"La Garduña" fue aparentemente una sociedad secreta que reunía criminales de toda talla en España y que funcionaban organizados del mismo modo que muchas sectas en el mundo aunque aún no se puede probar su existencia definitiva.
¿Mito o realidad? Esa es la pregunta con la que debemos comenzar un artículo sobre la sociedad secreta “La Garduña”, aparentemente existente desde mediados del siglo XV y desaparecida en el siglo XIX, cuya existencia se dio principalmente en España y en todas sus colonias de la época.
Según la documentación, La Garduña surge en Toledo
Era al parecer una sociedad criminal, una sociedad secreta de delincuentes que cumplían ciertos rituales propios de una sociedad secreta: símbolos, saludos, contraseñas y decenas de acciones más propias de una sociedad iniciática.
Debemos dudar de su existencia por una sencilla razón, no existen fuentes fiables que confirmen una sociedad secreta criminal llamada La Garduña aunque sí han habido siempre organizaciones criminales aunque no con estas características. Incluso se supone que uno de sus descendientes podría ser “La Camorra” napolitana, una suposición que deriva del tatuaje mencionado.
Organizada con diferentes “grados“, reunía en ella todos los “oficios” criminales existentes siendo los mismos:
Primer Grado: Aprendices – soplones, chivatos, fuelles y las famosas “sirenas”, encargadas de seducir víctimas.
Segundo Grado: Compañeros – ladrones y asesinos
Tercer Grado: Postulantes – Encargados de recoger los famosos “tributos”
Cuarto Grado: Capataces – eran jefes de Provincias, también llamados “Maestros” o “Ancianos”
Hermano Mayor, líder absoluto de la sociedad secreta
Según algunas fuentes (no fiables, por supuesto), habría surgido en Toledo con grupos de delincuentes que robaban casas de moros y judíos con la excusa de apoyar la Inquisición y tras esto fue encubierta como una sociedad religiosa aunque en el fondo era una organización criminal.
La Garduña se encubría como una orden religiosa que apoyaba la Inquisición
La duda de su existencia pasa porque en algunos textos que hacen mención a esta Sociedad, mencionan losArchivos de Toledo y Sevilla como poseedores de documentación, pero lo cierto es que en ellos no existe nada al menos rastreable, lo que dificulta conocer la verdad sobre La Garduña.
Aparentemente en 1821 fue encontrado el llamado “Libro Mayor” en la casa de su líder, Francisco Cortina, quien fue juzgado y ejecutado junto a varios de sus lugartenientes y por supuesto, otros miembros deLa Garduña el 25 de noviembre del año siguiente enSevilla.
Cabe resaltar como dato, que la traición a esta organización se pagaba con la vida, lo que hace recordar más que a una secta a la Mafia, pero por su organización y la simbología que empleaban es que se le denomina sociedad secreta ante todo, aunque no podamos afirmar que haya existido como tal. El tiempo nos develará documentación al respecto, o eso esperamos al menos…
¿Surgió la mafia en Toledo hace 600 años?
Así lo recoge una leyenda muy extendida en el sur de Italia. Tres hermanos, Osso, Mastrosso y Carcagnosso, habrían fundado la Cosa Nostra, la Camorra y la "Ndranguetta a partir de La Garduña, que existía en el Toledo de 1412
¿Qué puede compartir Toledo con la "Ndranguetta -la peligrosa mafia calabresa-, la Cosa Nostra y la Camorra, las tres principales organizaciones criminales de Italia, conocidas hasta la saciedad a través del cine y las novelas de Mario Puzzo? La respuesta a esta pregunta se mueve en el resbaladizo terreno del mito popular y cobra el aspecto de un pequeño animal, temido en las granjas, cuyo sigilo y encarnizamiento con las aves de corral es similar al de la marta y la comadreja.
Se trata de La Garduña, una pretendida sociedad de oscuro pasado a la que toda suerte de investigadores de supercherías han atribuido un origen, más o menos legendario, arraigado en la convulsa sociedad que a finales de la Edad Media fue testigo de la aparición real de la Santa Hermandad y la lucha contra los golfines en los Montes de Toledo. Una sociedad a la que una vieja leyenda extendida en el sur de Italia -recientemente recogida por el escritor y periodista Roberto Saviano- atribuye un origen y un lugar, el Toledo de 1412, hace ahora seiscientos años.
Fue en aquel momento cuando tres caballeros llamados Osso, Mastrosso y Carcagnosso huyeron de la ciudad tras vengar con sangre el honor de su hermana, que había sido violada. Consiguieron escapar de Castilla y se embarcaron hacia Italia, recalando en Favignana, una pequeña isla próxima a Trapani, en el extremo occidental de Sicilia.
El relato cuenta que Osso, el mayor de los tres hermanos, permaneció en la isla y dio origen a la Cosa Nostra. Mastrosso atravesó el estrecho de Messina y se estableció en Calabria, en donde surgió la "Ndranguetta, mientras que Carcagnosso, el más ambicioso de los tres, consiguió llegar a Nápoles, una de las grandes plazas del poderoso Reino de Aragón, para fundar la Camorra.
