En el siglo XI, los territorios musulmanes en España que formaban un emirato se encontraban divididos en numerosos reinos conocidos como taifas. El rey Alfonso VI de León y Castilla aprovecharía esta división en los musulmanes para llevar a los reyes de las taifas vecinas a pagarles un tributo.
En 1081 un grupo musulmán con base en Toledo solicitó que estos pagos terminaran, lo cual fue el pretexto para que Alfonso VI procediera al asedió de la ciudad.
Alfonso VI, que tuvo por vasallo al Cid, vivió entre los años 1040 y 1109. Fue rey de León (1065 – 1109) y Castilla y Galicia (1072 – 1109). Se le apodaba el Bravo y era hijo de Fernando I de León (1035 – 1065) y de Doña Sancha de León.
Alfonso VI, tras la muerte de su padre, acaecida el 27 de diciembre de 1065, adquiere el Reino de León, que el reino de Castilla cae en manos de su hermano primogénito Sancho.
El hermano menor, García, recibió Galicia. Sancho desde un primer momento, tuvo grandes ambiciones expansionistas y a estos deseos tuvo que enfrentarse Alfonso.
Las disputas entre ambos hermanos se desarrollaron pacíficamente hasta la muerte de la madre de ambos acaecida en el año 1067. Desde ese momento dieron comienzo las disputas.
El hermano menor, García, recibió Galicia. Sancho desde un primer momento, tuvo grandes ambiciones expansionistas y a estos deseos tuvo que enfrentarse Alfonso.
Las disputas entre ambos hermanos se desarrollaron pacíficamente hasta la muerte de la madre de ambos acaecida en el año 1067. Desde ese momento dieron comienzo las disputas.
Sancho no aceptaba el testamento de su padre y pretendió apoderarse de los territorios que habían sido legados a sus hermanos.
Derroco con facilidad a su hermano García, y tras las batallas de Llantada en 1068) y Golpejera en 1072, Alfonso cae prisionero de Sancho, haciendo este con la corona leonesa.
Alfonso es encarcelado en Burgos, aunque logra fugarse para refugiarse según algunas versiones en Toledo bajo la protección del rey taifa.
Sin embargo otras versiones explican que se le obligó a ingresar en el monasterio de Sahagún de donde huyó gracias a la ayuda del abad y del conde Pedro Ansúrez.
Derroco con facilidad a su hermano García, y tras las batallas de Llantada en 1068) y Golpejera en 1072, Alfonso cae prisionero de Sancho, haciendo este con la corona leonesa.
Alfonso es encarcelado en Burgos, aunque logra fugarse para refugiarse según algunas versiones en Toledo bajo la protección del rey taifa.
Sin embargo otras versiones explican que se le obligó a ingresar en el monasterio de Sahagún de donde huyó gracias a la ayuda del abad y del conde Pedro Ansúrez.
Las aventuras y ambiciones de Sancho no llegarían mucho mas lejos y gracias a su por un caballero leonés, durante el asedio de Zamora, lo cual le permitió a Alfonso VI recuperar el trono y reclamar para sí el de Castilla, al no dejar Sancho herederos.
Estos acontecimientos serían aprovechados por García para recuperar el trono gallego, aunque un año después, en 1073, sería nuevamente derrocado y encarcelado de por vida.
Estos acontecimientos serían aprovechados por García para recuperar el trono gallego, aunque un año después, en 1073, sería nuevamente derrocado y encarcelado de por vida.
Desde ese momento, Alfonso concentró todo los territorios y comenzó a expandirlos hacia territorio musulmán dentro de una campaña que combinaba la presión militar y económica. La muerte del monarca navarro Sancho Garcés IV, en 1076, permitió la anexión de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y La Bureba. En 1077 Alfonso, adopta el título de Emperador.
Con las miras puestas en Toledo, Alfonso comenzó la campaña para hacerse con la ciudad.
Al principio, Alfonso llevó a cabo una práctica de presión económica mediante lo que se conoce como sistema de parias, un método por el que gracias a su ventaja militar, obligaba a la mayoría de los reinos de taifas de la España musulmana a pagarle tributos.
Alfonso se aprovechó de la petición de ayuda del rey taifa de Toledo, al-Qadir, en la que solicitaba ayuda contra un usurpador que le había apartado del poder.Alfonso además se benefició de que ningún rey taifa acudió en ayuda de al-Qadir lo mejoró aún mas la ya ventajosa situación militar inicial de Alfonso.
El asedio de Toledo se desarrolló entre Otoño de 1084 y mayo de 1085. Las primeras medidas que tomó Alfonso VI, fueron tan drásticas como tan poco dignas del código caballeresco medieval. Comenzó arrasando los campos lo cual provocó una hambruna creciente en toda la región.
Toledo no tardó en caer y tras la victoria acaecida el 25 de mayo de 1085 el monarca se autoproclamó emperador de ambas religiones.
Se trataba de la ciudad más grande tomada por los cristianos hispanos y sus gobernantes, fueron la primera dinastía musulmana en ser destronada por un ataque cristiano. Toledo también tenía un gran valor estratégico. El geógrafo musulmán al-Himyari lo denominó como “el centro del país”. Esta conquista supuso el pistoletazo de salida de los ataques cristianos en territorio árabe.
Con la toma del reino de Toledo, se inició a su vez una nueva campaña militar más amplia contra las taifas de Córdoba, Sevilla, Badajoz y Granada, desde ese momento directamente amenazadas por Alfonso.
Los nuevos y graves acontecimientos que se les presentaban por entonces a los musulmanes, a los reyes de taifas de Sevilla, Granada, Badajoz y Almería a solicitar ayuda a los almorávides. Estos acuden en su ayuda y bajo el emiralmorávide Yusuf ibn Tasfinm vencen consecutivamente a Alfonso VI en las batallas de Zalaca de 1086, Consuegra de 1097 y Salatrices de 1106. Gracias a esta mejora en la situación musulmana, los almorávides sitian varias veces Toledo, pero no consiguen hacerse con la ciudad.
Alfonso VI pasaría los últimos años de su reinado tratando de impedir que los almorávides alcanzaran una posición aún más favorable y tratando de mantener la presión sobre estos aunque no obtuvo grandes resultados.
Por otro lado, los reinos de taifas del sur de España, y el de Denia, serían ocupados por los almorávides, que derrotaron una vez más al monarca en Uclés en el año 1108. En la batalla perdería la vida su hijo varón Sancho Alfónsez, lo que llevaría a su hija, la infanta doña Urraca a heredar la corona. La otra hija de Alfonso, Teresa, se quedaría con el condado portu cálense y mas tarde bajo control del hijo de esta, Alfonso Raimúndez se terminaría convirtiendo en el Reino de Portugal.
Alfonso VI, moriría en Toledo y se le enterraría en el Monasterio de Sahagún. Esta villa a la que apreciaba mucho el monarca, le fueron concedidos una serie de privilegios en el denominado Fuero de Sahagún. Alfonso al mismo tiempo, consolido en gran manera al monasterio de la orden de San Benito, tanto que, durante el reino de este, la zona alcanzaría la mayor prosperidad tanto de la villa como del monasterio. Tiempo después, incluso se llegaría a fundar su propia universidad.
Gracias Alfonso VI también se consolidó en gran manera la seguridad del Camino de Santiago y tras la toma de Toledo, se sustituyó la liturgia mozárabe o toledana por la romana.
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