viernes, 31 de enero de 2020

El Almojarifazgo en Toledo: Uso de Pesos y Medidas del Rey

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La utilización en exclusiva de cierto tipo de pesos, para ciertos productos, o de determinadas medidas, por el uso de los cuales había que pagar ciertos derechos, fue otro de los monopolios exclusivistas a partir de los que se detrajeron rentas para la hacienda real, 

Más arriba, hemos visto cómo en el mesón del trigo se tributaba en concepto de venta del grano, pero también en función de la utilización de los pesos y medidas del mismo, que en principio eran monopolio real, antes de ser cedidos, con el mesón, al concejo, 

Dentro de las tasas del padrón de portazgo de Toledo, en una de ellas se debía tributar por una serie de simientes al llamado peso de «Alcaná de la ~era» '11, En el que se debía pagar una cuarta de ochava de cada arroba de zumaque; de las restantes simientes, 2 dineros por fanega; por los cominos y la matalahúva, cuarta de ochava por fanega, 

En este caso, a diferencia de lo ocurrido en el mesón del lino, de debía pagar por el pesaje de las simientes no por su venta, También existieron otros pesos comprendidos ahora ya en el almojarifazgo toledano, que en un principio fue conocido como portazgo, Caso de las citadas más arriba "tiendas de los pesos", 

En 1360, el alcalde mayor de Toledo, Diego Gómez, encargó en su nombre al alcalde Diego González la elaboración de un padrón donde se contuviesen los derechos demandados en el peso situado en la tienda del rey, 

El encargo derivaba de una petición previa elevada por el cabildo de la Iglesia de Toledo ante Pedro 1, para que hiciese efectivos 2,800 mrs, anuales que donara al mismo, para sufragio de misas por su alma y la de sus antepasados, Sancho IV, práctica esta habitual en dicho rey tal vez por el remordimiento que le causara su forma de acceso al trono, los cuales se debían detraer de las rentas recaudadas en el citado peso. 

En la carta de respuesta del rey, presentada por el abogado del cabildo al alcalde mayor, se expone cómo dicha cantidad no se hacía efectiva, entre otras cosas por la negativa del concejo de la ciudad". 





En Sevilla y Murcia ", y en otras ciudades con almojarifazgos reales, fue muy frecuente que los reyes, por similares motivos al arriba expuesto, el sufragio de misas, donasen diversas sumas a detraer de alguna de las rentas que comprendía el almojarifazgo local. Esto fue causa de frecuentes conflictos entre la iglesia y los almojarifes locales primero, yentre aquélla y los respectivos concejos, cuando parte de dichos almojarifazgos fueron cedidos a las ciudades para engrosar las arcas concejiles. 

En la carta enviada por Pedro 1 al concejo toledano, se da cuenta de cómo era costumbre inmemorial que toda la seda, lino, cominos y otras mercancías vendidas al peso, así como lienzos, sayales y textiles para calzas, debían ser llevados a la tienda real para tributar derechos por ser allí pesados o medidos. 

Sin embargo el fiscalizador de los derechos del cabildo desconocía la cuantía a abonar en cada concepto, y ante la negativa del concejo a elaborar un padrón fue cuando se recurrió a la instancia real. 

Una vez recibida la carta del rey el concejo hubo de recaudar información para la elaboración del padrón, lo cual sólo puede significar una cosa, que no eran los propios agentes concejiles los encargados de la recaudación de las rentas en el peso real; sino, como en muchos otros casos, esta exacción se hallaría arrendada, bien al almojarife local, dentro del conjunto de las rentas del almojarifazgo real de la ciudad, bien de forma individualizada como una renta aparte. 

De ahí que el alcalde encargado de la elaboración del padrón hubiese de requerir testimonio de diversas personas sobre el montante de los derechos, a las cuales hizo jurar bien sobre la cruz y los Evangelios, en el caso de los cristianos, bien según su ley a los judíos; dado que buena parte de los arrendatarios de rentas reales, sobre todo los almojarifes, eran judíos.

En ocasinnes, sobre todo cuando se estudian las rentas comprendidas en los almojarifazgos, se tiene la impresión que la autoridad política lo que hacía con las rentas comprendidas en los mismos era arrendar al mejor postor una cierta capacidad de exacción fiscal sobre aquellos que realizasen determinadas actividades económicas, desinteresándose de lo restante, 

De manera que, con el paso del tiempo se fue olvidando, por parte de las autoridades competentes, no sólo las características de las rentas, sino también sobre qué supuestos se aplicaban o los montantes a los que ascendían; siendo así los recaudadores, en su mayor parte arrendatarios, los únicos en guardar constancia de tales extremos, a partir de documentos que guardaban en su poder y que en ocasiones habían desaparecido de los archivos locales e incluso reales, 

Finalmente, sólo después de la pesquisa realizada por el alcalde se pudo confeccionar el padrón de unos derechos que sin embargo se venían demandando inmemorialmente, 

En el mismo se contienen nueve apartados correspondientes a otras tantas variedades de artículos comerciales, o a determinadas formas de venta de los mismos, En el apartado dedicado a las especias, las que en él se contienen, así como los derechos demandados, son diferentes a los arriba vistos del peso del a1caná de la cera, 

Los mercaderes foráneos que llevasen especias, en sentido amplio, así como arroz, «alloras», algodón, añil en plomo u otros productos semejantes, a vender a Toledo debían'remitirlos al peso de la tienda real, donde de cada arroba debían abonar un derecho de cuatro onzas; que se especifica debía abonar el vendedor, para no hacerlo revertir sobre los vecinos, que en ocasiones estaban exentos de ciertas exacciones, 

