Los Infiernos de Loja, Granada
Indice:
- Como llegar a Loja, destino de nuestra Escapada
- Algo de Historia sobre Loja
- Que ver y hacer en Loja
- Senderismo en Loja
- Comer en Loja
- Manantial de El Frontil (Los Patos), Loja
- Los Infiernos de Loja
- Villa Romana de Salar
- Otras Rutas Cercanas
1. Como llegar a Loja, destino de nuestra Escapada
Loja tiene una situación geográfica excelente esta situada en el corazón de Andalucía, cuenta con muy buenas comunicaciones.
Loja, se encuentra en el extremo occidental de la provincia de Granada, en la Región del Poniente Granadino, limitando con las provincias de Málaga y Córdoba, ubicada al oeste de la capital de Granada.
El municipio tiene una superficie de 447, 53 km², está conformado por el pueblo de Loja y por un total de 21 localidades: Agicampe, Cuesta Blanca, Cuesta La Palma, Dehesa de los Montes, El Bujeo, El Frontil, Fuente Camacho, La Fábrica, La Esperanza, Las Rozuelas, Los Alazores, Los Arenales, Manzanil, Milanos, Plines, Venta del Rayo, Venta de Santa Bárbara, Ventorros de Balerma, Ventorros de la Laguna, Ventorros de San José y Riofrío.
Por Carretera
Loja, desde la A-92 se divisa la ciudad, resultando así, extrenadamente fácil desplazarse hasta aquí, utilizando la arteria que atraviesa Andalucía.
En Avión
Aeropuertos mas cercanos:
AEROPUERTO PABLO RUIZ PICASO (76 KM)
Avda. García Morato, s/n
29004 Málaga
AEROPUERTO FEDERICO GARCÍA LORCA, GRANADA-JAEN (40 KM)
Carretera de Málaga s/n
18330 Chauchina
Granada
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29004 Málaga
AEROPUERTO FEDERICO GARCÍA LORCA, GRANADA-JAEN (40 KM)
Carretera de Málaga s/n
18330 Chauchina
Granada
2. Algo de Historia sobre Loja
Los vestigios más antiguos del hombre prehistórico en Loja y su tierra se remontan al Paleolítico Inferior, hace 150 000 años.
Puente de piedra de época califal en Riofrío
Al margen de las explicaciones mitológicas aportadas por Fray Juan Seco, que cuenta como Túbal, nieto del bíblico Noé, fundara la ciudad de Loja en el año 2163 a. C., bautizándola con el nombre de Alfeia, la realidad arqueológica sitúa la primera ocupación de su solar hacia el siglo xi a. C.
Los restos de estos pobladores prehistóricos de la Edad del Bronce reposan bajo la superficie del barrio de la Alcazaba desde sus primeros años de presencia hasta bien entrado el siglo vii a. C., en el que las aportaciones del ámbito comercial y cultural fenicio suponen un primer florecimiento «urbano» para aquel poblado original: la mítica Tricolia.
El mundo íbero y romano no fueron ajenos a la ciudad; las sospechas acerca de la existencia de un poblamiento hispanorromano en el barrio nuclear de Loja, se pudieron convertir en certeza a partir de las labores del Servicio de Investigación y Promoción Patrimonial del Ayuntamiento de Loja, que en 1991 demostró una presencia romana, aunque reducida, en el Cerro de la Alcazaba.
Un año antes, el mismo organismo, y con motivo de la construcción de la Casa de la Cultura en la calle Real, estuvo investigando la conocida, desde entonces, como Necrópolis de las Vinuesas, lo que permitió el reconocimiento de un núcleo de población hispanorromano en aquel lugar. En época romana se denominaba Tricolia debido a su asentamiento sobre tres colinas.
Pero todo apunta a que Loja solo adquirió su verdadera dimensión urbana con la venida del islam, a partir del siglo ix.
