miércoles, 14 de marzo de 2018

Señores y Condes de Cedillo : Historia de una familia toledana de los Siglo XV a XVIII (I)

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Si existe una familia a la que sin duda alguna convenga el calificativo de toledana, es la de los Condes de Cedillo, merced nobiliaria creada por los Reyes Católicos en 1496, en cabeza del hijo mayor de uno de sus más célebres secretarios: Fernando Álvarez de Toledo o más bien Hernán d’Álvarez de Toledo (c.1435-c.1508).

Perteneciente a un antiguo linaje toledano que decía traer sus orígenes del no menos célebre Munio Alfonso, princeps militia toletana1 , y en sus vástagos los Señores de Ajofrín2 , también tenía el secretario, con toda seguridad, mucha sangre de conversos, al menos por su familia materna, los Zapata3 . Las grandes Casas Reales, como las nobiliarias, han sido con frecuencia apellidadas o denominadas por los genealogistas, con el fin de ayudar al historiador en la comprensión de las a veces frondosas ramas de los respectivos árboles genealógicos.



El uso de la denominación de primera raza o segunda raza suelen referirse simplemente a las estirpes que sucesivamente las han encabezado. En el caso de los Condes de Cedillo, titulo creado en 1496 pero solo confirmado en 1624, la primera raza corresponde a los seis primeros Condes, pertenecientes al linaje de Álvarez de Toledo, extinguido poco antes de 1684; mientras que la segunda raza sería la de los Ayala o López de Ayala, poseedores de la Casa condal desde 1684 hasta hoy.

Resultado de imagen de Condes de CedilloEn las páginas que siguen me propongo establecer, no tanto la historia de la Casa condal en el periodo comprendido entre los siglos XV y XVII, sino tan solo ajustar de una manera ordenada y documentada la estructura genealógica de la familia. Dejando comprometido para más adelante el sucesivo relato de los Condes de Cedillo de la segunda raza –López de Ayala–.

FERNÁN D’ÁLVAREZ DE TOLEDO, SECRETARIO DE LOS REYES CATÓLICOS

Antes de pasar adelante con el prolijo relato genealógico, creo necesario trazar una semblanza del más conspicuo miembro de esta familia toledana: Fernando Álvarez de Toledo, o Hernán d’Álvarez de Toledo, que fue secretario de la Reina –de los Reyes Católicos– a partir de 1477, y uno de los principales artífices de aquel gran reinado, que unió definitivamente los reinos peninsulares, y trajo a las Españas un rey, una ley, un imperio y una espada.

De su persona tenemos noticia precisa por el cronista real Gonzalo Fernández de Oviedo, que le conoció y trató, inserta en la batalla primera de sus Batallas y quincuagenas, obra escrita entre 1535 y 1550 .

Oviedo le llama Hernán Álvarez Zapata, y viene a decir que era un hombre hecho a sí mismo y que por sí mismo hizo su fortuna, que en la parte económica alcanzó a ser notable: quanto a quién fue, digo quél fue el fundador de su casa e mayorazgo, y él ganó hacienda e mayorazgo que sus hijos gozan..., valuado en dos quentos e más de renta de patrimonio en cada un año, e con vasallos, e fueros e rentas e mucho pan de renta en Toledo... e en otras partes de Castilla.

Y sugiere que por esa fortuna sus hijos y parentela emparentaron con la más ilustre nobleza, porque el tiempo y el dinero igualan las sangres, considerando que en fin, mirad en estos nuestros tiempos quántos vimos sin capa e los habemos visto morir con estados e títulos... ansí van las cosas entre los humanos...

Ciertamente, durante todo el siglo XV se observa una paulatina incorporación a la corte y cancillería castellana de letrados y profesionales de la pluma, laicos –en vez de eclesiásticos–, capaces, polifacéticos y acaparadores de cargos ejercidos simultáneamente –secretario, escribano, chanciller, contador– en el aparato burocrático del poder real, los cuales eran en su mayoría homines novi, como denunció entonces Fernando del Pulgar5 , pero que al socaire de las crisis políticas y de los consiguientes cambios sociales rápidos o incluso bruscos, supieron muy bien engarzarse en la antigua nobleza de sangre, caballeresca y terrateniente.

Pero no estoy yo del todo seguro de que tal fuese el caso del secretario Toledo, por cuanto más bien parece que estos Toledos y Zapatas ya eran alguienes, aunque solo en la ciudad de Toledo, y ya poseían una buena posición económica, antes del nombramiento y del ascenso del secretario, a partir de 1477.



Por otra parte, se ha considerado que el secretario era de origen judeoconverso, probablemente con razón, a la vista de los numerosos procesos que la Inquisición siguió contra algunos de sus cercanos familiares, a los que luego me referiré.

Esa sangre le vendría seguramente por su linaje materno de Zapata Oviedo nos informa además de que Hernán d’Álvarez sirvió bien y fielmente a los Reyes; que era muy bienquisto de ellos; y, a más, que era varón muy afable e de vivo ingenio; y que era antiguo criado de la reyna doña Isabel. Sin duda alguna, fue uno de los más relevantes personajes de aquella corte, y de los más fieles y devotos de Doña Isabel y Don Fernando, como nos recuerda el académico Marqués de Lozoya, que le considera dueño de todos los resortes de la administración... por quien pasaron durante muchos años todos los asuntos del gran reinado , en lo que coincide con Oviedo, para quien igualmente fue el secretario regio más preeminente entre todos sus colegas.

Pondré aquí luego, por su orden cronológico, algunas noticias que de su persona y vida he ido allegando. En primer lugar, quiero decir que en su adolescencia y juventud, fue continuo del Rey Don Enrique IV, y este monarca le permitió comprar en 1472 la escribanía mayor de rentas de Toledo (con quince excusados perpetuos en el arcedianato de Toledo), y adquirir en 1474 las tercias de Cubas, Griñón y Vallecas.

Fue después, sucesivamente, regidor de Toledo en 1471, secretario de los Reyes Católicos desde febrero de 1477 (con 200.000 maravedís anuales de sueldo), y de su Consejo; lugarteniente de concertador de los privilegios reales desde 1477; escribano mayor de los privilegios y confirmaciones; notario mayor de los privilegios entre 1488 a 14908 ; y contador mayor del Rey Don Fernando, y de la Orden Militar de Santiago .

Obtuvo también, para sus hijos, las encomiendas de Castilnovo y de Herrera, en la Orden de Alcántara, y la encomienda de Bienvenida en la Orden de Santiago . Según su primer biógrafo, la crónica de los Reyes Católicos cita a cada paso con desusado elogio a este caballero. Y añade que el secretario Hernán d’Álvarez acompañó a los Reyes Católicos durante toda la campaña de Granada, distinguiéndose especialmente en los asedios y tomas de Baza, Guadix, Almería y Loja, tanto con las armas en la mano como con sus diligencias secretas –es sabido que la guerra de Granada se ganó no solamente por las armas, sino haciendo correr torrentes de oro entre los príncipes y notables granadinos–; y sobre todo en la entrega de la propia ciudad de Granada, cuya capitulación redactó y firmó personalmente, tras haber colaborado en los tratos que secretamente encabezó Hernando de Zafra.

Por estos servicios fue creado notario mayor del reino de Granada por juro de heredad, por merced dada en Santa Fe a 30 de enero de 1492. El 9 de enero de 1487 compró al Conde de Fuensalida el señorío y jurisdicción de la villa de Cedillo. Y en 20 de octubre de 1490 adquirió de Rui López de Toledo, tesorero de la Reina Católica, las casas palaciegas que había edificado en 1335 Suero Téllez de Meneses (†1360), y que más tarde pertenecieron al condestable Rui López Dávalos (†1428), situadas en la plazuela, calle y travesía de San Andrés, que tenían su entrada principal en la plazuela frente al convento de Santa Isabel13 .

En premio de sus muchos servicios, los Reyes Católicos le concedieron numerosos privilegios: el de llevar ciertos derechos sobre el trigo que se vendía en los soportales de la plaza de Zocodover; las rentas de los moros de Sevilla y otros lugares de Andalucía, en 1477; ciertas cargas de pan y de sal en Jerez de la Frontera, en 1480 y 1486; y unas casas y otros bienes confiscados en Toledo a herejes condenados, en 1489 ; etcétera.

Poco después de la sentidísima muerte del Príncipe Don Juan, acaecida en Salamanca el 4 de octubre de 1497, según Fernández de Oviedo, los Reyes Católicos reformaron su Consejo Real en profundidad, despidiendo a casi todos sus oidores y letrados por cohechos e indignos del lugar que tenían, y añade que ansimesmo fue despedido Hernán de Álbarez Çapata, secretario [del Consejo] e el principal, quien fue sustituido por el célebre Gaspar de Gricio .

Fundó mayorazgo del estado de Cedillo y Manzaneque, y de las casas principales en Toledo a San Salvador, en cabeza de su hijo mayor Antonio, en virtud de facultades reales despachadas en Madrid el 20 de enero de 1495, y en Burgos el 15 de enero de 149719, por escritura hecha en dicha ciudad el 26 de enero de 1497, ante Francisco Ramírez de Madrid. Hizo dos testamentos, mancomunados con su mujer, por escrituras hechas en Toledo el 1 de abril de 1493, y de 16 de julio de 1499, ante Pero Núñez de Ribadeneira21, fundando por ellos la capilla de Santa Catalina en la colación de San Salvador22, y otra capilla en el convento de San Jerónimo. Falleció don Hernán en Toledo en el año de 1504 –hacia 1508, según otras fuentes–, y fue enterrado en la capilla de Santa Catalina, que él había fundado y que hoy sigue perteneciendo al actual Conde de Cedillo, sita en la parroquial de San Salvador de Toledo, y dotada con un capellán mayor (siempre canónigo de Toledo), y ocho capellanes menores. De su matrimonio con una ilustre dama toledana, y de su prole, diré más adelante.

ARMAS DE LOS SEÑORES Y CONDES DE CEDILLO

Con el mismo apellido de Toledo, existen en Castilla varias familias que, a pesar de ser homónimas, ningún parentesco tuvieron entre sí. Así, los Álvarez de Toledo, Condes y Duques de Alba de Tormes (que usan un célebre jaquelado de plata y azur); los Álvarez de Toledo de Cuenca, Marqueses de Villamagna, descendientes del converso Alonso Álvarez de Toledo, contador mayor de Castilla entre 1435 y 1456 (que usaban por armas la divisa aragonesa de la Jarra y la Azucena, es decir el emblema de la Virgen, de plata sobre campo de azur, y bordura de oro con cuatro o con ocho estrellas de azur); los Núñez de Toledo, descendientes del converso médico toledano maestre Alfonso Chirino y de su hijo Francisco Núñez de Toledo, secretario de Enrique IV (que blasonaban de gules con una banda engolada de plata, acompañada en lo alto de un león de oro, y en lo bajo de un tao); y por fin nuestros Álvarez de Toledo, Señores de Tocenaque, también toledanos .

Estos Álvarez de Toledo (o Suárez de Toledo o Álvarez Zapata o López de Toledo), radicados en Toledo desde el siglo XIV al menos, y vástagos de los Ajofrín, de los Palomeque y de los Zapata, usaban por armas un castillo de acero (¿azur?) en campo de oro ya en el siglo XIV, como se muestra en el acceso de las casas principales de esta Casa Condal, que fueron de la madre del Rey Católico por herencia de su abuela doña Inés de Ayala, en la hoy llamada plazuela del Rey Don Pedro .

