La obra universalmente conocida de El Greco cayó en el olvido durante dos siglos, sus figuras esbeltas y estilizadas y su peculiar estilo llevaron a algunos estudiosos a pensar que tenía algún problema de visión.
Imagen de Composición ‘El Entierro del Conde Orgaz’ de El Greco
El año pasado se celebró con multitud de exposiciones el 400 aniversario de la muerte de El Greco, tras caer en el olvido durante dos siglos su obra fue redescubierta y ensalzada al lugar que le correspondía a finales del siglo XIX, dado su carácter peculiar y diferenciado.
Domenicos Theotocopoulos es mundialmente conocido por su sobrenombre de El Greco, pues había nacido en Candía (actual Heraklion) en Creta en el año 1541. Hijo de padre mercader y recaudador de impuestos para la república de Venecia, que por entonces incluía Creta, Domenicos pronto decidió que quería dedicarse a la pintura, aprendió el tradicional estilo de los iconos bizantinos y tuvo éxito con ello en su ciudad.
Pero, hombre de gran curiosidad quiso aprender la nueva perspectiva que triunfaba por entonces en la pintura italiana. Por ello a los 26 años se traslada a Venecia donde aprende el uso del color del maestro Tiziano y la construcción del espacio de Tintoretto.
En 1570 se traslada a Roma, primero es acogido en el Palacio Farnesio y posteriormente abre su propio taller. Por ese tiempo ya habían fallecido tanto Miguel Ángel como Rafael, pero sus estilos eran los referentes en el campo de la pintura, el Greco estudió sus obras, pero él siempre se consideró como perteneciente a la escuela Veneciana en la que primaba el color sobre la forma.
Así cuando primero el papa Pio IV (1559-1565) y luego Pio V (1565-1572) se propusieron cubrir los desnudos que Miguel Angel había realizado en el Juicio Final de la Capilla Sixtina, El Greco propuso su candidatura para tirarlo todo abajo y rehacer el tema “con honestidad y decencia”.
Este hecho le granjeó muchos enemigos, unido a que pintores españoles que se estaban formando en Roma le informaron de las grandes oportunidades de trabajo que había en España, pues Felipe II estaba en plena construcción del Monasterio del Escorial, hicieron que en 1576 el artista se decidiese a trasladarse a España. Amparado por el apoyo de Luis de Castilla, el Greco se instaló en Toledo.
Imagen de Composición ‘El Entierro del Conde Orgaz’ de El Greco
No obstante la ambición del Greco era trabajar para la Corte, dos obras son claves para explicar que el Greco no consiguió el favor de la Corte y tampoco del Cabildo de la Catedral deToledo.
“El Expolio” le fue encargado para la Sacristía de Toledo, pero la obra del artista no gustó al cabildo que se negó a pagar el precio pactado, lo que supuso largos litigios. La oportunidad de trabajar para la Corte le llegó con el encargo por parte de Felipe II de “El Martirio de San Mauricio” pero la obra terminada no le gusto al rey, lo que le cerró las puertas de la Corte.
El Greco abrió entonces un taller en Toledo una de las mayores ciudades de Europa en la época, a lo largo de esos años conoció a una mujer que se considera el amor de su vida, probablemente retratada en “La Dama del Armiño”, era Jerónima de las Cuevas y aunque nunca llegaron a casarse si tuvieron un hijo Jorge Manuel, que con los años trabajaría en el taller de su padre.
A pesar de no tener el favor de la Corte, El Greco si consiguió el de bastantes nobles de Toledo y cercanías, lo que le supuso tener una clientela abundante, además El Greco tenía un sistema de trabajo en función de los recursos del cliente, así podía producir obras en serie gracias a la ayuda de “Anthivolas” especie de plantillas que posibilitaban que sus ayudantes hiciesen las obras, de manera que el maestro tan sólo intervenía en los encargos de las personas más adineradas que sí podían permitírselo.
Sus obras básicamente son retablos y obras pías, recordemos que estamos en la época de la Contrarreforma y que la Inquisición está en pleno auge, además El Greco tiene fama de hombre excéntrico pero piadoso.
Su obra tiene unas característica que la hacen única, de hecho la estilización de sus figuras, alargadas en exceso hizo pensar a algunos teóricos de siglos pasados que el pintor padecía de un defecto en la vista llamado oftalmopatía, sin embargo ese alargamiento responde a un intento de reflejar la espiritualidad de unos personajes que tienden a desdibujarse.
Así mismo es original en El Greco el tratamiento del espacio en planos superpuestos a distinta altura (normalmente cielo y tierra), de manera que no utiliza la perspectiva lineal renacentista, quizás el ejemplo más destacado de esto sea una de sus obras más conocidas “El Entierro del Conde Orgaz”. La utilización de colores y luces es otra de sus peculiaridades amarillos, verdes y rojizos juegan con las luces y las sombras de manera que emiten destellos plateados.
En 1614 El Greco murió en Toledo tenía 73 años, su hijo hizo un inventario de los bienes que dejó su padre, entre ellos había 130 libros, una cantidad considerable para la época, que nos habla de su cultura. Caído en el olvido durante dos siglos es rescatado por los impresionistas franceses y por los regeneracionistas españoles de finales del XIX, Eugenio D´Ors lo definió como “el pintor de las formas que vuelan”.
Autor| Ana Rebón Fernández
Vía| Ana Rebón Fernández
Imagen| Wikipedia
https://www.antrophistoria.com/2015/12/el-greco-tenia-problemas-de-vista.html
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