jueves, 22 de octubre de 2020

RELIEVES DE EPOCA VISIGODA: La Placa de Las Tamujas en Malpica de Tajo (I)

La placa de Las Tamujas (Malpica de Tajo, Toledo) 


En el Museo de los Concilios de Toledo y de la Cultura visigoda se exhibe un relieve visigodo de considerable interés, tanto por su importancia altística como, más propiamente, por su valor iconográfico, al tratarse de uno de los escasos ejemplos conservados de relieve figurado dentro de la plástica visigoda. 

Publicado en 1955 por A. Palomeque Torres 

Como resultado de los trabajos desarrollados en la villa de Las Tamujas 2, es extraño el escaso interés que ha despertado. quizás debido a lo enigmático de la representación y a la falta de paralelos claros que permitieran una soluci6n concluyente. 

La pieza en cuestión, de piedra caliza o mármol azulado, fue encontrdda hace unos años sobre el terreno de cultivo, a unos 200 m. de las ruinas de la iglesia. Sus dimensiones son: 43 cm. de longitud, 30 cm. de anchura y 5 cm. de grosor. 

La decoración está ennmarcada a ambos lados por crucetas o rosetas de cuatro hojas a manera de cruz griega, dentro de unos círculos tangentes inscritos en recuadros sucesivos. Dentro de c:ste marco, el artista ha tallado una figura bajo una venera cuya charnela es una esvástica o rueda solar de brazos CUIVOS. 

Esta venera o concha está sostenida por dos columnas de fuste sogueado. En el centro, ocupando la parte principal de la placa, enmarcado a la vez por rosetas y por amhas columnas, se ha tallado la figura humana a que antes nos referíamos, entre tallos vegetales que ocupan los lados inferiores de la placa. 

El personaje en cuestión lleva el cabello largo, con peinado rematado en bucles y hace ademán de mostrar, con su mano derecha, una trifolia o, mejor, un ave que desciende. 

Esta figura ha presentado algunas diferencias de interpretación entre los diversos autores que se han ocupado de su estudio, dada la ingenuidad del trabajo de talla. Sí está clara sin embargo, a pesar de su esquematismo, la trifolia que se ha tallado en el torso de la figura. Ésta parece surgir de una serie de ondas que ocupan la mitad inferior de la placa, cubriendo al personaje hasta su cintura. 

La decoración de los biseles está muy marcada con Intención evidente de forzar el clásico efecto de claroscuro característico de la escultura decorativa visigoda. 

Las interpretaciones de esta escena varían entre los distimos autores. 

Según Palomeque Torres, a quien parece seguir Matilde Revuelta, estaríamos ante la representación de una "divinidad, posihlemente agrícola, salida de las aguas, las cuales. junto con la luz y el calor solar, daría vida a las plantas representadas por los tallos y las tres hojas que aparecen junto a la mano derecha 

Yacimiento arqueológico "Las Tamujas" Malpica de Tajo

Por el contrario, Isabel Zamorano se inclina, más acertadamente. por incluirla dentro de un contexto cristiano, de forma que, en su opinión, se trata más bien de la representaci6n de una figura importante, quizá alguna dignidad eclesiástica bendiciendo o sermoneando ex-cátedra, ya que la parte que cubre la mitad inferior de la figura bien pudil'w ser la representación tosca de un cancelo ambón visigodo, y en cuanto a la parte posterior sobre la que destaca la figura bien parece representar una venera, cancel o exedra ...  

Es decir, para dicha autora, esta figura "pudiera interpretarse por una dignidad eclesiástica o representación de un santo o predicador, ya que más bien parece una vara florida o báculo lo que sostiene entre ambas manos 4.

Una interpretación similar parece dar J.J. Storch, según el cual el personaje en cuestión sería una alta dignidad de la época 

Tanto Palomeque como Zamorano coinciden en frxhar esta pieza dentro de la séptima centuria, no así M. Revuelta, que se decide por una cronología anterior, entre los siglos V y VI ( Fn cuanto a su posible funcionalidad, tan sólo Palomeql..le apunta la posibilidad de su utilización como placa de cancel "'. 

Antes de comenzar a dar una lectura de la decoración esculpida en esta placa, queremos hacer notar la similitud formal que presenta la composición de esta placa con la serie de nichos y nichos-placas de época visigoda estudiada por varios autores . 

En ambos casos se trata de relieves enmarcados por columnas y cobijados bajo una venera. Los motivos representados son, exclusivamente, el tema del Árbol de la Vida y el Crismón, en sus más diversas variantes. 

Creemos haber demostrado ya en otro lugar que ambos motivos obedecen a la misma idea de imentar plasmar la noción de Dios, constituyéndose en un perfecto sustituto del propio concepto ele divinidad . 

A la hora de estudiar la placa de Las Tamujas hahrá que tener, pues, muy en cuema estos precedentes. Indicábamos entonces que este tipo de representaciones deben interpretarse como símbolos del Templo ierosolimitano y que, por tanto, aparecen en los nichos y nichos-placas en cuanto reducción del sancta sanctorun de las iglesias . 

En otras palabras. las iglesias visigodas de la séptima centuria se establecen siguiendo el arquetipo simbólico de la Jerusalem Celestial descrita por san Juan en el Lihro del Apocalipsis 11; de este modo, los nichos, como elementos que acaparan el carúcter más sagrado del templo, no son más que una imagen alegórica del Templo salomónico, es decir, de! propio Cristo (Jn.lL 19-22). 

