De todo el complejo, recientemente restaurado, destaca la iglesia, ejemplar visigótico, que constituye uno de los monumentos religiosos más destacados de la Alta Edad Media en España.
En la actualidad pueden visitarse la iglesia que ocupa el centro del complejo y el centro de interpretación que se ha instalado en las dependencias anejas también restauradas. El paisaje que se observa desde Santa
Santa María de Melque nació como conjunto monástico en los siglos VII y VIII en las cercanías de la que era la capital del reino visigodo, Toledo. Su fecha de construcción inicial es muy antigua, del siglo VII, que coincide con el final del reino visigodo. La datación por radiocarbono1 de una muestra de esparto obtenida de la parte conservada del enlucido original de estuco ha dado una fecha de construcción más probable en el intervalo 668-729 AD. Probablemente su construcción se paralizó cuando comenzó la llegada de los árabes y se terminó y se reformó después, habiendo sufrido múltiples vicisitudes históricas.
En su origen hubo en aquel lugar una quinta romana con cinco presas sobre los dos arroyos que rodean el montículo rocoso. Luego se construyó el monasterio con edificios organizados en torno a la iglesia.
La conquista musulmana de la península ibérica no terminó inmediatamente con este núcleo monástico pues se tienen testimonios de la pervivencia de una comunidad mozárabe que luego desapareció. Sus construcciones fueron aprovechadas como núcleo urbano y su iglesia se fortificó con la construcción de una torre sobre la cúpula de la iglesia, torre que se sigue conservando.
El agua de lluvia y de las torrenteras se embalsaba mediante presas situadas a uno y otro lado del complejo.
Con la conquista de Toledo por el rey Alfonso VI de Castilla en el 1085 el templo recuperó su función litúrgica sin perder su función militar.
Las tumbas antropomorfas situadas al Este y los restos de barbacanas que se conservan son testimonios de este periodo histórico.
Las tumbas antropomorfas situadas al Este y los restos de barbacanas que se conservan son testimonios de este periodo histórico.
En 1148 aparece mencionada -con el nombre de Santa María de Balat Almelc2 3 - en la Bula del Papa Eugenio III que establece los límites de la Archidiócesis de Toledo tras la reconquista de la ciudad (bula dada en Reims el 16 de abril de 1148).
También aparece mencionada en las Relaciones topográficas de Felipe II4 (1575, en el capítulo dedicado a Puebla de Montalbán) y en lasDescripciones del Cardenal Lorenzana (1784), en ambos casos ya con el nombre actual de Melque y descrita como ermita rural a la que peregrinaban una vez al año (romería) los vecinos de Puebla de Montalbán.
También aparece mencionada en las Relaciones topográficas de Felipe II4 (1575, en el capítulo dedicado a Puebla de Montalbán) y en lasDescripciones del Cardenal Lorenzana (1784), en ambos casos ya con el nombre actual de Melque y descrita como ermita rural a la que peregrinaban una vez al año (romería) los vecinos de Puebla de Montalbán.
El pequeño núcleo de población pervivió hasta bien entrado el siglo XIX aprovechándose las construcciones monásticas para usos de casa de labranza.
La desamortización deMendizábal terminó con el culto siendo destinadas todas sus construcciones a establos y pajares.
La desamortización deMendizábal terminó con el culto siendo destinadas todas sus construcciones a establos y pajares.
Recientemente, en 1960, la Diputación Provincial de Toledo, ha adquirido el complejo y ha procedido a su restauración rehabilitando no solo la iglesia sino también los edificios anejos donde se ha instalado el centro de interpretación de Santa María y el mundo visigótico.
En una de sus salas todavía se puede apreciar un largo pesebre construido con materiales del propio conjunto monástico.
Se espera seguir trabajando en la recuperación de las presas, la cerca y el poblado islámico.
En una de sus salas todavía se puede apreciar un largo pesebre construido con materiales del propio conjunto monástico.
Se espera seguir trabajando en la recuperación de las presas, la cerca y el poblado islámico.
Interior de la iglesia.
Fue construida en la primera mitad del siglo VIII y es el monumento mejor conservado de la España altomedieval. Su técnica constructiva es herencia directa de la arquitectura tardorromana.
Sin embargo, los escasos elementos decorativos que se conservan (filigranas de estuco en los arcos torales del crucero) la ponen en relación con influencias cristianas orientales de Siria o Jordania.
El gran arcosolio (arco=arco; solio=sarcófago) que se puede ver aún en el fondo del brazo sur del crucero, sugiere que Melque pudo ser en un principio un mausoleo destinado al enterramiento de un alto personaje del Reino Visigodo de Toledo. Más tarde, la iglesia fue reformada por lo menos dos veces.
El gran arcosolio (arco=arco; solio=sarcófago) que se puede ver aún en el fondo del brazo sur del crucero, sugiere que Melque pudo ser en un principio un mausoleo destinado al enterramiento de un alto personaje del Reino Visigodo de Toledo. Más tarde, la iglesia fue reformada por lo menos dos veces.