Los tres hermanos son considerados creadores de los códigos de honor basados en valores como valentía, lealtad y fidelidad que se atribuyen las organizaciones clandestinas italianas. Se trata de principios que Osso, Mastrosso y Carcagnosso habrían heredado de su pertenencia a La Garduña, sociedad de corte similar que el mito sitúa en Toledo al final de la Edad Media y posteriormente en Sevilla, en donde habría pervivido en la clandestinidad hasta el primer cuarto del siglo XIX, momento en que Víctor de Fereal recogió la desaparición de su último responsable en el libro Misterios de la Inquisición.
La hermandad de La Garduña, que a menudo ha aparecido recogida en espacios de radio y televisión dedicados a divulgar contenidos sobre las supersticiones populares -en donde a menudo son citados como referencia documentos de los que los responsables de los archivos de Toledo y Sevilla no tienen noticia alguna-, concentró también los esfuerzos de investigadores tan solventes como el antropólogo Julio Caro Baroja, quien analizó -descartando su existencia, en realidad- la posible herencia española de las mafias.
La Garduña, según este especialista, equivaldría a la germanía sevillana del Siglo de Oro, es decir, sería sinónimo de la "mala vida" compartida por los delincuentes, convirtiéndose, en pleno siglo XIX, en una especie de folletín cuyo relato estaría influido por la existencia real de sociedades secretas en la España del siglo XIX, entre ellas la masonería y sus códigos iniciáticos. Caro Baroja confirmó asimismo que Víctor de Fereal -quien en 1845 publicaba junto al liberal Manuel Cuendias sobre la ejecución del último "garduño", Francisco Cortina, en la Sevilla de 1821- era en realidad el seudónimo de una mujer, Madame de Subervie.
De ese testimonio, al que cualquier internauta puede acceder a través de Google Books, procedería la inventada organización de la hermandad de la Garduña, «la hermandad de la rapiña», cuyos miembros a las órdenes de un "gran maestre" -"guapos", "fuelles", "floreadores" y otros- no son sino la trasposición del universo que Cervantes recogió en Rinconete y Cortadillo. El escritor del Siglo de Oro Alonso de Castillo Solorzano escribirá La Garduña de Sevilla y anzuelo de bolsas en el Madrid de 1642, donde Garduña no era el nombre de una sociedad secreta, sino el de una mujer.
Garduña y la Santa Inquisición
Desde sus orígenes, se ha relacionado a la garduña con la santa inquisición, ya que desde un principio la actitud de ambas organizaciones partió desde un punto de cooperación para la expulsión de los moros y de los judíos del imperio español emergente.
Con posterioridad, se cree que la Inquisición se siguió relacionando con la Garduña, en especial cuando tenían que eliminar a alguna autoridad influyente del momento. Es decir, se le encargaron los “trabajos mas sucios” que debia realizar la Inquisición, con la ventaja de ahorrarse el juicio, o en los casos que habían resuelto al reo como inocente pero de forma dudosa.
Aunque esta afirmación siempre a sido negada por las autoridades competentes, no debemos dejar de recordar que dicha sociedad surge como orden religiosa, destinada a expulsar a moros y judíos de España durante la reconquista.
El fin de la garduña y el comienzo de la camorra napolitana
Al igual que cualquier sociedad secreta merecedora de tal título, la garduña, en sus primeros siglos de vida, no tubo ningun tipo de documento escrito, y sin guardar registro alguno sobre sus actividades o componentes.
En agosto de 1822, aparece, en la escena de un crimen cometido en la ciudad de Sevilla, un manuscrito titulado “Crónicas de la Garduña” o “Libro Mayor”, en la que se daban a conocer estatutos, cuentas y tropelías llevadas a cabo por la sociedad, con la intención de redactar un manuscrito donde se elogiara a tan polémica sociedad
Tras esto, se produjo la detención, en Sevilla, de Alfonso Cortina, propietario de la vivienda donde se cometió el crimen y supuesto lider de la organización, el cual fue ajusticiado y ejecutado, junto a varios de sus lugartenientes, en días posteriores.
Lo cierto es que a partir de ese momento, se persiguió y ejecutó a todo aquel que tenía contacto con la asociación, la cual, por aquel entonces, contaba con aproximadamente 26.000 personas entre hombres y mujeres.
Tras la persecución que sufrieron a lo largo del siglo XIX, muchos historiadores afirman que algunos miembros de la cúpula pudieron escapar a Nápoles donde se reorganizaron dando origen a la camorra napolitana que ha logrado llegar a nuestros días.
Por último, destacar, que aunque muchos investigadores e historiadores afirman que los archivos de Toledo y Sevilla contuvieron ciertos documentos de la Garduña, la verdad es que no se conserva ningun dato al respecto y tales documentos, jamás han sido hallados, lo cual hace que aumente la creencia de que dicha sociedad nunca llegó a existir.
Sea como sea, con su carga de folletín del siglo XIX, con sus anzuelos a realidades históricas como el lumpen toledano del XV y los códigos de honor de los imaginarios Osso, Mastrosso y Carcagnosso, La Garduña se agita de algún modo en el mundo de sombras del Casco Histórico. Mire bien bajo la cama al acostarse.
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