Por la comarca de la Jara y en el término del pueblo del Bercial, intentamos de mañana entrar en la finca del Bercial de San Rafael, cuestión que costó algo de trabajo, aunque lo conseguimos saltando una valla.
La finca que hoy se denomina El Bercial de San Rafael y que pertenece al patronato que financia el Hospital de San Rafael de Madrid tiene muestras de haber sido habitada desde antiguo.
Así lo demuestran los dos curiosos verracos unidos por sus costados, como dos siameses, y otro más deteriorado también hallado en su término. Son muestra del aprovechamiento ganadero de sus pastos desde el tiempo de los vettones.
La presencia romana se ha constatado por diferentes hallazgos de la época en su entorno, ya en el siglo XVIII una descripción dice «adviertense algunos vestigios o monumentos de haver habido poblaziones».
La fuente de La Solana tiene dos sepulcros por abrevaderos y en la fuente del Arco se aprecia un molino romano en su estructura.
Pero la muestra más hermosa del paso de los romanos por El Bercial se encuentra encastrada en el muro del patio de la casa palacio, es la inscripción que aparece en la imagen que para algunos eruditos habla de la muerte en unas carreras de un joven romano y para otros dice que el individuo en cuestión murió joven, demasiado rápido.
Pero la muestra más hermosa del paso de los romanos por El Bercial se encuentra encastrada en el muro del patio de la casa palacio, es la inscripción que aparece en la imagen que para algunos eruditos habla de la muerte en unas carreras de un joven romano y para otros dice que el individuo en cuestión murió joven, demasiado rápido.
El último asentamiento se produce hace unas décadas cuando en parte de la finca expropiada se construye un poblado de colonización que aprovecha las vegas más próximas al embalse de Azután.
Caminamos durante varios kilómetros hacia su núcleo de población que se encuentra alrededor de su palacio, el cual pertenece a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, dedicándose ahora a la caza intensiva y al olivo, además de ser hotel rural, dando bodas y haciendo recorridos ecológicos.
Aún existe en dicho paraje su iglesia con frontal barroco y el pequeño despacho hospitalario en estilo neomudéjar, además de otros detalles.
Cruzando el mismo hacia una especie de jardín al aire libre, enseguida saltó la sorpresa pues sobre un pedestal hecho al efecto, se encontraba la antigua talla de dos verracos juntos como si fueran siameses, lo cual nos pareció especial, pues pese a la gran cantidad de estos animales verificados en otros de nuestros paseos, era la primera vez que observábamos una figura geminada de este tipo, pues normalmente están tallados de forma individual.
Según los datos que han llegado a nuestras manos, pertenecen a la civilización vetona y su antigüedad concierne al siglo III antes de Cristo.
Fueron traídos a la finca del “El Bercial de los Frailes” desde el poblado de la edad del Hierro denominado como Cerro de la Mesa, en el término de Alcolea de Tajo, cuyo lugar debió estar ya entonces sacralizado.
demás, en El Bercial, se conservan dos verracos vetones esculpidos en granito.
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