Los Templarios de la Reconquista convirtieron la iglesia en torre defensiva, transformándola en una turris a la romana. Esta torre sobre el cimborrio ha sido recientemente desmontada. Tenía un porche con tres aberturas, hoy desaparecido.
La planta es cruciforme, con un ábside central; los dos ábsides laterales fueron añadidos más tarde. Se conservan íntegras sus distintas naves, algunas capillas laterales y una sala dotada de arcos de herradura muy pronunciados. Se conserva también un nicho probablemente del fundador del templo.
El presbiterio es amplio como corresponde a una comunidad monástica y a ambos lados de él pueden apreciarse arcos de medio punto achatados. Sobre la bóveda se conserva la torre musulmana a la que se accedía por escalera exterior.
Su fábrica es de enormes bloques de granito ensamblados en seco, que recuerda el acueducto de Segovia. La molduración está calculada en codos romanos y es similar a la de San Pedro de la Mata, también en Toledo, o a la de San Miguel de los Fresnos, en Badajoz.
Esta iglesia tiene aportaciones de estilo claramente visigodo y soluciones nuevas que aportan los mozárabes, y además recuerdos del estilo romano:
Aportaciones visigodas: El arco de herradura que sostiene la bóveda del ábside, que sobrepasa en 1/3 del radio. El conjunto desprovisto de restos esculpidos, de tradición visigoda. El arcosolio.
Aportaciones mozárabes: Arcos centrales de herradura sobrepasados en ½ del radio. Arcos de las ventanas en 2/3. Las extrañas pilastras semicirculares del interior que tampoco pueden considerarse adosadas.
Innovaciones: El rebaje circular de las esquinas en sus 4 fachadas más la hendidura vertical a ambos lados, dando el aspecto de pseudo columnas. Se parecen a las columnas situadas en las esquinas de las torres linternas de estilo románico normando. Es una solución sin precedentes.
Estilo romano: Los enormes bloques de granito, la molduración en codos romanos, su planta que puede compararse con el Mausoleo de Gala Placidia en Rávena (Italia).
Es un edificio visigodo desde el punto de vista cronológico, pero con soluciones protomozárabes.
La piedra es la gran protagonista de Melque, los bloques son grandes y pesados, proporcionando al conjunto un aire de pesada solidez en la más pura tradición tardorromana.
Pero es el estilo lo que hace de ella una iglesia original y legendaria, pues denota influencias de templos de Siria o Jordania, de los lugares donde nació propiamente el Cristianismo y las corrientes gnósticas.
Algunos autores apuntan que el propio nombre de Melque podría estar relacionado con el sumo sacerdote Melquisedec, y por tanto con la comunidad judía de Toledo. Otros nos aseguran que su nombre proviene del árabe Balat-al-muk, que significa “camino del rey”, e incluso no faltan quienes piensan que la Mesa del Rey Salomón pasó por estos lares.
Pero quizá el foco de misterio más interesante es el que relaciona a Santa María con el vecino castillo templario de Montalbán; la tradición asegura de la existencia de túneles que comunicaban ambos recintos, y algunos pastores veían asombrados como perdían a sus ovejas en Montalbán y aparecían misteriosamente en las inmediaciones de Melque, sin saber cómo habían llegado hasta allí.
La naturaleza sagrada de estas tierras ya ha sido probada a través de los restos arqueológicos aparecidos; en la dehesa de Sotorredondo apareció una estatuilla dedicada al dios Mercurio, lápidas con teónimo dedicado a la diosa Licinia, y también en sus inmediaciones se encontraron pequeños ídolos prerromanos que parecían estar dedicados a una diosa de la fecundidad.
Al penetrar en el interior de la iglesia esa sacralidad se respira en cada rincón. La práctica ausencia de decoración, la planta de cruz griega, y sobre todo, la iluminación solar que se filtra a través del cimborrio y de los gruesos muros y que no parece responder a la casualidad. De hecho, la torre que la corona parece ser un añadido del siglo XII, cuando se fortificó la iglesia, y pudo haber respondido a una iniciativa de los Templarios.
También se mantienen las incógnitas sobre el uso litúrgico de algunos espacios, como las cámaras situadas a ambos lados del ábside central que fueron añadidas posteriormente. Quizás tuvieron una finalidad funeraria, al igual que las tumbas antropomorfas encontradas en el exterior, o el arcosolio del extremo sur del crucero.
¿Quién estuvo enterrado en esta tumba sin nombre?
La falta de documentos y de precedentes claros sobre este tipo de construcciones, hace suponer que Melque fue en muchos sentidos una innovación de los talleres hispanorromanos.
El mismo silencio que se mantiene sobre los motivos que decorarían los estucos de la cúpula, y de los apenas quedan restos de flores de lis y rosetas, que nos recuerdan el símbolo del árbol de la vida o el de la actividad solar (símbolos parecidos a los aparecidos en algunas iglesias templarias...)
