sábado, 1 de febrero de 2014

Patios y Claustros de Toledo

Buena parte de la historia de las casas de Toledo esta protagonizada por los más de trescientos años de la presencia musulmana, quedando también reflejados los rasgos de las distintitas culturas más representativas que convivieron juntas durante siglos compartiendo la misma ciudad.

El origen de las viviendas con patio es muy antiguo, ya los romanos construían lo que llamaban atrium, que consistía en un gran patio central con una abertura rectangular en el techo Compluvium por donde entraba luz y aire, y también el agua de la lluvia que se recogía en un pequeño estanque central, el Impluvium, conectado a una cisterna subterránea donde posteriormente se embalsaba para su consumo.

El patio como elemento constructivo contribuye a la conformación y armonía arquitectónica en las casas, donde los espacios se caracterizan por sus distintos decorados.

Este rincón, además de facilitar la renovación del aire y la entrada de luz a las habitaciones de su entorno, durante muchos años constituyó como lugar de reunión un papel preponderante y primordial en la vida de las familias.

 También sirvió de escenario para la práctica de distintos trabajos artesanales como la cestería, el hilado de la lana, la costura y la zapatería, protagonistas en la vida cotidiana durante siglos.

Es muy posible que si tuviésemos que hablar de los patios toledanos con el fin de ubicarlos dentro de un modelo arquitectónico, seguramente cometeríamos un error, no en vano han sido restaurados y reconstruidos en el tiempo sufriendo irreversibles alteraciones.

 A pesar de la mezcla de los distintos estilos que los conforman, el más representativo y predominante es el mudéjar, destacándose en sus balaustradas y artesonados compuestos por distintas clases de madera.

El gótico se muestra en algunas ventanas equipadas con rejas forjadas en hierro, mientras que otros despiden un arte renacentista con columnas en piedra de granito de estilo dórico y arcos de medio punto.

En toda la historia de la dominación árabe, encontramos ejemplos de la presencia de agua en las mezquitas y en los patios, heredando estos últimos ese legado de identidad islámico.

Un ejemplo de esto son los pozos y aljibes con brocales tallados en piedra, de gran interés artístico, que en la actualidad forman parte de la decoración pero que durante muchos años fueron necesarios y sirvieron para capturar y almacenar el agua.

 El líquido elemento de los aljibes procedente de la lluvia era también repuesto por los Azacanes en los años con pocas precipitaciones y se utilizaba para el consumo humano, mientras que el de los pozos servia para las tareas domésticas y para dar de beber a las bestias, ya que su contenido procedente de filtraciones se caracterizaba por un mayor volumen de de salinidad.

 Sobre esto podemos encontrar algunos de los topónimos que aún perduran como: la Calle de los Aljibes, Callejón del Aljibillo y la Calle del Pozo Amargo.

Una mayor sensibilidad y respeto por estos espacios abiertos de las casas donde predomina la armonía y la belleza han potenciado la recuperación de estos recónditos oasis que son los patios toledanos.


























































































Autor: Felix Muñoz Arroyo
Fuente: http://retazosdetoledo.com/patios-toledanos/

Vías romanas entre Toledo y Talavera de la Reina

Parece que entre Talavera y Toledo existían dos vías romanas por ambas orillas del Tajo; de las dos hay vestigios evidentes en diversos puntos y otros muchos indicios, siendo indudable la existencia del antiguo puente romano que sirvió para dar nombre á la primera ciudad.

La vía de la margen derecha, camino muy frecuentado siempre y que en muchos parajes conserva el nombre de real, iba por Monte Aragón y cerca de Mañosa á Cebolla, donde existía hospital, de transeuntes y castillo, estando además el de Villalba, que fué de Templarios, sobre el camino del Carpio; seguía por la proximidad de Mesegar á dicha villa de El Carpio de Tajo, que tiene los caseríos de Piedra alta y baja y la huerta de los Cantáres, y por la Puebla de Montalbán que, según el fuero, se llamaba Villarta en 1200 y antes Ronda, donde hay palacio y restos antiguos, entre ellos los de calzada en una media legua, según noticia de D. Fermín Caballero, si no la confunde con la de Melque, en la otra orilla del Tajo y que antes se creía correspondiente al mismo término.

 Luego continuaba por cerca de Burujón, donde está el alto y despoblado de Torralba, que puede ser un nuevo indicio, á Albarreal de Tajo y, por el Sur de Riélves, tocaba en un sitio con ruinas y mosáicos romanos como de una quinta, é iba á cruzar el Guadarrama por antiguo puente romano que, según Higuera y Cornide, existía un cuarto de legua más abajo del actual, en el sitio de Mazarabédas, llamado antes Mazaravédula, al Norte del caserío de Matánzas, llegando por último á Toledo, en cuya vega, dice el mismo Cornide, había vestigios de calzada y aun se veía antes alguna miliaria.

