martes, 20 de diciembre de 2022

Ruta Natural por el Sur de Madrid: Del Mar de Ontígola a la Laguna de San Juan

Grabado histórico del Mar de Ontígola



Mariposas en el Mar de Ontígola

Mar de Ontígola

Foto histórica del Real Hipódromo de Legamarejo

Soto de las Cuevas, Aranjuez

Laguna de San Juan, Titulcia-Chinchón

El bosque de ribera, también llamado bosque de galería o soto, aparece a lo largo de los cauces de agua. En el mundo mediterráneo, consiste en una franja de vegetación de cierta anchura en torno a los ríos y de ecología diferente a la de los interfluvios. Estos últimos dominados por la vegetación mediterránea pura y dura : cocojares, encinares, tomillares, espartales, etc.

La existencia de un río provoca una serie de cambios importantes en las condiciones ecológicas de los terrenos adyacentes. Para empezar, el río aporta mayor humedad en su entorno cercano. El nivel freático del agua es más elevado por lo que la vegetación no necesita profundizar mucho sus raíces para encontrarla. Este hecho hace posible que la vegetación que se establece en torno a los ríos sea de hoja caduca, frente a la hoja perenne de la de los interfluvios.

A las plantas de hojas caduca no les importa y les compensa perder las hojas durante el invierno entrando en un parón vegetativo, un periodo de baja actividad y consumo energético. Cuando llega la primavera, hay más luz y calor. La presencia de agua constituye una gran ayuda para los vegetales en el gasto que supone crear nuevas hojas.

En medios secos la falta de agua priva de esta ayuda a los vegetales, que además deben crear hojas complejas (con más capas, pelos, ceras...) para defenderse de la transpiración. Con lo cual el gasto energético para crear una hoja de encina es mayor que para crear una hoja de álamo. 

Además, en los medios secos no se cuenta con la preciada ayuda del agua con lo que a las plantas no les compensa tirar las hojas en invierno y las mantienen. Al final, el hecho de que las plantas se desprendan o no de sus hojas en alguna época del año es una cuestión económica.

¿Cuáles son las especies características en los bosques de ribera?, en el Sureste de Madrid encontramos los ríos en sus cursos bajos. Las aguas son mansas. En primera línea, la más cercana al agua, nos encontramos con Álamos blancos (Populus alba) y Sauces (Salix alba). 

Este sauce, de porte arbóreo es más típico en los sotos de aguas tranquilas, frente a los Sauces (Salix atrocinerea, Salix fragilis, etc) de porte arbustivo que ocupan la primera banda de vegetación en los cursos altos de aguas más bravas. La orla vegetal que tratamos constituye el Hábitat 92A0, Bosques de galería de Salix alba y Populus alba, de interés comunitario.

La primera línea también es invadida a veces por los Tarays (Tamarix sp.) y el Carrizo (Phragmites australis). Sustituyendo en este caso a los álamos y sauces, o mezclándose con ellos.

Carrizal en primera línea, con alameda detrás en el río Jarama. 

En este caso, el régimen hídrico es tan manso que favorece a la vegetación helofítica, hierbas enraizadas bajo el agua pero con una parte del aparato vegetativo emergida. Esta distribución de la vegetación es bastante parecida a la que encontramos en cualquier laguna cercana de aguas calmadas.

La influencia del río no sólo se hace patente en la primera línea de vegetación, sino más allá. Tras los álamos, sauces y carrizos, los árboles protagonistas ya un poquito más alejados del agua son el Olmo (Ulmus minor) y el Fresno (Fraxinus angustifolia). 

El primero gana al segundo en los suelos arcillosos, profundos y con carbonatos. El Fresno, sin embargo, es más abundante en suelos sueltos arenosos. Por ello, las olmedas son más abundantes que las fresnedas en esta zona de Madrid. 

Indice:


1. Croquis de Nuestra Ruta



2. Como llegar al Mar de Ontígola

ACCESO


En coche

Desde Madrid, tomar la salida 37 desde la A-4 Córdoba hacia M-350. Antes de la glorieta, girar a la derecha dirección Aranjuez. Continuar por la M-350 hasta llegar a Aranjuez. Girar a la derecha por la Avenida de Palacio hasta llegar a la Calle de la Florida. 

