jueves, 7 de junio de 2018

Belvís de la Jara y su Entorno

BELVÍS DE LA JARA, UN POCO DE HISTORIA

Paisaje de La Jara Baja cerca de Belvís

Nuestra excursión de hoy comienza en Belvís de la Jara, el pueblo de mayor número de habitantes de la Jara Baja en cuyo término abundan los yacimientos arqueológicos que nos indican la presencia del hombre desde el paleolítico, como nos demuestra el hallazgo de útiles de piedra tallada en la zona del Viñazo. 

También se ha encontrado industria pulimentada datada en el neolítico y el calcolítico, época a la que pertenecen unos de los primeros vasos documentados en España pertenecientes a la cultura Campaniforme.



Cerámica de la Edad del Bronce en la tumba excavada de El Carpio

Damos un salto en el tiempo de un par de milenios y tenemos que referirnos a la tumba hallada en la labranza de “El Carpio”. 

Un enterramiento de características principescas, como se deduce de la calidad de los objetos metálicos de hierro y plata y el ajuar cerámico de tipo orientalizante aparecidos en su excavación y que nos hablan de una influencia del mundo tartésico en las culturas de la zona, allá por el siglo VII antes de Cristo.Inscripción ibérica de Los Maíllos

En el paraje conocido como Los Maíllos encontró don Fernando Jiménez de Gregorio, belviseño ilustre e historiador de estas tierras, una curiosa inscripción ibérica grabada sobre un gran fragmento de cuarcita. 

Son varios los asentamientos romanos documentados en el término y el Padre Fita asegura que el “Castellun Ciselli” se hallaba en el paraje del Tajo conocido como Canturias que, erosionada la ribera por el río, acabó desplomándose sobre sus aguas. 

En el desaparecido lugar de Aguilera parece que existió un convento femenino en época visigoda o paleocristiana.

Sepultura romana descubierta por las aguas en la desembocadura de el Jébalo

También en esta zona cercana a la desembocadura del Jébalo en el Tajo se encontraron al bajar las aguas del embalse de Azután restos de una de las muchas atalayas medievales de observación y refugio que defendían estas tierras fronterizas.Cruz a la entrada de Velvís de la Jara

En 1081, pocos años antes de conquistar la Talabaira musulmana, Alfonso VI recibe la fortaleza de Canturias del rey de la taifa toledana a cambio de ayudarle en su defensa contra el reyezuelo de Badajoz. 

Una vez conquistada la villa de Talavera, comienza la repoblación de estos territorios. Con ella se puebla el lugar cercano de “Pajares” y a principios del siglo XV Talavera concede permiso para establecerse en el actual Belvís a un tal Juan Ladurda y otros compañeros. 


Como casi todos los pueblos jareños también éste permaneció unido a Talavera, capital del alfoz, hasta que a mediados del siglo XIX se abolieron los señoríos.Olivares, almendros y casillas en Belvís

Antes de ello, había sufrido Belvís los avatares de la Guerra de la Independencia con las idas y venidas de las tropas españolas y francesas. También anduvieron por aquí algunas partidas carlistas como la del famoso “Palillos” o la del violento “Jara. El general Prim y sus tropas se alojaron en Belvís durante su recorrido por estos montes mientras huían hacia Portugal

DAMOS UNA VUELTA POR BELVÍS DE LA JARA

EL CONJUNTO URBANO

La decadencia del medio rural

La plaza, con los soportales del ayuntamiento y algunos de los edificios que la conforman, conserva cierto sabor. 

Es interesante recorrer la Calle Real en la que se puede observar un conjunto de viviendas construidas con la arquitectura tradicional de La Jara Baja, entre las que destacan algunas edificaciones de calidad de finales del siglo XIX e inicios del XX. 

Son típicos los arcos rebajados con rejería en las ventanas de planta baja y los balconajes de hierro en el primer piso. 

Las fachadas están enfoscadas y el recercado de los huecos se pinta en color diferente al de los muros. 

Frente a la almazara donde se prensa el fruto de los magníficos y extensos olivares de Belvís se ha levantado un monumento con los rulos de un antiguo lagar de aceite.

Reja antigua en Belvís de la Jara

IGLESIA

Junto a la plaza se encuentra la iglesia que es un templo modesto pero que conserva algunos de sus elementos mudéjares de interés, seguramente procedentes de la segunda y tercera reconstrucciones que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo XVI. 

Es un edificio de tres naves con ábside plano y torre a los pies. 

La capilla mayor está cubierta con bóveda de medio cañón y se separa del crucero por arco triunfal de medio punto.

Visión nocturna de la torre de la iglesia de Belvís

El crucero está cubierto con artesa cuadrada de par y nudillo con limas mohamares y buena ornamentación de lacería mudéjar tardía. 

