viernes, 22 de junio de 2018

Historia de la Judería de Toledo

Resultado de imagen de madinat al-Yahud, o ciudad de los judíos toledoLa madinat al-Yahud, o ciudad de los judíos, abarca casi el 10% del recinto amurallado de Toledo. Según la tradición sefardí, los primeros judíos llegaron entre los siglos VIII-VI a. JC., en la época de los destierros asirio y babilónico.

Durante el período visigodo (siglos V-VIII), los judíos de Toledo eran una numerosa comunidad; pero a partir del año 589, tras el III Concilio de Toledo, Recaredo y los nobles godos renuncian al arrianismo y se convierten al catolicismo romano, lo que enturbiará la hasta entonces buena convivencia y traerá castigos y persecución hacia los judíos, provocando que éstos tengan que optar por marcharse, o por convertirse al cristianismo.


Esta inercia cambiará cuando la ciudad es conquistada por los árabes de Táriq ibn Ziyad en el año 711. Esto supuso un alivio para la comunidad judía que vio a los musulmanes como sus salvadores iniciándose para ellos un período grande de prosperidad. 

Resultado de imagen de madinat al-Yahud, o ciudad de los judíos toledoLos árabes los consideraban como Hombres del Libro, por lo que les otorgaron mucha libertad. A su vez, los judíos asimilaron sus costumbres y aprendieron el idioma árabe como medio de comunicación, utilizándolo hasta el siglo XIII incluso en su documentación interna o de carácter religioso,

En este período y hasta finales del siglo XI, muchos sabios judíos que nacieron o se educaron en Toledo, como Abraham ibn Ezrá o el propio Jehudá ha-Leví. Aquí nació y escribió su obra poética Abraham ibn al-Fakhar, muerto en 1231, Israel de Toledo y otros muchos que expusieron sus conocimientos y su trabajo en la corte castellana.

En 1085, Alfonso VI conquista Toledo y la judería inicia una época de prosperidad y crecimiento demográfico, ya que atrajo a muchos judíos que habitaban en territorio musulmán. Los judíos le habían ayudado a conquistar la ciudad y el rey les confirió los mismos derechos que a los cristianos.

 El auge de la comunidad judía se mantendrá con los reyes cristianos al acrecentar su representatividad social y política, convirtiéndose en el siglo XII en la comunidad judaica más importante de la corona de Castilla.El médico y nasí de Toledo Yosef ben Ferruziel, también conocido como Cidellus, será el primer ministro del monarca y dará paso a una serie de judíos que tendrán cargos de importancia en la corte de Castilla.

A pesar de la protección real, Isaac ben Jacob na-Cohen, conocido como Al-Fasi, talmudista del siglo XI, habla de persecuciones en Toledo en 1090, y en sus Responsa, también menciona una matanza de judíos en 1108, año en el que murió Salomón ibn Farissol. Esta correspondencia entre cristianos y judíos no durará mucho. Un decreto de 1118prohibía a los judíos jurisdicción alguna sobre un cristiano, de donde se deduce que con anterioridad eso era habitual.

En 1135, viene el período almohade y se produce la huida precipitada de los judíos hacia Castilla y Aragón, lo que dejó a la España musulmana prácticamente libre de judíos.

Entre 1147-1269, los almohades, “los que reconocen la unidad de Dios”, o Banu Abd al-Mumin, dominaron el norte de África y el sur de la Península Ibérica.

Eran una dinastía de origen bereber (del actual Marruecos), surgida como reacción a la relajación religiosa de los almorávides. Ante su intransigencia, las aljamas o juderías, como la de Toledo, aumentaron su población con judíos provenientes de la España mulsulmana. Muchos llegaron en 1147, siendo nasí de los judíos de Toledo Judá ben Yosef ibn Ezrá, pariente del poeta.

El área del seminario (a la dcha.): Ahí estuvo ubicada la Escuela de Traductores de Toledo en tiempos de Alfonso X El Sabio


Como consecuencia de esta emigración masiva, en Toledo se afincaron poetas, gramáticos, filósofos, científicos, médicos y otros sabios. El arzobispo de Toledo, Raimundo de Sauvetat, que fue Canciller de Castilla con Alfonso VII durante 20 años, quiso aprovechar esta pacífica convivencia de cristianos, musulmanes y judíos auspiciando diferentes proyectos de traducción: el prestigio de la Escuela de Traductores de Toledo fue tal que ni siquiera las disposiciones antijudías del Concilio de Letrán en 1215 pudieron dañar su florecimiento.

Resultado de imagen de madinat al-Yahud, o ciudad de los judíos toledoEl apoyo y trato favorable del rey hacia los judíos fue causa de diferentes revueltas:

En 1178, tuvo lugar un disturbio en el que resultó muerta la amante judía del rey Alfonso VIII, así como Judá y Samuel Alnaqua.

En 1212, tuvo lugar otra revuelta que coincidió con la llegada de judíos que huían de la intolerancia francesa.

La respuesta del arzobispo de Toledo fue cargar a la comunidad judía con nuevos impuestos: cada judío mayor de 20 años tenía que pagar un tributo anual, al tiempo que se les imponía una tasa adicional en concepto de lucro cesante en la compra de casas a propietarios cristianos.

El reinado de Alfonso X el Sabio supuso el momento de mayor prosperidad y esplendor de la comunidad judía de Toledo. Basta mencionar el importe total de impuestos pagados por la comunidad en 1284: 1.000.000 de maravedíes. Durante su reinado la judería de Toledo será conocida por su gran extensión, la suntuosidad y belleza de sus edificios públicos y la calidad intelectual de sus rabinos. Pero tras su muerte, los judíos caen de nuevo en desgracia.

