miércoles, 16 de febrero de 2022

Una Escapada de Fin de Semana en Lérida (I)

Ciudad de Lérida

Catedral vieja de Lérida

Antiguo Hospital de Santa Maria, Lérida

Castillo Templario de Gardeny

Palacio de la Paeria, Lérida

Edificios Modernistas Lérida. Las Casas Nuevas o de Balasch (Rambla de Aragón).

Lérida​ es una ciudad española, capital de la provincia homónima, situada en la comunidad autónoma de Cataluña.

El municipio, con una población de 140 403 habitantes (INE 2020), abarca una superficie de 211,7 km² y es uno de los más extensos de Cataluña. 

Es la segunda capital catalana más importante en número de habitantes, por detrás de Barcelona. Es también capital de la comarca del Segriá.

Indice: 

  1. Como llegar a Lérida
  2. Algo de Historia
  3. La Seu Vella, imprescindible que ver en Lleida
  4. Castillo del Rey (Suda)
  5. Catedral Nueva de Lérida
  6. Palacio de la Paeria
  7. Museo de Lérida
  8. Plaza de Sant Joan
  9. Castillo Templario de Gardeny
  10. Iglesia de San Llorenç (San Lorenzo)
  11. Antiguo Hospital de Santa María
  12. Edificios Modernistas
  13. Museo de la Automoción Roda Roda
  14. Estación de Lérida Pirineos
  15. Parque Municipal de la Mitjana
  16. Parque de los Campos Eliseos de Lerida
  17. Otras Cosas que ver y hacer en Lérida
  18. De vinos y Tapas en Lérida
  19. Fiestas locales
  20. para comer en Lérida
  21. Otras Rutas Cercanas

1. Como llegar a Lérida

Lérida se encuentra en un importante nudo de comunicaciones y es el lugar de paso obligado entre las vías que enlazan España con el resto de Europa y el Mediterráneo. 

Este carácter de cruce de caminos se ha reforzado con la llegada del tren de alta velocidad entre Barcelona y Lérida. 

La ciudad se encuentra comunicada con Barcelona por autopista, carretera nacional y vía férrea.

Por aire

En función al aeropuerto escogido como puerta de entrada en Cataluña, la mejor forma de llegar será:

Desde el aeropuerto de Lérida-Alguaire hasta la estación de autobuses  

Lérida en autobús.

Desde el aeropuerto del Prat (Barcelona) hasta la estación de ferrocarriles de Sants por tren y desde allí a la estación de ferrocariles de Lérida de nuevo en tren. 

Existe una línea de autobuses que viaja a Lérida dos veces al día directamente desde el aeropuerto.

Desde Reus, en tren hasta Lérida

Desde Gerona, en autobús hasta Lérida (" Eix Bus")

Transportes públicos

Lérida es una ciudad ideal para desplazarse a pie. 

Sin embargo algunos campus se encuentran alejados del centro de la ciudad. Para acceder a ellos pueden utilizarse los autobuses que conectan las diferentes zonas de la ciudad. 

2. Algo de Historia

Iltirta (la Lérida en tiempos de los íberos) era la capital de los ilergetes. Sus caudillos más famosos fueron Indíbil y Mandonio que estaban aliados con los cartagineses contra los romanos. El año 215 a.C. fue decisivo. 

Tuvo lugar la batalla del Ebro, donde Asdrúbal, hermano de Aníbal y comandante del ejército cartaginés cae derrotado frente a los romanos. Sus aliados Indíbil y Mandonio serían finalmente dominados el año 206 a.C.

Monumento a Indíbil y Mandonio, Lérida

El año 195 a. C. trajo consigo una nueva e importante insurrección de las tribus ilergetas, lacetanas y ausetanas que fue sofocada por el cónsul Marco Porcio Catón y que supuso la muerte de los caudillos ilergetas Indíbil y Mandonio. 

El final de la segunda guerra púnica traería consigo la romanización y asimilación por parte de las estructuras indígenas de la cultura romana. Iltirta se convertiría en Ilerda. El año 49 a.C. Julio César libró una batalla de la guerra civil contra Cneo Pompeyo Magno delante de sus murallas.

Una época oscura, por los pocos datos que se tienen, fue la de la dominación visigoda aproximadamente desde el año 375 al 716. 

Los musulmanes se apoderaron de Lérida con facilidad en el año 714. La ocupación se produjo entre el 716 y 719, en que el emir Al-Aahm y después Al-Hur hicieron capitular a la ciudad, en tratos que se respetaron. 

Posteriormente, el magnate aragonés Fortún se convirtió al islam para mantener el poder lo que ayudaría a la sumisión del pueblo. 

El rey franco Ludovico Pío saqueó la ciudad en el 801, a los pocos días Amrus Al-Leridi la recuperó así como el resto de los territorios entre el 802 y el 809. 