Continuar recto hasta la glorieta y tomar la segunda salida por la Avenida del Deleite. En la glorieta, continuar recto hasta girar a la derecha por el Camino de Ontígola. Continuar por TO-2542 hasta llegar al humedal.
En tren

Línea C-3 destino Aranjuez. Tiempo estimado de 45 minutos. Salir de la estación y girar a la izquierda en la Carretera de Toledo. A unos metros, girar a la derecha por la Calle Jacinto Guerrero. En la Calle Oropéndola, girar a la derecha en Cuesta de las Perdices hasta llegar al Paseo del Deleite.

 En la glorieta, girar a la izquierda cruzando el estadio de fútbol hasta llegar a la Glorieta de Le Pecq. Tomar la Calle Montecillo hasta el Camino del Mar Chico y continuar hasta la entrada al humedal.


3. Algo de Historia sobre el Mar de Ontígola



La Heredad de Aranjuez arranca de las tierras que tras la conquista de la zona a los árabes, se suman a la Orden de Santiago y que posteriormente pasarán a ser propiedad de los Reyes Católicos.

A partir de ese momento, los diferentes monarcas comienzan a anexionarse terrenos alcanzando hasta puntos tan alejados del propio Sitio como Ocaña, San Martín de la Vega, Villaseca de Yepes o Vaciamadrid.

Estos incluyen prados, sotos, salinas, pequeños villorrios, algún palacio; pero sobre todo dehesas.

Una gran superficie para poner en explotación que alcanza hasta el siglo XIX, momento en que comienza su desamortización .

Pero, hasta ese momento, las grandes huertas y terrenos tenían que hacerse productivos y parte de ese rendimiento iba asociado a la posibilidad de generar sistemas de riego y conducción de agua eficaces, que permitieran el sostenimiento de las actividades agrícolas y ganaderas.

Este proceso de racionalización de la naturaleza aque es sometido Aranjuez será el que marque las pautas de intervención y establezca la escala de las obras de ingeniería, que variarán según se sitúe en el espacio inmediato al palacio, o se proyecte la dimensión territorial que marcan los cauces de los ríos y las ciudades de Madrid y Toledo.

El primero de los niveles hace referenciaa la ordenación de los jardines en torno al Palacio con la creación de fuentes y canales, sin función productiva,sino encaminados únicamente al deleite y la diversión de la monarquía. Su dimensión mayor, ya con fines productivos, tiene una función eminentemente práctica que radica en el control y reparto de agua y la contención del cauce de los ríos.



Las intervenciones encaminadas a ello ya están en las iniciativas de Felipe II y sus arquitectos Juan de Herrera,primero y de Juan Bautista de Toledo, después.

En el siglo XVI, Juan Bautista de Toledo había iniciado un proyecto de ordenación de la vega, destinada a cultivos de huerta mediante la creación de calles arboladas, según sus propios proyectos realizados en Nápoles o Roma y que influirá en los posteriores trazados de los parques del Barroco.

Esta racionalización del proyecto de explotación se apoyaba, además, en una serie de obras hidráulicas que se encaminan a la regulación de los cursos del Tajo y Jarama.

Los factores medioambientales y la dura meteorología(fuertes contrastes entre las lluvias torrenciales, riadas y el calor del verano) obligan a adoptar una serie de medidas que marcan la actividad constructiva de Aranjuez a partir del siglo XVI.

La disposición de sistemas de canalización,presas, diques o estanques, a partir de los cauces naturales, pretenden garantizar una continuidad de suministro de agua, necesario para el mantenimiento de superficies arboladas, cultivos y jardines.

Este costoso proceso tendrá dos momentos de desarrollo, por un lado las iniciativas de Felipe II y por otro, la primera mitad del siglo XVIII y los intereses de los primeros de los Borbones en el Real Sitio.

Los proyectos de los canales de larga trayectoria, implicaban abastecer de agua no sólo al entorno inmediato de Aranjuez, sino a toda la vega, donde priman intereses económicos que van más allá de las propiedades del rey y que afectan a los concejos vecinos.

Así, prácticamente desde el mismo momento en que se inicia la planificación del sistema de riegos, comienzan los confictos. Uno de los Concejos con el que chocará a lo largo de todo su desarrollo será el de la villa de Colmenar, que a cambio de ver satisfechas sus reivindicaciones, tendrá que asumir el mantenimiento de los riegos al paso por su término .