. Las revueltas antijudías de 1391 también llegan a Toledo. El 18 de junio, la judería de Toledo fue atacada durante la noche de manera similar a otras ciudades del reino, especialmente Sevilla. Entre las víctimas de la matanza se encontraban destacados artesanos, poetas y hombres de letras. La mayor parte de las sinagogas de la ciudad fueron destruidas o seriamente dañadas. 

Esto fue la expresión más clara del clima de malestar que se había creado en contra de los judíos en medio de una situación dificultosa por la guerra entre Pedro I El Cruel (por quien se decantaron los judíos) y Enrique de Trastamara (de quien tuvieron represalias cuando resultó vencedor), y por la peste negra que estaba asolando Europa, y que causó una mortandad del 60 % de los europeos: entre 50.000.000-80.000.000 de personas. A estas condiciones se une el incendio del barrio comercial judío, el Alcaná, donde tenían sus tiendas, talleres y algunas viviendas.

Las fortificaciones del Castillo Nuevo de los judíos junto al puente de San Martín

1398. En el mes de febrero el rey Enrique III ordenó al alcalde Juan Alfonso y al tesorero mayor Juan Rodríguez de Villareal que hicieran averiguaciones sobre quiénes habían cometido los robos en la judería de Toledo, imponiéndoles a los culpables una multa de 30.000 doblas de oro.

Las desastrosas consecuencias económicas para la ciudad se dejaron sentir muy pronto, especialmente en los particulares, monasterios y otras instituciones religiosas que perdieron las rentas que recibían sobre los tributos de las aljamas judaicas. Los más afectados fueron los capellanes cuyos beneficios eclesiásticos provenían de las rentas situadas en la judería.

1450. El rey Juan II ordenó que se derogasen todas los preceptos instaurados en contra de los judíos que se hubiesen establecido en Castilla, los cuales habían provocado la huida de los judíos de aquellos los lugares en los que se habían puesto en vigor.

1451. En el incremento de ese ambiente contra los judíos y musulmanes se promulgan unas ordenanzas restrictivas hacia ellos como la prohibición de andar de noche por las calles, entrar en iglesias o monasterios sin autorización, salir de sus casas durante las festividades cristianas, y la obligación de llevar señales distintivas cosidas en sus indumentarias.

1452. Tras las quejas de los judíos, el rey manda al Ayuntamiento de Toledo que cumpla su orden de anular las ordenanzas antijudías, y éste, el 23 de febrero, suprime algunas, y modifica y mantiene otras.

Se inicia una especie de “limpieza étnica” para eliminar del reino a los moriscos (musulmanes convertidos al catolicismo romano) y a los judíos y conversos (llamados de forma peyorativa, marranos –el investigador Israel Salvator Révah definió al marrano como “un católico sin fe y un judío sin saber, aunque un judío por voluntad”-).

1467. Los conversos de Toledo, al sentirse amenazados, se armaron fuertemente, y el día de los Fuegos de la Magdalena (22 de julio) cercaron la catedral y mantuvieron a los cristianos cercados después de matar a dos canónigos y a algunos más. Un millar de cristianos y un refuerzo de 150 hombres llegados de Ajofrín vinieron a socorrer a los asediados. Los conversos tomaron puertas y puentes de la ciudad y montaron cuatro barricadas.

Los combates se iniciaron entonces en los alrededores de la catedral y prosiguieron en el barrio de la Magdalena. Los asediados pudieron salir, unos dicen que por la puerta que da sobre la calle de Ollas; otros, que por la del Reloj. La respuesta de los conversos fue prender fuego al barrio de la Magdalena. Todas las casas vecinas al Corral de Don Diego ardieron al instante.

Fray Mesa, cronista de Castilla, dice que el fuego se extendió con la fuerza del viento a la Trinidad, pasó cerca de San Juan de la Leche, redujo a cenizas la calle Nueva y la de la Sal, llegando hasta el mercado de las especias y hasta la iglesia de Santa Justa. El incendio prosiguió, según el cronista, por la calle de los Tintes y quemó la casa de Diego García de Toledo. Unas 1.600 casas quedaron destruidas.

Los cristianos viejos, después de largos días de lucha, pudieron finalmente controlar el fuego y reducir a los conversos. Su cabecilla, Fernando de la Torre, fue ajusticiado; muchos otros conversos correrían la misma suerte en días posteriores.

Así, esta sublevación no pudo revertir la situación de los judíos, la mayoría de los cuales abandonaron Castilla. Los que se quedaron tuvieron que “convertirse” y demostrar ese “deseo de ser cristianos” ante el Tribunal del Santo Oficio, aunque no se les permitió llevar armas ni acceder a puestos de la Administración.


1492. El 31 de marzo, se establece el Decreto de Expulsión de los judíos del Reino, por lo que la Judería de Toledo desaparece, y los Reyes Católicos reparten los edificios públicos de los judíos, con alguna excepción, entre los nobles y las órdenes religiosas para compensar la pérdida de sus rentas. Muchos habitantes de la judería decidieron convertirse y seguir viviendo en sus casas de la judería; otros prefirieron exiliarse manteniendo el judezmo en sus lugares de destino y conservando las llaves de sus casas pensando en regresar…

… ¡Nunca lo hicieron!

http://www.todocalidad.es/toledo-historia-la-juderia-i/
http://www.todocalidad.es/toledo-historia-la-juderia-ii/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...