La iglesia de San Román se considera la obra más significativa conservada del llamado estilo mozárabe mudéjar toledano, con fuertes influencias musulmanas que se muestran tanto en su arquitectura como en su decoración mural.
Fotografía de comienzos del siglo XX en donde se aprecia cómo las paredes estaban encaladas y la arquería superior cegada (1)
Como de su arquitectura ya hemos hablado, ahora toca recrearnos en su pintura, oculta durante siglos bajo varios revocos y redescubierta por casualidad cuando en 1921 Rafael Ramírez de Arellano, localizó los primeros vestigios tras el órgano.
En 1930 salió a la luz otra porción mucho mayor y en 1940 las pinturas se reconocieron en su totalidad, tras una restauración de la iglesia en la que también se suprimieron añadidos exteriores.
Primeros redescubrimientos de las pinturas murales de San Román (1)
Fotografía que testimonia cómo en la década de 1940 salen a la luz el resto de pinturas (1)
Esta impresionante decoración se caracteriza por un dibujo seguro y colores planos en rojo, amarillo, verde y negro que aúnan temas cristianos, motivos geométricos y vegetales de influencia islámica e inscripciones en latín y árabe, un ciclo que parece mostrar simbiosis entre los ritos litúrgicos mozárabe y romano, pero que como no se conserva en todo su conjunto, resulta muy complicado precisar un posible programa iconográfica global.
Los especialistas parecen distinguir dos maestros o dos estilos para justificar la presencia de técnicas y temas propios de la pintura románica junto a otros de clara raíz islámica y de fuerte influencia califal cordobesa.
Los detalles islámicos, como la bicromía de las dovelas de los arcos, los atauriques, las inscripciones arábigas en las ventanas… serían los más tempranos, como demostraría el que algunas de las escenas figuradas no sólo se acomodan a estas decoraciones sino que, en algunos lugares, se sobreponen.
Bicromía de las dovelas de los arcos, atauriques e inscripciones arábigas de claro origen islámico
En cuanto a las pinturas figurativas, también parecen distinguirse, por lo menos, dos escuelas o talleres insertos en el periodo románico de la primera mitad del siglo XIII a partir de la consagración de 1221.
Las más arcaicas serían las figuras frontales, hieráticas y alargadas que aparecen en los intradoses de los arcos, las parejas de santos y obispos de estilo solemne a los que representa bendiciendo o con báculo, y los obispos de la Sede Primada, con mitra.
Figura frontal e hierática en el intradós de uno de los arcos, perteneciente al grupo de pinturas figurativas más arcaicas
También pertenecerían a este grupo la serie de profetas emparejados y afrontados en las enjutas de los arcos califales, todos en tres cuartos y de algo más de media figura, con el rollo desplegado en el que se leen sus nombres, pudiéndose identificar a Ezequiel, Daniel, Joel, Jonás, Zacarías o Abacuc.
Detalle de la figura de Jonás en la enjuta de uno de los arcos
La serie se completa en el muro occidental, donde aparecen los dos profetas mayores, Isaías y Jeremías, pintados en los extremos del registro superior, en este caso de cuerpo entero.
Los profetas Isaías y Jeremías en el muro de los pies de la iglesia
En el muro occidental de la nave central, sobre fondo de árboles y ramas, aparecen doce figuras con túnicas de distintos colores, sentadas en tronos de alto respaldo, que parecen dialogar entre ellas y que podrían identificarse con los doce Apóstoles.
El grupo justo debajo, también doce personajes con manto blanco y sentados, resulta más difícil de interpretar, quizá los doce Profetas menores.
La frecuente representación de ángeles parece provenir de las miniaturas de Biblias mozárabes, pudiéndosele atribuir a este primer artista los de las saeteras del presbiterio, que destacan con sus vestiduras blancas y las alas desplegadas sobre fondo rojo.
Ángel en la saetera del presbiterio
El otro grupo se asocia con las pinturas que resultan más interesantes, en las que se observa mayor corrección de las formas, más naturalismo y movimiento, formando las escenas del Paraíso en el muro de los pies de la nave central, Dios y Eva en una escena incompleta en la que llama la atención la forma de concebir el árbol, con tronco y ramas rojas formando red a los que se añaden hojas verdes, la Resurrección de los muertos con el Redentor en un lugar preferente, los Evangelistas y unos ángeles junto al sepulcro.
Dios y Eva
La Resurrección de los muertos
Tres de los Evangelistas, del grupo más naturalista, arriba, junto con las representaciones más arcaicas de obispos en la franja inferior (2)
En el testero a los pies de la nave del evangelio se representa un gran dragón al que una figura desde encima le da un gran golpe en la boca y que se ha interpretado como la Lucha del arcángel San Miguel con el dragón.
La Lucha del arcángel San Miguel con el dragón (2)
Aunque el programa está incompleto, puede deducirse que muestra una exaltación de santos, padres y fundadores quizá como basamento sobre el que se funda la Iglesia, además de escenas relacionadas con la muerte y resurrección que estarían transmitiendo un mensaje último de salvación.
San Cristóbal con el niño al hombro (2)
Al lado de la puerta se representa un gigantesco San Cristóbal con el niño al hombro, imagen frecuente en época moderna en el interior de los templos asociada con dos creencias muy extendidas en la población: una que decía que todo el que entrase a la iglesia y rezase al santo ese día no moriría, de ahí su proximidad a la puerta; y otra en relación con su colocación en las partes más débiles de la estructura de la iglesia, a la que el santo protegería gracias a su colosal tamaño.
En cuanto a su conversión en Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda, su origen se remonta al Decreto de 24 de abril de 1969, cuando se establecieron los siguientes objetivos:
“Existe en España abundantes testimonios históricos y artísticos de una época de tan vigorosa personalidad, que ocupa nuestra historia en el momento crucial del tránsito de la Edad Antigua a la Edad Media. Sin embargo, estos testimonios se hallan diseminados sin tener hasta ahora manifestación actuante y viva entre la conciencia pública.
Por derecho propio es Toledo el lugar indicado para reunirlos y ofrecerlos juntos a la contemplación, el conocimiento y la debida estima al pueblo español (…). Se crea en Toledo como filial del Museo de Santa Cruz el “Museo de los Concilios y la Cultura visigótica” con la misión de exhibir en él cuantos testimonios histórico-artísticos puedan recogerse, relativos a dicha cultura, y promover los estudios adecuados para el conocimiento de aquel período de nuestra vida colectiva, que fue decisivo en la génesis de la conciencia unitaria del pueblo español”(3).
Instalación del museo en la década de 1970
(1)
A partir del decreto, se iniciaron obras en la iglesia que permitieron una mayor recuperación de sus pinturas, preparándola para acoger una exposición que se compone de piezas de los siglos VI, VII y VIII, vestigios histórico-artísticos de lo que fue la antigua capital del reino visigodo de Toledo, como cimacios, capiteles, relieves, muestras epigráficas, pintura, documentos y orfebrería.
Todas proceden de los fondos del Museo de Santa Cruz salvo el depósito compuesto por los ajuares funerarios del yacimiento de Carpio de Tajo, que es propiedad del Museo Arqueológico Nacional.
Aspecto actual de la instalación museográfica
Por último, mencionar las reproducciones de las coronas votivas de Guarrazar, cuyos originales también están en el Museo Arqueológico Nacional.
El Tesoro de Guarrazar tal y como estaba expuesto en el proyecto museográfico que ha sido desmontado en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y cuyas reproducciones se pueden ver en la iglesia de San Román
Notas:
(2) ABAD CASTRO, C., La iglesia de San Román de Toledo. Cuadernos de restauración Iberdrola, X, Fundación Cultura y Deporte-Castilla-La Mancha-Iberdrola, 2004.
(3) REVUELTA TURBINO, M. “El Museo de Santa Cruz y sus filiales. Discurso de ingreso como numeraria en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo". Toletum, nº 61, 1970-1971 [1973], p. 83.
Bibliografía:
ABAD CASTRO, C., La iglesia de San Román de Toledo. Cuadernos de restauración Iberdrola, X, Fundación Cultura y Deporte-Castilla-La Mancha-Iberdrola, 2004.REVUELTA TURBINO, M. “El Museo de Santa Cruz y sus filiales. Discurso de ingreso como numeraria en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo". Toletum, nº 61, 1970-1971 [1973], pp. 61-145.
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