De hecho, las mismas columnas sogueadas (salomónicas) que enmarcan estas piezas representan las dos columnas que remata han el Templo de Jcrusalem, Jakir! ("Estahilidad,,) y Boaz ("Fortaleza,,) (1 R.VIl, ISss.; 2 C.IlI, 16s.) 

No hay ninguna duda, pues, en ver en el personaje representado en la placa de Las Tamujas a la figura de Cristo, el nuevo Templo espiritual profetizado por Isaías (Is.LIV y LXV!) Y Ezequiel (Ez.xL-XLIV) y testimoniado por San Juan (Jn.n, 19-22; Apoc.XXn. 

Esto queda reafirmado por la decoración lateral a base de cruces. Más adelante volveremos de nuevo sohre el tema. Por ahora interesa dar una correcta lectura de cada uno de los elementos tallados en la placa para. posteriormente, intentar interpretar la escena con exactitud

En primer lugar, hay que destacar e! simholismo de la venera y la esvástica como plasmación de la bóveda celeste y del mismo sol 11 que, en el arte cristiano de los primeros tiempos, se asocia a Dios, especialmente en e! sentido ele nuevo Sol imActus 1:1. 

A este respecto, conviene tener en cuenta el paralelismo con otras esculturas de la época y, muy significativamente, con el clípeo del Sol de la iglesia burgalesa de Santa María de Quintanilla de las Viñas donde, igual que aquÍ, cabe interpretarse como una imagen de Dios Padre  

Este simholismo del astro rey como figura de! Dios cristiano tiene su hase en la interpretación de las Escrituras, especialmente del pensamiento de San Juan \1. La esvástica I() como símbolo cristiano 

de Dios se encuentra ampliamente representada en el al1e \'isigodo, destacando las tallas de las iglesias de San Pedro de la Nave y San Juan de Baños (en la inscripciún de Recesvinto) incluso, en algunos objetos de carácter más popular y de uso cotidiano como son los broches de cinturón () en algún anillo, con evidente sentido apotropaico 

En cuanto a la trifolia, resulta evidente su sentido trinitario y, dada su profusa ap:lrición en la mayoría de los nichos de la época, de representación alegórica del propio Dios. 

Este simholismo es el que vemos representado en otras muchas piezaS visigodas, entre las que destacan los rdieves de la iglesia zamorana de San Pedro de la .\Jave, e-"pecialmente en la imagen de san Felipe . 

A tenor de lo dicho hasta ahora, parece claro que la placa de Las Tamujas es una imagen de la di\'inidad trinitaria en la que el Padre eterno ha quedado simbolizado por el sol. el Espíritu Santo por la trifolia (?) que muestra la figura, si es que no se trata en realidad, como pensamos, de una paloma torpemente ejecutada. 

En cuanto a Cristo, éste aparece representado en cuanto lo permite su encarn~lción, su naturaleza humana, ya que de otro modo no se ~.'oncihe una plasmaciún m:ltlTial, siendo entonces simbolizado por el Crismón o una imagen análoga. Aun así, para remarcar su naturaleza divina, el autor talló una trifolia en el torso de la figura .

Desde este punto de vista, la escena parece cobrar un nuevo sentido. La figura de Cristo se halla, efectivamente, dentro del agua, tal como pensaba palomeque Torres, que es lo que parecen indicar las ondas que ocupan la mitad inferior de la placa y que encuentran cierta semejanza iconológica con la representación de Daniel en el foso de los leones de San Pedro de la Nave . 

No existe ningún paralelo exacto de esta pieza dentro del arte visigodo y el más c~rcano que conocemos pertenece ya al pleno románico, pero donde se observa un tratamiento de las aguas muy similar: se trata de un capitel de la iglesia de Santa María de rEstany con representación de la escena del Bautismo de Cristo . 

El relieve de Las Tamujas parece estar basado de alguna forma en la lectura de Ezequiel (Ez.XLVII) y en la exégesis que se hace de las aguas que brotan a borbollones y que no es otra que un símbolo de la propia Iglesia, a la que se accede por el hautismo. 

La presencia de los tallos vegetales a ambos lados, que preferimos interpretar como juncos o, mejor aún, siguiendo a Ezequiel, como árboles, indican efectivamente que la escena se desarrolla en el interior de un río. Esto sólo tiene, a nuestro entender, una interpr~tación posible: estamos, sin lugar a dudas, ante una representación del Bautismo de Cristo en el Jordán 25 (Mt.III, 13-17~ Mc.L 9-11; Lc.lIl, 21-22 y Jn,], 29-34). 

El paralelo con el texto del profeta hebreo sirve además para mostrar el cumplimiento de su visión profética y se puede interpretar, muy probablemente, como un mensaje destinado a frenar el proselitismo judío. 

El episodio bihlico del bautismo de Jesús tiene una importancia capital ahadida para el cristiano por cuanto es el momento de la revelación del Misterio de la Trinidad, el Misterio por excelencia de la fe católica. 

Como epifanía de la Trinidad se muestra en el mandato de bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (MLXXVTII, 19) y este carácter eminentemente trinitario se observa en el simbolismo que tiene en san Isidoro (quien lo toma a su vez de Tertuliano y Jerónimo) la forma ideal de baptisterio 2-l. 

Su aparición en el arte visigodo no debe extrañar puesto que. a partir de la conversión de 589, tiene lugar un auge significativo de las imágenes trinitarias que ponen de relieve la divinidad de la Segunda Persona. negada tiempo atrás por la herejía arriana y amenazada por el entonces activo proselitismo judío. 

https://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0031_03.pdf

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