NOTA PREVIA: Este artículo fue publicado el 26 de septiembre de 2017 en el blog hermano Miscelánea de Arte Sacro
ROMERA SOTILLO, Álvaro
1. Introducción
En el antiguo Arzobispado de Toledo se desarrolló un tipo de yugo de campana que en el presente artículo vamos a apellidar como “toledano”, de gran arraigo y difusión. Aplicaremos esta misma denominación a los yugos de las otras sedes episcopales que formaban parte de la provincia eclesiástica de Toledo. Esta tipología se caracteriza por su aspecto achatado, ejes acodados y campana empotrada en el brazo.
Es un tipo de yugo apropiado para el balanceo de campanas. En la primera parte de este trabajo analizaremos sus características formales. Continuaremos viendo la difusión de esta tipología.
Al final trataremos algunos aspectos de la compleja problemática que entraña su conservación
2. El yugo como contrapeso de la campana
Desde el siglo XVI, o posiblemente antes, los yugos de las campanas de los diferentes territorios peninsulares, comenzaron a pertrecharse de piezas madera (o piedra) en su parte superior que contrapesaban el bronce y permitían al campanero tener un mayor dominio del balanceo. Esta innovación técnica redundaba en una mayor capacidad expresiva de la campana. Existen dos formas generales de contrapesar las campanas en España:
a/ Hacer a la campana partícipe de su propio contrapeso levantándola por encima del eje de rotación (ver Ilustración 1).
b/ Situar a la campana por debajo del eje de rotación y compensarla con un voluminoso contrapeso (ver Ilustración 2).
Ilustración 1: Campana María, Catedral de Valencia. Foto: Francesc LLOP i BAYO/Fuente: http://campaners.com
Ilustración 2: Campana de la iglesia de Valdemoro, Comunidad de Madrid (1950).
Cada solución presenta una serie de características técnicas y físicas que determinan el sonido y el ritmo e intensidad del golpeo del badajo.
Estas dos formas de contrapesar tuvieron diferente aceptación y desarrollo. En el centro y sur de la antigua corona de Castilla se tendió a emplear la primera opción, mientras que en los territorios de la antigua Corona de Aragón, y la zona norte de Castilla, se optó por la segunda.
No obstante, en muchas ocasiones la elección de una u otra forma no radica en la tendencia o preferencia generalizada de un modelo, sino en una necesidad física, como por ejemplo ocurre en la campana grande de Mondoñedo, la Paula (ver Ilustración 3), cuyo tamaño y la poca altura del ventanal obligan a levantarla por encima del eje más de lo habitual en una región donde los yugos suelen ser rectos en su parte inferior y la colocación de la campana por debajo del eje es la tendencia habitual.
Frente a los yugos realizados en la antigua corona Aragonesa, altos y robustos, el toledano presenta un aspecto más bien achatado, de poca altura, ideado para contrapesar la campana hasta llegar a la vertical, y no para voltearla de forma continuada, de tal forma que suele ser imprescindible la presencia de una palanca metálica y curvada desde donde impulsarla.
Ilustración 3: Campana "Paula de la Asunción", Mondoñedo (Galicia). Foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen y LLOP i BAYO, Francesc/Fuente: http://campaners.com
3. Madera de los yugos
La madera de encina era una de las más empleadas para la fabricación de yugos en toda España. Presenta unas características excepcionales (alta densidad, dureza, resistencia al ataque de xilófagos, hongos y bacterias) que la convirtieron en la más adecuada para la construcción de yugos. No obstante, en el centro peninsular era muy frecuente (en algunas zonas lo habitual) el uso de madera de olmo, especie tristemente desaparecida por la grafiosis.