Aunque en este caso también los compradores debían abonar un derecho por la compra, sin que se especifique si los vecinos estaban exentos; el cual ascendía a un dinero por arroba de producto; aunque si se trataba de «arazo», algodón, pimienta, canela, jengibre, añil, azogue, dátiles, «ietajarios», debía el comprador pagar dos dineros por arroba; mientras que del azafrán, clavos de «giroste» o «escamomia», debía abonar dos dineros, pero por libra, 

En cuanto a la seda, los forasteros que la introdujesen en capullos o simplemente la pasasen por el término, debían abonar de cada arroba media libra; mientras que si estaba hilada el derecho ascendía a cuatro onzas por libra; sin que el comprador debiese pagar derecho alguno,

 Si la seda en capullos o hilada era llevada por forasteros al peso para ser vendida, debían abonar la décima parte, mientras que por la hilada los compradores debían pagar un dinero por arroba, tanto si eran forasteros como vecinos, 

Estos últimos estaban exentos del diezmo anterior, pero si vendían su seda hilada debían abonar media libra de cada arroba, La seda vendida a ojo, tanto en capullo como hilada, estaba exenta si tanto ésta como los vendedores eran del término de Toledo; mientras que el comprador foráneo debía abonar de cada cien maravedís cinco dineros y dos meajas,

Por lo que respecta a los lienzos, de los traídos de fuera debía el vendedor abonar dos varas y 17 dineros por cada carga de dos costales; mientras que si los costales eran de más de cien varas, la exacción era de una vara y ocho dineros y medio; la misma que para cada costal si la carga era mayor, es decir, de tres costales de cien varas cada una. Tanto los vecinos de la ciudad como los del término estaban exentos de esta imposición. 

El capítulo relativo a los sayales dispone que aquéllos que trajesen sayales foráneos. fajas o telas para calzas, para ser vendidos, debían abonar media vara por pieza; mientras que los compradores pagarían cinco dineros por pieza de cien varas. Sin embargo los vecinos estaban exentos. tanto como compradores como vendedores. 

En el caso de los picotes, sólo los compradores, si no eran vecinos, debían abonar cuatro dineros por pieza. Si lo que se importaba era lana. hilada o en bruto, por parte de forasteros, éstos debían abonar de cada arroba por hilar un dinero. o una meaja de cada libra de la hilada. 

Una exacción curiosa era la demandada a los maestros de hacer «suchiellos». o «cospes» calzados por las judías, que debían abonar a la tienda tres pares de dichos «suchiellos» por año. Se trata por tanto de una exacción que recaía pues directamente sobre la producción y no sobre la compraventa o el uso de pesos y medidas para la misma. 

Los tenderos que importaban lienzos para vender debían pagar por cada cien varas dos coronados; mientras que de los sayales y telas para calzas, dos dineros por cada pieza. La cera aparece en dos apartados. 

En el primero se recoge la vendida según medidas. de la que los extranjeros debían pagar por aquélla que importaban para vender cuatro onzas por arroba. En el segundo, por la cera comprada a ojo por los forasteros se estaba obligado a pagar de cada cien maravedís cinco dineros y dos meajas; y en esta proporción según la cantidad comprada.





 Los vecinos de Toledo y su término estaban autorizados a vender su cera al peso o a ojo, así como a comprarla, sin pagar derecho alguno a la tienda y sin caer en pena alguna, pues como se indica «de todo son francos en la dicha tienda». 

Tal y como se hace constar en otro punto, donde se les consiente pesar las especias y otras cosas en sus propias casas o en otros lugares sin pagar pena o derecho alguno. Los que sí estaban obligados a acudir al peso de la tienda real eran los forasteros, que si no lo hacían serían multados con 62 mrs. que irían a parar al tenedor, arrendatario. de la tienda. 

Como se ha venido observando a lo largo de los distintos capítulos del arancel, se distingue claramente entre los vecinos y los forasteros, a la hora de la exigencia de exacciones; siendo generalmente inferiores o incluso inexistentes los derechos demandados a los habitantes del término; quienes además podían no hacer uso del peso de la tienda si así lo estimaban, sin sanción alguna. 

Esto se hacía para primar el comercio local y procurar que la plusvalía de las transacciones revirtiese en los vecinos, o en los comerciantes locales, como una medida más en favor de la repoblación. En Córdoba, cuyo fuero y derecho local derivaban directamente de los toledanos, también existió una tienda real, a la cual también se tributaba por el uso de pesos y medidas " 

En el siglo XV varios datos confusos nos hablan de una zona comercial conocida como mercado de los «Atalares», posiblemente un mercado cerrado que podría coincidir con la «Alcaicería» o la «Alcaná», y en cuya ubicación se procedería a la venta de la «ropa vieja» o estarían instaladas las «herrerías» ". 

Es de destacar aquí el hecho de que en el almojarifazgo de Sevilla, tan directamente derivado del toledano, y muchas de cuyas normativas pudieron ser exactamente las mismas que las aplicadas para la ciudad matriz, como la del portazgo, existieron derechos, rentas y exacciones también relativos a un «peso de los atalares», a las «alcaicerías», a las «herrerías de la cuadra» o a las ventas de los «ropavejeros» ".


jueves, 30 de enero de 2020

Capilla de Los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo

Resultado de imagen de Capilla de Los Reyes Nuevos de la Catedral de ToledoEs muy frecuente oír hablar de esta capilla de la Catedral Primada, pero resulta curioso para una gran mayoría saber que en ésta se encuentran integradas tres fundaciones reales: la primera, de Sancho IV, con autonomía propia plena hasta el 16 de enero de 1776, fecha en que por decisión de la Real Cámara quedó unida a la segunda, la propia de Reyes Nuevos, y la tercera, de la reina doña Catalina, que fue anexionada el 19 de diciembre de 1789. 

A partir de estas anexiones ha pasado a titularse, en su conjunto, Capilla de Reyes Nuevos. 

Capilla de Reyes Nuevos.

Existen así tres archivos independientes: el de la capilla de Sancho IV, el de las capellanías de la reina Catalina y el de Reyes Nuevos, los dos primeros ya catalogados, y el tercero en proceso y a punto de finalizarse. 





De los ya catalogados podemos decir que el documento más antiguo de la capilla de Sancho IV es un pergamino con sello de plomo cosido con cinta de seda de colores, fechado a 1 de agosto de 1317. 

Este conjunto de documentos, numerado del 1 al 590, está repartido en 25 carpetas. Los libros son 59, siendo el mas antiguo «Memoria de misas de la capellanía de Alonso de Mariana. Años 1550-1600» 

Resultado de imagen de Capilla de Los Reyes Nuevos de la Catedral de ToledoLos expedientes de limpieza de sangre comienzan con el de Martín de Mariana fechado el 22 de diciembre de 1549; se conservan solo 137, incluidos los de sacristanes y sochantres. 

El libro más antiguo de la Capellanía de la reina Catalina es el de actas capitulares, que comienza en junio de 1575 y llega a 1610, y el más moderno, del año 1640 (nº 36), contiene dos memoriales impresos que recogen las disputas entre los capellanes de la reina y los de reyes. Los documentos son 579, desde el año 1402 al año 1837.

 Los expedientes de limpieza de sangre comienzan con el del licenciado Luis Bonifacio de Tovar en 1572, siendo el último el de José Ramón Ordóñez San Pedro de 1771. 

Para la fundación de la Capilla del rey D. Sancho Capilla del rey D. Capilla del rey D. Sancho y su antecesora la de Reyes Viejos, más conocida como Reyes ViejosReyes Viejos de la Santa Cruz de la Santa Cruz, contamos de la Santa Cruz con un privilegio del rey don Sancho de 1385, por el que escoge su sepultura en la catedral de Toledo, y la noticia de los Anales Toledanos III, publicada por el padre Flores, del traslado del emperador D. Alonso y su hijo don Sancho en 1289, aunque en la capilla daban como cierta la fecha de 1290 según una petición que hacen en el año 1692 al rey Carlos II que dice así: 

«El Capellán Mayor y Capellanes de la Real Capilla de los Reyes Viejos, sita en la Santa Iglesia de Toledo, puestos a los reales pies de V. Mag., dicen: Que la fundación de su capilla se hizo el año de 1290, por el Señor Rey Don Sancho, cuarto Rey de Castilla (que por su mucha justicia alcanzó nombre de Bravo) colocándola en el sitio del Altar Mayor para su entierro, con título de la Santa Cruz (que vulgarmente se llama hoy de los Reyes Viejos) y también hizo trasladar a esta capilla el cuerpo del Señor rey D. Alonso el Séptimo, poniéndole al lado del Evangelio, y junto a él hizo poner el cuerpo del Señor Rey Don Sancho Tercero, su hijo (aunque por sus muchas virtudes, y lo poco que le gozaron estos reinos se llamo el Deseado) y no habiendo podido el señor Rey D. Sancho hasta el año de 1294, en que murió, dotar esta Capilla, se mando enterrar en ella, al lado de la Epístola, y que el Señor Rey D. Fernando el Cuarto su hijo, la dotase, y nombrase capellanes, como lo hizo para su sustento y el de doce capellanes … apartó de sus Reales Almojarifazgos el derecho que la ciudad de Toledo le pagaba de las carnecerías de los cristianos …» 

Este privilegio fue confirmado por su hijo el rey Alfonso XI, concediéndoles de nuevo la propiedad de las carnicerías, tablas y tajos, y el derecho del pescado del río que se vendiese en Toledo (que entonces era considerable), y «nombrando un Capellán Mayor para que gobernase la Capilla, en ella enterró a D. Pedro su hijo y de Dª. Leonor de Guzmán, mandando que se pusiese un portero que guardase su sepultura, que es el de la maza que hoy tiene la Capilla.» Esta petición al Rey la hace D. Carlos Venero y Leiva, Capellán Mayor de Reyes, Canónigo de la catedral, y reformador a su costa de la iglesia de san Cipriano.

Archivo: Capilla de los Reyes Nuevos (1531-1534).  Catedral de Toledo.jpg
No se cita a Sancho Capelo, el destronado rey de Portugal, ni al infante Pedro de Aguilar ni a don Sancho de Aragón, Arzobispo de Toledo1 , que murió degollado en Jaén el 21 de octubre de 1275, y estuvo enterrado debajo del altar. 

En época de los Reyes Católicos el arzobispo Jiménez de Cisneros solicitó y obtuvo licencia de los reyes para acometer la gran obra que hoy admiramos, el ensanche de la Capilla Mayor y su grandioso retablo, que por otro lado nos ha privado de la primitiva capilla Real. Esta capilla se trasladó siendo obrero mayor el canónigo Alvar Pérez de Montemayor a la cercana del Espíritu Santo, dando fe de ello la existencia de una lápida con la siguiente inscripción: 

«ESTA CAPILLA DEL REY DON SANCHO DE GLORIOSA MEMORIA FUE FUNDADA SO INVOCACIÓN DE LA CRUZ, DO AHORA ESTA EL ALTAR MAYOR DE ESTA SANTA IGLESIA Y, QUEDANDO LOS CUERPOS DE LOS REYES A LOS LADOS DEL ALTAR. FUE TRASLADADA AQUÍ POR MANDADO DE LOS CATÓLICOS PRINCIPES DON FERNANDO E DOÑA ISABEL, NUESTROS SEÑORES, EN 18 DE ENERO DE 1498 AÑOS». 

Aquí siguió la capilla hasta el siglo XVIII en que se incorporó a la de Reyes Nuevos. 

Resultado de imagen de Capilla de Los Reyes Nuevos de la Catedral de ToledoEn principio se creía que los bultos de los reyes eran meros cenotafios, pero son verdaderos ataúdes con los correspondientes cadáveres, como pudo comprobarse en la revisión realizada en 1947 de la que fue testigo D. Juan Francisco Rivera, canónigo archivero, Capellán Mayor de Reyes y académico, que en paz descanse. 

En el lado derecho descansan Sancho IV, muerto el 25 de abril de 1295 y el infante Pedro de Aguilar, hijo de Alfonso XI y Leonor de Guzmán. 

En el lado izquierdo se encuentran el emperador Alfonso VII y Sancho III. 

El ajuar de estos sepulcros se guarda en la sacristía: la corona, espada y espuelas de Sancho IV y el edredón que le sirvió de mortaja, los zapatos del infante de Aguilar y el almohadón de Alfonso VII. 

La que hoy conocemos como Capilla de Reyes Nuevos no es otra cosa que el traslado de la que en principio y por fundación estaba situada en los pies de la iglesia, de la cual hoy sólo se conserva lo que era la sacristía, llamada de los Canónigos, actualmente la capilla del Tesoro. 

Su superficie se extendía hasta la capilla de doña Teresa de Haro por un lateral, y por el otro desde la columna que tiene la escalera que sube a la torre hasta la columna de la Descensión. 





Aunque son muchos los autores que se han ocupado de esta capilla, no está de más recapitular lo que se ha dicho de ella.

 La nueva capilla fue deseo del rey D. Enrique II, como aparece en las primeras cláusulas de su testamento, otorgado en Burgos el 29 de mayo de la era de 1412, año 1374: 

«lo segundo mandamos este nuestro cuerpo que Dios nos dio a la tierra de que fue echo y formado para que sea enterrado honradamente como de rey en la iglesia de santa María de Toledo, delante de aquel lugar donde anduvo la Virgen Santa María y puso los pies cuando dio la vestidura a santo Alfonso en la cual nos, habemos muy gran fuerza y devoción porque nos acogió e libro de muchas priesas y peligros cuando la hubimos menester, e mandamos e tenemos por bien que en el dicho lugar sea echa una capilla, lo mas honrada que ser pudiere y que sean puestas y establecidas doce capellanías perpetuas que canten y digan los capellanes dellas cada día misas rezadas, y estos doce capellanes que hayan su salario cada año e cada un capellán mil y quinientos mrs».

 Siguen otras cláusulas referidas a los capellanes, misas, forma de ganar los estipendios y perderlos y otras referidas al Deán y cabildo de la catedral. 

Esta renta y las demás cosas que establecieron que hubiese en su capilla y que habían de pagarse, mandó que estuvieran impuestas todas en la cabeza y pecho de los judíos de Toledo.

Firmó su testamento el año 13743 y murió en 1379 sin ver terminada su capilla. Su cuerpo fue traído por su hijo en el año 1380 desde Valladolid donde había estado enterrado pero la capilla no comenzó a tener servicio hasta el 1 de enero de 1382. 

La reina Catalina, mujer de Enrique III, fundó sus capellanías en 1415 en esta capilla, cumpliendo las memorias en el altar de Santiago.

 Conocemos una descripción de la capilla asociada a los relatos del traslado, que hasta ahora se ha venido atribuyendo a Diego Vázquez de Contreras, capellán de Reyes Nuevos. El primero en citar a Vázquez es Cristóbal Lozano4 en su obra «Reyes Nuevos de Toledo». 

Por otra parte Pedro Salazar de Mendoza, en su «Chrónico de el cardenal don Iuan Tavera»5 cita como fuente un traslado notarial aventurando que quizá lo hubiera publicado ya Blas Ortiz6 , en la descripción de la catedral «que anda impresa», ya que como vicario estuvo presente en el traslado. Diego Vázquez de Contreras, hijo de Diego Vázquez y Juana de Contreras, hermano de Alonso de Contreras, caballero de la Orden de San Juan, racionero de la catedral, rector del Colegio de Infantes y Capellán de Reyes Nuevos, tomo posesión de su capellanía el 2 de julio de 1544 por lo que no parece probable que presenciara el traslado en 1534,pero era muy conocido por ser el traductor de la edición toledana del Orlando . 

Dejó un manuscrito «Constituciones del Emperador Carlos» , realizado en 1586, que recoge el traslado de la capilla de Reyes Nuevos y un plano esquemático, donde él mismo reconoce que el autor del relato es Juan López de León. Conocemos un Juan López de León , canónigo, que en su juventud siguió la carrera de las armas sirviendo al rey Juan II, en calidad de escudero, gasto parte de su fortuna en la reconstrucción de la capilla de San Martín, fallecido en 1529. 