Estas armerías primitivas se cuartelarán, desde los mismos días del secretario, con las de los Ajofrín (de azur con una cruz florenzada de plata), y las de los Bocanegra (cuartelado en franje de plata y gules, el jefe de Génova, que es de plata con la cruz llana de San Jorge, de gules).



Habitualmente, las armas de Ajofrín se colocarán en escusón, en reiterado brochante sobre las de Bocanegra. Esta composición heráldica, de gran belleza y muy acorde con los usos de la época –en que florecieron las composiciones en cuartelado perfecto–, aparece en muchos monumentos y documentos realizados entre los siglos XVI y XX, tanto en Toledo, como en Cedillo, como en Madrid; llevando por timbre la corona condal a partir de 1624.

GENEALOGÍA DE LOS TOLEDO, SEÑORES Y CONDES DE CEDILLO

Para trazar la genealogía y descendencia de esta ilustre familia he tomado como bases, en primer lugar la obra titulada Genealogía de los Condes de Zedillo y de la diferencia de Armas de que usan los que tienen el apellido de Toledo, echa en la Ciudad de Granada por Blas de Salazar, en zinco días de março de mill seiscientos veinte y nuebe, que se conserva inédita en la Real Academia de la Historia; los escritos sobre familias de Toledo debidos a la cuestionada pluma de fray Jerónimo Román de la Higuera; también algunos documentos de la colección Salazar y Castro, en el mismo depósito.

Seguidamente, he acudido al rico archivo de la Casa condal, que afortunadamente se conserva en perfectas condiciones, y que ha sido bien clasificado y ordenado por el actual Conde de Cedillo, que también lo es de Fuensalida –y cabeza, por lo tanto, de la nobleza histórica de Toledo–. Las noticias obtenidas en dichas fuentes han sido enriquecidas merced a las obtenidas en otros muchos depósitos archivísticos, y mediante el manejo de una acuciosa bibliografía, que en cada momento iré señalando.

Y, aunque la genealogía de este linaje toledano puede remontarse de manera documentada hasta el mencionado Munio Alfonso, en los mismos días de la reconquista de la ciudad, para el propósito que me ocupa ahora bastará iniciar esta historia familiar durante el siglo XIV, es decir con I.

ALFÓN GONZÁLEZ DE AJOFRÍN, vecino de Toledo, documentado en escrituras que cita el P. Román, y que se datan en 1370 y en 1383. Quien fue marido de DOÑA TERESA LÓPEZ DE TOLEDO, Señora de Tocenaque, hija única y heredera de Lope Fernández de Toledo, Señor de Tocenaque, y nieta de Hernando Vicente de Toledo, Señor de Tocenaque y alcalde mayor de Toledo. Doña Teresa aparece en sendas escrituras citadas por el P. Román y datadas en 1347 y 1393.

De cuya unión nació: II. FERNÁN D’ÁLVAREZ DE TOLEDO, Señor de Tocenaque y vecino de Toledo en los días del reinado de Juan I, que fue casado con DOÑA INÉS DE PANTOJA, hija de Juan Fernández de Pantoja, caballero toledano. Padres que fueron de: III. ALFONSO GONZÁLEZ DE TOLEDO, Señor de Tocenaque y fundador, en la claustra de San Pedro Mártir, de una capilla dedicada a Santiago. Cuya esposa fue DOÑA SANCHA DE BOCANEGRA, hija de Francisco de Bocanegra, que a su vez era descendiente directo de micer Egidio de Bocanegra, almirante mayor de Castilla. Esta señora doña Sancha aparece en una escritura de compra de tierras en Tocenaque, datada el 20 de febrero de 1428, mencionada por el P. Román.

DR. D. ALFONSO DE CEBALLOS - ESCALERA Y GILA Vizconde de Ayala
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2016/06/10.-Los-se%C3%B1ores-y-condes-de-Cedillo-en-Toledo-durante-los-siglos-XV-al-XVII-por-Alfonso-de-Ceballos-Escalera-y-Gil.pdf

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