pasado en la guarda de sus constituciones y mandatos de V. Majestad. 

Y ha sido notable el descuido y permisión que se ha tenido en la observancia de la clausura, por haber entrado hombres y mujeres, algunos con poca y otros con ninguna ocasión, y las mujeres sin limitación estando prohibido con las mesmas penas...

El enfado y burla entre las gentes del pueblo era mayúsculo y algunos miembros de las familias principales (como los Almagueres) se negaban a que sus hijas profesasen en el convento mientras no se solucionasen los continuos escándalos y faltas contra la religión. …

Hay una monja novicia que se llama Doña Magdalena de Almaguer que tiene cerca de cinco años de hábito y más de 18 años de edad. 

Es hija de los hombres más principales de la villa y preguntada por la causa de no haber hecho profesión, dice que sus padres han estado aguardando por ver si el Monasterio se pone en mejor orden para que ansí profese y, sino, que pensaban llevarla a otro Monasterio.

Asociación de Amigos de Corral de Almaguer. Representación del juicio de las monjas

En esta ocasión, sin embargo, el Consejo de las Órdenes reaccionó de forma rápida y contundente, imponiendo fuertes penas a las culpables y llevándoselas a otros conventos. 

Además, esta vez procedió también contra los que habían entrado en el convento y se les impusieron fuertes multas con las que se pudo comprar una de las casas de alrededor: …


Habemos entendido que en tiempos atrás también ha habido faltas en la observancia de la religión y como se ha quedado sin castigo, ya fuese por no haberlo habido en las visitas o por no haber dado noticia a V. Majestad, y conviene para su remedio se castigue por haber sido público y escandaloso, a los hombres que pudimos saber estuvieron en la villa y tierra, procedimos contra ellos y los castigamos con penas pecuniarias (con las cuales se les compró una de las casas) y algunos días de salario y algunos días de destierro y años sin que puedan entrar en el Monasterio, de que se quedaron escarmentados.

Curiosamente, la abadesa era en esta ocasión Juana del Rincón, la hermana pequeña de la vieja priora y la única hija de la fundadora que permanecía aún en el convento.


Rufino Rojo García-Lajara (octubre de 2018)

Fotografías: Alfredo Salazar, Gregorio Martínez Chacón y José Luis Martínez Ávila

Bibliografía:

.- Archivo Histórico Nacional: Ordenes Militares, Orden de Santiago. Archivo Secreto. Legajos: 1583, 18.089, 78.956, 78.951


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