El proyecto original, que data de 1581,contempla la construcción de presas,diques y estanques, orientados al con- trol y nivelación de la red de canales.De este momento, son las construc-ciones de la presa de El Embocador y los caces de Las Aves, en la margenizquierda del río Tajo; y La Azuda, ensu margen derecha.El embalse o azud corresponde auna pequeña presa de orma rec- tilínea en ambas aguas, realizada apartir de una estructura, de posibleinfuencia holandesa, soportada por pilotes y entramado de madera y relleno de cascajo de piedra.

Desde éste se surtían aguas a ambas caceras. La cacera de la Aves regaba la vega y las fincas de particulares si tuadas en la margen izquierda del Tajo, así como los Jardines del Príncipe y de la Isla y las calles de la Reina y de Toledo, ya dentro del núcleo de la ciudad. La cacera de la Azuda, en cambio se dirigía por las tierras de la margen derecha, hasta enlazar con el canal de la Montaña, donde el agua asciende a partir de una noria de cincuenta y dos pies de diámetro , vertiéndola a un acueducto de arcos de fábrica que la lleva hasta la parte superior de los cerros.

Pero los diques, por sí solos, no garantizan el control de los cauces. Son los embalses los que permiten controlar el agua y racionalizar las corrientes, adaptando su uso no sólo para el riego, sino para el funcionamiento de molinos y aceñas. También será en este momento, hacia 1560 y bajo la supervisión de Juan Bautista de Toledo 39 cuando se reconstruyen algunas de las presas levantadas con anterioridad en el Jarama y en el Tajo,como la de Alhóndiga.

Pero, la obra de mayor envergadura del XVI, serás in lugar a dudas la construcción del embalse de Ontígola, más conocido como Mar de Ontígola. Este, levantado en un pequeño valle de hondo plano, excavado en las margas miocenas, recoge las aguas salobres delas planicies yesíferas, al sur del RealSitio, embalsándolas y reconduciéncolas para el riego de las huertas dela zona sur, como las tierras de San Pascual o el Regajal

.Las obras se inician hacia 1561,bajo dirección incipiente de Juan deHerrera 40 y, posteriormente, de Juan Bautista de Toledo y con la participación de varios especialistas en diques denacionalidad holandesa como Adrián Van der Musse o Pietre Jansen.

Tras la muerte del arquitecto se iniciará una nueva fase con mayor presencia de profesionales españoles, donde toma el relevo Francisco Sánchez y Gustavo Gili, hacia 1569.

 La presa se levanta sobre el arroyo del mismo nombre, en una zona conocida como el Fondón, a pocos kilómetros al sur de Aranjuez. Aquí parece que, tradicionalmente, se remansaba el agua de lluvia formando una balsa natural que ya era aprovechada por los vecinos quienes, hacia finales del siglo XV ya habían hecho un primer intento de canalizar el agua del arroyo para el riego de la zona sur de Aranjuez.

En este mismo sitio, una centuria después y tras una accidentada construcción que supuso la variación de la traza original 41 , se levanta una presa de planta recta, tres muros paralelos y unas dimensiones de 140 metros de longitud; 6 de altura y 10 de ancho, reforzada por cinco contrafuertes trapezoidales.

La zona, además de usarse como embalse para el riego, paso a convertirse pocos años después en un punto de recreo con la construcción de una isla en el centro del embalse y otras estructuras para el ocio como una plaza de toros, atarazanas para embarcaciones, etc., tal y como nos lo presenta Fernando Bambrilla en su óleo de principios del siglo XIX. Según López Gómez (1988), de ella partían dos canales.

Uno de ellos se dirigía al norte y, tras un arca de repartimiento, se separaba en tres acequias que se encaminaban hacia el Convento de San Pascual; al cruce de la calle de Abastos y del Foso y a la Huerta Valenciana. El otro, se encauzaba hacia el oeste pasando por el Regajal y la Huerta de los Deleites para cruzar el río y enlazar con el canal de las aves.

En todos los casos su uso era para riego,no mezclándose en ningún momento con las aguas limpias que bajaban desde la Mesa de Ocaña y que, a pesar de pasar por las inmediaciones de la presa, no compartían depósitos ni conducciones.

Los mismos intereses que subyacen en los planes de Felipe II, se mantienen como hemos podido comprobar en las iniciativas del siglo XVIII. 


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