No pocos han querido suponer que la antigua vía romana iba más al Norte, siguiendo hasta Santa Olalla la actual carretera de primer orden de Extremadura, y torciendo luego por Alcabón, Torríjos de los Oliváres y Riélves á Toledo, casi por el trazado de la moderna carretera.

Otros indican un trazado intermedio, marchando desde Cebolla por Erústes, Carríches, Carmena y Gerindote á Riélves; pero, aunque en muchos de estos pueblos ó en sus cercanías hay restos romanos, no parece probable que existiera otra vía tan cercana en aquel tiempo, á pesar de que el último camino lleva también el nombre de real viejo y hay un sitio llamado Calzada entre los dos penúltimos pueblos: todas estas vías fueron frecuentadas en las épocas antiguas para la expediciones y conquistas.


El trozo en que parece indudable la existencia de camino romano es el de Talavera de la Reina á Santa Olalla, que se prolongaba al Nordeste y del cual existen mayores señales é indicios; pero este sale completamente del territorio y del objeto que me he propuesto analizar; observaré, sin embargo, que llamándosele en un documento , víam toletánam qua itur de sancta heulalia ad talavéram, podría ser esto indicio de la existencia de la vía completa hasta Toledo.

La distancia de Talavera de la Reina á esta capital, por el camino más próximo al Tajo, es solo de 52 millas, en vez de las 55 que corresponden en el Itinerario de Antonino, bajo el supuesto indicado del cambio deAVGVSTÓBRIGA por CAESARÓBRIGA: apenas resulta diferencia para los otros caminos posibles por Carríches y Santa Olalla.

 La longitud total entre EMÉRITA y TOLÉTVM por la vía descrita resulta de 183 millas, en vez de las 111 ó 121 que, como máximo, señala el mismoItinerario.

Tampoco hay duda sobre la existencia de otra vía romana por la izquierda del Tajo; esta debía seguir, desde Talavera de la Reina, bastante próxima á su orilla meridional y pasar por la dehesa de Órbiga, que tiene restos de población antigua y se llamó antes Lórbiga, donde se cree, con bastante razón, que estuvo la ILVRBIDA de Tolomeo; algo más adelante, también cerca del Tajo, está la dehesa de Santa María de las Albuéras, igualmente con ruinas, sepulcros y otros restos antiguos, como los hay más al

Este en las dehesas de los Carvajáles y en la de San Petro de Almofrague, que es despoblado á orillas del Sangrera.

 Opinan algunos, y también lo encuentro fundado, que en las Albuéras pudo estar la población de LÍBORA, citada igualmente por Tolomeo y colocada, según algunos códices, muy próxima á la anterior, aunque varios autores han querido identificarla con Talavera de la Reina que se llamó alguna vez Medina Télbora y Ébura, suponiendo que aquel nombre fué anterior al de CAESARÓBRIGA; pero otros datos, y algunas inscripciones halladas en Portugal, parecen indicar que debió llamarse más bien TALABARA, nombre que corresponde, con ligera variación, al de Talabaira que le dieron constantemente los árabes.

Para mí es todavía más verosímil la identificación de LÍBORA, porque así se explica el nombre de Lébura citado por el Ravenate entre Toléton y Augustabria, el cual pudo tomarse del camino por la izquierda del Tajo, omitiendo por lo mismo el de CAESARÓBRIGA: ILVRBIDA queda á unas 3 millas al Este de Talavera de la Reina y LÍBORA á 10. 

Continuando por la orilla Sur del río, el camino debía pasar cerca de Malpica, que tiene castillo y ruinas romanas en las dehesas inmediatas, por el lado de la labranza de Tamuja, donde hay otras ruinas y mosáicos, cruzando probablemente el río Cedena cerca de la casa del Torrejón, y siguiendo el camino antiguo de Malpica, llamado más adelante de los Arriéros y de Toledo; hacia la confrontación por el Sur de la Puebla de Montalbán, debió ir por las dehesas y despoblados de Albaladejo y Castrejón, nombres indicadores de caminos y defensas, existiendo todavía restos del castillo de la segunda denominación.

 En esta parte se ofrece alguna duda; á unos 7 ú 8 kilómetros del Tajo, y entre él y San Martín de Montalbán, se hallan notables ruinas romanas contiguas á la ermita de Nuestra Señora de Melque, que fué la tercera bailía de los Templarios, y un trozo de calzada de 4 á 5 kilómetros que se dirige al castillo de los Montalbánes, habiendo á su lado lápidas y dos miliarias, una de ellas al parecer con el núm. XXXII: no creo probable que la vía de la izquierda del Tajo pasara por aquí, lo que la obligaría á un rodeo notable y á internarse por terreno algo más quebrado: podría ser un ramal que enlazase con ella algunas posiciones defensivas ó acaso trozo de un nuevo camino del que hablaré después; Cornide y Ceán colocan en Melque á la PATERNIANA de Tolomeo.

La distancia entre Talavera de la Reina y Toledo, por la orilla izquierda del Tajo, resulta de 53 millas.

No creen todos tan seguro que existiese igualmente camino romano por el Sur del TÁGVS, entre Talavera de la Reina y el Puente del Arzobispo; sin embargo, no puede menos de sorprender la circunstancia de que haya ruinas de aquella época, inscripciones y sepulcros, con los restos de un castillo, en la granja de Pompajuela, cuyo nombre quieren suponer que procede de Pompeyo, así como en el pueblo de Las Heréncias, al que pertenece aquella, las dehesas llamadas del Castillejo alto y bajo y además, en la del Castellano, á orillas del Gébalo y no lejos de su confluencia con el Tajo, el sitio nombrado Barranca del Castillo, donde hay restos de uno y varias ruinas y sepulcros.

Más al Sudoeste se halla el pueblo de Aldeanueva de Barbarroya, primero de cristianos que se fundó en el territorio de La Jara y en sitio donde estuvo antes el santuario de Santiago de la Zarzuela; en su término está el caserío de Retortilla: al Oeste de dicho pueblo, hay el fuerte del Castro y ruinas de un puente romano designado con el mismo nombre, sobre el río Huso á cuya orilla izquierda están las notabilísimas de la llamada ciudad de Váscos, en que hay evidentemente una parte romana; Fernández Guerra coloca aquí la RÍGVSA de Tolomeo: también existen ruinas romanas y de otro castillo en Azután, cerca del arroyo Andilucha y del citado Puente del Arzobispo. 

Además, todas las cumbres cercanas al Tajo están coronadas por fuertes ó atalayas, algunas de construcción árabe, y á veces, entre risco y risco, se ven anchos paredones para cerrar los pasos, todo lo cual indica el interés para defender esta línea y la posibilidad de que existiera comunicación á lo largo de ella.


Francisco Coello
Madrid 10 de Mayo de 1889.
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/vas-romanas-entre-toledo-y-mrida-0/html/00340e5c-82b2-11df-acc7-002185ce6064_3.html

Capilla del Condestable Alvaro de Luna en la Catedral de Toledo.

Don Álvaro y doña Juana Pimentel, abuelos del III duque del Infantado. Una copia de esta obra se encuentra en el castillo de Manzanares el Real

Capilla de San Ildefonso.Numero 8 en el plano. Está consagrada bajo la advocación de San Ildefonso. Su construcción data de finales del siglo XIV, por expreso deseo del cardenal Gil Carrillo de Albornoz, como capilla funeraria para él y su familia, que no la vio terminada. El cardenal Albornoz murió en Viterbo, Italia. Su cadáver fue trasladado a Toledo tres años después, fecha en que se hizo su sepulcro que se muestra exento en el centro de esta capilla.

La capilla ocupó el espacio de tres capillas antiguas. Es de planta octogonal, siendo de las primeras en que se impone el modelo de ochavo para capillas funerarias.


Sobre la clave del arco central de la entrada se encuentra una pintura con el retrato de Esteban Illán, personaje que proclamó a Alfonso VIII como rey de Castilla y lo hizo desde lo alto de la torre de San Román.

A la derecha del retablo se encuentra el sepulcro del obispo de Ávila Alonso Carrillo de Albornoz fallecido en 1514. Se considera la mejor obra de la capilla. Los restantes sepulcros son también enterramientos de la familia Albornoz.

Fue Alonso Carrillo de Albornoz el sexto hijo de Gómez Carrillo de Albornoz "el feo", que fuera consejero de Juan II y Enrique IV, y de Teresa de Toledo, hermana del I duque de Alba. Fue canónigo de Toledo, visitador y reformador de la orden de San Benito en España, obispo de Catania entre 1486-96, presidente de la chancillería de Ciudad Real y obispo de Ávila desde 1496 hasta su muerte.

Capilla del Condestable. 


Yace sepultado este gran varón en la Santa Iglesia de Toledo en su Capilla que editicó á nuestro glorioso Apóstol y Patrón Santiago, donde permanece su vulto de marmol en una cama de alabastro, y esculpido allí este epitafio :

AQUI YACE EL ILUSTRE SEÑOR D. ALVARO DE LUNA, MAESTRE DE SANTIAGO, CONDESTABLE QUE FUÉ DE CASTILLA, EL QUAL, DESPUES DE HABER TENIDO LA GOBERNACION DE ESTOS REINOS POR MUCHOS AÑOS, FENESCIO SUS DIAS EN EL MES DE JULIO AÑO DEL SEÑOR DE 1453. 