Sus cualidades físicas son inferiores a las de la encina: madera semidura, densidad media y, además, susceptible al ataque de xilófagos, hongos y bacterias; sin embargo, presentaba otras cualidades adecuadas para la construcción de este tipo de yugos: el gran diámetro de sus troncos permitía que se pudieran extraer grandes piezas de madera para elaborar los brazos, que en campanas de gran tamaño podían superar el medio metro de altura; además, su madera es difícil de hendir (rotura a lo largo de las fibras), lo cual, como veremos más abajo, beneficia la integridad de la pieza. Por sus características físicas, esta madera ha sido también muy empleada en la construcción y en la carpintería de carros y navíos.
También se emplearon otros tipos de madera de frondosa, como el álamo negro, el nogal o el roble. La durabilidad de los yugos dependía en buena medida de las revisiones periódicas, en las cuales, aparte de reajustar y apretar los herrajes, se preservaba la madera del ataque de hongos y xilófagos con productos biocidas naturales.
Actualmente se emplean maderas tropicales para la fabricación de yugos. Todas estas maderas tradicionales están fuera del mercado.
4. Partes del yugo
Analizamos a continuación con detenimiento cada una de las partes del yugo (1).
4.1. Brazo
El brazo es la pieza de madera donde se sitúa el eje de giro. En el caso toledano, es una pieza de gran altura. Para levantar la campana por encima del eje es necesario realizar un cajeado donde van empotradas las asas y la parte superior de la copa, con frecuencia hasta el tercio. La parte superior del brazo puede ser recta, lo cual ofrece un aspecto de bastante rudeza, o bien presentar sendos recortes curvilíneos en consonancia con los del contrapeso, que le aportan mayor elegancia.
Esta pieza es la principal de todo el conjunto y la que determina en buena medida esta tipología. En el caso de yugos de brazos rectos, como los valencianos o los aragoneses (ver Ilustración 2), el brazo separa físicamente el bronce y el contrapeso, quedando el primero por debajo del eje. En el caso toledano esta separación no se produce, puesto que el brazo está diseñado para levantar la campana por encima del eje y hacerla participe de su propio contrapeso.
El complejo diseño de esta pieza presenta un problema técnico de conservación, pues las partes recortadas de la parte superior e inferior, interrumpe la continuidad de fibras que de extremo a extremo confieren la consistencia y estabilidad necesaria al brazo. En ocasiones esta continuidad se interrumpe de forma total, lo cual puede provocar que el brazo se hienda, es decir, que se produzca una rotura en el sentido de las fibras (ver Ilustraciones 5 y 6) . Desde antiguo, los artesanos locales reforzaban con numerosos herrajes el brazo.
Es frecuente encontrar en este tipo de yugos herrajes semicirculares u oblicuos en los frentes de los brazos que suelen también recogerse en la parte inferior. Son también muy frecuentes las abrazaderas en la zona interior del brazo, especialmente coincidiendo con el perno de sujeción del eje (ver Ilustración 5).
Ilustración 4: Tomellosa (Guadalajara). brazos arrumbados en el campanario.
Ilustración 5: Campana Sagrados Corazones, Getafe (Comunidad de Madrid). Brazo hendido y reparado con una abrazadera de refuerzo. foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen y LLOP i BAYO, Francesc/Foto: campaners.com
4.2. Ejes
Los ejes son dos piezas de hierro insertas en acanaladuras realizadas en la parte inferior de cada lado del brazo, de forma que no entren en contacto con el bronce e impidan la transmisión de la vibración al muro (ver ilustración 7).
Los ejes tradicionales, realizados en forja, tienen forma de doble escuadra. La escuadra inferior eleva el conjunto por encima del eje de rotación. Los ejes acodados son empleados para realzar la campana y aproximar el eje de rotación al centro de gravedad del bronce, que viene a localizarse a 3/8 desde su base. Por lo general, el eje de rotación viene a situarse cerca de la mitad de la altura total de la campana (incluyendo las asas). Las campanas de tres asas de un peso inferior a los 120 kilos (denominadas generalmente esquilas, cimbalillos ocampanillos), a veces carecen de ejes acodados y son sustituidos por ejes rectos.