Otro Juan López de León, su homónimo Capellán de Reyes tomó posesión con anterioridad a 1534, ya que presencio el traslado de la capilla, y falleció el 7 de diciembre de 1585, según testimonio del propio Diego Vázquez: «El Sr. Juan López de León a quien se debe en realidad de verdad todo lo bueno de estas cuentas que oy se saven en la capilla y de otras cosas de arta importancia. 

Dios le de paciencia para llevar el purgatorio que padece en las sus graves enfermedades que le han necesitado estar sin salir de su casa mas de diez años y sin poder salir de una cama ni aun menearse en ella casi tres años y en este estado ayuda con su buen consejo y destreza en cosas que se ofrecen de dudas en estas cuentas … quando esta hora llegare faltaranos a uno de los mexores aritméticos de España, grande latino y griego y grande servidor de su capilla, varón de gran templanza y de gran caridad y limosna». 

Y añade al margen: «Fallecio domingo antes de amanecer día de Santa Concepción de Nuestra Señora que se contaron ocho días de diciembre de 1585» Poco más sabemos de este capellán, que podría ser el mencionado por el padre Flórez, refiriéndose a la crónica de Lucas de Tuy: 

«Juan López de León, capellán de Reyes Nuevos y varón diligente en lo historial puso al margen Urbano, en lugar de Juliano, atribuyendo a yerros de amanuense la mutación»

Y con seguridad es el autor de la nota del manuscrito 158, Chrónica de España: 

«comprado por Juan López de León, capellán de Reyes Nuevos de Toledo, al librero A. Cabrera el 30 de enero de 1567». Presentados nuestros capellanes parece que Diego Vázquez pasa a limpio en la última parte de su copia de las «Constituciones…» 

el texto de Juan López de León 

«Copias de papeles curiosos de la Capilla de Reyes Nuevos de Juan López de León capellán contador en ella sacados 15 de septiembre 1565» 

Tras una primera parte dedicada a ajustar la contabilidad de la capilla, con la equivalencia de las monedas en que están expresadas las dotaciones antiguas y sus valores y la forma de repartirlas nos ofrece su: 

«Descripción de la Capilla antigua y como estaban en ellas las sepulturas de los gloriosos reyes por que sé que muchas personas lo desean saber y yo lo prometí descrivillo y para que mejor se entienda encargue a un amigo pusiese en planta aquel lugar como aparece en la plana siguiente, en la que se han de considerar en el lugar del altar mayor, dos altares mayores iguales en todo, divididos y apartados por medio con muy poco hueco y unas cortinas voladas de la pared con que aunque estuviese diciendo misa en ambos altares no se viese un sacerdote al otro, el altar tenia por retablo como dio Ntra. Sra. su casulla a san Ilefonso y el otro la Asunción de la Virgen» 

No he podido averiguar quién fue el amigo que trazó la planta, que luego copiarían Vázquez y el secretario Vivanco. Veamos lo que nos dicen las notas escritas en el dibujo: 

«puerta para entrar aquí que era la sacristía que esta debajo de la torre, los canónigos dicen misa en ella ahora. Por la labor que hoy se muestra en alto de esta sacristía se puede entender que tal debiera ser la labor que cubría el cuerpo de este edificio de la capilla, y bien me acuerdo haberla visto, que eran unos artesones y pinas de gran cuerpo todo dorada y azul, bien es decir que se cumplió en la labor y en todo lo demás la voluntad de su fundador don Enrique, rey virtuoso / así se llevara todo adelante lo que a esta real capilla y a su dotación de horas que dejo el rey don Enrique III su nieto tocaba» 

A derecha e izquierda de la puerta, los asientos de los capellanes. Mirando al interior de la iglesia nos indica la subida a la torre y la puerta principal y en frente la salida a la claustra.

 «Estas sepulturas estaban altas del suelo casi una vara, respetando la mano derecha como aquí están, teniendo las cabezas como han de estar hacia aquí y los pies hacia las gradas de los altares, mano derecha que los reyes están a la mano derecha de las reinas, aunque en la capilla no se guardo este orden porque no habiendo de estar las sepulturas iguales es mas preeminente lugar la del Evangelio, y ese se dio al rey don Juan I, porque aunque el rey don Enrique II su padre fue el que mando que se hiciese la Capilla, verdaderamente se debe su fundación y dotación y todo su ser de aquel tiempo al rey D. Juan su hijo, y a su nieto el rey don Enrique III la dotación de las horas después».

En la columna de la Descensión:

«Aquí había un altar como daba Ntra. Sra. la Casulla a san Ilefonso, y era antes el enterramiento del rey don Enrique II. Y aquí esta su cuerpo»

Enfrente de este altar estaba situado el del «apóstol Santiago, que era el enterramiento de la reina doña Catalina y aquí estaba enterrado su cuerpo. Era el altar de sus capellanes». En el centro cuatro tumbas colocadas con los pies hacia las gradas de los altares: 

Dª. Leonor D. Juan I Dª. Juana D. Enrique II Cabeza Cabeza Cabeza Cabeza Un grupo de lámparas Y elevado sobre dos gradas los altares Ntra. Sra. de la Asunción y como dio la casulla». 

Hasta aquí la descripción del dibujante. Sigue la de Juan López de León.

En la Capilla antigua estaban en medio de ella 4 bultos, de dos reyes, don Enrique III y de don Juan y sus dos mujeres. 