Las crónicas árabes mencionan la construcción del castillo de Loja en el año 893 y, posteriormente, se transformó en una ciudad, mencionándose como Medina Lauxa (madinat Lawša) ya en el siglo xi, en que ya se muestra como un destacado reducto de marcado valor estratégico en el papel de custodia de la Vega de Granada.
Como ciudad fronteriza, se vio envuelta en numerosos avatares militares, incluida su ataque y destrucción por parte de Fernando III el Santo en 1225.
Antesala de la capital del Reino nazarí de Granada, el mismísimo Boabdil entregó la ciudad al rey Fernando de Aragón en 1486, tras un penoso asedio de varios días. Para esas fechas la urbe ya poseía sus rasgos constructivos, e incluso había visto nacer a personajes tan ilustres en la Corte Granadina como el poeta Ibn al-Jatib.
Con la conquista por parte de los castellanos de la plaza de Alhama en 1482, se procedió a ocupar Loja, si bien solo después de dos intentonas fallidos, en 1482 y 1485, se pudo tomar la ciudad el 29 de mayo de 1486.
Los musulmanes salieron de la ciudad libres y escoltados hacia Granada, dándose a partir de ese momento el asentamiento de nuevos pobladores cristianos, ordenando los Reyes Católicos el repartimiento de casas, bienes y heredades entre los quinientos nuevos vecinos con que mandaban poblar la ciudad (según el Fuero de Córdoba). La ciudad sería administrativamente incorporada al Corregimiento de Alcalá la Real (hasta 1772), al que también se adscribió Alhama.
A partir de este momento, Medina Lawsa fue perdiendo características propias de la ciudad hispanomusulmana y transformándose en un núcleo adaptado al concepto de ciudad castellano-cristiana.
La estructura básica de la ciudad nazarí (Alcazaba, Jaufín y Arrabal) se mantuvo, pero se redefinieron aquellos espacios organizándose en torno a parroquias, a la vez que nuevos hitos arquitectónicos, espaciales y simbólicos se desplegaban.
Las mezquitas se consagraron como iglesias, de tal forma que las tres principales iglesias de la localidad se encuentran sobre los solares de antiguas mezquitas.
La geografía religiosa de la ciudad se completó con la fundación de varios conventos y ermitas. La ampliación de la ciudad fuera de las murallas tuvo lugar a lo largo del siglo xvi, dado el incremento de la vecindad.
Loja (1834)
En el siglo xix, Loja sufrió, como el resto de poblaciones españolas, el proceso desamortizador, tanto de bienes públicos como religiosos; fue ocupada por las tropas napoleónicas (desde el 1 de febrero de 1810 hasta el 6 de septiembre de 1812), y vivió con gran protagonismo las revoluciones de los años sesenta y setenta, con la sublevación campesina de 1861, así como en las rebeliones cantonales de 1873.
En estas circunstancias (a las que habría que añadir la crisis económica del municipio, que arrastra prácticamente desde el siglo xvii, Loja vio cómo la destrucción y ruina de los edificios históricos que habían caracterizado la ciudad durante la Edad Moderna se aceleraba.
En muy poco tiempo, la ciudad perdió la fisonomía que durante tres siglos había permanecido inalterada.
Los portales y la alhóndiga enajenados en 1801; la cárcel subastada por la Junta de Bienes Nacionales en 1863; ermitas y conventos desamortizados, etc.
Loja hacia 1863
Durante este siglo, Loja tuvo la fortuna de que un hijo de la ciudad, Ramón María Narváez, fuese primer ministro de Isabel II.
En el siglo xx la guerra civil —especialmente el famoso incendio organizado la noche del 19 de julio de 1936 en el interior de los templos de la ciudad— y la especulación urbanística, fueron causa de nuevas agresiones al patrimonio artístico lojeño, si bien desde finales de ese siglo ha habido también un importante esfuerzo por recuperar y rehabilitar lo que queda de él.
En el aspecto social y demográfico, el municipio sufrió a mediados del siglo xx las consecuencias del éxodo rural perdiendo alrededor de un 30% de su población en apenas veinte años.
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