La escuadra superior ancla la pieza al brazo. El segmento horizontal se embute en una acanaladura de la parte inferior del brazo. El segmento superior atraviesa el brazo hacia arriba, donde es atornillado con una gran palomilla o tuerca. Los ejes presentan una serie de herrajes de refuerzo sin los cuales la estructura podría colapsarse. Unas abrazaderas en los extremos del brazo suelen envolver también los laterales del codo inferior del eje. En otros casos solo envuelven el brazo y abrazan por la parte interior el segmento vertical del eje.
Junto a las abrazaderas suelen situarse unos pequeños abarcones que ciñen el segmento embutido (Ilustración 9). Estos atraviesan el yugo y son atornillados en la parte superior.
Ilustración 6: Campana de Poniente, Cenizate (Albacete). Yugo con brazo hendido. Foto: MARTÍNEZ GARCÍA, Isidro/Fuente: http://elblogdezenizate.blogspot.com.es
Ilustración 7: Esquema del eje acodado y su inserción en el brazo.
Ilustración 8: Antiguos herrajes de campana. Valfermoso de Tajuña (Guadalajara). En el centro puede verse un eje con su forma de doble escuadra.
En ocasiones estos ejes presentan problemas de compatibilidad con el cajeado del centro del yugo, especialmente en campanas romanas de gran anchura de hombros o en campanas de gran tamaño en ventanales con poca luz. En estas circunstancias el cajeado no deja suficiente distancia para embutir el eje en el brazo. Como solución se solía:
1. Rebajar las jambas del ventanal de forma que los extremos del brazo ganen en longitud (ver Ilustración 11).
2. Abrir el ángulo del segmento superior del eje de forma que atraviese oblicuamente el brazo (ver Ilustración 12). Esta última es una solución un tanto arriesgada.
Ilustración 9: Tomellosa (Guadalajara). Eje acodado con abrazadera y abarcón de refuerzo.
Ilustración 10: Iglesia de San Miguel, Brihuega (Guadalajara). Detalle de la palomilla de sujeción del eje y las palomillas de refuerzo.
Ilustración 11: Campana San Joaquín y Santa Leocadia, Catedral Primada (Toledo). Rebaje circular en el muro. Foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen y LLOP i BAYO, Francesc/Fuente: http://campaners.com
Ilustración 12: Yélamos de Arriba (Guadalajara). En rojo la dirección del eje. La parte superior de la pieza atraviesa oblícuamente el brazo.
4.3. Palanca
Un elemento que no suele faltar en este tipo de yugos es la palanca que permite balancear la campana gracias a una cuerda atada a su extremo. Suele presentar una curvatura hacia arriba, aunque también puede ser recta o curvada hacia abajo.
La palanca, colocada generalmente en el lado derecho, atraviesa la mitad superior del brazo, y es anclada por una palomilla o tuerca en su parte exterior. En pocas ocasiones está situada debajo del brazo.
Ilustración 13: Campanillo, Centenera (Guadalajara). Detalle de la palanza, curvada hacia
arriba.
4.4. Contrapeso
Sobre el brazo se asienta el contrapeso, compuesto generalmente por dos piezas de madera: La primera, el contrapeso propiamente dicho, es de gran tamaño y constituye el cuerpo de esta parte. La segunda pieza es un pequeño cabezal colocado en sentido transversal. Su función es sujetar los tirantes y los abarcones de sujeción de la campana que son atornillados en su parte superior con palomillas o tornillos. No obstante, el número de piezas del contrapeso puede variar; algunos yugos carecen de cabezal, especialmente aquellos sujetos con cuñas. Es frecuente encontrar, generalmente en campanas de gran tamaño, contrapesos con con más piezas, pues la fabricación tradicional está sujeta al saber hacer del artesano local y otras circunstancias inmediatas.
Al igual que ocurre en otras regiones, puede suceder que el interior de los yugos albergue piezas metálicas que aumenten el contrapeso (ver Ilustración 15).
En puntuales ocasiones los yugos aparecen decorados con tallas a bisel o molduras, aunque no son muy frecuentes (ver Ilustración 4).
Ilustración 14: Campana Vieja de San Julián, Santa Olalla (Toledo). En esta imagen se aprecian perfectamente las diferentes partes del yugo: brazo, contrapeso y cabezal superior. Foto: LÓPEZ MUÑOZ, Josué/ Fuente: http://eulaliense.blogspot.com.es/
Ilustración 15: Yugo, Iglesia de San Miguel, Brihuega (Guadalajara). Rodeado por el círculo rojo aparece un tapa claveteada que debe ocultar alguna pieza de metal que ayuda a contrapesar el yugo.
Ilustración 16: Campana San Joaquín y Santa Leocadia, Catedral Primada, Toledo. Contrapeso y sujeción con cuñas. Foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen y LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com
Ilustración 17: Romanones (Guadalajara). Detalle del cabezal del yugo.
5. Proporciones y distribución de pesos
Los yugos toledanos suelen guardar unas normas y proporciones que se repiten con mucha frecuencia, lo cual nos hace entender que debían ser más o menos conocidas por los carpinteros locales. La altura de la campana sirve de módulo para calcular las dimensiones del yugo.
Ilustración 18: Esquema con las proporciones aproximadas de un yugo de tipo toledano.
La altura total del yugo viene a corresponderse con la altura de la campana. La altura del brazo suele ser la mitad del módulo. En torno a una línea imaginaria trazada en la mitad del brazo (a ¼ del módulo), llega el cajeado de la corona de la campana. Las perfiles recortados de las esquinas superiores suelen llegan a la mitad del brazo, es decir, a la misma altura que la parte superior del cajeado central (más arriba hemos comentado los problemas que generan estos recortes). El perfil superior y el cajeado inferior crean un perfil armonioso que se asemeja al de una V invertida.
Sobre el centro del brazo se asienta el contrapeso, cuya altura se corresponde aproximadamente con la mitad del módulo. La anchura del contrapeso está determinada por la de los hombros del bronce. Su parte superior suele rematar en un perfil moldurado, que en algunas ocasiones puede igualar el diámetro de la boca del bronce.
Todas estas proporciones nos deben servir para entender la lógica constructiva de los yugos, lógica que luego se adaptaba a las necesidades, las materias primas y la habilidad del artesano local. No obstante, las variaciones de estas proporciones eran generalmente compensadas con una redistribución de los elementos, aumentando la altura del contrapeso, empotrando más la campana en el brazo (ver Ilustraciones 1 y 19) o variando la altura de los ejes acodados (ver Ilustración 20).
La relación de pesos justifica la velocidad de caída de la campana. Si presenta poco contrapeso la campana va más rápida y el badajo apenas pica el bronce. En cambio si apenas existe diferencia entre campana y yugo, el volteo es más lento y el badajo golpea con fuerza sobre el bronce. En estos casos suelen emplearse badajos ligeros con caña de madera; de lo contrario la fuerza de caída podría ocasionar la rotura del bronce o del badajo.
Ilustración 19: Antigua Campana Gorda, Ajalvir (Comunidad de Madrid). Esta campana, de unos
720 kilos, contaba con un yugo con un potente brazo que permite realzar más de lo normal la
campana. Fotograma del NO-DO del 17 de noviembre de 1958.
Disponible en: http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-828/1486232/
En este sentido, si comparamos los conjuntos toledanos con los valencianos, en cuanto a proporción de peso entre campana y yugo, podríamos deducir que los toledanos permiten un movimiento más rápido de la campana. El valenciano, aparte de presentar una mayor altura, concentra una gran masa en el cabezal. El espesor del yugo se duplica en esta zona, con el fin de contrarrestar el pie de la campana, lugar donde se concentra la mayor parte de la masa del bronce (ver Ilustración 21). No obstante, habría que emprender estudios técnicos más detallados sobre la tipología toledana.
Ilustración 20: El Manuel, torre del Micalet,Valencia. Campana descendida para su restauración. Puede verse el perfil del yugo que aumenta su espesor hasta duplicarlo en su parte superior. Foto: CORRESA i MARÍN, Ignasi /Fuente: http://campaners.com
Ilustración 21: Campana de los Sagrados Corazones, Catedral de Getafe (Comunidad de Madrid). La gran altura de los ejes compensa el pequeño tamaño del yugo. Foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com/
6. Sobre la forma de tocar el yugo “toledano”
El yugo de tipo toledano presenta un diseño apto para el balanceo, no tanto para el volteo, forma de toque que se introdujo tardíamente (a mediados o incluso finales del siglo XIX). Por tanto, el balanceo bajo (hasta ponerla en horizontal) o alto (hasta la vertical) eran las únicas formas de tañer las campanas de forma dinámica. Cuando la campana iba hacia afuera el campanero podía hacer tope con la cuerda en la parte superior del yugo y pararla “en pino” (como se decía en algunos documentos antiguos) -ver Ilustraciones 22 y 23-. En un antiguo yugo de Brihuega (Guadalajara) se conserva un suplemento en el extremo derecho del contrapeso que facilitaba esta maniobra de parada (ver Ilustración 15).
Existen formas locales de tocar con cuerda que posiblemente estén relacionadas con la que acabamos de comentar. En algunos pueblos de Guadalajara (Centenera, Valdesaz y El Sotillo -los dos primeros pertenecían al arzobispado de Toledo, el último a Sigüenza) las campanas eran volteadas con una cuerda que era pasada por el brazo y, recogidos ambos cabos, se tiraba y aflojaba de ellos como si fuera un cigüeñal (ver Ilustración 24). Este sistema permite un gran control sobre la campana, y facilita con un sencillo movimiento dejarla “en pino”; por tanto, no es descartable que este sistema sea anterior al volteo, una forma local del balanceo.
Ilustración 22: Yepes, 1983 (Toledo), David Juárez y su hijo José-David Juárez, volteando (forma local de llamar al balanceo) la "Gorda" y la "Sorda" en el toque de doble de difuntos. ÁLVARO MUÑOZ Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com
Ilustración 23: David Juárez repicando la campana del "reloj" mientra voltea (balancea) la "Gorda" hasta dejarla parada con la copa hacia arriba. Yepes, 1983 (Toledo). MUÑOZ ÁLVARO, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com
Ilustración 24: Valdesaz (Guadalajara). Volteo con cuerda como "falso cigüeñal".
Desde mediados del siglo XIX el volteo a mano fue asimilándose en algunos campanarios del antiguo arzobispado de Toledo, pero no de forma generalizada. Su introducción supuso la irrupción de un nuevo esquema sonoro y rítmico (el ritmo del volteo es ternario y no binario como el balanceo). El volteo vino a sustituir al balanceo alto, forma de toque generalmente asociado a las fiestas (el balanceo bajo suele tener connotaciones fúnebres). Hasta entonces, el balanceo alto era considerada la más adecuada, expresiva y potente.
Al poder controlar de forma absoluta el movimiento de la campana, pues esta es dejada invertida, podían acompasarse varias campanas o combinar el balanceo de una o varias con el repique de otras. Estas combinaciones aparecen en algunos de los toques registrados en Yepes, especialmente en el toque de “Solem” (ver Ilustración 23).
Este esquema debió ser también el empleado en la catedral Primada en los conocidos como “Claustros”(2): toques de coro en los que se empleaban mayor o menor número de campanas según la clase del día. El volteo en principio no hizo desaparecer el balanceo, sino que se conservó para determinados toques, pero sin los matices entre alto y bajo que antaño se buscaban. El volteo vino a asemejarse a los antiguos balanceos altos.
La asimilación del giro completo en algunos casos vino acompañada de ligeras modificaciones en los yugos. En ocasiones se decidió prescindir de las palancas (ver Ilustración 25). Suponemos que algunos yugos alcanzaban con dificultad la inercia de giro, lo cual se solucionó aumentando el contrapeso (ver Ilustración 26) La progresiva asimilación del volteo no se acompañó de un cambio sustancial en su diseño más allá de estas puntuales modificaciones. Hasta mediados del siglo XX se han seguido construyendo yugos de madera siguiendo los patrones toledanos (ver Ilustración 27).