Y los bultos, del rey don Enrique II estaban a las espaldas del pilar de n(ues)tra. Señora, y la de la reina doña Catalina estaba a la otra parte a la pared de la claustra en el hueco que hacen los dos pilares mas adelante de la puerta de la claustra que agora se hace que es ande este año de 1566 quedo esto era una». 

Copia los epitafios y datos biográficos e históricos corrigiendo fechas y tras describir el traslado termina: 

«Lo cual fue echo ansi, y se traspasaron y trasladaron los cuerpos destos santos Reyes con toda suntuosidad y aquel día holgaron en la ciudad, y se les dijo una misa entre los dos coros estando presentes los cuerpos y de allí los regidores y jurados con el Corregidor desta ciudad que al presente es el Mariscal de Navarra y con toda la clerecía los llevaron a hombros, y fue todo esto hecho en día 19 de mayo de 1534. 





El cual día yo Juan López de León que esto escribo en 17 de 0ctubre de 1565 me halle aquel día en la capilla presente como capellán que soy el menor della (y lo era entonces) y lo senté esto por memoria el año y mes en que sucedió y olvídoseme el día cierto en que había sucedido, unos cuatro días mas o menos y por tanto deje este día en blanco y este año de 1565 deseando saber que día avia sido falle en el libro que hizo Blas Ortiz, Vicario de Toledo, que la intitulo descriptio ecclesie toletanas, dice que fue este día 19 martes, kalendas Junii M DXXXIIII (1534), por lo cual colegí que fue el sobre dicho martes 19 de mayo, día de San Bernardo».

Luego añade: «Rodrigo de Acevedo, hijodalgo y cristiano viejo y no muy rico y conocido mío, que poso muchos años en la calle del Mármol, junto a san Juan de los Reyes de Toledo, me mostró un libro suyo de estos y otras muchas cosas, ponía por memoria y para averiguar yo esto después de muchos años que murió, procure de haber dicho libro y lo uve yo hoy 5 de marzo de 1566. 

Al detalle que ponía de haber sido trasladada la capilla un viernes a 29 de mayo de 1534, a lo cual no daría menos crédito que a Blas Ortiz, porque Acevedo lo escribió el día que acaeció y no se contradice en nada, y Blas Ortiz lo debió buscar después en algún libro que debía de tener, tercio décimo kal. de junii … El libro de Rodrigo, decía así, pasaron los reyes a la capilla nueva viernes 29  del mes de pasaron los reyes a la capilla nueva viernes 29 de del mes de mayo de 1534 años, con mucha solemnidad y todas las ordenes mayo de 1534 años, con mucha solemnidad y todas las ordenes e curas e beneficiados e cofradías e canónigos e racioneros e curas e beneficiados e cofradías e canónigos e racioneros e todas las cruces de las parrochias y les dijeron una misa e todas las cruces de las parrochias y les dijeron una misa e cada uno de los reyes por si en andas, y en sus ataúdes con una cobertura de brocado negro encima e todos los regidores una cobertura de brocado negro encima e todos los regidores los llevaban a los cuerpos. los llevaban a los cuerpos. 

Yo Rodrigo de Acevedo lo vi e dos de mis hijos Bernabé Acevedo y Juan de Acevedo, plegó a Dios que todos ganemos Acevedo y Juan de Acevedo, plegó a Dios que todos ganemos la gloria, amen, Pater Noster, Ave Maria gracia plena. la gloria, amen, Pater Noster, Ave Maria gracia plena. 

Dominus tecum benedicto Dominus tecum benedicto… Dominus tecum benedicto Dios de a gloria que bien merecía por ser cristiano viejo que no trascendía demasiado como suelen notar los consejos, hablando con mesura, pero esto no lo digo en competencia, ni en juicio de ellos ni de nadie, plegó a Ntro. Sr., tales todos que como buenos cristianos sirvamos a Dios y vamos a gozar de El, aunque la calidad de mis antepasados, que los hizo Dios todos cristianos viejos, yo Juan López de León lo agradecí a mi Dios, sino que lo aprecie y estime como lo hizo y en lo demás virtud sola nobilit» 

Revisado el padrón de toledanos en 1561, publicado por nuestro compañero Julio Porres12, nuestro Juan López de León resulta ser vecino de Rodrigo ya que vivía en el Mirador de Barrio Nuevo, cerca de la calle del Mármol. 

Vemos como la preocupación por la limpieza de sangre impregna todos los espacios y como el título de esta conferencia ha sido un mero pretexto para sacar a la luz la figura de Juan López de León y reivindicar su descripción, ignorada por Cristóbal Lozano que prefirió la copia en limpio de Diego Vázquez de Contreras.





MARIO A RELLANO GARCÍA 
Numerario



Entre Asturias y Galicia: De Los Oscos a la Playa de las Catedrales

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Existe un lugar mágico en Asturias, lleno de ríos y cascadas, preciosas rutas de senderismo, pequeñas aldeas de singular belleza y bosques dónde habitan seres entrañables.

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Un lugar dónde los artesanos trabajan como antaño conservando lugares únicos dónde la gente no tiene prisa y te dedica siempre su mejor sonrisa.