Estas escaramuzas provocarían el endurecimiento del trato hacia los mozárabes, que finalmente tuvieron que emigrar. En el siglo ix los tugibíes constituyeron un reino de taifa, aunque fingiendo cierta fidelidad al emir de Córdoba. El último rey de Lérida fue Sulayman Sayyid-ad-Dawla, destronado por los almorávides en 1102. Estos usaron Lérida como base de incursión en los condados catalanes.

En 1149 la ciudad se rindió a las tropas cristianas de Ramón Berenguer IV de Barcelona y de Ermengol VI de Urgel. Se otorgó la Carta Puebla a la ciudad en 1150.​ 

En 1264 Jaime I «el Conquistador», rey de la Corona de Aragón, otorgó a la ciudad el Privilegio de Concesión de la Paería, que en adelante sería la forma del gobierno municipal. En 1232 el mismo monarca concedió a la ciudad el Privilegio de Concesión de la Feria de San Miguel. 

Jaime II funda el Estudio General en el año 1300, único durante muchos años en la Corona de Aragón. Pero cuando alcanza mayor esplendor político es en el reinado de Pedro IV el Ceremonioso, ya que, al haber tenido una larga época de paz (aproximadamente dos siglos), logra formar un sólido bloque en todos los aspectos; un grupo intelectual fuerte, una burguesía rica que regía la Ciudad, una clase mercantil próspera y una menestralía trabajadora ayudada por un monarca dadivoso de privilegios por las circunstancias que atravesó su reinado. 

Concede Ordinaciones a la Universidad sobre el monopolio de la enseñanza de las leyes, de cánones, de medicina, etc. (1346). Establece nuevas normas para la elección de paheres, consejeros, etcétera. (1386), reglamentando todo el régimen de gobierno de la Pahería.

Hasta el reinado de Alfonso V el Magnánimo, Lérida continúa su marcha progresiva, aunque no con el ritmo de la anterior centuria, ya que había atravesado un período algo movido como consecuencia de las aspiraciones del conde de Urgel al trono de Aragón y Cataluña, vacante a la muerte sin sucesión de Martín el Humano, que resolvió el Compromiso de Caspe.

Las banderías por un lado, junto con las epidemias que a partir de la terrible peste de 1348 aparecen demasiado a menudo, repercuten, como es natural, en el desarrollo político y económico de la ciudad y aumentaron con las turbulencias habidas en el reinado de Juan II con el conflicto del príncipe de Viana, y que tuvieron unas consecuencias fatales para nuestra Ciudad, ya que, al oponerse a dicho monarca, fue sitiada Lérida en 1464, rindiéndose el 6 de julio al dejarla abandonada a su suerte el resto de Cataluña, por los problemas que las demás provincias tenían, quedando completamente arruinada y destruida.

JuanII, tal y como había prometido en las Capitulaciones, jura respetar los privilegios; pero se negó a devolver a los ciudadanos los bienes confiscados, exigiendo muchos tributos para continuar la lucha en el resto del Principado y recuperar el Rosellón. 

Todas estas peticiones y disputas están plasmadas en algunos libros de actas de la Pahería de la época; digo algunos porque a partir de este momento, en las diferentes luchas y sitios que ha sostenido la Ciudad, han desaparecido dichos libros, seguramente para evitar represalias.

A pesar de la destrucción de la Ciudad, logra rehacerse y continuar su vida bastante próspera hasta el reinado de los Reyes Católicos que marcarán una nueva etapa en la vida de Lérida.

Al subir al trono Fernando el Católico le devuelve los bienes y tierras que le habían sido confiscadas por su padre Juan II, volviendo bajo el señorío de la misma las villas de Borjas Blancas y Bell-lloch.

Este rey, emprende en Lérida las mismas reformas que en otras ciudades, de acuerdo con la gran evolución que experimenta nuestro país, al igual que otras naciones de Europa, en estos años; entre ellas, la reforma, en el año 1499, del sistema electivo de la Pahería, que databa de la época de Pedro IV, introduciendo en ella el sistema de la insaculación para la elección de sus componentes, la reforma asimismo de los gremios, etc.

Por todas estas cosas, así como por haber acabado con el bandolerismo existente, consecuencia de las guerras habidas, pudo entrar de lleno nuestra Ciudad en la época del Renacimiento, con el florecimiento de la imprenta, y la aparición en la arquitectura del estilo gótico-florido y plateresco, reflejados en los monumentos de la época.

Los siglos siguientes estuvieron marcados por la recesión, agravados por guerras y epidemias.

La Seo Vieja, cerrada al culto desde 1797, se convirtió en cuartel militar. Durante el siglo xviii, la ciudad recuperó su imagen y dimensión. 

Bajo el reinado de Carlos III se construyó la Catedral Nueva. Sus nuevos planteamientos ilustrados aportaron figuras, como el Marqués de Blondel​ y el Barón de Maials, que dieron a la ciudad una fisonomía urbanística acorde con su papel de capital de la provincia, y la aplicación a los cultivos de los nuevos estudios de agronomía.