Ilustración 25: "Campanillo", Valfermoso de Tajuña (Guadalajara). Yugo sin palanca de volteo. Su escaso contrapeso y su altura no impidieron el volteo a mano del bronce hasta los años setenta.
Ilustración 26: Campanario de la parroquia de San Juan Bautista, Arganda del Rey (Madrid). La campana del centro presenta un suplemento en el contrapeso que bien pudo ser colocado para poder voltearla a mano. Foto: Ayuntamiento de Arganda del Rey/ Fuente: http://archivo.aytoarganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=0001
Ilustración 27: Campana del "Montón", Torija (Guadalajara). Este yugo fue realizado en 1951 por el carpintero de la localidad. Fue sustituido en 2013 por otro que mantiene el mismo diseño.
Las diferencias formales de un yugo diseñado para el volteo y el toledano resultan todavía más evidentes si establecemos una comparación con los yugos diseñados para el volteo con cuerda, como son los de tipo sevillano (Ilustración 28), valenciano (Ilustración 29) y aragonés (Ilustración 30). Estas tres tipologías comparten una serie de características:
1. Los brazos son de sección más o menos cuadrada para facilitar el enrollamiento y desenrollamiento progresivo de la cuerda. La parte inferior del brazo es recta.
2. Los ejes son rectos y si son acodados no suelen ser de mucha altura.
3. Los cojinetes de las campanas de volteo se componen de dos piezas: un taco de madera y una pieza de bronce insertada en éste. La de bronce presenta una acanaladura donde descansa el eje de hierro. El cojinete de bronce resiste bien la fricción del eje, especialmente intensa en el volteo.
En cambio, los yugos toledanos no suelen asentarse sobre cojinetes de bronce, sino sobre una acanaladura efectuada en el taco de madera. El primer tipo de instalación resiste muy bien la fricción del volteo de campanas, mientras que el segundo se desgasta mucho con el volteo. Puede ocurrir incluso que el desgaste de las acanaladuras sea desigual y la campana quede desequilibrada hasta el punto de imposibilitar cualquier movimiento.
4. Cuentan además con un contrapeso mucho mayor, que alcanza mayor inercia y permite varios giros ontinuados.
Ilustración 28: Iglesia de Santiago, Utrera (Sevilla). Volteo con cuerda de campana. Fuente: http://campaners.com/php/textos.php?text=1034
Ilustración 29: Volteo de campanas en la torre del Micalet (Valencia). Foto: Manolo GUALLART/ Fuente: http://valenciafiestaytradicion.com
Ilustración 30: Campana "Pilara", Basílica del Pilar, Zaragoza. Campana volteada con cuerda, parada entre toque y toque. Foto: Francesc LLOP i BAYO/ Fuente: http://campaners.com
Sospechamos que la difusión del volteo en el antiguo arzobispado toledano, debe relacionarse de alguna forma con la desaparición de los toques tradicionales y de los campaneros, cuyo declive precisamente se inicia en la segunda mitad del siglo XIX. Este proceso guarda ciertos paralelismos con la asimilación del volteo en la catedral Primada en torno a 1850. Para ello, fue necesaria la construcción de un piso a la altura de las campanas (el actual del campanario) a unos dos metros del original que permite voltear a mano con mayor facilidad.
El volteo a mano no requiere tanta especialización como el balanceo con soga, cuya técnica, que implicaba saber parar campanas de gran calibre con la cuerda, debía requerir bastante experiencia (3).
En algunos campanarios de Guadalajara hemos encontrado ciertas modificaciones similares a las que tuvieron lugar en el de la catedral Primada; algunos conservan restos de un antiguo piso por debajo del suelo actual. En un pueblo de esta provincia incluso se instalaban improvisados tablones que apoyaban en los pretiles y en la caseta del reloj (situada en el centro de la sala) para que los volteadores quedaran a la misma altura que la campana, y pudieran voltear con facilidad.