Indice:

  1. Como Llegar a los Oscos
  2. Santa Eulalia de Oscos
  3. Comer en Los Oscos
  4. San Martín de Oscos
  5. Villanueva de Oscos
  6. Taramundi
  7. Comer en Taramundi
  8. San Tirso de Abres
  9. Vegadeo 
  10. Castropol
  11. Ribadeo
  12. Comer en Ribadeo

para saber mas:



miércoles, 29 de enero de 2020

Senda de las Moreras, un camino nuevo en la Ciudad Vieja de Toledo

SENDA DE LAS MORERAS, UN CAMINO NUEVO EN LA CIUDAD VIEJA [JOSÉ RAMÓN DE LA CAL]

Vista de la muralla desde la Vega y plano de los caminos entre ésta y el río Tajo. 

Manuel Antonio Carbonero, 1798[Publicamos la memoria del proyecto de la “Senda de la Moreras”, con el objeto de contribuir a un conocimiento más razonado de otras formas posibles de proceder del urbanismo, en clave de naturalización y recuperación del paisaje histórico en la Vega Baja]

“Toledo es ciudad de valores singulares, una incalculable herencia acumulada a lo largo de siglos que le otorga identidad.

La ciudad va más allá de las murallas, engloba el paisaje, que construye también la ciudad. La imagen de Toledo es la unión entre lo natural y lo construido. La relaciones físicas y visuales que se establecen entre Toledo y su paisaje circundante deben ser protagonistas de un nuevo planteamiento de ciudad.





El proyecto busca detectar los valores que desde el paisaje permitan aportar caminos posibles que recuperen y sumen riquezas ignoradas, que contribuyan al planteamiento y la construcción de una ciudad mejor para todos.

La paralización de las excavaciones de Vega Baja en el año 2006 deja en suspenso el papel de este paraje en la ciudad. Un gran vacío, cercado y sin finalidad, acaba originando una frontera entre el final de los barrios de Santa Teresa y Poblado Obrero y el campus de la Fábrica de Armas, la ribera del Tajo y el barrio de San Pedro el Verde.

Los vallados entorno a las excavaciones se han modificado en los últimos años para permitir el paso a través de este lugar desde la avenida Mas del Ribero hasta San Pedro el Verde. Sin embargo, aunque esta actuación comunique la ciudad a ambos lados del vacío, la imagen que proporcionan estas vías es de eventualidad y, paradójicamente, se enfatiza su condición de límite ya que se multiplican las barreras junto a los caminos. El paso se realiza entre vallas. El entorno de la Vega Baja y el Circo Romano tradicionalmente no han sido lugares cerrados. 

La instalación de límites transmite el mensaje de que hay que proteger el valor arqueológico de la zona de los propios ciudadanos. Es una imagen negativa para el conjunto de la ciudad patrimonio, desde lo público se cuestiona la capacidad del ciudadano de apreciar y cuidar sus bienes patrimoniales.

Trazado de la senda de las moreras, desde la Plaza de la Calera al río Tajo

Es necesario facilitar la unión entre la ciudad y la ribera del río, especialmente en este lugar donde la topografía es propicia. Este proyecto propone la primera de las sendas que recorren la Vega Baja y favorecen una transición desde el territorio antropizado de la ciudad al borde natural del río.

El proyecto define el camino que se entiende como una prolongación de la calle Armeros hasta el río, atravesando el sitio arqueológico y extendiéndose por la calle Lima hasta la ribera del Tajo.

Se propone otra forma de urbanizar, sensible al lugar en el que se implanta, desde el punto de vista físico e inmaterial. La urbanización tradicionalmente entendida en este lugar, sería agresiva con el paisaje de la vega y su memoria.

 El proyecto toma como punto de partida el carácter de las sendas que recorrían y organizaban este lugar. La red de caminos arbolados que comunicaba la ciudad histórica con las huertas y el río Tajo. Al igual que aquellas sendas, el proyecto propone recorrer el vacío bajo la sombra de las moreras.




El camino proyectado une las avenidas Mas de Ribero y San Pedro el Verde con una pendiente regular que establece un acuerdo entre las dos calles, con una diferencia de cota de dos metros. La superficie de la senda se traza con una pendiente continua sobre una elevación de tierras que se adapta a las irregularidades de vacío y las excavaciones preexistentes. 

Este terraplén se forma utilizando las tierras que se retiraron durante la excavación arqueológica, almacenadas en terreras en la superficie. Sobre éstas se dispone zahorra natural compactada y un estrato final de jabre rojo que define la superficie del camino.





Sección del camino construido con las terreras existentes

El camino discurre sobre los restos arqueológicos documentados y estudiados en 2006 por los arqueólogos D. Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo y D. Antonio Laguna, a los que agradecemos la información y documentación gráfica exhaustiva aportada para el estudio y redacción de este proyecto, consultadas en: Rojas Rodríguez-Malo, J.M; Gómez Laguna, A.J; “Intervención arqueológica en la Vega Baja de Toledo. Caracterísiticas del centro político y religioso del reino visigodo” en: Caballero Zoreda, L.; Mateos Cruz, P; Utrero Agudo, M.A. (coordinadores), El siglo VII frente al siglo VII. Arquitectura (visigodos y omeyas, 4, Mérida 2006). Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, 2009.

El segundo tramo de la senda tiene un carácter diferente. Transcurre por la calle Lima, un camino consolidado y paralelo al muro del recinto de la Fábrica de Armas.

 La actuación en esta parte se basa en la limpieza y saneo de sus límites y la ejecución en superficie de la capa de jabre rojo.

La sección transversal del camino tiene ligeras pendientes a ambos lados para que desagüe con facilidad hacia su base, drenada. 

Los taludes del terraplén se tratan con una hidrosiembra cuyas raíces favorecen su estabilidad. 

El talud en su base se asienta sobre una capa geotextil anti-raíces que protege la base del terreno y los restos arqueológicos existentes.