No en fue Julio, sino el 2 de junio. Aunque se puede leer la incorrecta fecha del 3 de julio.

Tras un simulacro de juicio, don Álvaro, será decapitado- degollado- en la plaza de Valladolid en 1453.

Pues aquel gran Condestable,
maestre que conocimos
tan privado,
no cumple que de él se hable, 
sino sólo que lo vimos 
degollado.

Capilla de Santiago. Número 7 en el plano. Llamada también capilla de Álvaro de Luna quien la mandó construir y quien la fundó como lugar de enterramiento para él y su familia. Es de las más grandes de la girola pues ocupa el espacio de tres de las antiguas, es de planta ochavada y estilo flamígero muy depurado y selecto, de los mejores ejemplos que se dan en España. Cuando murió, la capilla estaba todavía en obras así que su terminación corrió a cargo de su esposa Juana de Pimentel y más tarde de su hija María de Luna que fue quien mandó esculpir los sarcófagos de sus padres en 1498, probable fecha de la terminación de la capilla

En 1434, don Álvaro de Luna hace dotaciones a su capilla de Santiago y a sus Capellanes en la Santa Iglesia de Toledo. Don Álvaro de Luna fue maestre de la Orden de Santiago desde 1445 a 1453, y con el hábito de Maestre lo podemos ver en el retablo de su capilla de Santiago.

Cuando murió, la capilla estaba todavía en obras así que su terminación corrió a cargo de su esposa Juana de Pimentel y más tarde de su hija María de Luna que fue quien mandó esculpir los sarcófagos de sus padres en 1498, probable fecha de la terminación de la capilla

Los dos sepulcros exentos que están en el centro de la capilla corresponden al condestable Álvaro de Luna y a su esposa Juana de Pimentel. Las figuras orantes de las esquinas son en la del Condestable caballeros de Santiago y en la de su esposa frailes franciscanos.

En los arcosolios de las paredes están los enterramientos de Juan de Luna, hijo del Condestable; Álvaro de Luna, padre del Condestable; el arzobispo Juan de Cerezuela, hermano de madre del Condestable; y el arzobispo Pedro de Luna, tío del Condestable). Ahora pertenece a los duques del Infantado que tienen debajo de la capilla su propia cripta funeraria.

De su muerte pidió absolución Juan II al Papa Nicolás V para sí y para cuantos intervinieron en ella. Así lo escribe Alonso Díaz de Montalvo del Consejo Real de Castilla, que dicen fue uno de sus Jueces. El 21 de julio de 1454, algo más de un año después, muere el rey Juan II, consumido por los remordimientos de la traición a su amigo y consejero.

“El qual estuvo tres dias en el cadahalso, de donde Je llevaron los Cofadres de la Misericordia, y le enterraron en la hermita de San Andrés, Burgos, sepultura de malhechores. Después le trasladaron al Monasterio de San Francisco, y de allí á la Capilla de Santiago, que él habia labrado en la Santa Iglesia de Toledo. Aqui está conla Condesa de Montalvan Doña Juana Pimentel su segunda muger: con dos bultos de marmol que los representan. Dotó la Condesa en esta Capilla tres Capellanías, que son á provisión del Cabildo, y dexó para ellas un juro en el paso de la Torre de Estevan Hambran”. En el año 1430 don Juan Martínez de Contreras (1423-1434), arzobispo de Toledo, 1423-1434, Chanciller mayor de Castilla dona a su pariente don Álvaro de Luna tres Capillas en la Santa Iglesia de Toledo; las Capillas de San Eugenio, Santo Tomás y Santiago.

La semejanza de los dos monumentos funerarios del Condestable y de su mujer doña Juana pone de manifiesto que se fabricaron a un mismo tiempo, y así algunos años después de la muerte de don Álvaro. Muere doña Juana en diciembre de 1488. Casan doña Juana y don Álvaro en el año 1431.

Fue el arzobispo Contreras criado del arzobispo de Toledo Pedro de Luna, sobrino de Benedicto XIII, -el Papa Luna-, tío abuelo de don Álvaro. El 22 de junio de 1423 fue Contreras confirmado arzobispo de Toledo por Martín V, después de haber sido elegido por el Cabildo a instancias de Juan II. A él debemos la torre de la catedral de Toledo.

Arzobispos de Toledo.

1403-1414, Pedro de Luna, sobrino del Papa Luna. Era el Para Luna tío abuelo del Condestable.
1415-1422, Sancho de Rojas.
1423-1434, Juan Martínez de Contreras.
1434-1442, Juan de Cerezuela.

Fuente: http://palomatorrijos.blogspot.com.es/2010/10/la-capilla-del-condestable-en-la.html
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