La difusión generalizada del volteo fue propiciada por la electrificación de campanas. Hasta entonces era una forma no del todo generalizada y que se circunscribía a determinadas fiestas, mientras que las campanas dotadas de motores pueden ser volteadas en cualquier momento. Este proceso, unido a la desaparición de los campaneros y sacristanes, contribuyó a entronizar el volteo como única forma de toque, por encima de las formas tradicionales.
Su introducción y asentamiento transformó la percepción que hasta entonces se tenía del balanceo, considerándose ésta última una suerte de forma imperfecta. Sirva para ilustrar esto una conversación personal con un párroco recomendándole la conveniencia de sustituir el volteo de campanas por el balanceo (en esta parroquia las campanas hasta su electrificación eran balanceadas con cuerdas atadas a las palancas). La respuesta del sacerdote fue: “ya, pero el volteo es el volteo”, dando a entender que el volteo es la forma más festiva y expresiva de tocar las campanas.
Ilustración 31: Interior del campanario de la catedral del Toledo a principios del siglo XX. Foto: José LACOSTE / Fuente: IPCE-http://toledoolvidado.blogspot.com.es/
Sospechamos que actualmente esta percepción es también extensible en otros territorios que antiguamente formaban parte del antiguo arzobispado. Conviene recordar al respecto, aunque geográficamente resulte ajena al área que tratamos, una interesante recomendación estética que aparece en las instrucciones del toque de campanas de la Catedral de Calahorra (editadas en 1882), y que nos da una idea de la variedad y el grado de sutileza de los toques manuales tradicionales:
“Estas se tocan siempre (las campanas grandes) tirando de la soga del yugo, ya sea a media vuelta floja, esto es, pegando la lengua en un solo lado como en los funerales de Papas, Reyes y Obispos, ya poniéndolas derechas, como en los signos de siete a ocho de la mañana y de dos a tres de la tarde y mientras se repica en las primeras Clases, o ya volteándolas, lo que puede hacerse en dichas primeras Clases, pero que no se debe si no se sabe, o no se pueden voltear alternativamente y a riguroso compás. Más fácil y acaso más grave es tocarlas a compás alternativamente poniéndolas tan solo derechas”(4). A finales del siglo XIX todavía eran conscientes de que el volteo era una forma de tocar las campanas, pero no la única, y en ocasiones no la más adecuada.
Ilustración 32: Campanario de la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción de Colmenar Viejo (Madrid). A la izquierda campana romana con yugo toledano, que por su altura solo puede ser balanceada con cuerda desde el piso del campanario. El resto de campanas con yugos de hierro y motores de volteo. Fuente: https://www.verpueblos.com
NOTAS
(1) - La terminología es genérica, no hemos encontrado una denominación local para definir cada una de las partes. Empleamos la terminología empleada en BARRERA, Albert: “Jous de fusta per a campanes manuals i motoritzades. Problemàtica i solucions tècniques de les instal·lacions de Cheste i Vilafamés”, Campaners,1993 (6). Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=1478 (consulta 01/08/ 2017).
(2) - ALONSO MORALES, Mercedes: “El tañer de las campanas de la Catedral de Toledo”, en Toletum. Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, 56 (2009), pp. 209-219. Disponible en http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2013/12/files_toletum_0056_12.pdf (Consulta 23/08/2017).
(3) - ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc: “Catedral Primada. Toledo (Castilla-la Mancha)”, en http://campaners.com/php/campanar.php?numer=421 (consultado 04/08/2017).
(4)- FORMA o modo de tocar las campanas de esta Santa Iglesia Catedral de Calahorra. Calahorra, 1882, p. 14. Disponible en: http://campaners.com/php/textos.php?text=6749 (Consulta 02/08/2017).
http://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/el-yugo-toledano-1-parte.html
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