Don Luis Blondel, que se hizo cargo de la plaza el 1 de abril de 1786.

Se le puede considerar, sin lugar a dudas, como el artífice de la Lérida moderna; a él se debe, entre otras varias obras, la construcción del Depósito del Pla, que dio el agua potable, tuberías, cloacas (entre ellas las de la calle Mayor), fuentes monumentales (la de la Catedral), sirenas, enseñanza, etc. 

Hizo empendrar las principales calles. Pero su obra más importante fue la construcción del muro de contención del río, que evitó las nundacio- nes que sufrían las casas colindantes a él y que ocasionaba grandes pérdidas en los almacenes.

La población aumenta, de 7.000 habitantes que tenía al advenimiento de Felipe V, a 20.000 al comienzo del siglo XIX; que después de la guerra de la Independencia volvería a reducirse a 12,000. Por todo lo dicho el siglo XVIII se puede considerar un siglo próspero, lo mismo en lo económico que en lo cultural y artístico.

Siguiendo el sino de nuestra Ciudad, esta época tan próspera se vería de nuevo truncada por la invasión Napoleónica, volviendo Lérida a verse inmersa en un nuevo conflicto bélico, que -como tantas otras veces- tendrá consecuencias catastróficas, pues a la destrucción material hay que añadir la espiritual, porque ni siquiera se salvaron las ideas fundamentales que parecían inamovibles: Religión, Patria y la Monarquía, haciendo su aparición el Liberalismo.

A comienzo del siglo xix, Lérida sufrió una nueva invasión, la napoleónica, cae en poder de los franceses el 14 de mayo de 1810, abriéndose un período de tiempo terrible de muertes y asesinatos y humillaciones unido, como siempre, a la destrucción de la Ciudad y la desolación de los campos que quedaron arrasados.

En el transcurso de la Guerra de Independencia por un ejército del mariscal Suchet, y fue recuperada por los españoles con tropas del general Copons gracias a una audaz estratagema debida al militar y aventurero español de origen flamenco Juan Van Halen y Sartí, luego teniente general, que posteriormente por el mismo medio consiguió la toma de Mequinenza y del castillo de Monzón. 

El 14 de febrero de 1814, Lérida se ve libre de la dominación francesa.

La Ciudad de ahora en adelante correrá la misma suerte que el resto de la Nación, o sea constantes revoluciones y contra revoluciones que caracterizan al siglo XIX en nuestra Patria.

Guerras Carlistas; subida al trono de Amadeo de Saboya, su abdicación, proclamación de la primera República en el año 1873, la vuelta de los Borbones con Alfonso XII como Monarca el 6 de enero de 1875, la proclamación de la segunda República al dejar el trono Alfonso XIII hijo del Monarca anterior.

En 1936 Lérida vuelve a ser escenario de guerra civil, con todas las consecuencias de ella, teniendo que añadir esta vez el agravante de haberse estabilizado el frente durante un largo período, partiendo la Ciudad en dos partes, quedando de nuevo destruida. 

Es probable que no haya otra capital en España que haya sufrido tantos y tan catastróficos sitios que la han dejado sin apenas muestras artísticas de su importancia cultural ya que incluso los pocos monumentos que nos han quedado llevan la huella de la destrucción.

Todo este período de intranquilidad política y social repercute de una manera extraordinaria en el desarrollo de la vida ciudadana que no podrá llevarse a cabo con el ritmo e intensidad que lo había hecho en otros períodos de paz hasta esta última década que de nuevo se incorpora al crecimiento nacional con toda su pujanza.

Que ver en la Ciudad de Lérida

Ciudad de Lérida

En nuestras escapadas por Cataluña la ciudad de Lérida es esencial, no puedes pasar por alto la capital de provincia y visitar los lugares que ver en Lleida ciudad en un día, o más.

Esta ciudad no ofrece muchas atracciones turísticas, casi todas están en el centro histórico o casco antiguo y muy fácil de verlas en un itinerario a pie. Dicen que es la menos visitada por el turismo de las 4 capitales de provincia de Cataluña. 

Nosotros tras explorar todos sus rincones creemos que bien vale un paseo por sus calles, plazas y monumentos. Al menos verla durante unas horas y darle una oportunidad a esta villa histórica catalana, hay varias cosas que hacer que no os dejarán aburriros en todo ese tiempo que le dediquéis a la capital ilerdense.


Sin duda una perfecta escapada de fin de semana .

Una vez hecha la visita de Lérida os puedo decir que es fácil visitarla a pie, el centro no es muy grande y casi todos los monumentos imprescindibles están en el casco antiguo histórico, a excepción del castillo de Gardeny.

La mayoría están alrededor de la colina de la catedral vieja y el carrer Major. 


para saber mas:

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