En el siglo XVI, para aliviar la penosa subida de odres mediante personas y jumentos (como seguramente se haría también en época prerromana, y alternativamente en todas las épocas) el abastecimiento al casco antiguo de la misma ciudad se resolvió tomando agua del caudaloso río Tajo, que la rodea. Esto suponía un problema técnico considerable, debido a la extraordinaria altura de toledo sobre el Tajo, unos 100 m.
El medio para hacerlo fue una máquina inventada por una especie de segundo Leonardo da Vinci: el hábil relojero e ingeniero cremonés Giovanni (o Giannnello) Torriani (o della Torre) (c. 1501-1585), conocido en España como “Juanelo Turriano”, que trabajó desde 1529 hasta su muerte para el emperador Carlos V y su hijo Felipe II (por cierto que no muy bien retribuído).
Era también gran matemático y buen astrónomo, y colaboró con Gregorio XIII en la reforma del calendario juliano. Juanelo fue el autor del célebre reloj astronómico llamado “el Cristalino”, que fabricó para Carlos V.
Se ha tratado de reconstruir pero hasta ahora no con el deseable éxito. Sobre este ingenioso mecanismo hidráulico en general (la idea, el desarrollo, etc.) cf. http://home.worldonline.es/agallar/; para la descripción del mismo por Morales http://home.worldonline.es/agallar/Docs/ambrosio.htm.
Como detalle curioso, cuatro de las grandes columnas (de 11,50 x 1,50 m) que iban a formar parte del “artificio de Juanelo” pero quedaron en las canteras de granito de Orgaz (toledo) fueron trasladadas al Valle de Cuelgamuros de Madrid, durante la construcción del célebre “Valle de los Caídos”:
http://www.arrakis.es/~amjg/Orgaz10.htm#Juanelo.
Es muy recomendable el resto de esta página 10 (dentro de la que mantiene J. Gómez), que contiene interesantes referencias sobre las vías romanas de toledo debidas a J. Moraleda y Esteban, autor de comienzos del siglo XX (con buena foto de un miliario).
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