La senda es recorrida por una hilera de moreras plantadas en el lado sur cada seis metros de distancia. La morera ha sido utilizada tradicionalmente como árbol ornamental en las vegas de los ríos y ha estado vinculada a la producción de seda. 

Todavía hoy existen alineaciones de moreras en el ámbito del río Tajo y su vega. El desarrollo de sus raíces es horizontal, por lo que, plantada sobre la elevación artificial de tierras, no interferirá con los restos arqueológicos.

 La utilización de las moreras proporciona una protección de sombra para la senda y al mismo tiempo es respetuosa con el modo natural de construir y la memoria del lugar, un nuevo camino en la ciudad vieja.



martes, 28 de enero de 2020

Unas notas sobre "Bolo"

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Bolo es el gentilicio familiar. con que somos designados todos los toledanos; así nos llaman las provincias limítrofes a Toledo: la provincia del bolo. .

Pero a pesar de la difusión del término, no se recoge en ningún diccionario esta acepción. a excepción del Diccionario Manual e Ilustrado' de la Real Academia E.\paí1o/a, edición del año 1989. coordinado por Alonso Zamora Vicente. 

Si existe algún apodo para referirse a los toledanos fuera de nuestra ciudad ese es el de «bolo». Pero en este caso tampoco hay acuerdo sobre el origen de este adjetivo que se ha usado durante generaciones y generaciones. 

Y es que tal y como es usado en Toledo presenta connotaciones cariñosas porque un toledano nunca usaría para insultar el término «bolo» y así, expresiones como, «si bolo», «no bolo», «anda bolo», «tontolbolo», o «qué bolo eres» forman parte de nuestro lenguaje y son una seña de identidad de los toledanos.





Según cuenta en su web tasioeldetoledo, una de las explicaciones nás antiguas data del siglo VI, concretamente el año 589. En este año se celebró el III Concilio de Toledo, en él el rey Recaredo abjuró públicamente del arrianismo para reconocer a la iglesia católica. Al tomar juramento al rey, se le formuló una pregunta que era algo así como «Queréis abrazar la verdadera fe católica,». 

La respuesta del Rey fue: «Ego volo» (= sí, quiero). Una de las teorías más aceptadas se remonta al siglo XIV, cuando el arzobispo de Toledo Gil Álvarez de Albornoz fundó el Real Colegio Mayor de San Clemente de los Españoles en Bolonia, Italia. 

Algunos toledanos se iban a estudiar allí, dada la relación del arzobispo con la ciudad, y al regresar a Toledo, se les denominaba «bolos», por Bolonia. Otra de las explicaciones de esta expresión está relacionada con los aceros toledanos. 

Los armeros toledanos se surtían de aceros producidos en acerías vascas. Las muestras de ese producto eran unas bolas de acero al carbono que en la jerga siderúrgica se denominaban «bolos». Así, los vascos se referían a Toledo como «la provincia de los bolos». Pasando la asignación a sus habitantes.

El vocablo es general de los hablantes de la provincia; pero también se registra en pueblos de la provincia de Ciudad Real, que lingüísticamente hablando son toledanos: Retuerta del Bullaque, Navas de Estena, Horcajo de los Montes y Anchuras. 

Rica es la variedad de tonos con que cuenta este significante, muchas veces dependiendo del contexto y la entonación: ¡Qué bolo.'; tonto el bolo (tonto en grado superlativo, sin remisión); cacho bolo (crédulo); ¡"que no, holo:' (réplica o corrección); ¡"que sí, bolo.' (reafirmando o reca1cación cariñosa de una aseveración). 

Las frases o construcciones verbales, asimismo, son abundantes: ¡Será hola.'; tocarse e/ holo (vaguear, zanganear); ser mas bolo que Anchuras; ser más bolo que Bias o bolo B/as; ¡tócate el bolo.' (fastídiate); meter el halo (no hacer trabajo que corresponde a uno mismo. cargándoselo a otro): estarse con el bolo colgando (frase que denota desidia o torpeza); ¡me vas a tocar el bolo.' (me vas a fastidiar); Jlevar el hola entre las patas (ser un vago o un gandul); ¡no mejodas, no seas bolo! 

En cuanto a los adjetivos podemos encontrar bolazo, balón, bolonazo (con un marcado carácter de grado superlativo). Las mujeres siempre son más eufemísticas y utilizan el afectivo bolis. 

En el repaso histórico el Diccionario de Autoridades del siglo XVIII recoge las expresiones: dar bolo. ser halo. y dice así: «en el juego de las cargadas (juego de 36 naipes, en que el que no hace haza es bolo y pierde, y cuando todos los que juegan hacen bazas, el que tiene más, por estar cargado de ellas, pierde también) dar hola es hacer uno todas las bazas, y ser bolo es quedarse sin hacer alguna, mediante lo cual pierde calidad. que se paga aparte, y también el juegü».

 En el siglo XVII Gonzalo Correas en el Vocahulario de refranes yf;'ases proverbiales, y en la Picara Justina, del licenciado Francisco de Úbeda, se recoge la siguiente frase: «holos son diablos, que se usa cuando sucede alguna cosa no esperada, y que sale felizmente, o cuando alguno intenta algo, fiado de una casualidad dificultosa, por si puede acontecer y dar éxito a lo que solicitm;.

 En la Comunidad Autónoma de Aragón llaman así a la almohadilla prolongada y redonda o mundillo en que las mujeres suelen hacer los encajes de bolillo.


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