sábado, 10 de mayo de 2014

Ermita de la Virgen de la Guia

La historia de la Virgen de la Guía, en imágenesERMITA DE LA VIRGEN DE LA GUÍA

Al parecer, la primera ermita fue fundada en 1432, bajo la advocación de la Virgen de la Natividad, por cuatro sacerdotes toledanos, teniendo culto hasta que en 1499 se abandonó a consecuencia de haber quedado destruida por un incendio.

La segunda fundación tuvo lugar en 1598, viéndose rodeado este hecho por la leyenda. 

Según ella, encontrándose de caza por aquellos lugares el racionero de la Catedral D. Diego Rodríguez y el deán de la misma D. Diego Fernández Machuca, fueron sorprendidos a la altura de Cerro Cortado por una violenta tormenta con gran aparato eléctrico; el resplandor de los rayos les impedía orientarse, por lo que se encomendaron a la Virgen de la Natividad.

 Tras las plegarias, el deán consiguió llegar a la Venta de Santa Ana, mientras D. Diego Rodríguez, guiado por una corneja que llevaba en su pico una potente luz que iluminaba el camino, alcanzó la derruida ermita.



La cofradía a la que pertenecía el racionero decidió reconstruir la ermita, donando éste, para tal fin, una considerable cantidad de dinero de su peculio particular, y poniéndola bajo la advocación de la Virgen de la Guía. A su muerte, D. Diego fue enterrado bajo el altar mayor de la capilla.

Terminadas las obras, bendijo la nueva ermita el Obispo de Tenerife, que en aquella fecha (30 de mayo de 1599) se encontraba en Toledo. Además de la cofradía de artesanos existente, se organizó una de señoras, teniendo todos ellos la obligación de oír misa en la ermita todos los días festivos y comulgar los primeros domingos de mes.

Eran fiestas generales de la cofradía la Natividad y Purificación de la Virgen y el último domingo de mayo, ésta última la más solemne de todas, durante la cual se celebraba la romería que se ha mantenido hasta nuestros tiempos.

En 1638 se procedió a una nueva reedificación, que mejoró el estado del edificio, el cual se conservaría hasta que en 1812 fue incendiado por tropas francesas, resultando destruida la imagen de la Virgen; en cambio, la del Niño fue encontrada entre unas ramas en las proximidades de la Venta de Santa Ana, conservando todavía su traje de gala, potencias y zapatos de plata.

Once años más tarde se procedió a su reconstrucción, realizada por cuenta de la Cofradía a la cual ayudó el Alcalde de Toledo con dinero de su propio peculio. Se talló una nueva imagen de la Virgen (donada por el Marqués de Malpica), utilizando la antigua del Niño para completar el grupo escultórico.


La ermita antes de su restauración

Posteriormente, en alguna de nuestras guerras civiles, volvería a ser destruida, encontrándose en 1857 de nuevo levantada, aunque pobremente. Se destinó, entonces, a lugar de ejercicios espirituales para religiosos y, más tarde, a beaterio de penitencia para hombres dedicados a la oración, los cuales habitaban bajo unas bóvedas allí existentes. La cofradía seguía existiendo, celebrándose la romería el último domingo de mayo.

Antes de 1936, la fiesta principal y la romería fue trasladada al último domingo de septiembre, tratando de que no coincidiese con otras muchas que por esas fechas se celebraban en Toledo. Según Porres, el terreno en que está enclavado el templo pertenecía al Ayuntamiento toledano como bienes de Propios. Fue, por tanto, vendido como una parte de la Legua Grande, a consecuencia de la ley de 1 de mayo de 1855, excepto la ermita, como es natural, ya que tenía culto. 

Por estos parajes cruza una calzada romana, seguramente la que unía Toledo con Oretum (antigua ciudad situada en la provincia de Ciudad Real, cerca de Granátula), que se utilizó hasta la Reconquista de la ciudad en 1085, y probablemente después mientras conservase el pavimento más o menos utilizable.

Paralelamente a ella había y hay otro camino que hoy la ha sustituido por completo al convertirse en carretera, camino que asciende desde el valle del Tajo hasta la meseta por la cuesta de Las Nieves, evitando así la fuerte rampa desde el puente de Alcántara a San Servando.

Este abandono motivó que queden todavía en buen estado algunos tramos en las orillas del arroyo de la Rosa, junto al antiguo molino del Regachuelo que, aunque sin uso y convertido en huerta su embalse por aterramiento, persiste todavía.

Recientemente se edificaron viviendas en los al rededores de la ermita por el párroco de Santa Bárbara, a cuyo distrito pertenece, tras de su erección como Parroquia independiente.

 Y habiéndose escogido a la imagen mariana por patrona del gremio de Guías e Intérpretes de Turismo, volvieron a celebrarse sus romerías anuales aunque el acceso a la ermita es complicado, al cortarse el antiguo camino directo por la construcción de la Academia de Infantería, que ha expropiado casi todo su entorno.

En los últimos años, convertida la cofradía en Real Hermandad de Nuestra Señora de la Guía, celebra su gran fiesta el 12 de octubre. En ese día, la Academia de Infantería facilita el paso a través de sus terrenos a la multitud de peregrinos que, dirigidos por el Párroco de Santa Bárbara, acompañan a la Virgen en solemne procesión.

Fuente: http://perso.wanadoo.es/mearce/Edificios%20y%20Lugares.htm

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