La nave central es de mayor anchura y está separada de las dos laterales por arcos de medio punto de ladrillo apoyados sobre machones ochavados del mismo material. 

La torre se levantó en 1857 y las vidrieras son sencillas y modernas pero tienen su encanto.Vidriera de la iglesia de Belvís de la Jara

FIESTAS: 

En Belvís se celebran las fiestas de San Sebastián protagonizadas por una antigua hermandad que organiza la procesión y las pujas. 

os quintos queman el Judas el Domingo de Resurrección formando corro en torno al fuego que encienden con grandes haces de jara traídos del monteTirador de herrería en una puerta de Belvís

ARTESANÍA y GASTRONOMÍA: 

Antes de marcharnos de Belvís se puede adquirir alguna de las labores tradicionales elaboradas por sus mujeres con motivos lagarteranos que nada tienen que envidiar a los del pueblo arañuelo.

Entre los productos autóctonos debemos destacar el delicioso aceite jareño. 

El preciado líquido se puede adquirir en la cooperativa olivarera del pueblo, aunque no debemos tampoco despreciar el recio vino que se corre en las pitarras locales y que se vende en sus bodegas.

Para los abstemios recomendaremos las aguas minerales que se embotellan en una planta local. 

Tampoco nos olvidamos de las almendras especialmente ricas en Belvís y conocidas como almendras de “desmayo”.

Una de las viviendas de principios de siglo XX en Belvís

Este es un pueblo en el que tuvieron fama sus guisanderas. 


Tal vez el cochifrito sea el plato más característico, pero citaremos otros como la cachuela, el ajocano, el gazpacho o el caldo “breve”. 

Los dulces domésticos como las cañas, los buñuelos de miel, las rosquillas de bola, las tortas de chicharrones, los bollos de leche o la torta sobada pueden servirnos de postre.

Arquitectura 

Construcciones tradicionales en las rañas de Belvís

Desde Belvís vamos a tomar el camino que en dirección sur nos lleva hasta la raña de Montarco y luego a la de Paniagua. 

Las rañas son las llanuras rojizas de esta comarca, limitadas por los valles que ha modelado la erosión de los ríos y arroyuelos que bajan de la sierra.

 En las laderas de esos valles, o “barreras” como se llaman aquí, miles de olivos contrastan su verde plateado con el rojo de la tierra.

Lagunas de Paniagua y al fondo la sierra de La Higueruela

La vista hacia el norte al coronar sobre la raña es impresionante por los geométricos olivares, pero el paisaje cambia al llegar a la raña o llanura donde las salpicadas encinas nos hacen tener el espejismo de encontrarnos en la sabana africana.

En el camino hemos ido viendo algunas construcciones típicas de la Jara Baja con las pequeñas huertas y las casillas de olivar en cuarcita, pizarra y adobe. 

Pasamos incluso junto a algunas en la raña con sus pozos y revestidas por el revoco de barro rojizo y paja

.Otra vista de las lagunas de Paniagua

La pista pasa junto a las dos lagunas que todavía aumentan esa sensación de paisaje africano, reflejando las elevaciones de la Jara Alta.

Las dos lagunas, dada la sequía actual, varían mucho su superficie según la pluviosidad, pero es llamativo, cuando se llenan, observar las aves migratorias que paran en ellas y el contraste de estos pequeños humedales con el duro paisaje jareño.

Mar de montes de la Jara Alta

Junto a ellas discurre una pista por la que ascenderemos en dirección sur hasta unos pinares cercanos salpicados de algunos alcornoques y quejigos, podemos desde allí observar la sierra del Algibe y de la Picaza, con un manto vegetal bien conservado y donde es posible ver algún ejemplar de venado ,corzo o jabalí si nos adentramos por los bosquecillos. 

El aficionado a los níscalos puede también recogerlos en los pinares, y los madroños son abundantes para el que guste de su fruto.Horno de cal en nuestro camino de vuelta

Es interesante ascender hasta la cumbre por el camino y detenerse allí a contemplar una vista que impresiona de toda la Jara Alta .

Si no deseamos ascender hasta el collado y observar sus magnífica panorámica, volveremos por el camino que nos lleva a la finca Rosalejo, junto a la que hay dos hornos de cal o caleros, uno a trescientos metros de otro, y en el más cercano a la casa una casilla destechada por el estallido accidental de unos barrenos de los utilizados para extraer la piedra caliza. 

También hay una fuente y una gran labranza. 

Seguimos este solitario y agradable camino hasta llegar de nuevo a Belvís de la Jara.Otra de las lagunas de Belvís al oeste del casco urbano


http://lamejortierradecastilla.com/belvis-de-la-jara-un-poco-de-historia/
http://lamejortierradecastilla.com/damos-una-vuelta-por-belvis-de-la-jara/
http://lamejortierradecastilla.com/por-las-ranas-y-lagunas-de-belvis/


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