miércoles, 29 de julio de 2020

Toledo, Centro de irradiación de la MozarabÌa (II)

La Miniatura Altomedieval (Miniatura Mozárabe) - Turismo Prerrománico

La situación central de la capital toledana con la m·s favorable predisposición de sus autoridades bereberes determinó que la permeabilidad de sus fronteras por dicha permisividad, facilitase el paso a las tierras del Norte de los grupos mozárabes procedentes del Sur que huÌan de sus represalias.

Esta conjunción de factores encontró todavÌa mayor anuencia dada la firmeza de las autoridades eclesiales toledanas en la defensa y mantenimiento ortodoxo del ritual, oponiéndose a las intromisiones califales derivadas del concilio de Córdoba del año 852 presidido por el obispo Recafredo, del que S. Eugenio nos dice en su Memoriales Sanctorum ì Decretó, este, como presidente del concilio, condenar a los cristianos que persistÌan en ir al martirio voluntarios, vituperarlos e ir contra ellos ó lo hizo por temor de perder el honor, es decir, la privanza del Emir.




Más, aunque forzados en parte por el miedo y en parte por el parecer de los prelados que el Emir habÌa mandado venir por esta causa de diversas provincias, firmamos algo que halagase los oÌdos del rey y de los pueblos muslinesî.

Toledo, pues, abandonó y dejó de enviar a Córdoba sus representantes en lo sucesivo, por lo que no intervino en los nombramientos de obispos, comenzando a considerar como tales en sus funciones directivas pastorales a los sucesivos párrocos de Santa Justa y Rufina, al ser la más numerosa y asentada en el centro de la capital.

La reforma habida en nuestro ritual emanada del Concilio Vaticano II nos ha privado de seguir escuchando su relación en los Dípticos de la Misa, tales como: Julián, Pedro, Juan, Oroncio, Cipriano, Vicencio, Geroncio, ZacarÌas, Blas, Visitano, Juan, FÈlix, Vicencio, Blas, Julián, Domingo, Justo , Saturnino, Salvado y otro Salvado, toda vez que el nombramiento del Obispo Pascual en 1058 realizado en León vino a cerrar el paréntesis de dicho vacío, una vez que el rey Fernando I, padre del rey Alfonso VI, sometio a tributo al reino taifa toledano y consiguientemente mejoraron la situación dulcificándose la condición de los grupos mozárabes toledanos en mayor medida.

Toledo, pues, en esta inicial etapa de influencia, plena de dificultades se convirtió en auténtica plataforma de contacto con lo árabe sin perder sus esencias propias, liderados en el orden eclesial con la mira en el sentimiento de conciencia nacional, con respeto a su pasado heredado de la Època de los famosos Concilios.

La función realizada durante los siglos VIII al XI como centro de distribución de los núcleos mozárabes emigrados del sur, facilitando su paso a las tierras del norte, incluso después de su rendición definitiva a Córdoba tras la victoria y entrada de Abderramán III en el 932, unido todo ello al prestigio de su rango y mantenimiento de su ortodoxia, cimentó la base de su posterior protagonismo e influencia definitiva.

La reconquista de Toledo por el rey Alfonso VI marcó un hito en el protagonismo nacional de Toledo, no sólo en el orden polÌtico sino en el cultural y espiritual, puesto que, al margen del significado polÌtico-militar de la reconquista de la antigua capital de la monarquÌa visigoda y bastión de resistencia frente a las nuevas invasiones de almorávides y almohades, Toledo se convirtió en la conciencia tradicional del mantenimiento del ritual litúrgico con sus manifestaciones culturales, superponiéndose a las influencias francas y arábigas conservando la fuerza de la tradición.

Dejando a un lado la ayuda de la minorÌa mozárabe en la recuperación de la ciudad, al asumir un destacado papel de colaboración con el bando árabe moderado que preferÌa el sometimiento al rey cristiano antes que aceptar la venida de los africanos, como preconizaban los elementos fanáticos de la corte, lo cierto y destacado es la defensa a ultranza en el mantenimiento del ritual, sus usos, leyes, organización, y propiedades que el rey Alfonso tuvo que reconocer en el Fuero de 1101.

Este reconocimiento formal, unico que se da en toda España, supuso el refrendo del significado de la mozarabÌa en sus primitivas raÌces nacionales, asentadas tanto sobre el propio ritual como en el Código del Liber Judicum o Fuero Juzgo, sobre cuyos pilares asentaron el quehacer cultural, y su regulación jurÌdica.

Ser·, pues, en esta etapa que transcurre hasta fines del siglo XV, cuando el papel trascendente de Toledo como personificaciÛn de la tradición heredada y mantenida, cobra su mayor importancia ante la subsistencia de lo que podemos denominar el ìf enómeno mozárabeî como sustrato del fondo nacional.

La importancia del llamado ìfenómeno mozázabeî alcanzó su máxima extensión en Toledo tras la reconquista, al reconocer el rey Alfonso VI la división del gobierno de la ciudad por 2 alcaldes; uno, para los castellanos y el otro para los moz·rabes gozando ambos de plena jurisdicción para sus respectivas minorÌas, si bien el alcalde mozárabe tuvo toda la jurisdicción criminal ordinaria tanto para los mozárabes como de castellanos y demás cristianos existentes tanto en la ciudad como en su alfoz.

Los privilegios de Toledo fueron sucesivamente confirmados por el resto de los monarcas, siendo refrendados ya en 1118 por Alfonso VII, después por Alfonso VIII, Fernando III, Alfonso X, Sancho IV, Pedro I, Enrique II, Juan I, con la particularidad de estar escritos, unos en latÌn, y a partir de Fernando III en romance castellano, Enrique III, Juan II, Reyes CatÛlicos, DÒa. Juana y D. Carlos, Felipe II, Carlos II, Felipe V, Carlos III y Fernando VII, todos ellos conservadores.

El hecho probado de que sea conocida en mayor grado la cultura hispano-musulmana, ha venido minusvalorando y desconociendo el papel histÛrico del mozarabismo y su influencia en la conservaciÛn de las raÌces nacionales, que podemos y debemos proclamar con todo orgullo pues que la pervivencia de lo hispano, de la herencia romano-visigoda, se da y transmite por la mozarabÌa, cuyo epicentro fue Toledo.


1 Conferencia impartida en el Hotel Beatriz de Toledo al Colegio Regional de Ingenieros TÈcnicos Industriales.

JosÈ Miranda Calvo 
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