Pero además de la sensación de espiritualidad, el visitante tiene la impresión de estar soportando el peso de la historia debajo de estos inmensos arcos de herradura que parecen haber ser levantados en el origen del mundo. En lugares como este Elipando predicó su herejía adopcionista, tan criticada por Beato de Liébana, y que defendía que Jesuscristo no era sino hijo adoptado del Padre.
Los monjes de este monasterio debieron regirse por la regla de San Isidoro, pero poco sabemos sobre la antigua liturgia que practicaban, a excepción de unas pocas suposiciones. Los arqueólogos siguen investigando para encontrar restos de las dependencias monacales, y resolver de una vez por todas la cuestión de la verdadera importancia de Santa María de Melque en el Reino Visigodo.
Pero es el estilo lo que hace de ella una iglesia original y legendaria, pues denota influencias de templos de Siria o Jordania, de los lugares donde nació propiamente el Cristianismo y las corrientes gnósticas.
Algunos autores apuntan que el propio nombre de Melque podría estar relacionado con el sumo sacerdote Melquisedec, y por tanto con la comunidad judía de Toledo. Otros nos aseguran que su nombre proviene del árabe Balat-al-muk, que significa “camino del rey”, e incluso no faltan quienes piensan que la Mesa del Rey Salomón pasó por estos lares.
Pero quizá el foco de misterio más interesante es el que relaciona a Santa María con el vecino castillo templario de Montalbán; la tradición asegura de la existencia de túneles que comunicaban ambos recintos, y algunos pastores veían asombrados como perdían a sus ovejas en Montalbán y aparecían misteriosamente en las inmediaciones de Melque, sin saber cómo habían llegado hasta allí.
La naturaleza sagrada de estas tierras ya ha sido probada a través de los restos arqueológicos aparecidos; en la dehesa de Sotorredondo apareció una estatuilla dedicada al dios Mercurio, lápidas con teónimo dedicado a la diosa Licinia, y también en sus inmediaciones se encontraron pequeños ídolos prerromanos que parecían estar dedicados a una diosa de la fecundidad.
Al penetrar en el interior de la iglesia esa sacralidad se respira en cada rincón. La práctica ausencia de decoración, la planta de cruz griega, y sobre todo, la iluminación solar que se filtra a través del cimborrio y de los gruesos muros y que no parece responder a la casualidad. De hecho, la torre que la corona parece ser un añadido del siglo XII, cuando se fortificó la iglesia, y pudo haber respondido a una iniciativa de los Templarios.
También se mantienen las incógnitas sobre el uso litúrgico de algunos espacios, como las cámaras situadas a ambos lados del ábside central que fueron añadidas posteriormente. Quizás tuvieron una finalidad funeraria, al igual que las tumbas antropomorfas encontradas en el exterior, o el arcosolio del extremo sur del crucero.
¿Quién estuvo enterrado en esta tumba sin nombre?
La falta de documentos y de precedentes claros sobre este tipo de construcciones, hace suponer que Melque fue en muchos sentidos una innovación de los talleres hispanorromanos.
El mismo silencio que se mantiene sobre los motivos que decorarían los estucos de la cúpula, y de los apenas quedan restos de flores de lis y rosetas, que nos recuerdan el símbolo del árbol de la vida o el de la actividad solar (símbolos parecidos a los aparecidos en algunas iglesias templarias...)
Pero además de la sensación de espiritualidad, el visitante tiene la impresión de estar soportando el peso de la historia debajo de estos inmensos arcos de herradura que parecen haber ser levantados en el origen del mundo. En lugares como este Elipando predicó su herejía adopcionista, tan criticada por Beato de Liébana, y que defendía que Jesuscristo no era sino hijo adoptado del Padre.
Los monjes de este monasterio debieron regirse por la regla de San Isidoro, pero poco sabemos sobre la antigua liturgia que practicaban, a excepción de unas pocas suposiciones. Los arqueólogos siguen investigando para encontrar restos de las dependencias monacales, y resolver de una vez por todas la cuestión de la verdadera importancia de Santa María de Melque en el Reino Visigodo.
Como llegar: La iglesia de Santa María de Melque se encuentra en el término municipal de San Martín de Montalbán. Desde Toledo nos separan unos 40 kilómetros. Desde la ciudad del Tajo cruzamos el puente y tomamos la CM-4000 para llegar a la Puebla de Montalbán tras 31 kilómetros recorridos.
Aquí giramos a la izquierda por la CM-4009, atravesando la villa de Fernando de Rojas, y continuando por esta carretera durante unos 10 kilómetros encontramos a la izquierda un cruce señalizado en dirección a la ermita. Santa María de Melque se encuentra en un paraje solitario, junto a un centro de interpretación y una amplia zona de aparcamiento.
Aquí giramos a la izquierda por la CM-4009, atravesando la villa de Fernando de Rojas, y continuando por esta carretera durante unos 10 kilómetros encontramos a la izquierda un cruce señalizado en dirección a la ermita. Santa María de Melque se encuentra en un paraje solitario, junto a un centro de interpretación y una amplia zona de aparcamiento.
Fuentes: Wikipedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario